No siempre lo legal es justo, y no siempre lo justo es legal.

11/03/2002
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El gran pensador que fue Henry Thoreau, inspiró a muchas personas y generaciones con sus propuestas de oponerse a las injusticias por medios no-violentos en defensa de los derechos civiles, profundizó en los comportamientos y valores éticos de las personas y las sociedades. Fue y es una fuente de inspiración y práctica de la búsqueda de la Verdad y la Justicia. Hubo quienes supieron descubrir en sus enseñanzas los caminos de la libertad y la defensa de los derechos de las personas y los pueblos, utilizaron la resistencia civil como método y condición de vida, entre ellos inspiró al Mahatma Gandhi. Puso en práctica la acción y la reflexión, es decir la coherencia entre el decir y el hacer. Un ejemplo de esa decisión fue durante la guerra que los EE.UU. desató contra México y que representó la pérdida gran parte del territorio del pueblo mexicano. Thoreau se opuso a la guerra que consideraban injusta y por lo tanto, había que resistirla y oponerse por medio de la no- violencia. Pasó de las palabras a los hechos negándose a pagar los impuestos para la guerra. Su actitud de rebeldía le valió la prisión que la asumió como una de las condiciones de la resistencia frente a las injusticias. Decía que, si toleramos las injusticias, terminamos siendo cómplices de las mismas. Thoreau publicó en el Instituto Tecnológico de Massachuset en 1848, un artículo dónde expone los principios y valores que toda sociedad debiera tener y los comportamientos que las personas y los pueblos debieran asumir. En síntesis dice: " Toda persona amante de la libertad debe ser respetuosa de la ley; debe respetarla y hacerla respetar; y señala que debemos tener conciencia crítica y determinar los valores de la ley que nos permite la convivencia y el respeto que nos debemos unos a otros, en toda sociedad civilizada". Hace una clara advertencia cuando dice que: "no toda ley es justa"; hay leyes que atentan contra el derecho de las personas y los pueblos, por lo tanto son leyes injustas que deben ser resistidas hasta su total nulidad porque dañan el cuerpo social y ponen en peligro la convivencia democrática. Dice que todo ciudadano consiente de su responsabilidad, tiene el derecho de oponerse a las injusticias y debe estar dispuesto a asumir las consecuencias de desobedecer las leyes injustas. ¿Cómo reconocer la ley justa de la ley injusta? ¿Lo legal de lo ilegal, lo justo de lo injusto? La lógica determina que todo lo legal debiera ser justo. Lamentablemente no es así; muchas veces lo legal es injusto, hay leyes que atentan contra el derecho de las personas y el pueblo. El Evangelio enseña que: "El no ha venido a abolir la ley, sino a confirmarla. El hombre no se ha hecho para la ley, sino la ley para el hombre". Estos valores se han alterado y despreciado, sometiendo a las personas a leyes injustas. En Argentina se criminaliza los reclamos sociales, se sancionan leyes y decretos que van contra el derecho constitucional y dañan profundamente la democracia. Podríamos señalar las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que si bien después de largos años de lucha se derogaron, no se anularon ; pasaron 18 años desde que las sancionaron durante el gobierno de Alfonsín, generando la impunidad jurídica beneficiando a los genocidas y dejando al pueblo en estado de indefensión. El "corralito financiero", que tiene acorralado a todos los medianos y pequeños ahorristas que confiadamente depositaron sus recursos en los bancos, hoy se encuentran indefensos, víctimas de los sucesivos gobiernos que sancionaron leyes injustas y que previlegiaron a los centros financieros y los bancos que se adueñaron de los ahorros del pueblo. Esto es un claro ejemplo que no siempre lo legal es justo. Es evidente que el gobierno, por mas retórica que utilice para justificar lo injustificable, su práctica no es coherente entre lo que dice y lo que hace, así lo muestra la impunidad jurídica del gatillo fácil y la corrupción. Y ha renunciado al derecho de soberanía y autodeterminación del país, entregando los recursos a manos de los grandes capitales financieros extranjeros y a la especulación de los capitales nacionales; se ha sometido a las políticas impuestas por el FMI y el BM, violando la Constitución Nacional y todos los derechos del pueblo. Ha dejado de cumplir el mandato del pueblo, de gobernar para todos por igual democráticamente. Basta ver el aumento de las enfermedades endémicas, el analfabetismo, la falta de recursos para la vida y el desarrollo del pueblo. Ha renunciado a sus obligaciones, tanto éste gobierno como quienes les precedieron. El pueblo en sus diversas manifestaciones salió a reclamar justicia, movilizándose frente al estado de indefensión en que se encuentra y con un parlamento cómplice y permisivo que antepuso los intereses partidarios a los intereses del país. Salvo muy pocas excepciones de legisladores/as que honran el mandato del pueblo. Tenemos una Corte Suprema de Justicia cuestionada y acusada de ser cómplice del poder político. Es necesario determinar el marco legal de lo justo y de lo injusto; lo verdadero de lo falso. La ley es un derecho ganado por los pueblos a lo largo de su vida histórica y la vida de la humanidad; nos permite la convivencia y el respeto que nos debemos como ciudadanos/as. El derecho a la democracia se construye en el hacer cotidiano y es una conquista de la libertad que permite alcanzar la igualdad para todos. Buenos Aires, 11 de marzo del 2002
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