Los movimientos sociales
- Opinión
“…Más tarde, de 1956 en adelante, las masas habrían de emprender de nuevo la ofensiva histórica”.
Ignacio Arturo Salas Obregón.
Manifiesto al Proletariado.
Liga Comunista 23 de Septiembre.
¿Qué son los movimientos sociales?
Desde mi punto de vista, los movimientos sociales son, en su forma más básica, una expresión del instinto de conservación de clase, de grupo social, de colectividad.
Los movimientos sociales se expresan mediante la acción conjunta de sectores de la población en torno a la realización de un propósito común, ya sea de sobre vivencia o de realización colectiva.
Evolución de los movimientos sociales
Durante los últimos 50 años, los movimientos sociales en México han venido cambiando.
El país ha pasado de las grandes movilizaciones de ferrocarrileros, maestros, médicos, de
Movimiento |
Año |
Millones |
Contra el incremento de cuotas de la UNAM |
1999 2000 |
0.2 |
Marcha del Color de |
20010 |
2 |
Movilizaciones del Campo no aguanta más |
2005 |
1 |
Contra del desafuero de López Obrador |
2005 |
1.8 |
Movilizaciones mineras a partir de Pasta de Conchos |
2006 |
0.1 |
En repudio al fraude electoral |
2006 |
3 |
Movimiento magisterial y popular en Oaxaca por deponer a Ulises Ruiz |
2006 |
2 |
Por destituir al gober precioso Mario Marín en Puebla |
2006 |
0.5 |
Contra de la nueva ley del ISSTE |
2007 |
0.5 |
Total |
|
10.3 |
Podrá haber discrepancias en cuanto a las cifras que presento, pero es evidente que no obstante la cantidad exacta de personas involucradas en el movimiento social, este sigue creciendo, marcando una nueva situación que requiere, por tanto, ser analizada con nuevos ojos.
Es previsible que en el 2008 se desatarán importantes movimientos sociales en el campo en cuanto entre en vigor el capitulo agropecuario del TLC y se abran las fronteras a la libre importación de maíz.
Así que ya no estamos hablando, cuando hablamos de movimientos sociales, de un fantasma que recorre el mundo, sino de un cuerpo vigoroso cuya piel brilla por los destellos de los machetes de Atenco, que canta alegres sones con silbido de cohetes y barricada en Oaxaca y se expresa en poesía colectiva en el corazón de la ciudad de México.
El nuevo papel de los movimientos sociales
De esta manera, en algunas partes del país los movimientos sociales ya han dejado de ser algo ajeno, territorio árido de los inconformes solitarios, para convertirse en identidad colectiva en “nosotros”, en “vamos pues compañeros”.
Con la irrupción de millones de participantes se ha empezado a romper en el imaginario colectivo, con la ecuación
y si bien la ecuación
sigue estando presente en el diccionario de la voz del pueblo, millones de personas se han dado cuenta ya con claridad que la política es algo tan serio e importante, que no es posible seguir dejándola en manos de los políticos.
Los movimientos sociales avanzan en México no sólo en cantidad, sino también en su profundidad. Hemos pasado de movimientos mayoritariamente compuestos por hombres a movimientos en donde se observa la equidad en cuanto a la participación de hombres y mujeres, (Pasta de Conchos, Atenco, Puebla, CGH); y de movimientos con un perfil de participantes en un rango estrecho de edad, como los movimientos estudiantiles y sindicales, a movimientos donde las abuelas detienen las tanquetas de
Para decirlo de otro modo, hemos pasado de movimientos que, según el sistema prevaleciente (o sea, la tele, la iglesia, los capitalistas y el gobierno), están compuestos por personas que provienen de familias desintegradas, a movimientos donde las familias completas son la base estructural de marchas, bloqueos y plantones, como en el reciente caso del movimiento en contra del fraude electoral y la insurrección popular en Oaxaca.
Caracterización de los movimientos sociales
Y sin embargo, cuando preguntamos en México: ¿Qué son los movimientos sociales? Una voz poderosa y “autorizada”, o sea, la televisión, nos contesta que los movimientos sociales no son más que un puñado de revoltosos que cierran calles, con el propósito de que las personas “normales”[1] lleguen tarde a su trabajo o a sus negocios.
En términos de conductor de programa de televisión, los movimientos sociales son un conjunto de nacos, que no tienen otra ocupación más que afear la ciudad, con demandas ridículas y procedimientos absurdos.
Y esta forma de ver las cosas tiene una explicación. Es tan exitoso el crecimiento de los movimientos sociales, que la clase que detenta el poder ha pasado del absoluto desprecio frente a estos, al más feroz odio de clase, que se expresa en la promoción de linchadores fascistas como conductores predilectos de radio y televisión y en la exigencia de aplicar todo el peso de la ley --como ellos dicen-- contra los atencos, los appo, y contra Andrés Manuel López Obrador.
Es tan grande e insistente el ataque de los medios de comunicación masiva contra los movimientos sociales y la lapidación de los elementos destacados por el mismo movimiento, que, a 7 años de la creación por los medios del villano “ultra” favorito, hay comunidades campesinas en Quintana Roo, que aún están muy preocupadas por el inminente arribo del Mosch a sus tierras, quien llegará según sus últimas noticias, con el fin de causar disturbios.
Estrategias de represión a los movimientos sociales
Desde su inicio, este nuevo “régimen del cambio” en México, se ha estado caracterizado por la represión a los movimientos sociales.
Desde el 6 de febrero del 2000, antes de que se cumplieran cuarenta días y cuarenta noches del nuevo milenio, el movimiento de los estudiantes de
Y es que la lógica del sistema frente a los movimientos sociales es simple, se trata de destruirlos, en el pasado mediante la represión directa y ahora que eso no es suficiente, también mediante las ondas de radio y televisión.
Estrategia uno: Los movimientos sociales no existen
Una de las primeras estrategias gubernamentales para destruir los movimientos sociales es confundir, diluir, sustituir en el imaginario colectivo el concepto de movimiento con otros conceptos diferentes como dirigente, organización, o geografía, así, movimiento indígena es suplantado en los medios por comandante Marcos, en lugar de decir EZLN se dice Marcos, en lugar de decir movimiento cívico de rechazo al fraude electoral se dice “López Obrador”; el movimiento de Oaxaca es sustituido por las siglas APPO y a su vez
Y aunque parece tonta esta estrategia de avestruz, da resultados. Todavía hay gente en este país que a un año de las elecciones y a casi 3 del inicio del movimiento contra el desafuero, creen que fue el PRD quien puso López Obrador como candidato presidencial.
Una vez suplantado el movimiento por sus representantes más visibles, se busca en la personalidad de estos, elementos que sirvan para denigrar al movimiento. No es necesario que lo que se dice acerca de Flavio Sosa, de Ignacio del Valle, del Mosch, del Diablo, o en su momento de Genaro Vázquez, de Miguel Ángel Barraza, sea cierto, basta con que sea factible o al menos creíble en el imaginario colectivo.
Y si el movimiento social es lo suficientemente horizontal de tal manera que no hay posibilidad de suplantarlo por un líder a quién golpear, entonces el movimiento mismo será directamente vilipendiado. Así, los movimiento estudiantiles, serán, gracias a los medios de comunicación, “los porros”, “los ultras”, “los cegeacheros”, los “pseudo estudiantes”. El movimiento de los pueblos en defensa de la tierra, serán “los macheteros de Atenco”; el movimiento ciudadano de rechazo al fraude electoral, serán “los perredistas”, “los acarreados de López Obrador”, etc.
Así, los movimientos sociales dejan de existir como concepto vivo y legítimo, y se convierten mediante la manipulación mediática en un puñado de gente enferma de la cabeza, seguidos por una determinada cantidad de personas tontas. Todo un caso para la psicología.
Otra estrategia es la represión masiva.
Una vez decretada la inexistencia de un movimiento social, el Estado pasará a la represión violenta, armada, fatal, como supuesta respuesta al reclamo que le hace “la sociedad”, es decir la televisión, de “imponer el orden” y rescatar los derechos presuntamente violados de los inocentes ciudadanos.
No me voy a detener mucho en esto, aquí en la ponencia escrita les dejo un cuadro que resume las represiones a cargo del actual Estado mexicano, que tengo registradas, y que son tantas que nos pasaríamos todo el día analizándolas.
Fecha |
|
Masacre de la obreras de Cove |
21 de septiembre de 1941 |
Represión a la huelga del IPN |
marzo de 1942 |
Represión a los mineros de Nueva Rosita y Cloetes |
10 de abril de 1951 |
Masacre de la Alameda Central contra el movimiento ‘Henriquistas’ |
7 de julio de 1952 |
Represión al movimiento ferrocarrilero |
Junio y julio de 1958 |
Represión al movimiento de telegrafistas |
4 de agosto de 1958 |
Represión al movimiento de trabajadores petroleros |
26 de agosto de 1958 |
Represión al movimiento magisterial. |
septiembre de 1958 |
Represión al movimiento de los ferrocarrileros |
29 de marzo de 1959 |
Represión al movimiento de la Asociación Cívica Guerrerense y de la población en Chilpancingo |
30 de diciembre de 1960 |
Masacre de Xochicalco contra Rubén Jaramillo y su familia |
23 de mayo de 1962 |
Represión en contra del movimiento de la Asociación Cívica Guerrerense en Iguala. |
30 de diciembre de 1962 y principios de 1963 |
Represión al movimiento médico |
2 de diciembre de 1964 |
Masacre de Madera Chihuahua |
23 de septiembre de 1965 |
Represión al movimiento estudiantil de Sonora |
Febrero de 1967 |
Masacre de Atoyac |
18 de mayo de 1967 |
Masacre de copreros en Acapulco |
20 de agosto de 1967 |
Represión al movimiento de estudiantes de la Universidad Benito Juárez en Tabasco |
29 de julio de 1968 |
Masacre de Tezopaco Sonora |
9 de septiembre de 1968 |
Masacre de Tlatelolco, represión al movimiento estudiantil en la ciudad de México |
Julio-noviembre de 1968 |
Masacre de San Cosme |
10 de junio de 1971 |
Masacre de Nepantla, Estado de México |
14 de febrero de 1974 |
Masacre de San Ignacio Rió Muerto Sonora |
23 de octubre de 1975 |
Guerra Sucia contra el movimiento de oposición armada |
1969 hasta la fecha |
Masacre de Ocosingo, Chiapas |
Enero de 1994 |
Masacre de Aguas Blancas, Guerrero |
28 de junio de 1995 |
Masacre de Acteal, Chiapas |
22 de diciembre de 1997 |
Masacre del Charco, Guerrero |
7 de junio de 1998 |
Masacre del Bosquem Chiapas |
10 de junio de 1998 |
Ocupación de la Normal del Mexe, Hidalgo |
19 de febrero de 1999 |
Toma de la PFP de las instalaciones de la UNAM, represión al movimiento del CGH |
6 de febrero 2000 |
Represión al movimiento de Tlalnepantla Morelos |
Febrero 2004 |
Represión al movimiento contra la instalación de un Wall Mart en el casino de la Selva de Cuernavaca |
2003 |
Represión al movimiento contra la instalación de un Wall Mart en Teotihuacan |
2005 |
Represión al Pueblo de Tlahuac, Distrito Federal |
2005 |
Represión al movimiento altermundista en Cancún |
2005 |
Represión al movimiento altermundista en Monterrey |
2005 |
Represión al movimiento altermundista en Guadalajara |
28 de mayo del 2004 |
Represión al movimiento contra la crueldad a los animales, en la Plaza de Toros México |
6 de Febrero del 2006 |
Represión a la huelga de Sicartsa, en Lázaro Cárdenas, Michoacán |
2006 |
Represión al Frente de Pueblos en defensa de la Tierra de Atenco |
3 y 4 de mayo 2006 |
Represión al movimiento magisterial en Oaxaca |
14 de junio del 2006 |
Represión al movimiento popular de Oaxaca |
25 de noviembre del 2006 |
Represión al movimiento en repudio a la visita de George Bush, en Yucatán |
2007 |
Represión al movimiento contra la Minera San Javier en San Luis Potosí |
1 de mayo del 2007 |
En total las acciones represivas, masivas y fatales, registradas son 45, cada una de ellas con distintas cantidades de muertos, heridos, detenidos y desaparecidos, que en conjunto llegan a contarse en miles. La cantidad de funcionarios o responsables que se encuentran en la cárcel con motivo de esas agresiones es de CERO. También todo un caso para la psicología.
A estos datos hay que agregar la represión selectiva contra las figuras prominentes de los distintos movimientos sociales que igualmente pueden ser contabilizados por miles.
Así que cuando alguien me dice: “Estado de Derecho”, yo digo: “Ja, Ja, Ja.”
Una tercera estrategia gubernamental es generar la desconfianza social e interna.
El sistema pretende inducir constantemente al resto de la sociedad a la conclusión de que los movimientos sociales no valen la pena, la clase burguesa manda el mensaje: “no sirven de nada, todo sigue igual”, “los únicos beneficiados son los dirigentes, los cuales ya están comprados”, “todo es un montaje”.
Y el Estado no escatima recursos por reforzar, mediante las técnicas de contra información estas conclusiones en el imaginario colectivo. Así los periódicos publicaron en su momento la foto de Rubén Jaramillo abrazado de Adolfo López Mateos, pero no publicaron la foto de su cadáver y el de su familia acribillados por el Ejército Mexicano. Así en diciembre de 1974 el mismo gobierno alienta la leyenda de que en realidad Lucio Cabañas no ha muerto en combate, sino que está en Cuba, como resultado de un acuerdo, que como se demostró más tarde, nunca existió.
El mismo sistema alienta y divulga la idea de que toda la guerrilla estuvo desde el principio infiltrada, organizada o dirigida por la policía, en este caso reforzando las versiones de algunos partidos políticos de izquierda electoral ahora ya extinguidos, quienes afirmaban que el movimiento armado socialista de los 70s y 80s solo era una provocación para quitarles su registro como partido electoral.
Ya más recientemente el movimiento magisterial y ciudadano de Oaxaca del 2006 es una prueba contundente de esta estrategia gubernamental, Enrique Rueda pasa de la máxima dirección del movimiento magisterial al papel de judas mediante la exhibición de recibos de dadivas que el mismo gobierno le otorgó… y luego, al más puro estilo de Carlos Ahumada, difundió ampliamente.
En realidad el moderno sistema de dominación se mantiene vivo, no precisamente debido a la fuerza de las armas, sino debido al escepticismo y desconfianza que el mismo sistema ha logrado imponer al conjunto de los movimientos sociales.
Vistos por separado los movimientos sociales del 2000 para acá, es bastante entendible que no hayan logrado el triunfo, pero la pregunta es ¿Por qué tienen que ser vistos por separado si un análisis rápido nos arroja que coinciden plenamente en cuanto a sus motivaciones y propósitos? Más aún cuando un análisis incluso muy elemental, nos arroja que juntos estos movimientos pudieron haber vencido, implantando con ello una correlación de fuerzas a su favor en el escenario nacional.
La desconfianza sembrada al interior de los distintos movimientos por el mismo sistema, ha sido determinante para que los movimientos no logren su propósito y así Mario Marín se la pase impune cogiendo sus boteniñas de coñac, Ulises Ruiz hable cínicamente de estado de derecho, Calderón convierta las boletas electorales en papel higiénico, y el Ejército Zapatista siga cercado por el ejército y los paramilitares.
Con un poco de ayuda desde dentro, ya sea voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente, el sistema ha logrado imponer en los movimientos antagonismos entre antigobiernistas y anticapitalistas; entre electorales y antielectorales; entre resistentes y encapuchados; y con esto ha logrado quitar de la agenda de discusión el derrocamiento de la dominación burguesa y seguir salvando el pellejo.
No son los movimientos en sí los que ponen en la orden del día las diferencias para convertirlas en antagonismos. Los movimientos sociales son intrínsecamente plurales, ya que son, y solo pueden ser, resultado del encuentro de coincidencias entre personas que tienen una distinta formación. Esta división más bien es producto del trabajo del sistema, que no duda en inflar y sobredimensionar a los dirigentes naturales, haciéndolos temporalmente estrellas de televisión en horarios estelares, huespedes de las primeras planas de los diarios y privilegiándolos como interlocutores únicos, para posteriormente fortalecer las pugnas internas que deriven en la ruptura de los movimientos sociales.
Como ya dijimos, la dominación de clase, la prevalencia de los oligarcas contra el resto de la sociedad, está basada en la desconfianza contra todo aquel que levante su voz y luche. Mientras cada ciudadano desconfié y desprecie a su vecino, la dominación de los criminales seguirá en pie.
De la dictadura perfecta a la dictadura
El “nuevo” gobierno de Calderón de regreso al autoritarismo fascista
Si bien, la represión gubernamental ha sido una de las características esenciales en el trato a los movimientos sociales, hay que notar un giro histórico a partir de la represión a huelga de Sicartsa en Lázaro Cárdenas Michoacán a principios del año pasado.
Históricamente el Estado mexicano ha venido variando su política en cuanto a los niveles de “apertura”, tolerancia o permisividad al respecto de los movimientos sociales. Si establecemos una gráfica que va de más tolerancia a un mayor autoritarismo a lo largo de los últimos 50 años, encontramos que del 52 al 76 se estableció una etapa que podemos definir como autoritarismo desfachatado, en donde la represión es evidente ante la sociedad y no importan las formas, ni los procedimientos legales. Al Estado le importa poco la opinión que sus acciones represivas concitan en la sociedad.
A partir del 76, en pleno auge de la guerra sucia, nos encontramos con un periodo de supuesta “apertura democrática”, en la que se establece la llamada “reforma política”, leyes de amnistía y la coptación de cuadros del movimiento social al aparato gubernamental. Esta etapa ha sido identificada por diversos personajes como etapa o inicio de un “régimen de transición” hacia lo que a cada cual apetecía. Se habló de una transición hacia la democracia, hacia un Estado de Derecho, hacia un régimen de partidos, y algunos hasta llegaron a afirmar que era una forma de transición hacia el socialismo o hacia un régimen popular.
Aunque esencialmente la represión hacia los movimientos sociales se mantuvo y llegó a niveles de crueldad inauditos, al Estado le importaban “las formas”, se empezó a hablar de “respeto a las garantías individuales”, y se formó
Esta etapa de “transición” hacia lo que sea que uno sueñe ya terminó mediante un proceso de Estado que inicia con la represión a los trabajadores de Sicartsa en Lázaro Cárdenas Michoacán, pasa por la represión del 3 y 4 de mayo al pueblo de Atenco para cerrar con bombas y platillos el 25 de noviembre con la represión al alzamiento popular en Oaxaca. Este proceso de cierre de etapa, que marca también el inicio de una nueva era, no es más que el regreso grotesco a la represión gubernamental al estilo del tristemente celebre asesino Gustavo Díaz Ordaz.
Así terminan los sueños guajiros de “transición” en México y regresamos de lleno a la represión fascista a los movimientos sociales.
Del 2006 para acá, como si Goebbels hubiera renacido, la represión a los movimientos sociales ha venido acompañada de una amplia cobertura televisiva, podemos ver en vivo y en directo, en demoledora argumentación visual, todos los porqués de la “necesidad” de reprimir a los movimientos sociales, en cambio no podemos ver ni por equivocación en la pantalla chica cuales son los motivos de estos.
Como en la guerra de los Balcanes, el botín de guerra regresa como estímulo a la fidelidad y complicidad de militares y policías. Los prisioneros, pero particularmente las prisioneras son vejadas sexualmente por las tropas de manera sistemática. No se trata de hechos aislados, sino de una política de Estado tolerada por Fox en Atenco y ordenada por Calderón en Oaxaca, que ya adquiere carta de naturalización en la campaña del Ejército mexicano supuestamente contra las drogas, y en la ocupación que hace de las regiones indígenas.
Ya se trate de jóvenes mujeres activistas, de esposas de supuestos narcotraficantes o ancianas indígenas, el Ejército mexicano alimenta la inhumanidad de sus soldados y humilla a sus “enemigos”, tolerando el botín de guerra que representa disponer por la fuerza de las armas, del cuerpo y la sexualidad de mujeres detenidas.
Si bien estos procedimientos ya se usaron de manera sistemática durante la represión al movimiento armado socialista de los 70´s, este tipo de prácticas era reservado contra las mujeres guerrilleras o para las esposas o madres de los combatientes revolucionarios. Sin embargo, en la época “del cambio”, esto ya es la moda, “es lo de hoy”, y es para todos, al cabo que para eso “tenemos” una Comisión de Derechos Humanos experta en desaparecer semen miliciano.
Y al respecto de la tortura contra prisioneros de los movimientos sociales, el “régimen del cambio” de Fox-Calderón, también ha establecido innovaciones. En el pasado las torturas estaban reservados a los combatientes revolucionarios y a sus familiares. En cambio los participantes de los movimientos llamados de “masas”, “legales” o “abiertos”, si bien eran sometidos a golpizas, no había propiamente una tortura física sistemática. A partir de la represión del 25 de noviembre 2006 en Oaxaca, o tal vez antes, las cosas ya cambiaron. Mi hijo Alberto, de 22 años fue detenido en el marco de esas movilizaciones y plática un hecho en el que coinciden otros detenidos. Todos ellos fueron torturados y cuando pregunté qué es lo que quería saber la policía, qué les preguntaban, puesto que ellos simplemente fueron parte de un movimiento masivo, contestaron que nada.
No se si logro expresar mi desconcierto. En el pasado el Estado torturaba para obtener información vital para seguir haciendo detenciones, para conocer planes y modos de operación, para obtener confesiones, en el presente la tortura al movimiento social, es por la tortura misma, simplemente, por el placer de ser. Vaya, otro caso más para la psicología.
Claro que antes de Sicartsa, Atenco y Oaxaca ya había síntomas del fin del llamado “régimen de transición” y del inicio de la etapa actual de autoritarismo fascista. No podemos, y no debemos, olvidar la temprana represión del gobernador Estrada Cagigal en contra del pueblo de Tlalnepantla Morelos, ni la represión ordenada por el actual secretario de gobernación contra los manifestantes altermundistas el 28 de mayo del 2005 en Guadalajara, ni la represión en Cancún durante la cumbre de
Tal vez la diferencia entre el autoritarismo de los 60´s y 70´s y el autoritarismo actual este marcado por la cobertura que los medios de comunicación y particularmente la televisión hacen de estos. Mientras en el pasado los movimientos sociales y las acciones represivas eran escasa o nulamente mencionadas, en la actualidad los movimientos sociales son machacados hasta el cansancio por la tele, en una maniobra por concitar a su linchamiento y justificar la represión gubernamental.
La necesidad de los movimientos sociales
Sin embargo, los movimientos sociales son un signo de la salud de un pueblo. Ahí donde no hay movimientos sociales hay putrefacción social, simple y sencillamente. Una sociedad sin movimientos sociales es una sociedad que no se cuestiona a si misma, que no progresa. Las sociedades no maduran en frió, ni por medio de decretos. Las sociedades que no tienen vigorosos y candentes movimientos sociales se ven en la necesidad de exportar a sus mejores hombres y mujeres para que se echen un clavado en Chiapas, en Oaxaca en cualquier parte del mundo donde se combata por un mundo mejor. En realidad no es un asunto de folclore que Chiapas y Oaxaca tengan más visitantes extranjeros jóvenes y brillantes que Teotihucán. Las sociedades donde los movimientos sociales fueron aniquilados por la reiterada y absoluta represión, cuando está cesa entran en una crisis profunda de falta de “cuadros” para enfrentar los nuevos retos. ¿Y ahora a quién ponemos de presidente?, se preguntaba la gente hace dos años durante la crisis en Argentina.
Por eso parece que la sociedad evoluciona a saltos, porque en realidad el ritmo de su crecimiento está vinculado a la aparición, fortaleza y profundidad de sus movimientos sociales. Imaginemos una Francia actual sin haber pasado por la toma de
Más aún imagínense este México sin la insurrección armada de los indígenas de Chiapas, el prototipo indígena seguiría siendo el Indio Regulo, Chano y Chón, o
Pero además, los movimientos sociales son una necesidad formativa concreta. Mediante ellos la gente logra conocer la sociedad en la que vive y descubre el carácter irreconciliable entre sus intereses y los de la burguesía[2]. La gente aprende historia, política, leyes, comunicación, psicología, ciencias militares, de manera intensiva. Durante los movimientos sociales, empieza “normal” y termina hablando de tácticas y estrategias, de coyunturas y perspectivas históricas.
El movimiento social, que antes dividía y rompía a las familias, ahora gracias a su propio desarrollo es el campo de cultivo para establecer lazos familiares más sólidos y profundos. Si antes la típica familia del D. F. se reunía en horario triple A en torno a la televisión para mirarse de soslayo y entablar una comunicación en base a monosílabos durante los comerciales, con el movimiento del 2006 nietos y abuelos se encuentran en las calles y se re-conocen como antes no se habían considerado, como ciudadanos.
La expresión: “orale con la abuela, quien la viera mentando madres al gobierno” de los jóvenes antiespurios, tiene un profundo carácter de educación cívica que difícilmente alguna escuela o libro podría proporcionar.
Es doloroso y tal vez se preste a severas críticas desde el rigor de la psicología, pero yo creo que además los movimientos sociales son una necesidad vital. Yo tengo la hipótesis, y me arriesgo a comentarlo ante ustedes que si saben esto, que por ejemplo, si no se hubiera dado el fuerte movimiento pos electoral, luego de los resultados del 2 de julio del 2006, particularmente si la gente mayor no hubiera podido expresar su coraje por ejemplo tomando el Paseo de
Triunfos y derrotas de los movimientos sociales
Y todas estas virtudes de los movimientos sociales se incrementan cuando triunfan. De ahí que el sistema trate de implantar en el imaginario colectivo la noción de la derrota, como apellido de todo movimiento social.
Una visión de movimientos sociales eficientes y eficaces, que logran sus propósitos es absolutamente subversiva e inaceptable para el sistema. Cualquier lista que hagamos de movimientos sociales en México puede, en la lógica del sistema, ir acompañado del sello de . FRACASADO . Así, cuando decimos movimiento del 68, decimos también dos de octubre, cuando decimos movimiento guerrillero, decimos guerra sucia, cuando decimos CGH, decimos también 6 de febrero, cuando decimos Atenco, decimos 3 y 4 de mayo, cuando decimos Oaxaca, decimos 25 de noviembre y así sucesivamente en todos los casos. Como dijo María Purísima. Ni para que intentar un nuevo movimiento.
Pero. ¿Cómo es que todos los movimientos fracasan y sin embargo, el movimiento sigue creciendo llegando a contarse en millones de participantes como ya lo demostramos al principio de esta exposición? Definitivamente aquí hay algo raro.
Pues bien, aún cuando estos movimientos han sido reprimidos a sangre y fuego y no han logrado el 100% de sus propósitos, su sola existencia ha permitido el crecimiento de la conciencia y organización de la población y aún con la masacre han coadyubado a la generación de más grandes y vigorosos movimientos sociales. El movimiento del 68 no nació de si mismo. Al reprimir al movimiento Ferrocarrilero del 58 el Estado estaba generando, aún cuando no era estas su intención, las condiciones de un movimiento mayor. Al reprimir a los jóvenes del 68, el gobierno solo estaba generando las condiciones para el surgimiento o fortalecimiento de un movimiento armado socialista. Al reprimir a la guerrilla, el Estado mexicano, solo estaba generando las condiciones para un levantamiento cívico como el del 88 y el 2006. Los movimientos sociales no se crean ni se destruyen, solo se transforman. Habría que acabar con las condiciones de injusticia social que los generan, o acabar con toda la población para que en verdad los movimientos sociales pudieran ser eliminados.
Aún Ignacio Arturo Salas Obregón, teórico de la organización que seguramente ha realizado la crítica más radical al capitalismo en México, llegó a reconocer la posibilidad del triunfo, sin comillas, de los movimientos sociales, particularmente de los movimientos proletarios, señalando como condiciones para que estos triunfos se den, el que se debilite “parcialmente al enemigo … y el proletariado alcance un desarrollo superior en su conciencia, en su disposición de combate, en su organización, en sus propias acciones político-militares”.[3]
Claro que victorias, victorias, lo que se dice victorias, solo tenemos dos en la historia contemporánea de los movimientos sociales en México. La del Frente de Pueblos en Defensa de
Lamentablemente, como lucha del pueblo, dirigida por el pueblo, en pos de los objetivos planteados por el pueblo, solo tenemos el antecedente de la victoria en la batalla de
No es de extrañar entonces, el odio y la feroz represión que ha recibido el pueblo de Oaxaca, de Atenco, así como los activistas del DF y otras partes del país. Han cometido el pecado mortal de demostrar que el gobierno y sus fuerzas represivas son derrotables. Han demostrado que los movimientos sociales pueden triunfar, así sean sus triunfos relativos o temporales.
Pero aún los movimientos que aparecen como derrotados en el imaginario colectivo deben ser reanalizados. Es claro que el movimiento de los estudiantes de
Bueno, sobre movimientos sociales hay muchísimo que decir, como la relación de estos con los dirigentes, la confusión que se plantea con la ecuación movimientos sociales igual a izquierda. Incluso, la misma definición de los movimientos sociales, si bien básica, explícitamente considerar planteamientos como los de Guillermo Almeida[4] que identifica la migración como un movimiento social conservador, pero ya será en otro espacio que podamos abordar estos temas. Entretanto sólo me queda agradecerles su atención.
- David Cilia Olmos
México D. F., a 25 de junio del 2007
[1] Tal parece que por “normales” deben entenderse aquellos individuos que a lo largo de su vida ya se han ocupado más del 90% de su tiempo libre frente a la tele.
[2] Ignacio Arturo Salas Obregón. Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario. Editorial Huasipungo. México, 2003.
[3] Ignacio Arturo Salas Obregón, Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario. Editorial Huasipungo, México 2003.
[4] Guillermo Almeida, Los Movimientos Sociales del siglo XXI. México 2006.
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