Sorprenden las similitudes entre dos personajes de la política latinoamericana. Altivo el uno soberbio el otro, no muy agraciados ambos, usan el poder para rodearse de odaliscas y se valen de sus cortesanos para pregonar sus "conquistas" a los cuatro vientos. Traicionan los fundamentos ideológicos y doctrinarios de sus propias organizaciones políticas y se matriculan con un neoliberalismo salvaje haciendo pactos obscenos con los sectores más reaccionarios de las oligarquías criollas y de los intereses transnacionales. Desconocen el diálogo democrático y los contrapesos políticos que deben existir en toda democracia y son amantes de las torceduras de brazos a los que llevan toga de Magistrados

El primero, entre pizza con champán, buscó congraciarse con los vecinos, al norte del Río Bravo, afirmando que con ese país lo unían "relaciones carnales", la imaginación hizo mofa de esa desafortunada afirmación. El segundo, con las mismas intenciones, califica a los nuevos liderazgos progresistas de Sudamérica como "manada de irresponsables, demagogos y charlatanes…"

Vanidosos, de dudosa entendedora y enfermos de protagonismo sus desplantes públicos, surgen del engreimiento y la fatuidad. Sus frecuentes bufonadas avergüenzan a sus pueblos ante la comunidad internacional.

El reinado de uno, desencadenó un huracán económico y social sin parangón. Fue historia de pérdidas y violaciones de conquistas logradas por varias generaciones. La sacudida de ajustes y los espejismos que trajeron aperturas destruyeron ilusiones productivas y ahogaron las industrias nacionales. Las privatizaciones y las promesas incumplidas produjeron despidos, hambre y miseria a un pueblo que aún en los momentos más álgidos de su duro pasado, nunca presenció escenas de niños revolviendo cestos de basura en procura de alimento.

Felizmente todo se revierte. Retorna la paz social y las oportunidades; los ciudadanos vuelven a creer, seguros de que sus hijos e hijas podrán vivir en una sociedad cada vez mejor. El país se enrumba, la alegría comienza a dibujarse en los rostros de los argentinos y un infinito regocijo invade el ambiente. Se fue el charlatán, el bufón, el engreído… ¡Gracias a Dios! La gente recupera sus trabajos, la clase media renace y reviven sus expectativas de vida. La solidaridad, siempre presente, levanta a los más golpeados para sacarlos del infierno.

Los brindis, son por los que resistieron, por los que lograron ponerse de pie, pero también por aquellos que siguen postrados, durmiendo en lugares públicos, sumidos en depresiones que no logran superar porque lo perdieron todo. Los argentinos celebran el fin de un episodio nefasto de su historia y juran no entramparse más en mensajes mesiánicos del "Síganme".

Con su "Sí Costa Rica" y "Si al TLC" el otro pretende en su reinado repetir la misma faena. ¿Argentina será el espejo? ¿O solo nos queda invocar a nuestra protectora: la Virgen de Ujarrás? Por si acaso adelantamos. ¡Virgencita de Ujarrás,…échalos pa tras"!

De rodillas,…solo ante Dios.