Santo Mapuche: Entre la Fe y la Ira
- Opinión
Ceferino Namuncura, argentino, será formalmente beatificado en diciembre. El primer mapuche en los altares ha despertado la devoción de los católicos y la rabia de sectores indígenas.
Si bien no es el primer santo con sangre indígena, la próxima beatificación de Ceferino Namuncura, marca el hito del primer mapuche en los altares Católicos. Nacido en Argentina, hijo de una madre chilena cautiva y de un cacique que llegó a ser coronel del Ejército Argentino, será declarado formalmente beato en diciembre próximo.
Namuncura, quien viajó acompañado por sacerdotes salesianos a Roma, buscando ahí una forma de mejorar la tuberculosis que lo aquejaba, falleció en la capital europea a los 18 años, allí permanecieron sus restos hasta ser trasladados a Argentina nuevamente. Tras la firma de Benedicto XVI, el pasado 7 de julio que declara a Ceferino como beato, se consuma esta etapa antes de la canonización.
A diferencia de Argentina, en nuestro país la figura de Ceferino Namuncura no despierta grandes devociones, ni popularidad ni en comunidades de iglesia, ni en sectores mapuches. En tanto, en Argentina dada la beatificación de este joven, se levantan tanto, voces de alegría en los fieles, como de rechazo por la decisión de la iglesia en algunas comunidades mapuches.
Entre quienes celebrán la beatificación, están sus familiares, quienes incluso están construyendo un templo con forma de cultrum para que descancen ahí los restos. Por ello, la familia Namuncura ha reclamado el cuerpo del sacro muchacho para que sean traslados a San Ignacio, localidad argentina cercana a Junin, donde habitan la mayoría de esta familia, encabezada por el último lonko Namuncura, Celestino de 78 años.
Desafortunadas palabras y el rechazo
“El anuncio de Jesús y su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alineación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña”, palabras de Benedicto XVI en
Y son estas palabras las que hoy dan más fuerza a dirigentes mapuches argentinos, para oponerse a la beatificación de Ceferino Namuncura. Y es que por medio de una crónica publicada en Río Negro por el vocero de
En el texto de rechazo dice además que “se lo llevaron vivo a Roma. Como lo devolvieron muerto, para disimular semejante asesinato con pérdida de la identidad incluida ¡le prometieron devolverlo con títulos de semihéroe literario!: que le llamarían beato, que le llamarían santo”. Es con ese mismo ánimo, que el texto acusa a la iglesia de constantes imposiciones, asimilándola a las dictaduras de América y dejando claro su postura contraria a “este regalo que no pidieron”.
Agrega además Nahuel que “luchamos contra estas invasiones y no aceptamos este perverso título para un hermano nuestro que murió a manos de la misma colonización. Desterrado de su "wajmapu" (tierra de origen), lo consumió la tuberculosis, esa enfermedad desconocida para nosotros”.
Santos, la sangre importa
Sumado a lo planteado por Nahuel, la beatificación de Namuncura se puede interpretar como un intento de tregua del Vaticano con los sectores americanos católicos de base que cada día se alejan más de
Hoy nos encontramos con un discurso papal desintonizado con las conversaciones en el continente. Escenario complicado y que requiere un símbolo que oxigene la tensa relación, en una suerte similar a la canonización de Juan Diego, indígena mexicano a quien se le apareció la virgen de Guadalupe y que fue canonizado por Juan Pablo II, quien también hizo un reconocimiento de los crímenes en la época de colonización.
De esta forma, la beatificación del virtuoso adolescente mapuche, no solo es motivo de reconocimiento y fe para las comunidades católicas y fieles del venerable Ceferino. Sino pasa a ser oportunidad para la reflexión, debate y conversación sobre
Del mismo autor
- Santo Mapuche: Entre la Fe y la Ira 02/08/2007