El plan de represión del Presidente Fernández
06/09/2007
- Opinión
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, populares y de la izquierda manifestaron su rechazo al nombramiento de un ex- comandante policial con un largo historial represivo a la jefatura de la Policía Nacional el pasado 17 de agosto.
El nuevo jefe de la policía, general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, se destacó entre el 2003 al 2004 como cabecilla principal de una banda de matones uniformados que sembraron el miedo en San Francisco de Macorís, en la región nordeste del país.
Fermín y sus matones concentraban su radio de operaciones en los barrios pobres, aterrorizando a sus habitantes y en particular, la población juvenil.
La banda, que de hecho funcionaba como un Escuadrón de la Muerte, pronto recibió el mote de “Los Cirujanos” de parte de los lugareños ya que su accionar represivo dejaba inválidos a cientos de jóvenes desarmados.
Un informe de prensa publicado en la pagina de Internet Clave Digital relata que, “Los llamados cirujanos disparaban a las rodillas, a las caderas o a la columna vertebral de jóvenes a los cuales acusaban de delincuencia (sic) o simplemente porque los consideraran sospechosos. Hubo casos de jóvenes que fueron inutilazados (sic) de por vida sólo porque tenían problemas personales con uno de los agentes llamados cirujanos”.
El pueblo unido
La ira de las comunidades afectadas no se hizo esperar, uniendo fuerzas para poner coto a la represión.
Luego de un sin numero de protestas, de las que se hizo eco la prensa internacional, el gobierno dominicano se vio obligado a trasladar a Fermín a Santo Domingo, la ciudad capital, donde hasta hace poco cumplía funciones administrativas.
Criminalizan la juventud
La despiadada brutalidad ejercida por “Los Cirujanos” y el general Fermín, alias “El Cirujano Mayor”, ejemplifica la política estatal que criminaliza a la juventud de los barrios marginales.
Recientemente, el fiscal general, con el tácito beneplácito de la Iglesia Católica, le declaró la guerra a la música reaggeton, la cual acusan de incitar el consumo de drogas.
Pero las contradicciones del sistema salen a la luz cuando la estigmatización del reaggeton toma prioridad mientras los pobres carecen de agua potable y electricidad, y los barrios marginales sufren la represión policial.
Anualmente, más de 300 personas son asesinadas a manos de la policía en actos de represión que las Fuerzas del Desorden Público insisten en llamar “intercambios de disparos”.
Respuesta a la protesta social
Es importante destacar dos aspectos claves que confluyeron en el súbito traslado del siniestro general Fermín desde una cómoda posición detrás de un escritorio, a la dirección nacional de las fuerzas policiales.
El primer aspecto se enmarca en la reactivación del movimiento popular en zonas rurales y urbanas a todo lo largo y ancho del territorio nacional cuyo poder organizativo tuvo lugar durante el exitoso paro nacional convocado por el Foro Social Alternativo (FSA) el pasado 9 de julio en el que fueron suspendidas las labores escolares y universitarias, y donde el comercio y el transporte público adhirieron parcialmente.
Esta jornada de lucha en contra de las políticas económicas del Presidente Leonel Fernández, que han sumido en la pobreza a más dominicanos, se llevo a cabo de forma pacifica con la única excepción del asesinato a quemarropa de un hombre a manos de la policía de Navarrete, en la provincia Santiago, con la finalidad de provocar a la comunidad, dar rienda suelta a la represión y acusar a movimiento popular de crear incertidumbre en la población.
Los planes de la policía se vieron frustrados al ver que la población no reaccionaba de forma violenta.
En declaraciones a la prensa, el vocero del Frente Amplio de Lucha Popular (Falpo) en Navarrete dijo “que esta muerte ya había sido “anunciada” por la Policía Nacional,” que en el pasado, “había proclamado que acabaría con el movimiento popular en estas comunidades”.
Pero otro factor que lleva al gobierno a recurrir a la violencia es el surgimiento de un movimiento unitario dentro de la izquierda que aspira formar una alternativa electoral, frente a los tres partidos tradicionales, y que podría restarle votos a Fernández quien busca la reelección en las elecciones de mayo del 2008.
Esta nueva correlación de fuerzas surge a partir del giro a la izquierda y el ascenso de la lucha popular en Latinoamérica y el Caribe desde el 1989 hasta la fecha de hoy.
La máscara de Fernández sobre la cara de Balaguer
No cabe la menor duda de que la clase dominante dominicana esta aunando esfuerzos para contrarrestar el crecimiento y reorganización de los movimientos contestatarios.
Es en esta lógica donde se inscribe el plan de represión puesto en marcha implementando tácticas represivas que guardad mucha similitud a las políticas de exterminio que vivió el país durante los doce años (1966-1978) del régimen derechista del doctor Joaquín Balaguer.
Ante el plan de represión de Fernández, la solidaridad de la izquierda internacional ayudara a diluir la agresión que se aproxima.
Pero es importante la construcción de un fuerte movimiento popular y sindical que sea capaz de resistir la envestida, y al mismo tiempo, reivindicar las reformas sociales que se necesitan.
- El autor es activista y actualmente reside en los Estados Unidos.
El nuevo jefe de la policía, general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, se destacó entre el 2003 al 2004 como cabecilla principal de una banda de matones uniformados que sembraron el miedo en San Francisco de Macorís, en la región nordeste del país.
Fermín y sus matones concentraban su radio de operaciones en los barrios pobres, aterrorizando a sus habitantes y en particular, la población juvenil.
La banda, que de hecho funcionaba como un Escuadrón de la Muerte, pronto recibió el mote de “Los Cirujanos” de parte de los lugareños ya que su accionar represivo dejaba inválidos a cientos de jóvenes desarmados.
Un informe de prensa publicado en la pagina de Internet Clave Digital relata que, “Los llamados cirujanos disparaban a las rodillas, a las caderas o a la columna vertebral de jóvenes a los cuales acusaban de delincuencia (sic) o simplemente porque los consideraran sospechosos. Hubo casos de jóvenes que fueron inutilazados (sic) de por vida sólo porque tenían problemas personales con uno de los agentes llamados cirujanos”.
El pueblo unido
La ira de las comunidades afectadas no se hizo esperar, uniendo fuerzas para poner coto a la represión.
Luego de un sin numero de protestas, de las que se hizo eco la prensa internacional, el gobierno dominicano se vio obligado a trasladar a Fermín a Santo Domingo, la ciudad capital, donde hasta hace poco cumplía funciones administrativas.
Criminalizan la juventud
La despiadada brutalidad ejercida por “Los Cirujanos” y el general Fermín, alias “El Cirujano Mayor”, ejemplifica la política estatal que criminaliza a la juventud de los barrios marginales.
Recientemente, el fiscal general, con el tácito beneplácito de la Iglesia Católica, le declaró la guerra a la música reaggeton, la cual acusan de incitar el consumo de drogas.
Pero las contradicciones del sistema salen a la luz cuando la estigmatización del reaggeton toma prioridad mientras los pobres carecen de agua potable y electricidad, y los barrios marginales sufren la represión policial.
Anualmente, más de 300 personas son asesinadas a manos de la policía en actos de represión que las Fuerzas del Desorden Público insisten en llamar “intercambios de disparos”.
Respuesta a la protesta social
Es importante destacar dos aspectos claves que confluyeron en el súbito traslado del siniestro general Fermín desde una cómoda posición detrás de un escritorio, a la dirección nacional de las fuerzas policiales.
El primer aspecto se enmarca en la reactivación del movimiento popular en zonas rurales y urbanas a todo lo largo y ancho del territorio nacional cuyo poder organizativo tuvo lugar durante el exitoso paro nacional convocado por el Foro Social Alternativo (FSA) el pasado 9 de julio en el que fueron suspendidas las labores escolares y universitarias, y donde el comercio y el transporte público adhirieron parcialmente.
Esta jornada de lucha en contra de las políticas económicas del Presidente Leonel Fernández, que han sumido en la pobreza a más dominicanos, se llevo a cabo de forma pacifica con la única excepción del asesinato a quemarropa de un hombre a manos de la policía de Navarrete, en la provincia Santiago, con la finalidad de provocar a la comunidad, dar rienda suelta a la represión y acusar a movimiento popular de crear incertidumbre en la población.
Los planes de la policía se vieron frustrados al ver que la población no reaccionaba de forma violenta.
En declaraciones a la prensa, el vocero del Frente Amplio de Lucha Popular (Falpo) en Navarrete dijo “que esta muerte ya había sido “anunciada” por la Policía Nacional,” que en el pasado, “había proclamado que acabaría con el movimiento popular en estas comunidades”.
Pero otro factor que lleva al gobierno a recurrir a la violencia es el surgimiento de un movimiento unitario dentro de la izquierda que aspira formar una alternativa electoral, frente a los tres partidos tradicionales, y que podría restarle votos a Fernández quien busca la reelección en las elecciones de mayo del 2008.
Esta nueva correlación de fuerzas surge a partir del giro a la izquierda y el ascenso de la lucha popular en Latinoamérica y el Caribe desde el 1989 hasta la fecha de hoy.
La máscara de Fernández sobre la cara de Balaguer
No cabe la menor duda de que la clase dominante dominicana esta aunando esfuerzos para contrarrestar el crecimiento y reorganización de los movimientos contestatarios.
Es en esta lógica donde se inscribe el plan de represión puesto en marcha implementando tácticas represivas que guardad mucha similitud a las políticas de exterminio que vivió el país durante los doce años (1966-1978) del régimen derechista del doctor Joaquín Balaguer.
Ante el plan de represión de Fernández, la solidaridad de la izquierda internacional ayudara a diluir la agresión que se aproxima.
Pero es importante la construcción de un fuerte movimiento popular y sindical que sea capaz de resistir la envestida, y al mismo tiempo, reivindicar las reformas sociales que se necesitan.
- El autor es activista y actualmente reside en los Estados Unidos.
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