De la Cumbre de Viena a la Cumbre de Lima
- Opinión
En mayo del 2008 se llevará a cabo la Cumbre de Lima, continuando la reunión de presidentes de los países de la Unión Europea con los representantes de nuestra Comunidad Andina y el Caribe, realizada en Viena en mayo del 2006.
En aquella oportunidad, la CAN y la UE trataron temas relacionados a un futuro comercial y político conjunto, revelando los andinos no tener derroteros comunes frente a los planteamientos de ir a un Tratado de Libre Comercio y retirándose Venezuela de la CAN. Bolivia, si bien en la oposición a un TLC que consideraba peligroso para sus intereses nacionales, no se apartó y quedó en la presidencia de las futuras coordinaciones andinas.
La verdad es que las discrepancias entre los países miembros de la Comunidad Andina de aquel entonces (Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela) han sido de modelos de desarrollo: los que buscaban cautelar los intereses nacionales (Ecuador, Bolivia y Venezuela) y los que fomentaban la apertura a las condiciones comerciales de la época (Colombia y Perú).
Recientemente en Tarija (Bolivia), las fuerzas andinas se han vuelto a recomponer tras el intento boliviano de no ir a negociaciones del TLC con la Unión Europea deseando excluir los llamados temas de Singapur: inversiones, propiedad intelectual y compras gubernamentales, con lo cual difícilmente se hubiera negociado un TLC. Los cuatro países conformantes de la CAN irán a las negociaciones con la UE en mayo del 2008 ingresando Chile mientras Evo Morales clama por el retorno de Venezuela para así llegar a un empate entre neoliberales y posiciones antisistema. Se ha llegado al acuerdo de respetar la situación de países con menor desarrollo comparativo, lo que se traducirá en plazos distintos para la vigencia del tratado en caso fuera aprobado. No es esto algo inusual habida cuenta que en la propia Unión Europea, que agrupa a 27 países, conviven varios con niveles desiguales. En los inicios hicieron excepciones con Portugal y España, las que ahora se extienden a Polonia, Grecia, Bulgaria o Rumania pudiéndose aplicar en el futuro a Ecuador y Bolivia.
Viena: Europa paralizada y una CAN dividida
En Viena del 2006 encontrábamos una Europa paralizada tras las elecciones en Francia y Holanda negándose a aceptar una constitución común. La CAN se mostró dividida. Pero a su vez, esta reunión reflejó a una Europa interesada en Latinoamérica acordando coordinar con la Comunidad Andina, el CARICOM, América central y el MERCOSUR. Fue un acuerdo coordinar con bloques regionales, si bien la Unión Europea tiene TLC firmados individualmente con Chile y México. Muestra, pues la UE, una mayor apertura que los EEUU diferenciándose, además, en su insistencia en los derechos humanos, en la libertad económica, política y si bien subsidian sus productos están prestos, no a una economía salvaje donde se perjudique al más débil sino que hacen políticas diferenciadas según el grado de desarrollo del país asociado. Desde el 2005, la CAN cuenta con la aprobación europea del Sistema Generalizado de Preferencias-Plus (SGP Plus), que prolonga y amplía el número de partidas (7,200) que seguirán beneficiándose del arancel 0 hasta el año 2015. Además un posible TLC CAN-UE no sólo es comercial sino que incluye el diálogo político y la cooperación para la inclusión social, temas que brillan por su ausencia en el TLC con los EEUU. Pero tal vez lo principal es esa convicción de ir a acuerdos con regiones.
Por otro lado, si la Unión Europea fuera consecuente con su declaración del respeto a la institucionalidad andina y sus mecanismos de integración, debería avalar el mantenimiento de la franja de precios para los sudamericanos. En el caso de las inversiones y servicios se reconoce una mayor flexibilidad de los europeos. De la parte andina, está la defensa del reconocimiento de los conocimientos tradicionales y la biodiversidad, debiéndose plantear que esta defensa se incluya en el cuerpo del tratado, respetando lo estipulado en el convenio de diversidad biológica. En lo ambiental, la CAN y la UE son signatarias del Protocolo de Kyoto, no así los EEUU.
Con el compromiso europeo de respetar las asimetrías, actúa la UE, sin querer queriendo, como un elemento cohesionador de la CAN.
UE-CAN: Historia y posibilidades
La UE es el segundo socio comercial de la CAN y el intercambio comercial entre ambos ha llegado a ser de más de 15,000 millones de dólares anuales, sólo que viéndolo desde el lado europeo, la CAN representa un pequeño 0.8% del total del comercio europeo.
La Unión Europea festejó el pasado 9 de mayo 50 años del nacimiento de un nuevo modelo político que permitió superar los conflictos de dos guerras mundiales y establecer la paz y la prosperidad. Hoy cuenta con 27 países y 485 millones de habitantes de diversas lenguas, tradiciones y culturas basándose en valores comunes: libertad, democracia, Estado de derecho, respeto de los derechos humanos e igualdad siendo en la actualidad el mayor donante del mundo con el 60% de la ayuda oficial al desarrollo.
El acuerdo entre la UE con la CAN y los países del Caribe se trabaja desde tres módulos: cooperación política, cooperación técnica y libre comercio. En temas de cooperación política, la UE y la CAN ya tienen un acuerdo firmado. En materia de cooperación técnica existe un buen nivel de entendimiento mientras en el tercer módulo hay que llegar al acuerdo comercial que nos permita colocar en las mejores condiciones nuestros productos.
La UE, aún cuando no ha logrado una constitución común, atiende acuerdos comerciales, tiene moneda común y programas de estudios compartidos entre sus estudiantes en diferentes países, pasajes turísticos, etc. Esta asociación alcanza sus bodas de oro en un momento en que a nivel mundial los acuerdos de conformar bloques regionales, promovidos por la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (NNUU) parecieran no avanzar más. Gracias a esta Ronda de los años 90 es que han funcionado las uniones continentales buscando estimular el libre comercio del mercado capitalista mejorando la competitividad entre los países, asegurar la productividad, el intercambio comercial y combatir la pobreza. Fueron buenas sus intenciones, pero tras quince años el hecho de que las potencias ( EEUU, UE y Japón) subsidien sus productos con el amparo estatal y pretendan así llegar a Tratados de Libre Comercio desvirtúa la competitividad y el libre comercio que no necesita de la intervención del Estado sino de la mano invisible del mercado. La intervención del Estado es la negación del libre comercio y la figura del proteccionismo pero mientras las potencias meten al Estado en la producción y la comercialización, rechazan que los países del CAN o del MERCOSUR lo hagan revelando que estos pactos de libre comercio no se dan en condiciones de igualdad sino de asimetría. No es pues libre comercio sino ingerencia del Estado a carta cabal.
Comunidad Andina, calentamiento global y recursos
Hoy, pese a los retardos de la Ronda de Doha de evitar el subsidio de los países sobre sus productos, el mundo es de bloques regionales. Así compiten mejor los países y se defienden mejor a su vez. Nuestro planeta participa, además, de la urgencia motivada por el calentamiento global que amenaza su vida y carecerá de agua potable como de petróleo en el futuro.
El agua potable se reduce concentrándose en América Latina, continente rico en recursos naturales y de gran biodiversidad. Cerca del 20% del agua potable mundial se encuentra en la Cuenca del Amazonas como en la Cuenca del Altiplano, en la Cuenca del Orinoco, De la Plata y el acuífero del Guaraní. Ello convierte a nuestra región en una zona privilegiada no sólo por su tenencia de petróleo (Venezuela es un claro ejemplo) como de gas (Bolivia), agua y biodiversidad (Perú).
En este cuadro de necesidades planetarias, nuestro continente se encuentra pleno de recursos pero dividido en varios bloques subregionales: el CARICOM, el TLCAN, CAN y MERCOSUR. Además de estos frentes, existen diversos proyectos de desarrollo como el ALBA, el IIRSA y el de los anillos energéticos.
El ALCA (Alianza Comercial para las Américas) hegemonizado por los EEUU ha sido dejado en stand by hasta mejores tiempos por sus autores tras la cumbre de Cancún. Avanza el ALBA (Alianza Bolivariana de América) que ya ha unido a Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua estando cercano el Ecuador. Chávez lanza el ALBA, la alternativa más ideológica, estratégica y opositora al ALCA estadounidense buscando una respuesta soberana de protección de las riquezas continentales inspirado en la vocación de Simón Bolívar de crear la patria latinoamericana, pero lo ha hecho en torno a su boom petrolero, abriendo juego hacia diferentes frentes (Petrocaribe incluyendo a Cuba), Petrosur. Tal vez por ello, el ALBA no alcanza a convencer a la mayoría de los países latinoamericanos sino que se impone por la necesidad de los recursos petrolíferos. Ya la Cumbre Energética Sudamericana en la Isla Margarita (Venezuela) ha creado la Organización de Países productores y exportadores de gas cuyos principales animadores son Venezuela, Argentina, Bolivia (OPPEGASUR) que ha lanzado a su vez la Unión de Países Sudamericanos. Pareciera ser que los combustibles se imponen sobre la vieja visión integracionista que nos legaran los maestros Vizcardo y Guzmán como el propio Bolívar inspirados en nuestra comunidad de territorio (somos todos vecinos y alguna vez fuimos un solo país), la comunidad de lengua, pensamiento, historia, recursos naturales y sentimientos patrios.
Los países grandes de la región (Brasil y Argentina) no tienen gas ni petróleo en cantidades y los países pequeños sí lo tienen. Estamos pues ante un juego de fuerzas en el que por primera vez los andinos intentan sentar presencia y doblegar al viejo subimperialismo brasileño y al país del tango.
El otro proyecto es el IIRSA( Iniciativa para la Integración Regional Sudamericana), multilateral y comercial con hegemonía de Brasil uniendo océanos y mercados rumbo al Oriente. Brasil como Chile poseen un sistema capitalista con fraseología socializante. Más que una revolución, Brasil exporta el IIRSA, unión continental que enlaza el Atlántico con el Pacífico en su marcha hacia el Asia para vender sus productos. El Perú es signatario del IIRSA como de su Interoceánica y su sistema de seguridad amazónica. El proyecto de anillos energéticos de Chile parte de su carencia de recursos (petróleo y gas) y busca aprovechar los de los vecinos.
Por otro lado, Brasil, Argentina y Chile ofrecen un modelo aceptable por el sistema contra el modelo antisistémico de Venezuela, Bolivia y Cuba, al que se plega el Ecuador. Ya EEUU ha lanzado la tesis de que tres países (Ecuador, Bolivia y Perú) no tendrán vigencia en corto tiempo, al no haber podido resolver sus problemas ancestrales pero malgrado estos planteamientos, como nunca, el mundo andino tiene los recursos que el planeta necesita mientras políticamente se inclina a gobiernos contestatarios al neoliberalismo imperante durante los últimos 15 años que no ha resuelto sus problemas de siempre sino que los ha acrecentado y frente a los que asume una política de defensa de los recursos naturales con un nacionalismo, si bien diferente al europeo de los años 30 y a aquellos que cerraban los mercados y las fronteras ante otros países. Aceptan el fenómeno de la globalización lo que no anula la identidad nacional ni los proyectos nacionales de desarrollo. La globalización marcha aparejada a la comunidad con los planes de desarrollo de cada país debiendo cuidar soberanamente las riquezas como un medio de salir del subdesarrollo. Este es el reto: integrarnos sin cerrarnos al mundo.
Eso explica que la CAN, por primera vez esté a la vanguardia brotando los radicales Correa en Ecuador, Morales en Bolivia y Chávez en el MERCOSUR frente a presidentes de Brasil, Argentina, Chile y Uruguay, más moderados.
No olvidemos, además, que estamos en Sudamérica, un continente que posee la tasa de desigualdad de distribución de ingresos más alta del mundo. Por otra parte, EEUU camina por las sendas del bilateralismo al negociar con cada país. Los TLC son parte de la iniciativa norteamericana por unir bajo su mando y quebrar toda comunidad sudamericana de naciones.
El porvenir de la alianza CAN-UE
Lo real es que conforme se negocia en bloque con una asociación de países grandes, las naciones integrantes de la CAN muestran con transparencia sus cartas políticas y tienden a integrarse de modo más profundo. Para América del Sur, la Unión Europea es un socio futuro que potenciaría el desarrollo de la región. Nos da, además, un ejemplo de unión trabajada en cincuenta años, pese a las diferencias étnicas, raciales, de lenguas, de guerras pasadas, de intereses nacionales particulares. Es un ejemplo para Sudamérica, continente de un solo idioma o dos, de planes e historia conjunta y en el que los proyectos de integración latinoamericana son de vieja data, si bien los fuerzas balcanizadoras han triunfado sobre la voluntad y la ilusión unionista.
La CAN, fundada en los años 70 e integrada en la actualidad por Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia y el MERCOSUR conformado por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela han avanzado lentamente su Unión de Países Sudamericanos. Logran acuerdos más rápidos por el lado de la comunidad de recursos naturales, pese a su historia en común, gravitando en contra de su integración, los intereses fronterizos, guerras fraticidas, los caudillismos, la crisis económica y la inestabilidad política, si bien la democracia impera en el continente por primera vez así como la actitud del país hegemón (EEUU) al que no le conviene la integración latinoamericana.
Debemos marchar a fortalecer la Unión de Países Sudamericanos ya que nuestro futuro no es individual ni bilateral sino colectivo en un mundo en que la integración prima, lo que no anula las identidades ni los planes nacionales de desarrollo. En el caso sudamericano, negociar en bloque tiene más lados positivos que negativos, justo en el momento en que poseemos los recursos naturales que el planeta necesita y los minerales e hidrocarburos adquieren altos precios.
La alianza con la Unión Europea sería un primer paso en la consolidación de la Comunidad Andina y en el futuro promisorio de nuestros pueblos, siempre y cuando cautelemos los intereses de la región en las negociaciones por venir.
- Eduardo Arroyo es sociólogo y escritor peruano.
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