Atrapados en la red

27/09/2007
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Si bien el proceso de negociaciones entre el Gobierno Nacional y los paramilitares ha estado repleto de episodios críticos, después de los cuales casi siempre quedan en la opinión más interrogantes que claridades acerca del trasfondo de los acuerdos cocinados en Ralito, los recientes sucesos que terminaron con el traslado de alias Macaco y alias Don Diego a sendas fragatas de la Armada y de alias Don Berna a Cómbita han suscitado todo tipo de conjeturas y especulaciones, tanto en los analistas especializados como en los observadores más desprevenidos.

Tan confusas e insuficientes como las explicaciones del Director del INPEC sobre las equivocaciones que se presentaron en el traslado de los prisioneros fueron las razones presentadas por los voceros del Gobierno para justificar dichas medidas.

Más allá de las múltiples declaraciones presidenciales y ministeriales que incluyeron tanto la mención a “pruebas testimoniales y documentales que probaban que desde la cárcel de Itagüí se ordenaban envíos de drogas a Estados Unidos y otros delitos”, como los argumentos de seguridad para “prevenir eventuales ataques contra la vida de algunos de los detenidos”, lo cierto es que este episodio puso en evidencia una maraña de hilos que se mueven dentro de este proceso.

La necesidad de poner en cintura a las figuras más díscolas del liderazgo ‘paraco’ y de impedir el funcionamiento de sus líneas de comunicación y de mando, la urgencia de enviar mensajes tranquilizadores hacia los norteamericanos y el resto de la comunidad internacional, el esfuerzo por evitar que las discrepancias entre las diversas facciones pasaran a mayores, el intento de re-direccionar la dinámica del proceso; todas estas son piezas que se mueven en este complejo ajedrez.

Hasta ahora, a juzgar por la reacciones y declaraciones, y a pesar de las protestas y peticiones de revisión de las medidas, los implicados y las organizaciones de su entorno han afirmado su compromiso con la continuidad del proceso: “…con humildad, hemos aceptado todas las condiciones que se nos han impuesto, y continuamos haciéndolo, porque creemos que es el mejor aporte que podemos ofrendarle al país… Hemos denunciado en múltiples oportunidades a las personas que utilizan nuestros nombres para cometer actividades ilícitas. Pero no es nuestro papel investigar y esclarecer los hechos. Creemos que infortunadamente el gobierno, en cabeza del señor Presidente ha recibido informaciones que no se compadecen con la realidad de la vida que hemos llevado después de nuestra desmovilización” (Comunicado conjunto del 21 de septiembre firmado por alias Macaco y alias Don Berna).

No hay que ser muy suspicaz para sospechar que más allá de la superficie de estas declaraciones de parte y parte, hay una trama muy densa y compleja. Un filón analítico muy sugerente para entender mejor lo que viene sucediendo en este proceso nos lo brinda la hipótesis interpretativa planteada en la monografía “Medellín: El complejo camino de la competencia armada”, incluida en el reciente libro publicado por la Corporación Nuevo Arco Iris “Parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos”.

En el texto referido, se plantea que si se quiere analizar el caso del Bloque Cacique Nutibara, BCN, este “más que una federación armada ilegal estructurada jerárquicamente sobre una historia, unos intereses y unos objetivos comunes, es una red en sus dos acepciones… un conjunto de relaciones… (Y una) pluralidad constante de elementos, de tal manera que no es posible la reducción de (tal organización)… a una estructura de mando centralizada y unificada”.

Los nodos constitutivos de esta red, inmersos a lo largo de las últimas dos décadas en un “conjunto de relaciones resultantes de (…) complejos procesos de aniquilación, negociación, absorción, dominación y contratación” serían:

Los grupos de autodefensas urbanas, herederos de la experiencia miliciana,
Las diversas facciones del narcotráfico con sus comandos armados,
Las bandas de delincuencia organizada,
Las estructuras contrainsurgentes ligadas al paramilitarismo “histórico”.

En la monografía se ilustra cómo, luego de un prolongado y sangriento proceso, el BCN liderado por alias Don Berna logra hacerse al dominio territorial en el Valle de Aburrá, creando una estructura reticular que articuló los diferentes reductos de cada uno de estos nodos y que es la que termina liderando uno de los sectores más influyentes dentro del proceso de negociación y desmovilización de las AUC.

Dentro de esta lógica de análisis, al valorar el alcance de la desmovilización de las estructuras paramilitares en Medellín, la monografía citada concluye que la desmovilización no cobijó a todos los nodos de esa red, ni a todos los integrantes de las estructuras involucradas. Y para ello se apoya en opiniones de diversas fuentes, entre las que se incluyen la Misión de Verificadora de la OEA y Eduardo Pizarro, actual presidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.

Confirmando en buena medida esta hipótesis planteada por el estudio de la Corporación Nuevo Arco Iris, muy recientemente, el pasado 17 de septiembre, el jefe de la Misión de la OEA, Sergio Caramagna, afirmó que el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares sólo ha permitido el desmonte de la estructura militar de esos grupos pero no así de la parte política y económica: "los grupos paramilitares tenían tres estructuras: una militar, una política y otra económica. Hasta el momento, con el proceso de desmovilización, sólo se desmontó la primera".

Con algunas variaciones, producto de las particularidades del proceso de expansión paramilitar en las diversas regiones del país, este enfoque de red puede ser aplicado a los diversos frentes de las AUC involucrados dentro del proceso de Ralito.

Las limitaciones del proceso de negociación desarrollado con las AUC, en el cual se dejaron de lado los componentes “políticos y económicos” (para utilizar el lenguaje del jefe de la Misión de la OEA), junto con la dificultad de lidiar con un fenómeno con las características de red descritas, explican las peripecias que hace el Gobierno por darle un cauce más sosegado a las dinámicas que tienen lugar tanto adentro como afuera de las cárceles y los tribunales.

La manera en que responde el Gobierno ante las voces críticas que reclaman bien sea una reorientación de la política o la necesidad de transparentar el manejo de este proceso, hacen vislumbrar nuevos episodios críticos. Mal hace el Gobierno en responder a todos los argumentos con la sola repetición de las cifras de desmovilizados.

Si en lugar de contribuir a desatar los nudos ciegos de esa red, el gobierno continúa haciéndola cada vez más enmarañada, estará creando el nido perfecto para que continúen creciendo las “nuevas generaciones” de “águilas negras”.

Fernando Patiño
Presidente Corporación Nuevo Arco Iris

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía.

semanariovirtual@viva.org.co 

www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/19955?language=en

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