Conferencia Episcopal: “Ustedes ven muy pocas cosas”

22/10/2007
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Conferencia Episcopal:¿desinformación, desubicación geopolítica, segregación elitesca, complicidad con una estrategia macabra ?

Me produce dolor el tener que referirme con frecuencia en tono recriminador a personas que merecen de mi parte tanto respeto y cariño. Pero dejar de expresarme en un momento como éste sería asumir una actitud cómplice.

Por eso, en coherencia con esa libertad de expresión tan "ardorosamente" defendida en el pronunciamiento de la CEV, comienzo por decir que lo que se propone en ese documento es algo groseramente injusto, por el lenguaje anacrónico macartista, por lo generalizador, por lo desproporcionado de sus descalificaciones, por la carga de prejuicios, por el irrespeto a tantos venezolanos, por la desinformación que revela y por su velado autoritarismo. Mientras veía por TV a la persona que hizo de vocero de la CEV, me venía nitidamente a la memoria la imagen de esa misma persona pero en la noche fatídica del 11 de Abril del 2002 en los pasillos de Miraflores avalando eufóricamente aquella puñalada que se le quiso enterrar a nuestra democracia. ¿Dónde estaba allí esta actual defensa al "debido proceso"? Pero no es este el momento de ahondar en lo grotescamente contradictorio de ambas actuaciones.

Lo que quiero afirmar es que por más que lo repitan una y mil veces, ustedes mienten cuando asocian este proceso de reforma constitucional, a situaciones que no pertenecen en lo más mínimo a las intenciones y aspiraciones de esta propuesta bolivariana. De allí lo desacertado e injusto de asociar nuestra actual realidad nacional con el anacronismo de afirmaciones de ustedes como esta:

"Un modelo de Estado socialista, marxista-leninista, estatista, es contrario al pensamiento del Libertador Simón Bolívar (Cf. Discurso ante el Congreso de Angostura), y también contrario a la naturaleza personal del ser humano y a la visión cristiana del hombre, porque establece el dominio absoluto del Estado sobre la persona. Experiencias de otros países demuestran que en tal sistema, el Estado y su gobierno se convierten en opresores de las personas y de la sociedad, coartan la libertad personal y la expresión religiosa, y causan un gravísimo deterioro en la economía, produciendo una pobreza generalizada…"

En los ocho años de proceso bolivariano, las mayorías venezolanas no han experimentado en ningún momento ninguna señal que les haga temer por esos fantasmas que con una imaginación paranoica digna de mejores propósitos, alimentan las superélites económicas venezolanas comprometidas con los intereses más mezquinos y antinacionales. Ustedes una vez más les hacen el juego. La historia les hará responder por la incitación a la apostasía que cada una de estas actitudes de ustedes provocan en cristianos verdaderamente auténticos.

Si ustedes cultivaran una cercanía más apasionada con el pueblo, en este momento estuvieran disfrutando de una realidad diametralmente opuesta a sus tenebrosas previsiones. En el país entero lo que hay es una verdadera explosión de protagonismo popular. Con mil y un defectos, antiguas lacras e infinitas realidades perfectibles, en todos los rincones del país florecen organizaciones como los Consejos Comunales formulados con una insistencia vehemente en el carácter autonómico, protagónico del pueblo. Llena de profunda satisfacción el escuchar de los labios más humildes y golpeados del pueblo los análisis más agudos y sabios sobre la realidad que vivimos. Eso, queridos amigos, es la prueba más evidente del tipo de ciudadano que se está promoviendo. Ustedes no ven eso. Ustedes ven muy pocas cosas. Se experimenta en todas partes un alto nivel de conciencia patriótica, de compromiso con la construcción de un futuro que nunca, nunca, nadie en este país había aproximado a las mayorías maltratadas.

Al otro lado, están las amenazas y las estrategias cobardes de los poderosísimos enemigos de dentro y de fuera, la magnificación morbosa de las fallas, el continuo saboteo, la nostalgia del golpe de estado, la hipoteca vergonzosa a los intereses del imperio por el disfrute de prebendas inmediatas (viajes, fondos, etc.), la satisfacción morbosa por los problemas y conflictos, el acariciar sin mucho disimulo la posibilidad incluso del magnicidio. Todo un paquete de virtudes evangélicas…!

Hablemos claro, mientras más agresivas y poderosas son las amenazas, más necesarias son las medidas que protejan el proceso, que aseguren continuidad de lo comenzado, que fortalezcan la unidireccionalidad de la estrategia y configuren una inevitable y hoy necesaria concentración del liderazgo. Esta es la respuesta más responsable a la agresión tan salvaje que padece el país.

No es esta la hora de las ambigüedades y de ampararse en la defensa muchas veces hipócrita de engañosas "formalidades democráticas". Indudablemente, este proceso hay que purificarlo radicalmente de todas sus innumerables imperfecciones. Pero antes que todo eso, este proceso hay que defenderlo, por una razón más grande que el sol: porque esta es la única apuesta contundente, seria, bienintencionada y radical que se ha hecho en esta Venezuela por los más abandonados, marginados y expoliados del país y del mundo. En el supuesto negado de que esto fracasara, caeríamos en bajada hacia la confrontación más cruenta que hubiera conocido el país antes de ser vencidos por el pinochetismo más contundente.

Termino con un modesto consejo: oren con profundidad, lean frescamente el evangelio, identifiquen y evalúen las íntimas motivaciones de los que adversan este proceso, evalúen a esos asesores en los que se confían tan acríticamente, comparen situaciones diferentes de la historia de Venezuela, comparen Constituciones de diferentes países, y sobre todo, háganse huéspedes cordiales del alma del pueblo. Aunque eso les suponga perder el apoyo de los poderosos y de unos cuantos "sabios según el mundo" que parece que los tienen enteramente atrapados en sus estrategias.

- Miguel Matos es sacerdote jesuita.
https://www.alainet.org/es/active/20314
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