Gracias Mr. Bush
29/10/2007
- Opinión
Resultaba sorprendente escuchar en Quito, al Presidente de la Asamblea Popular de Cuba, Ricardo Alarcón, decirle "¡gracias Mr. Bush!", pocas horas después de que el Presidente de los Estados Unidos hiciera un desconcertante y absurdo discurso, convocando a la sublevación del pueblo y de las fuerzas armadas de Cuba, porque supuestamente había llegado la hora de la transición, sin dar fundamento alguno para lanzar una ridícula propuesta, criticada enormemente por los propios norteamericanos, que lesiona elementales principios de política internacional, irrespetando la soberanía de otro Estado.
Se puede hablar mucho sobre las limitaciones mentales y cerebrales de Mr. Bush. Y así lo han hecho muchos norteamericanos, en especial el cineasta Michael Moore que lo mostró poco menos que como un retrasado mental.
Tiene sobre sus hombros una indolente y criminal conducta contra su propio pueblo, cuando Nueva Orleans sufrió los estragos de un ciclón. Pero su mayor perversidad, que algún día deberá ser sancionada por algún tribunal como el de Nüremberg, por el genocidio perpetrado contra la población civil de Irak, con la complicidad de Inglaterra, España y otros países, a base de una burda mentira descubierta antes de que cometiera su delito, revelándose que no existían las cacareadas armas de exterminio masivo. El único exterminador masivo, criminal indecente, resultó ser Mr. Bush que se solazó denigrando hasta la ignominia a los presos iraquíes.
En su rueda de prensa por el “V Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba”, Ricardo Alarcón, explicó que cualquiera fuesen las motivaciones del Presidente yanqui para su absurdo discurso, habría que agradecerle a Mr. Bush porque estimulaba los sentimientos de condena a su política agresiva, y su bloqueo despiadado contra la pequeña isla que cuenta con un pueblo indomable, y eso se iba a sentir en dos lugares geográficos definidos: el primero, en la ciudad de Quito, donde delegaciones de más de 30 países se congregaban durante cinco días para expresar su gratitud y solidaridad a Cuba; y, segundo, en la ciudad de Nueva York, donde184 países condenarían por 16 años consecutivos al imperio norteamericano que se quedó con 4 escuálidos votos, el suyo, el de su brazo armado, Israel, y dos pequeñas y anónimas islas intrascendentes.
Tenía razón Alarcón y a su poderosa voz, nos unimos centenares de miles de millones de ciudadanos del mundo entero, que pertenecemos a los 184 países que votaron en la Asamblea de las Naciones Unidas, para decirle gracias al terco Presidente del imperio porque ya basta, que no sea necio, que no insista en mantener un bloqueo criminal contra el pueblo de Cuba, que ha resultado no sólo cruel sino inútil.
Bush será uno más de los presidentes de Estados Unidos que termina su mandato, como palo de gallinero, fracasando como los 10 anteriores, pretendiendo aplastar a un país digno y soberano, conducido por el más grande líder del tercer mundo en todos los tiempos: el comandante Fidel Castro que recuperará su salud más aceleradamente con este gran apoyo del mundo entero.
Quito, 30 de octubre, 2007.
Se puede hablar mucho sobre las limitaciones mentales y cerebrales de Mr. Bush. Y así lo han hecho muchos norteamericanos, en especial el cineasta Michael Moore que lo mostró poco menos que como un retrasado mental.
Tiene sobre sus hombros una indolente y criminal conducta contra su propio pueblo, cuando Nueva Orleans sufrió los estragos de un ciclón. Pero su mayor perversidad, que algún día deberá ser sancionada por algún tribunal como el de Nüremberg, por el genocidio perpetrado contra la población civil de Irak, con la complicidad de Inglaterra, España y otros países, a base de una burda mentira descubierta antes de que cometiera su delito, revelándose que no existían las cacareadas armas de exterminio masivo. El único exterminador masivo, criminal indecente, resultó ser Mr. Bush que se solazó denigrando hasta la ignominia a los presos iraquíes.
En su rueda de prensa por el “V Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba”, Ricardo Alarcón, explicó que cualquiera fuesen las motivaciones del Presidente yanqui para su absurdo discurso, habría que agradecerle a Mr. Bush porque estimulaba los sentimientos de condena a su política agresiva, y su bloqueo despiadado contra la pequeña isla que cuenta con un pueblo indomable, y eso se iba a sentir en dos lugares geográficos definidos: el primero, en la ciudad de Quito, donde delegaciones de más de 30 países se congregaban durante cinco días para expresar su gratitud y solidaridad a Cuba; y, segundo, en la ciudad de Nueva York, donde184 países condenarían por 16 años consecutivos al imperio norteamericano que se quedó con 4 escuálidos votos, el suyo, el de su brazo armado, Israel, y dos pequeñas y anónimas islas intrascendentes.
Tenía razón Alarcón y a su poderosa voz, nos unimos centenares de miles de millones de ciudadanos del mundo entero, que pertenecemos a los 184 países que votaron en la Asamblea de las Naciones Unidas, para decirle gracias al terco Presidente del imperio porque ya basta, que no sea necio, que no insista en mantener un bloqueo criminal contra el pueblo de Cuba, que ha resultado no sólo cruel sino inútil.
Bush será uno más de los presidentes de Estados Unidos que termina su mandato, como palo de gallinero, fracasando como los 10 anteriores, pretendiendo aplastar a un país digno y soberano, conducido por el más grande líder del tercer mundo en todos los tiempos: el comandante Fidel Castro que recuperará su salud más aceleradamente con este gran apoyo del mundo entero.
Quito, 30 de octubre, 2007.
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