Perder es ganar, una frase a la que no se puede acostumbrar el Polo en lo regional

23/11/2007
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El Polo Democrático Alternativo –PDA– debe celebrar sus avances y hacer concienzudamente un balance de las fallas acaecidas en la última elección en Antioquia, de lo contrario terminará adoptando una estrategia política para los próximos cuatro años más con la euforia, que con los argumentos que le ofrece la realidad.

El triunfo más importante que debe reconocer el PDA es haber demostrado que su votación en el departamento y en Medellín es producto de un voto militante, el cual se sostuvo tanto para gobernación con 58.992 votos, un poco más de lo obtenido en Cámara, y 30.717 en Medellín. Con lo que alcanzó un diputado en Antioquia, un concejal en Medellín, y 10 ediles en Medellín, sin contar lo que alcanzó en otros municipios del departamento.

Sin embargo debe reflexionar a fondo por qué su votación a Concejos y Asamblea, 70.393, no se reflejaron en las candidaturas de Gobernación, Alcaldía de Medellín, esta última con 14.541, así como otras candidaturas a alcaldías en otros municipios.

La organización de las campañas en el Polo

Luego de terminadas las elecciones y revisados los resultados, ya se oyen argumentos que proponen que uno de los problemas serios del Polo fue la indisciplina de sus militantes. Si bien esta es una de las explicaciones y esta colectividad deba revisar los casos presentados, especialmente en sus directivas, no es sano que se convierta en el centro del debate, en tanto existen otros asuntos de mayor envergadura para su futuro en la región.

La precariedad en la organización de las campañas del Polo debe suscitar un evaluación a fondo, ya que sigue implementando campañas en materia de estructura organizativa y publicitaria que no son coherentes con el nuevo escenario de la normatividad electoral, en donde se busca elevar el nombre del partido por encima de sus candidatos, o construir campañas a gobernación y alcaldías que se conviertan en verdaderas sombrillas programáticas y publicitarias.

El caso de la campaña a la gobernación de Saldarriaga fue el más evidente, ya que pese a tener un mensaje claro y contundente “Ojo con Antioquia”, no se explotó con la fuerza que se debía, primando la idea particular de cada campaña a la Asamblea. El otro caso es el de la alcaldía de Medellín, en donde las encuestas reflejaban que el 50% de los electores del Polo no estaban convencidos de la candidatura de Luis Guillermo Pardo, y sobre lo cual solo se tendió una estrategia dirigida a incentivar la disciplina partidaria y no a establecer una estrategia política y programática que permitiera seducir al electorado polista indeciso.

El Polo demostró la escasa preparación que tiene para disputar el voto de opinión en el campo mediático, comparado con partidos como la U, Cambio Radical y Alas-Equipo Colombia. Siendo esta la tercera campaña de corporaciones públicas el polo se ha caracterizado por diseñar campañas publicitarias con conceptos y estrategias erróneas, desarrolladas a destiempo, las cuales hacen más difícil para cada uno de los candidatos el apalancamiento de más votos para la ya difícil tarea de alcanzar la cifra repartidora.

Otro de los problemas organizativos de este partido, tiene que ver con la pobrísima financiación de sus campañas, en comparación a sus competidores. Es cierto que el Polo es un partido joven y que no tiene grandes financiadores pero también es cierto que no podrá crecer, ni ganar elecciones si no asume con responsabilidad su incremento regional, el cual pasa por el tema de la financiación, como se demostró con la elección presidencial pasada.

Es risible y muy desequilibrado como lo afirmó la Observación Electoral Local que el Polo tenga un candidato a la alcaldía con una financiación de 60 millones, compitiendo con el hoy ganador cuya suma sobrepasó lo 800 millones de pesos, 13 veces más que su presupuesto, o que el candidato a la Alcaldía de San Carlos de Alas-Equipo Colombia hubiese pasado de los 40 millones de pesos, siendo el 66% del presupuesto con el que contaba su candidato a la alcaldía de Medellín, siendo Medellín 200 veces más grande que el potencial electoral de San Carlos.

Es posible que el PDA hubiese tenido recursos suficientes, y es muy probable que se hubiesen concentrado como en el 2003 en Bogotá. Si bien eso es comprensible, este no puede ser un comportamiento constante, ya que el Polo sabe que si quiere disputar la presidencia en el 2010, no solo debe apostarle al posicionamiento de sus dirigentes nacionales, sino a crecer organizativamente en lo municipal y regional, cuya responsabilidad le cabe no solo a cada región, sino a su dirección nacional.

El reto de ser oposición

Por ser un partido de izquierda, el Polo se enfrenta a otros de los retos más importantes, aprender a ser oposición ya no para quedarse en la marginalidad, sino para que ello le permita acceder al poder a través de las elecciones.

En Antioquia y Medellín, la ausencia de un discurso con hilos conductores y acentos particulares, diferentes a los establecidos en el discurso esgrimido a nivel nacional por sus principales dirigentes, termina convirtiéndose en algo muy vago frente a problemas cotidianos citadinos como la pobreza, la movilidad, la participación ciudadana, el acceso a la salud, o el acceso a la educación, entre muchos otros.

Las elecciones locales demostraron otra vez, que uno es el debate nacional y otro el local y regional y los dirigentes del Polo en Antioquia y Medellín no pueden seguir cometiendo el error de creer que su crecimiento se hará al amparo de los debates que se den en el Congreso de la República.

Las encuestas demuestran que producto de los debates planteados por Gustavo Petro o Carlos Gaviria al Presidente Uribe, éstos han crecido en el nivel de conocimiento, al tiempo que dicho crecimiento es neutralizado por la imagen negativa que obtienen luego de dichos debates. Ello no quiere decir que se abandone la férrea oposición, lo que quiere decir es que este esfuerzo nacional, debe ser modulado a nivel local con asuntos que atañen a la cotidianidad Antioqueña y de cada uno de los municipios, conservando la coherencia ideológica.

El Polo debe reconocer que en estos cuatro años que pasaron no supo entablar un diálogo constructivo con los gobernantes salientes Fajardo y Aníbal Gaviria, de un lado por la actitud a veces displicente de dichos gobernantes y de otro lado por la ausencia de una estrategia política que permitiera apropiarse de temas relacionados con la agenda política de la ciudad y la región, los cuales se encuentran en estrecha relación con la agenda programática del Polo, entre ellos, la participación a través del presupuesto participativo y las Constituyentes, el acceso a la educación, el problema del ingreso, el tema de la seguridad, o el acceso a los servicios públicos.

De ahí que el Polo debe preguntarse seriamente sobre como va a abordar esta nueva etapa con los actuales gobiernos. El Polo debe construir esta estrategia y echar mano de lo que el actual contexto le ofrece.

En materia municipal, es importante reconocer tres mensajes enviados por el reciente alcalde nombrado Alonso Salazar, en varias entrevistas y durante el proceso electoral, entre ellos, la desparamilitarización de la ciudad, el cual debe ser entendido como mayor visibilización de las víctimas del conflicto, verdad, justicia y reparación para ellos y un seguimiento claro a la política de seguridad ciudadana que se piensa implementar; el segundo la propuesta de sacar a 40 mil familias de la indigencia, que tiene que ver con el mínimo vital propuesto por el Polo en la campaña pasada, con el problema de los desconectados y de hecho con un sistema masivo de transporte público que permita aumentar los ingresos de las familias más pobres a través de la reducción de tarifas y de aumentar la movilidad de la ciudad para alcanzar un mayor disfrute de la ésta y del tiempo libre; el tercero, el compromiso de no privatizar las empresas públicas de Medellín y del direccionamiento de ésta hacia la construcción de un modelo de ciudad región que permita apalancar un modelo de desarrollo estratégico en la preservación de recursos naturales como el agua y más incluyente en función del costo de tarifas y de resolver el problema de los desconectados.

Estos tres ejes pueden convertirse en una agenda productiva para que el Polo haga control político y le hablé a la ciudad, al actual gobierno y entable acuerdos o diferencias frete a compromiso ciudadano, que al parecer se convierte en el principal escollo para alcanzar una alcaldía en el 2011.

Frente a la gobernación, el panorama es mucho más complejo, sin embargo, acá el papel será defender lo poco que se alcanzó con el gobierno saliente, defender los programas Maná y hacer propuestas agresivas de mínimo vital para el departamento, redireccionar la propuesta de Constituyentes Municipales, defender la Fábrica de Licores, y apostarle a un desarrollo vial del departamento no solo pensado para la exportación, sino para la integración de sus habitantes. Sin duda alguna que el debate más serio estará en la política de seguridad democrática defendida Luis Alfredo Ramos.

El Polo debe aprender a leer entre grises en un contexto que aunque parece ser entre blancos y oscuros, cada vez nos demuestra que exige una mayor capacidad de lectura de lo que piensa y siente el electorado. El Polo deberá resolver en estos cuatros años uno de los dilemas que Panebianco G. señala en su estudio sobre los partidos, o lo amolda el contexto y termina perdiendo su identidad, o moldea el contexto a su favor, de lo contrario, seguirá siendo marginal y más que un proyecto de poder, un geto de los 60 mil militantes que en el departamento ha demostrado tener.

Alexander Reina Otero
Politólogo y analista del Observatorio Electoral del IPC

Fuente: Actualidad Colombiana, Boletín Quincenal, Edición 463

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