Miles de plantas que son utilizadas como medicina natural estarían en peligro de extinción a decir de la comunidad Cofán, debido al depredamiento de la compañía petrolera colombiana GAPS. Cristóbal Rodríguez Guerra Tras un recorrido realizado por los territorios de la comunidad Cofán, junto a sus dirigentes se pudo constatar la brutal penetración de los técnicos pertenecientes a la compañía colombiana GAPS, quienes tras la primera fase de su investigación (levantamiento topográfico), para determinar si hay o no petróleo, dejan a su paso destrucción y los primeros vestigios de contaminación. Toribio Aguinda, presidente de la Comunidad Cofán, junto a 11 personas, donde se incluyen nativos, periodistas y ecologistas, con GPS en mano, para que no haya ninguna duda, recorrieron la zona violentada por la compañía colombiana, de los cuales sus técnicos dejaron estacas clavadas en la tierra con datos donde consta la medición realizada. Aguinda asegura que la compañía petrolera no les pidió permiso para realizar los estudios. "Se converso con los técnicos y hubo muchos ofrecimientos que nunca se cumplieron", afirma, al tiempo de insistir que no permitirán la explotación petrolera. El recorrido sobre territorio Cofán, ubicado a 45 minutos río a bajo por el Aguarico en canoa a motor fuera de borda desde Dureno, parroquia perteneciente a Lago Agrio, se observó la creación de cuatro líneas construidas por la petrolera GAPS, según asegura Aguinda. Los Cofanes dentro de la evaluación realizada, a más del GPS contaron con un catálogo completo de más de cuatro mil plantas medicinales que aproximadamente tienen en esta parte de la Amazonia. La primera línea trazada por los petroleros tenía una distancia de 250 metros, la segunda 350, la tercera de 500 y la cuarta de 1 035 metros. Luego de contar las plantas destruidas, el saldo era lamentable y doloroso para quienes mejor entienden al mundo, hoy, lamentablemente semi salvaje. En la primera línea se advirtió la presencia de 41 tipos de plantas, de las cuales 65 fueron destruidas; la cuarta línea, la más extensa también fue evaluada. Encontraron 70 plantas distintas y un total de 122 de ellas destruidas. Pese a la penetración cultural, científica y técnica que sufren las diferentes etnias de la región amazónica, aún existen comunidades que se resisten a las costumbres y las consecuencias que va dejando la "civilización" occidental. Tanto es así, que hay miles de denuncias hechas en contra de las compañías petroleras. Dos están en las Cortes de los Estados Unidos de Norteamérica: Texaco y Dyncorp. Como es de conocimiento público, varios indígenas orientales, con Cristóbal Bonifás a la cabeza mantienen un litigio legal con la compañía Texaco, debido a dos décadas de depredación de la naturaleza en territorios pertenecientes a varias nacionalidades indígenas. La Segunda, por el grado de contaminación que está sufriendo la frontera Norte y Nororiental del país a causa de las fumigaciones que lleva adelante la compañía, también estadounidense, Dyncorp. A todo ésto se debe sumar el robo de las plantas medicinales por parte de científicos extranjeros que sistemáticamente acuden hasta la Amazonia ecuatoriana. Pero, al parecer, las compañías petroleras, en su intento por conseguir más yacimientos emprenden tareas de investigación con o sin el permiso de quienes por milenios han sido los dueños de una de las regiones más ricas del mundo, tanto en fauna como en flora, sin dejar de lado el conocimiento cultural que guardan sus habitantes.
La historia no se olvida Oswaldo Albornoz Peralta, nos recuerda que sólo hasta finales del siglo XIX en Ecuador se iniciaron los primeros trabajos petroleros bajo la modalidad de arrendamiento, y las explotaciones como tal comenzaron en 1925 a cargo de la compañía Anglo & Carolina Oil Company, con una modesta producción de 130.305 barriles diarios en la península de Santa Elena (Región Litoral). Esta cifra no aseguraba un futuro promisorio, por lo que se abrieron prospecciones sísmicas en otras cuencas sedimentarias, destacándose la del Oriente ecuatoriano a cargo de la compañía Shell. Desde ese momento, y por primera vez, se presta atención a una región que ocupa la mitad del territorio ecuatoriano y que alberga más de diez comunidades indígenas y de colonos. Desde entonces se registraron los primeros conflictos entre las compañías petroleras y las comunidades allí asentadas. Diferencias que fueron una de las causas para que en 1948 la Shell manifestara que en el Oriente ecuatoriano no existía petróleo y decidiera retirarse. Pero con los resultados positivos del campo Orito, al sur de Colombia, la atención se centró de nuevo en el Oriente, esta vez por parte de otras petroleras a nivel mundial. En el año de 1964 se conforma el consorcio Texaco- Gulf, al que se le adjudica una concesión de 1.431.450 hectáreas y que diera resultados positivos cuando se perforó el pozo Lago Agrio-1, obteniendo una producción de 2.640 barriles por día de un petróleo de 29.3 grados API. En 1972 Ecuador se convirtió en el tercer país exportador de crudo en Latinoamérica, después de Venezuela y México, y pasó de tener una economía agro - exportadora a una agro - minero - exportadora. Ese mismo año nace la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana, que cinco años más tarde adquiere las acciones de la compañía Gulf y conforma el consorcio CEPE - Texaco, con un 62.5 por ciento de acciones. El primero fue el impacto social, destacándose el de la comunidad Huaorani, conformada por 1 300 miembros y ubicada entre los ríos Napo y Curaray. Al Norte del territorio de esta comunidad fue donde se hicieron los hallazgos de hidrocarburos. En la tarea para persuadirlos, reubicarlos y dar vía libre a las exploraciones participó el Instituto Lingüístico de Verano, ILV. La apertura de trabajos fue un capítulo difícil en la historia petrolera del país, ya que ese puñado de indios nómadas enfrentó con lanzas y cerbatanas a los empleados de la petrolera, causando bajas que atemorizaron a la compañía. Sin embargo, ésta no desistió de sus proyectos, abrigada por políticas gubernamentales que promovían la colonización de la región oriental. A la postre los Huaoranis no resistieron y la gran mayoría fueron reubicados lejos de sus territorio, salvo un pequeño grupo, los Tagaeri, que huyeron selva adentro resistiendo al ILV. El punto final de este conflicto fue la construcción de la carretera en la cabecera del río Tiputini, con la cual se abrieron las puertas a una gran colonización. Pero no solamente fueron estos indígenas los afectados. Se calcula en 30.000 el número total de quienes entablaron una demanda contra la Texaco en las cortes norteamericanas, ya que, según ellos, las acciones de la petrolera fueron emanadas desde su casa matriz en los Estados Unidos. Nació así el juicio Aguinda Vs Texaco, que no ha llegado a su fin.
El segundo conflicto fue el ambiental Como Ecuador no contaba con una legislación en este campo, toleró, por omisión, las incipientes condiciones de seguridad y protección del medio planteadas en un comienzo por la petrolera. Al respecto abundan los argumentos entre los conocedores del tema: la tecnología usada no era de punta y los daños al sistema no se hicieron esperar; las piscinas no estaban técnicamente diseñadas ni impermeabilizadas y escurrían con la lluvia haciendo rebosar el crudo; el proceso de separación de agua y petróleo no era el más indicado y el agua, con cargas no tolerables de aceite, era vertida a ríos y demás corrientes. Además de la deforestación y la caza indiscriminada por parte de algunos trabajadores, los derrames de crudo fueron el pan de cada día. Según los informes aquí citados, en los últimos 18 años se derramaron más de 16.8 millones de galones de petróleo, cifra superior al peor derrame de crudo en la historia, el del buque Exxon Valdez en Alaska, con 10.8 millones de galones.
La historia enseña En 1992 culminó, después de 20 años, el contrato con la Texaco y las actividades petroleras pasaron a manos de Petróleos del Ecuador, que reemplazó a la CEPE y que heredó serios problemas ambientales que pusieron en el ojo del huracán a una actividad que representa cerca del 40 por ciento del PIB ecuatoriano, a decir de Carlos Gómez, conocedor del tema. Pero la historia actual, parece no cambiar en nada. Carlos Terán Puente, morador de Lago Agrio, conocida como la capital petrolera del Ecuador, desgarra su desesperación e impotencia en un artículo escrito en el Internet, tras la decisión gubernamental de construir contra viento y marea, el oleoducto de Crudos Pesados, OCP, con la compañía transnacional OCP Limited y por el nivel de vida que mantiene su población.
"Todos los días, desde hace dos meses, hay racionamiento de energía eléctrica en toda la provincia, desde las tres de la madrugada hasta las ocho de la mañana. Además, por zonas, se suspende la electricidad desde las seis hasta las diez de la noche, tres veces por semana. Es un amanecer en Lago Agrio, capital petrolera del Ecuador desde hace tres décadas y algo mas. Desde la Texaco hasta la City, la MAXUS y las demás. Es Lago Agrio, capital de Sucumbíos, provincia amazónica, frontera con Colombia y expuesta al filo del "plan Colombia" por decisión e imposición de los planes de Estados Unidos y de los que le secundan. Es Sucumbíos, una de las provincias con los índices mas altos de empobrecimiento de la gente, de los colonos e indígenas de las varias nacionalidades que la selva ha cobijado. Es una de las provincias con las mas altas tasas de rendimiento del capital y donde las empresas petroleras obtuvieron, obtienen y obtendrán las mayores tajadas. Lo hicieron con el viejo oleoducto y lo harán con el nuevo. Los hicieron por telex y por fax, lo harán por la fibra óptica siguiendo el curso del nuevo oleoducto de crudos pesados. Sucumbíos, mezcla de instalaciones petroleras con oficinas de aire acondicionado. Mezcla de casuchas amontonadas y campamentos petroleros que disponen de escuadrones de seguridad que revelan el temor que les invade. Sucumbíos, mezcla de niños que piden comida a los turistas en los hoteles y de niñas que son explotadas sexualmente, mientras en los campamentos petroleros se ofrece comida a la carta, bebida suficiente y salones de diversión. Mientras los campamentos petroleros tienen calles asfaltadas, los caminos que cruzan la provincia levantan polvo embarrado de crudo que enferma a los niños campesinos y a las niñas indias que van en busca del agua o van y vienen de una destartalada escuela. Cuando se enferma un petrolero, es atendido en dispensario exclusivo y, si necesita, podrá ser llevado a Quito en avión de inmediato. Los enfermos y enfermas del pueblo, con la miseria entre las manos y con la esperanza casi agotada, acudirán al pobre hospital publico que no es gratuito porque le falta insumos materiales y elementos no materiales. Cerca de la ventana, en el guayabo retorcido y cargado de redondas frutas, se ha instalado un garrapatero que chilla y menea su larga cola negra. Mientras miro el sol que pinta la Amazonia de rojo, recuerdo que en las madrugadas, en cualquier rincón de esta tierra, se escucha un tableteo de ametralladora... que los vuelos militares se ha multiplicado en el aeropuerto local y que, ahora, hay patrullas militares circulando por la capital provincial... Son como avisos de una guerra en ciernes...Es un amanecer tardío en Lago Agrio, capital petrolera del Ecuador. Por ahora, tengo que esperar que sea las ocho de la mañana para sintonizar noticias en la radio si, por suerte, no se alarga el horario de corte". Nuestra Amazonia La Amazonia ecuatoriana, se extiende sobre un área de 120 000 km2 (1) de variada vegetación propia de los bosques húmedos tropicales, considerada una de las zonas de mayor diversidad biológica y faunística del planeta, sin dejar de lado la milenaria cultura que mantienen los nativos y que en muchos casos, aún en el siglo XXI, se desconoce las mil y un leyendas y mitologías que permanecen en las entrañas de esta selva, donde también los mestizos, como parte del mundo diverso buscan reivindicar el derecho a vivir con dignidad. La Cordillera Oriental de los Andes forma el límite occidental de esta región, mientras que Perú y Colombia son el límite meridional y oriental respectivamente. Los ríos amazónicos nacen en los Andes y arrastran consigo una gran cantidad de materiales, formando suelos aluviales y terrazas que se utilizan para la agricultura. La temperatura anual promedio oscila entre los 24 y 25 grados centígrados. Pese a que los meses de diciembre a febrero son los mas secos, a lo largo del año se distribuyen uniformemente de 300 y 400 cm3. de lluvia. La principal atracción de los bosques altos es la vegetación en general, y en particular los árboles, algunos de los cuales sobrepasan los 45m. de altura. Especies frecuentes en la región son la canela, el árbol de seda, el jacarandá y varias plantas leguminosas. Las llanuras aluviales se ubican en las terrazas de los ríos principales y tiene grandes concentraciones de palma. En la selva del Alto Amazonas se han identificado 100 especies de árboles por acre. Para asimilar la verdadera magnitud de esta cifra, pensemos que los bosques centroamericanos más densamente ricos incluyen apenas 40 especies por acre. "Los bosques templados de América del Norte y Europa raras veces contienen más de 20 especies por acre", según el informe turístico presentado por el Ministerio de Turismo del Ecuador, (1998). Las principales rutas turísticas son los ríos Napo, Coca, Aguarico, San Miguel y Putumayo, convirtiéndose en los afluentes principales del Gran Amazonas. El río Napo tiene una longitud de 1.400 km., y su ancho varía de uno a cinco kilómetros, convirtiéndose en el más grande de todos. Como resultado de la dinámica fluvial, el Napo riega 130 islas cubiertas de bosques jóvenes que son el lugar de refugio y anidamiento de una extensa variedad de pájaros. A lo largo del Río Napo los nativos y los colonos han establecido comunidades, en algunos casos junto a pequeños hoteles y casas de hospedaje. La mayoría de las playas están cubiertas de bosques tropicales. Con el pasar de miles de años se han formado hermosos lagos, a partir de los lechos fluviales. Entre tanto, los ríos que avanzan cerca a la frontera Nororiental, como son: Coca, San Miguel y Putumayo (provincias de Sucumbíos y Orellana), son habitados en sus orillas, en su mayoría por colonos; en el Aguarico (provincia de Sucumbíos), en cambio, todavía se mantiene la presencia de nativos, principalmente de Cofanes y Quichuas. Los ríos, lagos, corrientes y pantanos de la Amazonia son el hogar de 600 especies de peces y más de 250 especies de anfibios y reptiles. Dos especies de caimanes alcanzan más de cuatro metros de largo en los lagos que existen en las cuencas del Napo y el Aguarico. En la región amazónicas ecuatoriana viven mamíferos típicos de Sudamérica, entre los cuales se hallan armadillos, osos melíferos y perezosos. Los murciélagos del Amazonas forman un grupo de cosmopolita compuesto por más de 60 especies. Otros mamíferos del bosque lluvioso tropical son los tapires, los monos y los ocelotes o jaguares. Una caminata a través del bosque permitirá al turista observar monos, osos y grandes roedores, además de manatíes y caimanes en los lagos. Las aves son el grupo más numeroso de vertebrados amazónicos, llegando aproximadamente a las mil especies, repartidas en bosques, lagunas y áreas abiertas. Todos los ecosistemas amazónicos están habitados por aves multicolores. Comúnmente se ven en tierra y agua loros, guacamayos y tánagras. En toda la Amazonia vive un sinnúmero de garzas y gaviotas. El extenso sistema de parques nacionales del Ecuador junto con las estaciones científicas y las áreas protegidas cubren cerca de 3'035.250 Ha. Para conservar y proteger estar áreas únicas y ubérrimas, el Ecuador ha creado, entre otros, la Reserva Bioférica del Parque Nacional Yasuní, la Reserva Ecológica de Limoncocha y la Reserva Faunística de Cuyabeno. Las cuencas del Napo y el Aguarico ofrecen numerosas oportunidades de observar complejos ecosistemas, llanuras aluviales, pantanos y áreas inundadas, todas habitadas por una gran variedad de especies. Los ríos Yuturi, Yasuní, Tiputini, Tivacuno y Cononaco están totalmente rodeados de bosques vírgenes. Las etnias más importantes de la Amazonia ecuatoriana son: los Siona - Secoya, lo Cofanes, los Huaorani, los Quichuas del Oriente, los Shuar y los Achuar y los Taegaris (el último bastión autóctono "salvaje" de la Amazonia ecuatoriana).
I El libro: "Sucumbíos Mi Tierra Natal" de Leonardo Rojas Marín (1998) habla de una extensión de 130.760 km2., sin embargo la mayoría de obras y fuentes consultadas, entre ellas la proporcionada por el Ministerio de Turismo con fecha 1997 establece el dato que se recoge en este artículo bajo el criterio de que no debe constar los aproximadamente 17 kilómetros cercenados en el Alto Cenepa tras la guerra no declarada entre Perú y Ecuador en 1995.
Fuentes: 1998, Ministerio de Turismo, Informe. LEONARDO ROJAS Marín 1998, Sucumbíos Mi Tierra Natal, Editorial Ediciones Culturales UNP
Nueva Loja - Sucumbíos
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http://www.consuladoecuadornj.com/regiones_geográficas_del_ecuador.htm