2007: Crecimiento económico y más pobreza

13/12/2007
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El año 2007 llega a su fin en Panamá con altas tasas de crecimiento económico y cada vez más pobreza. La burbuja inmobiliaria sigue creciendo y cada vez hay más trabajadores en el sector informal. Los inversionistas extranjeros exploran entusiasmados el país y, al mismo tiempo, crece la población juvenil en las cárceles. Son las consecuencias de las políticas públicas introducidas en los últimos años por el gobierno panameño. Según informan las agencias financieras, en 2007 el producto interno bruto (PIB) crecerá en un 9 por ciento. La política neoliberal (privatización de las reservas de la Caja de Seguro Social) y el inicio de la ampliación del Canal de Panamá estimuló la inversión extranjera y la especulación inmobiliaria. El fracaso de las negociaciones del TLC con EEUU no frenó el crecimiento de la burbuja económica.

Los logros que han beneficiado a los inversionistas extranjeros, a los especuladores nacionales y, en menor medida, a una capa de profesionales panameños, han perjudicado a la gran mayoría de los trabajadores del país. En la actualidad, casi la mitad de los trabajadores se encuentran en el sector informal (salarios muy bajos, sin contrato y sin seguridad social). La pobreza golpea al 40 por ciento de las familias panameñas cuyos ingresos no les permite satisfacer sus necesidades básicas.

En años recientes la desnutrición ha aumentado, la deserción escolar ha crecido y la violencia intrafamiliar se ha disparado. Los panameños identifican tres problemas como los más preocupantes. Colocan primero la falta de empleo, especialmente para los jóvenes. En segundo lugar, la pobreza que golpea sobre todo a las áreas rurales y a las periferias urbanas. En tercer lugar, la violencia y la inseguridad pública.

El año concluye con una huelga de los médicos que prestan servicios en el Ministerio de Salud y la CSS que se prolonga por 40 días sin solución a la vista. La huelga coincide con la presentación de un ante proyecto de ley gubernamental que pretende privatizar los servicios de salud vinculados al sector público. Además, se acumulan los escándalos en el Ministerio de Educación, en el servicio de seguridad presidencial y en la Corte Suprema de Justicia. La muerte de más de cien pacientes de la CSS y de los pasajeros de un bus incendiado en octubre de 2006 quedó en la impunidad a lo largo del año. Igualmente, la muerte de obreros de la construcción por sicarios fue engavetado por la justicia.

Una minoría (menos del 5 por ciento de la población) sigue enriqueciéndose a un costo muy elevado para los demás panameños. La desregularización gubernamental ha precipitado al sector público en un espiral de corrupción. Para mitigar la imagen que proyecta la podredumbre en la gestión pública, el Ejecutivo gasta B/70 mil por día en propaganda.

La corrupción es la cara que presenta Panamá con la contaminación de sus avenidas, con publicidad desmedida, con emisiones de gases sin control y aguas servidas en calles y quebradas. En las ciudades no se respetan las reglas, se destruyen las aceras y los trabajadores son transportados como ganado.

La última reforma fiscal de 2005 (que se suma a las reformas de 1991 y 1997), que eliminó el pago de impuestos para las personas más ricas, los bancos, los inversionistas, los financieros y los especuladores, ha creado una dinámica política donde los partidos han cedido la iniciativa a un “directorio” formado por altos funcionarios del sector financiero agrupados en una cúpula que concentra todo el poder económico y político. Los partidos políticos en la Asamblea de Diputados han perdido su iniciativa legislativa. El Ejecutivo que envía los proyectos de ley a la Asamblea depende de la cúpula para consultar con las agencias financieras internacionales en materia de política interior, exterior, salud, educación e, incluso, municipal.

La cúpula que dirige el país se encuentra en una burbuja a punto de estallar, al igual que el “boom” inmobiliario. Desconectada de la realidad y cooptando a políticos serviciales, el “directorio” ha logrado consolidar su control del país en 2007. ¿Podrá el pueblo organizado sacar a Panamá del atolladero sin traumas o tendrá que pasar el país por un período traumático de cambios y reestructuración?

- Marco A. Gandásegui, hijo (profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
https://www.alainet.org/es/active/21209
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