Cerrazón

10/01/2008
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  • Opinión
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A los cinco colegas agredidos por sus jefes, laboral y físicamente, del canal 9 de televisión de Argentina, cuyo dueño es el mexicano Remigio González, conocido como "el fantasma". Todos ellos miembros de la muy reconocida Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, UTPBA.

El panorama de la política nacional cada día se rezaga más en cuanto a la benéficas y obligadas prácticas del debate, la discusión y por ende de la negociación. Tal parece que el común denominador de los personajes del poder llámese gubernamental, político o económico es la cerrazón. Tal se advierte entre otros temas en el grave asunto del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN.

Desde hace diecisiete años, desde el momento mismo en que los poderes legislativos de las naciones que suscribieron el acuerdo trilateral, Canadá, Estados Unidos y México lo aprobaron, fueron marginadas, desoídas e inclusive desechadas en nuestro país las críticas de todos aquellos, incluyendo a los directamente involucrados, los campesinos, que consideraron y consideran perjudicial para el campo dicho tratado.

Los actuales momentos críticos que se están viviendo no son diferentes; se han formado dos bandos totalmente opuestos, los que exigen, sino su derogación, cuando menos una revisión del capítulo agropecuario con los gobiernos de los vecinos del norte y el otro bloque, el del poder, que simplemente impone la cerrazón, sin tomar en cuenta que dicha posición de hermetismo sólo acarrea crispación en el entorno social. Se vislumbra grave, por tanto, el panorama nacional.

En los días prolegómenos al 1 de enero de 2008 en que las fronteras, de acuerdo al TLCAN, se abrirían a la importación de granos básico, es decir, sin pago alguno de aranceles, principalmente maíz, fríjol, sorgo y otros, se inició todo un movimiento para que se revisara el acuerdo, pues la apertura incidirá desastrosamente en el agro mexicano, ante la falta de competitividad con los agricultores estadounidense, que desde siempre han sido subsidiados por su gobierno.

Cuando todos esperábamos una respuesta para que se iniciara un diálogo, un debate que diera como resultado una negociación benéfica para todas las partes, el primero en demostrar cerrazón fue precisamente el presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien aprovechó su mensaje de año nuevo, para defender a ultranza el tratado trilateral y asegurar que ha sido más benéfico a México que perjudicial.

Tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, prevalece el mismo panorama: los de Acción Nacional, partido en el poder unieron fuerzas para apoyar desmedidamente la posición presidencial, no obstante que en un principio habían dado muestras de apertura.

Es de tal manera representativo el engranaje para apoyar el criterio del Jefe del Ejecutivo, que tanto la Secretaría de Relaciones Exteriores, que por cierto ahora lleva al cabo su reunión anual de embajadores y cónsules, como del coordinador de la bancada panista en el Senado, Santiago Creel que hicieron sendas manifestaciones por las cuales se manifestaron irreductibles en la renegociación de ese instrumento.

La otra parte, los senadores y diputados de los partidos de oposición, principalmente, el de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional, después de calificar la declaración de Calderón Hinojosa de lamentable e imprudente, están, como debe, ser en busca de acuerdos que beneficien a todas las partes

No se busca una confrontación con Estado Unidos y Canadá, si ese es el temor, lo que se quiere es la discusión y el debate de altura para llegar a una renegociación que beneficie por igual a las naciones firmante. Mantener la cerrazón, es principio irracional. Evitemos la confrontación social.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.
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