Asesinando la esperanza
07/02/2008
- Opinión
Quito
“Ésta marcha es una manipulación grotesca porque se fundó en la indignación que sintieron todos los colombianos frente a los secuestros, a los testimonios de Clara Rojas y Consuelo González y a las pruebas de supervivencia. Si había que llamar a una movilización era en torno a soluciones para que la liberación tuviera lugar y no por un recurso de fuerza”.
El texto precedente es una declaración de Astrid Betancourt, hermana de Ingrid, la principal secuestrada por las FARC, ex candidata presidencial y cuyo testimonio de supervivencia fue "la gota que derramó el vaso" y sensibilizó al Presidente Hugo Chávez a tomar la iniciativa, para conseguir pacíficamente la primera liberación incondicional de 3 secuestrados por las FARC en 58 años de guerra de guerrillas.
La familia Betancourt lucha por conseguir que Uribe archive su prepotencia fanfarrona y se siente a dialogar por un verdadero acuerdo humanitario, primer escalón para hablar de un cese del fuego, como antesala a un proceso de paz.
Uribe, manipulado por Bush, como buenos fascistas, piensan que en Colombia debe imponerse una solución de guerra y no una paz negociada.
Con la misma mentalidad que George Bush alienta a mantener ocupado militarmente el territorio de Irak, después de un descarado genocidio, Uribe piensa que la liberación de los secuestrados pasa por un acto de guerra, de supuesto “rescate”, sin importarle el riesgo de sus vidas.
Mucho se comenta en Colombia sobre los antecedentes de vinculación de Uribe con los paramilitares y demostrar esto no se vuelve necesario, cuando las reacciones del Presidente colombiano evidencian que su actitud es coincidente con las acciones de terrorismo y asesinato que caracterizaron a esos mercenarios financiados por los grandes terratenientes y por la CIA dizque para exterminar a los guerrilleros.
A estas alturas de la confrontación, que dura más de cinco décadas, ya no interesan los argumentos en pro o en contra de la causa que defienden los insurgentes o el gobierno, sino hallar los mecanismos pacíficos para liberar a los secuestrados, como hizo Chávez.
Uribe piensa que el desate de una batalla mediática contra las FARC le otorga algún rédito a su política de guerra.
Y ya vemos que la primera en reaccionar en contra de esa reciente marcha agresiva es la hermana de la principal secuestrada, quien tiene la inteligencia de comprender que ese es un camino equivocado para lograr una pacífica liberación de los secuestrados.
Con un solo gesto, el presidente Chávez logró la liberación de 3 secuestrados y hoy está trabajando en la liberación de otros 3 y eso le da más rédito al líder venezolano que todas las marchas, bravatas y voceríos del guerrerista Uribe.
“Ésta marcha es una manipulación grotesca porque se fundó en la indignación que sintieron todos los colombianos frente a los secuestros, a los testimonios de Clara Rojas y Consuelo González y a las pruebas de supervivencia. Si había que llamar a una movilización era en torno a soluciones para que la liberación tuviera lugar y no por un recurso de fuerza”.
El texto precedente es una declaración de Astrid Betancourt, hermana de Ingrid, la principal secuestrada por las FARC, ex candidata presidencial y cuyo testimonio de supervivencia fue "la gota que derramó el vaso" y sensibilizó al Presidente Hugo Chávez a tomar la iniciativa, para conseguir pacíficamente la primera liberación incondicional de 3 secuestrados por las FARC en 58 años de guerra de guerrillas.
La familia Betancourt lucha por conseguir que Uribe archive su prepotencia fanfarrona y se siente a dialogar por un verdadero acuerdo humanitario, primer escalón para hablar de un cese del fuego, como antesala a un proceso de paz.
Uribe, manipulado por Bush, como buenos fascistas, piensan que en Colombia debe imponerse una solución de guerra y no una paz negociada.
Con la misma mentalidad que George Bush alienta a mantener ocupado militarmente el territorio de Irak, después de un descarado genocidio, Uribe piensa que la liberación de los secuestrados pasa por un acto de guerra, de supuesto “rescate”, sin importarle el riesgo de sus vidas.
Mucho se comenta en Colombia sobre los antecedentes de vinculación de Uribe con los paramilitares y demostrar esto no se vuelve necesario, cuando las reacciones del Presidente colombiano evidencian que su actitud es coincidente con las acciones de terrorismo y asesinato que caracterizaron a esos mercenarios financiados por los grandes terratenientes y por la CIA dizque para exterminar a los guerrilleros.
A estas alturas de la confrontación, que dura más de cinco décadas, ya no interesan los argumentos en pro o en contra de la causa que defienden los insurgentes o el gobierno, sino hallar los mecanismos pacíficos para liberar a los secuestrados, como hizo Chávez.
Uribe piensa que el desate de una batalla mediática contra las FARC le otorga algún rédito a su política de guerra.
Y ya vemos que la primera en reaccionar en contra de esa reciente marcha agresiva es la hermana de la principal secuestrada, quien tiene la inteligencia de comprender que ese es un camino equivocado para lograr una pacífica liberación de los secuestrados.
Con un solo gesto, el presidente Chávez logró la liberación de 3 secuestrados y hoy está trabajando en la liberación de otros 3 y eso le da más rédito al líder venezolano que todas las marchas, bravatas y voceríos del guerrerista Uribe.
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