El ALCA como alternativa para América Latina y el Caribe

01/12/2001
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INTRODUCCIÓN La gran región que conforman los países de América Latina y el Caribe (ALC), plagada de problemas tan graves como la pobreza de la mayoría de sus habitantes, el ritmo errático de las economías en casi todas las naciones o la inestabilidad política, está ávida de alternativas para el desarrollo y la felicidad de sus pueblos. Múltiples ensayos de integración y desenvolvimientos armónicos regionales han fracasado o no han tenido suficientes desempeños, desde la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA), en 1948. De hecho, actualmente sólo existe un escenario potencialmente propiciador de la integración de los países de la región, el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), pero carece de los instrumentos, políticas y facultades requeridos para concretar un curso semejante –nunca igual ni puramente transplantado-, por ejemplo, al de la Unión Europea, bloque integrador de naciones que trata de consolidarse para competir exitosamente en el ámbito de la globalización capitalista, en interacción con los Estados Unidos de América, Japón y la región asiática, etc. Es indiscutible el peso extraordinario de los Estados Unidos de América sobre el mundo entero y particularmente sobre América Latina y el Caribe. Dada su política expansionista, desde finales del siglo XVIII, inmediatamente después de su independencia del Reino de la Gran Bretaña, ALC ha recibido el impacto de las políticas estadounidenses, para bien y para mal. El surgimiento del Mercado Común Norteamericano integrado por EE.UU., Canadá y México, así como la puesta en marcha de la fase de instrumentación hacia el año 2005, del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), a partir de la Cumbre de las Américas realizada en abril de 2001, en Quebec, han descargado una enorme presión sobre los países latinocaribeños. Surge, entonces, un gran debate frente a esa opción lanzada con inusitada fuerza por el presidente estadounidense, George W. Bush, y aceptada por la totalidad de los gobernantes reunidos en la mencionada cumbre, con una sola reserva: Venezuela, cuyo gobierno coincide con la postura de Cuba, abiertamente contraria al ALCA, y de Brasil, que ha manifestado reservas estratégicas, aunque no estampó observaciones en los acuerdos firmados en Canadá, hace un año. Nos proponemos revisar, muy sucintamente, los planteamientos favorables al ALCA, su potencialidad y factibilidad, y también la cara negativa de su aplicación, si llegare a entrar en vigencia en 2005, como fue acordado. Esta monografía tiene una importancia particular: he decidido asumir el tema como posible centro de mi tesis de maestría, debido a su trascendencia sobre el futuro de los pueblos de América Latina y el Caribe. Así, ella será base para la estructuración del proyecto de tesis, por lo que, de antemano, agradezco las observaciones y orientaciones docentes. DESARROLLO La influencia política de los Estados Unidos de América USA, EUA o EE.UU.) sobre el resto del continente americano, y particularmente en Venezuela, es inocultable. La magnitud de su independencia del Reino de la Gran Bretaña en el último cuarto del siglo XVIII (1), la naturaleza ideológica y política de ese histórico paso, y su creciente fuerza como potencia en el ámbito del Caribe y norte del Atlántico, ubicaron a la nueva nación norteamericana como referencia y, a la vez, amenaza para la futura independencia de los pueblos latinoamericanos y caribeños, a la sazón colonias de las potencias europeas en pugna por el reparto geoestratégico del mundo. No aspiramos abarcar los 225 años que corren desde que el Congreso Continental de Filadelfia aprobó la Declaración de Independencia, el 4 de Julio de 1776. Tampoco, los 190 años de la Independencia de Venezuela del imperio colonial español (2), aquel 5 de julio de 1811. Sí, tener ese curso histórico como referencia necesaria para comprender los desarrollos ulteriores que vienen a desembocar en la contemporaneidad mundial marcada por la globalización capitalista, predominantemente regida por la extraordinaria influencia estadounidense en todos los ámbitos de la vida, lo que tendría un nuevo impulso sobre América Latina y el Caribe con la entrada en vigencia en 2005, del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). De manera que este breve ensayo basado fundamentalmente en fuentes bibliográficas, hemerográficas y telemáticas (Internet), apunta la comprensión de la urgente necesidad de estudiar a fondo esa tendencia en Venezuela, al igual que en los otros países de la América Latina y el Caribe, que preferimos llamar latinocaribeños, naciones americanas distintas de Estados Unidos de América y Canadá, aún miembro de la Commonwealth of Nations, dada su condición de potencias mundiales, ambas integrantes del Grupo de los 8 -en realidad 7+1, con la reciente y condicionada incorporación de Rusia-. Las otras cinco son Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, tradicionales fuerzas coloniales de Europa y Asia. España, que todavía no califica, aspira entrar al club. Tal vez, Portugal lo intente, al igual que Holanda, añorando sus roles de antaño, como potencias colonialistas en ámbitos de América, Africa o Asia. Por supuesto, que el fenómeno de la vasta dominación estadounidense es único, sin precedentes. Sus magnitudes, contenidos y formas son amenaza no sólo para nuestros países latinocaribeños y sus similares de otras latitudes, sino para las otras potencias capitalistas que compiten, apuradas, para no ser engullidas por el "Gigante del Norte". Conscientes de las características de la globalización capitalista contemporánea, que en mucho empuja hacia la homogeneización cultural del planeta, como lo han advertido diversos pensadores modernos, entre ellos, últimamente desde Venezuela, el Premio Nóbel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel (3), nos proponemos contribuir a contextualizar los rasgos de la dominación neocolonial (4) en el ámbito de la América Latina y el Caribe, dado el curso de las acciones imperialistas de los Estados Unidos de América sobre nuestros países, desde México, Puerto Rico y Cuba hasta Argentina –específicamente durante la Guerra de las Malvinas, en 1982, en la que USA jugó abiertamente a favor de Gran Bretaña-, a lo que premonitoriamente temió el Libertador Simón Bolívar, quien en 1824, advirtió: "Los Estados Unidos parecen predestinados por la Providencia para plagar a América de miseria en nombre de la libertad" (5). Las más recientes manifestaciones de esa dominación están en la vida diaria, realidad que puede verse en el bloqueo económico (pero además científico, técnico y cultural) a Cuba, por parte de EUA, ratificado por el presidente George W. Bush, a petición de la derecha norteamericana y el exilio cubano anticastrista enraizado en la creciente e influyente población cubano-norteamericana; en la lucha del pueblo de isla Viecques contra las prácticas de tiro de la U.S. Army, dentro de la situación colonial de Puerto Rico; en la vasta dominación comunicacional estadounidense en el espectro latinocaribeño (y mundial); y en la omnipresente implantación de la american way of life en la cotidaneidad urbana, empresarial o comercial. La II Guerra Mundial marcó a finales de la primera mitad del siglo XX, un vuelco en la correlación de fuerzas internacional. "Las explosiones de Hiroshima y Nagasaki se consideran como las dos primeras grandes operaciones de la . Duras advertencias a la URSS, cuando los dos grandes aliados surgen poderosos y solitarios –y con políticas e ideologías contrapuestas- de las ruinas humeantes de un mundo devastado, en el que Europa –vencedores y vencidos- ha perdido su hegemonía y empieza a tambalearse su imperio colonial", sostiene el profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Álvarez Morales, al comienzo de su libro Las guerras de la postguerra (6). Es importante constatar la irrupción de los Estados Unidos de América y de la extinguida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como las potencias más poderosas del planeta, en el colofón de "La más desastrosa guerra de todos los tiempos" que "marca un hito en la historia de la humanidad", pues "las cosas no volverán a ser las de antes", porque dejó "abierto un proceso irreversible" (6/5). EUA fue la única potencia en conflagración que no sufrió devastación material ni humana en su territorio continental, separado por los océanos Atlántico y Pacífico de los escenarios europeos y asiáticos de destrucción masiva. La rendición alemana del 7 de mayo y la capitulación japonesa del 3 de septiembre, en 1945, marcaron el fin de la guerra y, en realidad, el inicio de una nueva era con el predominio estadounidense en el campo capitalista, y del soviético en el área "socialista", la llamada bipolaridad que duró hasta la caída del Muro de Berlín, en 1989, y la desarticulación de la URSS, en 1991, bajo la presidencia de Mijail Gorbachov. Estados Unidos se gradúa de superpotencia sobre las cenizas de Europa. Concentra la producción científica y tecnológica, sirve de suplidor de sistemas de armas, transporte y comunicaciones, y apuesta a la reconstrucción del viejo continente con el conocido "Plan Marshall" que, si bien propició la revitalización europea, fue también parte del escudo levantado por EE.UU. en su confrontación con el amenazante poderío soviético, que el 14 de julio de 1949 realizó su primera prueba nuclear, cuatro años después de las explosiones nucleares norteamericanas autorizadas por el Presidente Harry Truman, sobre las mencionadas ciudades japonesas. Comenzó, entonces, el "Club Nuclear" que atizó los esquemas de la "mutua destrucción" entre las superpotencias dispuestas a achicharrar al planeta; y luego, fue creciendo con Inglaterra, Francia y China, precisamente los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con derecho a veto (La URSS fue sustituida por Rusia); aunque también están los menores: India, Pakistán, Corea del Norte, Israel y los desprendimientos de la URSS asociados a Rusia en tanto que potencia principal del área, Kazajstán, Bielorrusia y Ucrania. Después del desmembramiento de la URSS y sus dependientes aliados de la Europa Oriental, EUA, bajo la presidencia de George Bush, se afianzó como única superpotencia, en un escenario mundial nuevo llamado "unipolar", que estimuló a investigadores occidentales a proclamar el triunfo sobre el "comunismo" que le oponía resistencia a la definitiva (¿e irreversible?) implantación del liberalismo capitalista en el planeta. El estadounidense de ascendencia japonesa, Francis Fukuyama argumentó "El fin de la Historia" en una muy difundida y polémica obra (7) en la que llegó a afirmar: "...la democracia liberal es la única aspiración política coherente que abarca las diferentes culturas y regiones del planeta. Además, los principios liberales en economía –el <>- se han extendido y han conseguido producir niveles sin precedentes de prosperidad material, lo mismo en países industrialmente desarrollados que en países que al terminar la segunda guerra mundial formaban parte del Tercer Mundo. Una revolución liberal en economía ha precedido a veces y a veces ha seguido la marcha hacia la libertad política en todo el mundo" (7/14). ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA El cuadro bosquejado anteriormente sobre el lapso que va desde 1945 hasta el presente, es importante por ser fragua del poderío estadounidense. Lo poco que hemos vivido del siglo XXI se estructuró en la dura y sangrienta lucha intracapitalista durante las dos guerras mundiales; y a partir de 1917, con el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia (8), en la también dura, aunque menos sangrienta, lucha entre capitalismo y "socialismo". León Trotski, jefe militar de la Revolución de Octubre y segundo ideólogo en importancia después de Vladimir Ilich Lenin, visualizó aquella época de forma muy particular: "La guerra había socavado los cimientos del mundo capitalista, y a eso se debía nuestra fuerza invencible. El círculo imperialista que aún nos encierra (década de los años veinte), será roto por una revolución proletaria. La historia está de nuestra parte. Una revolución proletaria en Europa y en América estallará tarde o temprano, y esta revolución libertará a toda la humanidad que sufre" (9/156). Estados Unidos de América surgió rompiendo con la dominación colonial inglesa, pero afincado en el predominio de valores excluyentes, individualistas, posesivos y expansionistas frente a los indígenas nativos norteamericanos y los colonos españoles y franceses, amén de la esclavitud practicada por los europeos y sus descendientes en todos los territorios dominados. El historiador de la Universidad del Estado de Oregón, Darold Wax (9) lo describe muy claramente: "En 1775, la sociedad angloamericana presentaba una sorprendente variedad. La organización social y las maneras de vivir eran todo menos uniformes. Diferencias raciales, étnicas y religiosas separaban a los colonos unos de otros. La diversidad misma, sin embargo, era algo que compartían los coloniales. Ellos compartían, también, una estructura social caracterizada por la desigualdad y un sentido de las jerarquías. Como personas, apreciaban la libertad individual y tenían un gran apego a los bienes materiales. Por sobre todas las cosas, la sociedad angloamericana de 1775 era una sociedad adquisitiva" (9/214). Otro historiador norteamericano, John Shy, de la Universidad de Michigan, bosqueja el substrato de la "Revolución Angloamericana" (9) con 1,5 millones de habitantes, emigrantes y nacidos en suelo norteamericano: "La proclamación de la paz en 1763 fue un momento decisivo en la historia del pueblo angloamericano. Detrás queda más de un siglo de luchas contra el medio norteamericano y contra los nativos y otros habitantes europeos del continente. Al fin, en 1763, la larga lucha parecía haber terminado. La guerra y la diplomacia habían extendido los límites de Angloamérica hasta el Misisipí, el Golfo de México y la Bahía de Hudson. Las negociaciones de París terminaron por proporcionar a los angloamericanos un vasto territorio de protección... Ya no pudieron más las tribus indias mirar hacia Francia o España en busca de apoyo para resistir a la migración de los angloamericanos... La visión utópica de los protestantes militantes que colonizaron Angloamérica en los comienzos del siglo XVII, se hallaba en 1763 al borde de su completa realización; la gran lucha contra las católicas Francia y España había terminado en gloriosa victoria, y los herederos de Isabel I miraban con orgullo y confianza hacia el futuro del imperio británico" (9/217). Seguidamente, Shy refiere cómo se produjo "una admirable transformación revolucionaria que hizo de las colonias angloamericanas una nueva sociedad. Casi desde el momento de su aparición, esa nueva sociedad –los Estados Unidos- ejercerá una gran influencia en la historia del mundo". -La revolución tenía sus orígenes profundamente enraizados en la historia y estructura del imperio británico y de la sociedad angloamericana – sostiene el historiador (9/228)-. Pero la revolución no surgió de una debilidad endémica del imperio ni de una inestabilidad crónica de la sociedad colonial... la revolución habría de surgir de las tendencias dinámicas tanto de Inglaterra como de sus colonias, tendencias que habrían de chocar con fuerza explosiva pocos años después de 1763. Paralelamente, Europa era escenario de las contradicciones propias entre potencias colonialistas, ocurre la Revolución Francesa y desparrama nuevos ideales sumados a los delineados por los padres de la Independencia Norteamericana. Estados Unidos nunca ocultó sus pretensiones expansionistas, y fue así como conquistó vastos territorios indígenas y mejicanos, se enfrentó a España y ocupó La Florida y Puerto Rico, y siempre aspiró capturar Cuba. United States of America actualmente, tiene una superficie de 9.372.610 kilómetros cuadrados (10) y unos 270 millones de habitantes con una expectativa media de vida de 76 años. Desde el punto de vista comercial, sus principales mercados son Europa (24%), Canadá (22%), Asia (14%) y América Latina y el Caribe (14%), según estimaciones del Instituto del Tercer Mundo. Su producto interno bruto (PIB) actual, bordea los US$ 10.700 millardos (11), unas 142 veces más que los US$ 75 millardos del PIB venezolano (12), para sólo referir un punto de comparación con la cuarta economía latinoamericana después de Brasil, México y Argentina. Conocidos son otros de sus atributos: principal potencia capitalista del mundo, primera economía, primera e indiscutida potencia militar, primera potencia de la industria del entretenimiento (medios-cultura- espectáculos), primer centro tecnológico mundial, etc. Su vasta red de espionaje se compagina en todo el mundo, con la expansión de sus principales empresas, que a su vez son las transnacionales más importantes del mundo, en competencia con similares conglomerados de Japón, Gran Bretaña y la Unión Europea. EXPANSIÓN CRECIENTE USA, luego de su Guerra de Independencia contra Inglaterra (1), potencia colonial que le reconoce soberanía en 1783, va a sostener conflictos bélicos para ampliar sus posesiones territoriales con Francia (1789- 1800), Inglaterra (1812-1814), España (1810-1819) y México (1836-1848 y 1850-1853). De España logró anexarse La Florida y de México, mucho más de la mitad del territorio azteca: “Entre 1836 y 1848 los Estados Unidos se quedaron con más de la mitad de México. En 1836, colonos norteamericanos ocuparon el territorio mexicano de Texas y luego pidieron el reconocimiento y protección de la Unión americana. En 1846 el ejército estadounidense invadió México con el objeto de defender a los ocupantes norteamericanos. La guerra duró dos años. Algunos gobernantes querían anexarse toda la zona al norte del río Bravo, y otros quedarse con todo México. Finalmente se adueñaron de Nuevo México, la Alta California y parte de los estados Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua y Sonora.” (10-435) Hasta 1853, continuó el despojo estadounidense sobre territorio mejicano, hasta lo que hoy son los estados de California, Nevada, Utah, Arizona, Colorado, Nuevo México y Texas. Porfirio Díaz, dictador mejicano entre 1876 y 1910, exclamó en una oportunidad: “¡Pobre México, tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios!” (10-435) “La expansión no fue sólo un cambio de dueño sino una nueva tragedia para los americanos, diezmados en oleadas sucesivas por la fiebre de tierras y de oro. Se hacía caso omiso de la primera ocupación, de hecho o por un acuerdo con estos pueblos, para adquirir por la fuerza una extensión mayor y así sucesivamente. En 1838, el ejército federal expulsó de sus tierras a 14.000 cherokees y como consecuencia 4.000 de ellos murieron.” (10-281/282) El breve relato referencial contenido en la precitada Guía del Mundo, ofrece datos que permiten la siguiente cronología: 1861-1865.- Guerra de Secesión, con un millón de muertos entre ambos bandos (Norte y Sur). 1890.- Culmina la ocupación norteamericana de los territorios indígenas, ricos en yacimientos de oro y otros recursos naturales renovables y no renovable. “Los sobrevivientes (indígenas)... fueron confinados en ‘reservas’, la mayoría áridas e inhóspitas”. 1889.- “La guerra con España por Cuba y Filipinas... inauguró la etapa imperialista”. 1903.- “La ocupación de Panamá, l construcción del Canal y de un sistema de bases militares en la región convirtió a América Central, declarada ‘zona de seguridad vital’, en nuevo tipo de protectorado estadounidense.” (10-282) En su obra Las intervenciones norteamericanas en América Latina, Javier Peña sostiene que “El proceso de emancipación de las colonias españolas iniciado a comienzos del siglo XIX* culminó durante la segunda década de esa centuria, poniendo término al control ejercido por España en el Nuevo Mundo. En 1898, sus últimos bastiones en el continente --Cuba y Puerto Rico -- serán arrancados de sus manos por Estados Unidos cayendo luego bajo su tutela. Una vez que se puso fin a los lazos de los países latinoamericanos con España, terminando el monopolio comercial que ésta última tenía, fueron mayoritariamente compañías inglesas y luego norteamericanas las que establecieron un neto predominio en América Latina”. Relata el autor que las disputas entre las potencias europeas y entre aquellas y Estados Unidos por el predominio en América Latina y el Caribe, no tuvieron solución de continuidad: “Inglaterra pudo imponerse en América Latina durante la primera mitad del siglo XIX a pesar de las pretensiones de Francia y de EEUU, que deseaban obtener también su cuota de influencia en la región. “Francia no pudo hacer frente con éxito a Gran Bretaña y debió inclinarse ante el poderío de la Royal Navy, al mismo tiempo que trataba de ganar o conservar territorios en algunos puntos del continente, particularmente en las Antillas, Guyana o México... E.E.U.U. por su parte, trató en vano de disputar desde mediados del siglo XIX la hegemonía a los ingleses, contentándose -- faltos en ese tiempo de disponer de los medios para aplicar una política más ambiciosa -- con la absorción de territorios adyacentes a la costa Este”. Peña destaca que “la ola expansiva yankee se tragó la mitad de los territorios anteriormente pertenecientes a México. La secesión de Texas tuvo lugar ese año y pasaría a formar parte de la Unión desde 1848. Ese mismo año, California y Nuevo México fueron anexados por EEUU. En 1846, la Gran Bretaña les había cedido el Oregón en el noroeste y le comprarían Alaska a Rusia en 1867. “Hacia el fin del siglo XIX esta política de expansión les permitió la formación de un vasto territorio y después de la guerra de Secesión -que desvió la atención y los esfuerzos de los norteamericanos sobre sus problemas internos -- los EEUU tratarán de establecer su predominio político y económico en América Latina, reemplazando la hegemonía inglesa y lanzándose en un proceso de desarrollo e industrialización que los ubicará en el siglo XX a la cabeza de los países capitalistas”. Siguiendo la larga secuencia de intervenciones estadounidenses en ALC, en la precitada obra, podemos armar una segunda cronología: 1791-1821.- “El proceso de expansión territorial de los EEUU comenzó desde fines del siglo XVIII. Siendo la frontera "elástica" hacia el Oeste, adquirieron diversos territorios...” 1811.- “Aprovechándose de la presencia de las tropas de Napoleón en España, el Congreso norteamericano votó una resolución en la cual declaraba tener la intención de ocupar La Florida”. 1818.- “El general Andrés Jackson ocupó definitivamente La Florida y al año siguiente España aceptaba vender a la voraz Unión , un territorio casi tan grande como Inglaterra, por la bagatela de 5 millones de dólares...” 1823.- El presidente estadounidense Monroe, en su séptimo mensaje anual, presentado el 2 de diciembre, delineó como estrategia oficial de USA la famosa “Doctrina Monroe” resumida en su frase "América para los americanos". 1836.- Anexión de Texas. 1847.- Ocupación de Ciudad de México. 1848.- “México debió firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo... En diez años México había sido amputado de la mitad de su territori... El sentimiento antiyanqui, latente en todo latinoamericano, nació en estas tierras mexicanas usurpadas”. 1855.- Gran Bretaña y EEUU firman el Tratado Clayton-Bulwer, mediante el cual las dos partes signatarias declaraban tener la intención de obrar por la construcción de un canal interoceánico en territorio nicaragüense, sin antes haber informado de ello a Nicaragua. 1856.- El mercenario estadounidense “William Walker, acérrimo partidario de la esclavitud y de su extensión a América Central, trató de apoderarse de Nicaragua, autoproclamándose presidente”. 1858-1859.- Expedición naval contra Paraguay, por un incidente naval causado por el navío de la US Army, “Water Witch”. 1870.- “El presidente Ulises Grant presentaba en mayo... un proyecto al Senado relativo a la compra de Santo Domingo, territorio considerado como estratégico en el Mare Nostrum yanqui”. 1891.- USA amenaza a Chile con una expedición naval, a propósito de un incidente sangriento entre marines norteamericanos del navío Baltimore, de la US Army, en el puerto de Valparaíso. 1895.- USA se opone a una posible intervención militar inglesa contra Venezuela por la zona en disputa de la Guayana Inglesa, hoy Guyana: “...el secretario de Estado del presidente Cleveland instruía en ese sentido a su embajador en Londres afirmando que los derechos de EEUU arrancaban de sus ‘infinitos recursos’”. 1898.- “Cuba, la obsesión de la diplomacia norteamericana, será reducida... a la condición de protectorado... Cuba, teóricamente independiente, fue puesta bajo la autoridad del gobernador militar yanqui Leonardo Wood, jefe de las tropas de ocupación. Estas permanecerán en el país durante tres años”. 1898.- “Mediante el Tratado de París (10 de diciembre...) España cedió Puerto Rico y las Filipinas a los EEUU”. “A fines de siglo las intervenciones yanquis se multiplicaron: Hawai, Puerto Rico, Filipinas, Cuba, Guam, Samoa, los puertos de China y Panamá”. 1903.- “La Enmienda Platt... demostración flagrante del estado de vasallaje al que Cuba había sido sometida... (23 de mayo) fue incorporada a la constitución cubana... El artículo 7* les daba a los EEUU el derecho de instalar bases militares en territorio cubano. Guantánamo es en la actualidad una prueba viva de un tiempo que podría creerse como sobrepasado.” 1903.- Separación de Panamá de Colombia, instigada por Estados Unidos: declaración de independencia, el 3 de noviembre, con desembarco de marines estadounidenses; reconocimiento oficial de USA, 6 de noviembre. 1905.- Intervención militar de USA en Santo Domingo, con despliegue de interventores de aduanas estadounidenses durante cuatro años. 1906, 1912 y 1917.- Invocando la Enmienda, tropas de USA desembarcan en Cuba. 1912.- 1700 marines de USA invaden Nicaragua, ocupación que dura hasta 1925. 1914.- USA impone a Nicaragua el Tratado Bryan-Chamorro (5 de agosto), “mediante el cual adquirían el derecho a establecer una base naval en el golfo de Fonseca y la cesión de diversas islas e islotes durante 99 años”. 1914.- Intervención contra México de 50 navíos estadounidenses con 23 000 hombres, frente al puerto mexicano de Tampico. 1914.- El 17 de diciembre, los marines del crucero Machias desembarcaron y se llevaron 500 000 dólares pertenecientes a Haití provenientes de los cofres del Banco Nacional. 1915.- El 28 de julio, los marines desembarcaron nuevamente en Haití. Esta vez permanecerán durante 19 años. “Los marines abandonarán el territorio haitiano sólo en 1934”. 1916.- “Un nuevo desembarco de marines... mantendría a la República Dominicana bajo la bota yanqui hasta 1924”. 1921.- USA invade a El Salvador. 1924.- USA invade a Honduras. 1926.- USA invade nuevamente a Nicaragua. Los marines se retiran en 1933. 1954.- USA derroca a Jacobo Arbenz, en Guatemala. 1961.- USA organiza y financia la invasión de Bahía de Cochinos, en Cuba, que fue derrotada por las fuerzas de Fidel Castro. 1961.- USA apoya golpe militar en El Salvador. 1962.- USA apoya golpe militar peruano. 1963.- El presidente de Guatemala, Idígoras Fuentes fue derrocado por un golpe militar, apoyado por USA. 1963.- USA respalda golpe militar en Honduras, que derroca al presidente Villeda. 1963.- USA promueve el derrocamiento del presidente Otto Arosemena, en Ecuador. 1963.- El presidente Juan Bosh es derrocado en República Dominicana, por militares afectos a USA. 1964.- El presidente brasileño Joao Goulart es derrocado por un golpe militar respaldado por USA. 1964.- USA apoya golpe militar en bolivia. 1965.- USA interviene militarmente en República Dominicana, para evitar el triunfo del rebelde militar Francisco Caamaño, que intentaba reponer en el poder a Juan Bosh. 1966.- USA respalda el golpe militar del general Onganía, en Argentina. 1973.- USA apoya el derrocamiento sangriento del presidente Salvador Allende, en Chile. “La intervención yanqui en Chile es ampliamente conocida gracias a los documentos secretos de la ITT, al informe Covert Action presentado al Senado estadounidense por la Comisión Church (1975) y diversos documentos recientemente desclasificados”. 1979.- A partir del triunfo sandinista en Nicaragua, USA intervino permanentemente y financió y armó a las fuerzas “Contra”, como lo hizo en toda Centroamérica. 1983.- USA invade Grenada. 1989.- USA invade Panamá, el 20 de diciembre. “Al Tratado Torrijos-Carter se le agregó un ‘Tratado de Neutralidad’, según el cual, los EEUU quedan autorizados para intervenir unilateralmente desde el año 2000 si estimaran que la neutralidad del canal estuviera en peligro”. 1991.- Militares haitianos derrocan al presidente Aristide, con apoyo de la CIA estadounidense. Javier Peña, a modo de conclusión, expone: “El intervencionismo norteamericano en América Latina contribuyó a forjar en esta región del mundo un vigoroso sentimiento antiyanqui. Durante casi dos siglos, el poderío de la potencia hoy en día dominante, actuó a su antojo en su ‘patio trasero’. Estas intervenciones se acentuaron desde 1945, favorecidas por la existencia de un mundo bipolar y por la guerra fría. El imperio no habría podido actuar impunemente, si no hubiese contado con la preciosa ayuda de los ‘Quislings’ nativos: Castelo Branco y Costa e Silva en Brasil; Stroessner en Paraguay; Somoza, Trujillo, Castillo Armas y d'Aubuisson en América Central; Pinochet en Chile; Onganía y Videla en Argentina; Balaguer, Wessin y Duvalier en el Caribe; Fujimori en Perú, etc.... La alianza entre las oligarquías latinoamericanas y Washington estaba destinada a luchar contra el enemigo interno común: la subversión comunista -- que los EEUU siempre consideraron como el largo brazo de Moscú -- y los sectores populares, que disputaban a estas mismas oligarquías un espacio político, planteando a su vez reivindicaciones de carácter social y económico. Este statu quo imperial-oligárquico pudo ser garantizado sólo por fuerzas armadas sumisas y fieles al ‘hermano mayor’.! Cuántos crímenes y atrocidades se cometieron para preservar el orden que el amo deseaba! Todas las causas infames, fueron apoyadas por los EEUU en el continente, aún si años después Clinton hiciera un tardío mea culpa : ‘Es importante que yo declare que el apoyo a los militares implicados en actos de violencia y de represión extensiva, es un error que no debemos repetir’” POTENCIA BÉLICA POR EXCELENCIA El prontuario intervensionista y expansionista estadounidense no se agota con las referencias anteriores. Simultáneamente han corrido las intervenciones económicas y de espionaje, atadas al empuje de una industria del espectáculo que avasalla a través de los medios de comunicación social y su contemporáneo enjambre telemático, también utilizado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (Central Intelligence Agency), la famosa CIA, ahora empalmada mundialmente a través del sistema de espionaje telemático “Echelon” (www.google.com), con participación directa de los gobiernos de Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, seguramente respaldadas por otras naciones de la Commonwealth. La historia de las intervenciones militares, económicas y políticas encubiertas de Estados Unidos a lo largo y ancho del mundo es simplemente inasible, por su magnitud y su variedad. Las guerras mundiales del siglo XX, el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, la “Guerra Fría” frente al extinto bloque soviético (1945-1991), la “Guerra del Golfo” contra Irak y la última contra Afganistán, todas ganadas o en el bando ganador, dan una idea de la inmensidad de su poderío militar, económico, científico y tecnológico. Sólo ha mordido el polvo de la derrota, en la Guerra de Vietnam (1960- 1975), país sobre el cual descargó más bombas que las lanzadas por todas las fuerzas beligerantes durante la Segunda Guerra Mundial, llegó a tener 580 mil hombre en armas y ensayó terribles armas de destrucción masiva de seres humanos y la biodiversidad, amén de la material. (10-607) Estados Unidos no tiene parangón en la historia de los imperios. Su poderío subyuga o acecha a todo el planeta. No existe región geográfica donde USA no tenga ingerencia determinante: su ampulosidad es tan soberbia como inaceptable para la mayoría de los pueblos de la Tierra. Esa es la nación que impulsa la creación acelerada del Área de Libre Comercio de las Américas, ya reconocido por sus siglas: ALCA. ANTECEDENTES DEL ALCA Los antecedentes más inmediatos del ALCA pueden ser ubicados en 1948, con la creación de la ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA), en medio de la Guerra Fría, época en la cual fue instituido también el TRATADO INTERAMERICANO DE ASISTENCIA RECÍPROCA (TIAR), éste en 1947, en Río de Janeiro, conocido internacionalmente como el “Tratado de Río”. OEA y TIAR han sido expresión del dominio geopolítico de Estados Unidos sobre los países de América Latina y el Caribe, desde el punto de vista político, económico y militar. Más atrás, en el siglo XIX, está la ya referida “Doctrina Monroe” de 1823, cuando el presidente de USA proclamó la preminecia de Washington en los asuntos continentales frente a las potencias europeas que le competían espacios, negocios y dominios neocoloniales, especialmente en el ámbito del Caribe, cuya cuenca es la más importante de América, pues sólo escapan de estar conectados directamente a ella 8 países de América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. Dependiente de la OEA, fue creado en 1959, con sede en Washington, el BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO (BID), para el financiamiento de proyectos de desarrollo y asistencia técnica. El TIAR, la OEA y el BID son los únicos entes multilaterales continentales, aunque los tres excluyen a Cuba, desde 1962, cuando fuera excluida del llamado sistema interamericano, de acuerdo con los intereses geopolíticos de USA. En el ámbito de América Latina y el Caribe existen tres escenarios para la integración (10-78/82), aunque adolecen del peor enemigo de ese entrelazamiento de propósitos y objetivos: la falta de voluntad política de los gobiernos, pueblos y sectores de intereses preponderantes. Ellos son: PARLAMENTO LATINOAMERICANO (Parlatino), creado en 1964, con sede en Lima, Perú, a fin de “promover, armonizar y canalizar el movimiento hacia la integración económica, política y cultural de América Latina”. ORGANIZACIÓN LATINOAMERICANA DE ENERGÍA (OLADE), fundada en 1973, reúne 24 países de la región, con sede en Quito, Ecuador, y su misión es el “conocimiento, planificación y desarrollo de los recursos energéticos”. SISTEMA ECONÓMICO LATINOAMERICANO (SELA), agrupa a 26 países de ALC, fue constituido en 1973, su sede está en Caracas, Venezuela, y se dedica a “coordinar acciones conjuntas en el campo económico, buscando aumentar el grado de integración entre los países miembros y enfrentar problemas comunes en los campos financiero, aduanero y comercial... es la única organización de integración regional latinoamericana que cuenta con una representación oficial del gobierno cubano.” Les sigue en importancia la ORGANIZACIÓN LATINOAMERICANA DE INTEGRACIÓN (ALADI), fundada en 1980, en sustitución de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) que había sido creada en 1962. Países miembros: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Sin embargo, sus resultados han sido magros. Intrarregionalmente, funcionan, con disparidad, cuatro importantes bloques comerciales que presentaremos cronológicamente, de acuerdo con su fecha de creación: 1960.- MERCADO COMÚN DE AMÉRICA CENTRAL (Mercado Común Centroamericano), integrado por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, con sede en Ciudad de Guatemala. Le antecedió el Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica de América Central (1958). 1969.- COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES (CAN), también conocida como “Pacto Andino”, pues inicialmente se llamó Pacto Subregional Andino, formado por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Chile, se separó de ese esquema de integración económica, en 1975. Tiene su sede en Lima, Perú, y bajo su marco general funciona la CORPORACIÓN ANDINA DE FOMENTO, con asiento en Caracas, Venezuela. 1973.- COMUNIDAD DEL CARIBE (CARICOM), con sede en Georgetown, Guyana, agrupa a Antigua & Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Grenada, Guyana, Haití, jamaica, St. Lucía, St. Kitts & Nevis, St. Vicent & Grenadines, Suriname, Trinidad & Tobago. Bajo sus lineamientos funciona el BANCO DE DESARROLLO DEL CARIBE, en el cual también participan Islas Vírgenes, Islas Caimán, Islas Tiurcas y Caicos, Colombia, Francia, México y Venezuela. 1991.- MERCADO COMÚN DEL SUR (MERCOSUR). Creado en 1991, comenzó a funcionar en 1995, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Chile y Bolivia son miembros asociados, condición a la que aspira Venezuela. Además, funcionan dos entes de preservación y desarrollo sustentable, como son: CUENCA DEL PLATA (1967), donde concurren Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. PACTO AMAZÓNICO (1978), conformado por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, dispuestos a “frenar las tendencias de internacionalización de la cuenca amazónica y circunscribir su exploración y explotación a los países latinoamericanos que participan en su posesión.” En el plano político institucional, funcionan la ORGANIZACIÓN DE ESTADOS CENTROAMERICANOS (ODECA), con sede en San Salvador e integrada por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, desde 1951; y la ORGANIZACIÓN DE ESTADOS DEL CARIBE ORIENTAL (OECS). En el plano de la interacción política multilateral, destacan: GRUPO DE RÍO (1988), integrado por Argentina, Brasil, Chile, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Fue llamado “Grupo de los Ocho”, pero Panamá, fue excluido por razones de política interior de ese país centroamericano, invadido por Estados Unidos, el 20 de diciembre de 1989. GRUPO DE LOS TRES (1989), formado por Colombia, México y Venezuela. Recientemente, se reunió en Margarita, Estado Nueva Esparta, la ASOCIACIÓN DE ESTADOS DEL CARIBE (AEC), con un peso singular en el continente, pues en ella participan las naciones que forman parte del MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO, el CARICOM, el GRUPO DE LOS TRES, y los territorios neerlandeses (Aruba, Curazao y Bonaire) , franceses (Guayana Francesa, Guadalupe y Martinica), ingleses (Anguila, Monserrat, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Islas Turcos y Caicos) y estadounidenses (Puerto Rico, Islas Vírgenes), lo que se llama “El Gran Caribe”, sin contar con la costa atlántica de USA., incluyendo a tres importantes países no agrupados: Cuba, República Dominicana y Panamá (www.acs.aec.org). De acuerdo con cifras de la AEC, esta subregión tiene un PIB aproximado de US$ 550 millardos, y una población estimada en 216 millones de habitantes. Puede mencionarse, por sus características, el esquema de integración e intercambio que emana de las CUMBRES DE SOBERANOS, JEFES DE ESTADO Y JEFES DE GOBIERNO IBEROAMERICANOS, con participación de España y Portugal. MERCADO COMÚN NORTEAMERICANO Y ALCA En febrero de 1991, Canadá. Estados Unidos y México acuerdan la creación del Mercado Común del Norte, el mayor del continente, que ha funcionado intensamente desde 1995, propiciando incluso la emergencia del ALCA, pues varios países, entre ellos, Chile ya han solicitado su incorporación. Estados Unidos presiona para compensar el impacto de la Unión Europea, que comienza la integración monetaria el 1ro. de enero de 2002, y asegurarse mercados en ALC. No en balde, la derecha estadounidense, desde el Comité de Santa Fe, reclama para sí las bondades de la “Doctrina Monroe” frente a las potencias europeas, y además define “una política responsable de Estados Unidos hacia América Latina”: “La proyección del poder global de los Estados Unidos descansa sobre un Caribe cooperativo y una América del Sur que brinda su apoyo... América Latina, tanto como Europa Occidental y Japón, es parte de la base de poder de Estados Unidos. No podemos permitir que se desmorone ninguna base de poder norteamericana...” (Documento Santa Fe I, www.emancipacion.org). Esa afirmación, asumida en toda su dimensión por el gobierno del presidente Ronald Reagan (1980-1988), expresa la real concepción- determinación que ha prevalecido en las esferas gubernamentales, militares y empresariales de los Estados Unidos de América hacia los espacios terrestres, acuáticos y aéreos de América Latina y el Caribe, cuyos pueblos tendrían la misión de ser subsidiarios de los objetivos políticos, militares, económicos y culturales de la mayor potencia de la globalización capitalista. En la introducción del Documento Santa Fe IV, titulado “LATINOAMÉRICA HOY”, James P. Lucier, director de Staff del Comité de Relaciones Extranjeras del Senado de los Estados Unidos, describe la importancia de esos cónclaves: “A través de los años los estudios de Santa Fe han sido reconocidos por su enfoque práctico de los problemas hemisféricos, como asimismo por su creciente interés en la totalidad del espectro de cuestiones. Y no puede ser de otro modo si uno considera los antecedentes y experiencia de sus contribuidores. Cada uno de ellos ha vivido un romance de toda la vida con América del Sur y Central, dedicando muchos años en esa región. En el campo de los negocios privados, el periodismo y los más altos rangos del servicio militar estadounidense, los servicios de inteligencia y el cuerpo diplomático”. Y sobre el futuro inmediato de las relaciones intracontinentales, recomienda: “La política de la próxima administración (la de George W. Bus, porque el documento fue presentado en el séptimo año de la gestión Clinton) deberá ser alinear juntos al Norte y al Sur, en una asociación que deberá ser sobre bases igualitarias, sin infringir la soberanía de ninguna parte. La promesa y cooperación extendida en los comienzos del siglo XIX por la Doctrina Monroe puede ser la base de una nueva era de mutuo respeto y mutuos intereses”. Se aprecia, así, el hilo conductor de una política continental de dominación, coherente y sistemática, que trata de alcanzar su colofón con el establecimiento del Área de Libre Comercio de las Américas, en este comienzo del siglo XXI. Si lo contamos a partir de 1823, cuando el mundo conoce la “Doctrina Monroe”, son casi 180 años de actuaciones deliberadas y agresivas para el sometimiento de ALC a los dictados de los intereses de Estados Unidos de América, hoy en su fase de mayor desarrollo como potencia imperialista a través de la globalización capitalista. Pero en el ámbito militar y de la “seguridad hemisférica”, el señor Lucier no se va por las ramas y barre cualquier duda en torno al predominio de USA sobre América Latina y el Caribe: “Las relaciones civil-militares son otro tema político capital. La realidad es que los militares de América Latina, incluida la Cuba comunista, juegan un papel importante en la vida política y cultural de muchos, sino de todos los países. El papel de los militares de Estados Unidos a lo largo del siglo pasado ha consistido en ejercer una influencia modeladora en la educación y formación de los militares de nuestros vecinos hemisféricos... nuestros programas de vigilancia de la droga en la región andina y caribeña estén significativamente reducidos y... todos los esfuerzos por combatir la subversión y el terrorismo están bloqueados.” Por ello, identifica ideológica y políticamente a los sectores nacionalistas de ALC como adversarios o enemigos de EE.UU.: “El surgimiento de un militarismo izquierdista en los países andinos finalmente está obteniendo un poco de atención por parte de los medios, en la medida en que el «bolivarismo» se convierte en un grito de ataque de los comunistas y socialistas”. Un poco más adelante, le pone la tapa al frasco: “A continuación –dice Lucier- se plantean los principales elementos geoestratégicos que siguen siendo importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos: 1. Control de los estrechos Atlánticos. 2. Uso del Canal de Panamá. 3. Una ruta sureña segura alrededor del Cabo de Hornos. Todos estos están dentro del escenario estratégico naval. 4. Seguridad de que los países del hemisferio no son hostiles a nuestras preocupaciones de seguridad nacional. Además, que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales. Una «doctrina Monroe», si quieren.” (Subrayado M.I.M.) Ninguna duda queda al respecto. Se dirá que las recomendaciones del Comité de Santa Fe no son vinculantes para la política oficial de USA, pero para los gobiernos de Ronald Reagan y George Bus fueron determinantes, y ahora cuando se impulsa vigorosamente el ALCA desde la administración de George W. Bush, los lineamientos de Santa Fe IV, parecen encontrar eco. DE QUÉBEC A LIMA: III CUMBRE DE LAS AMÉRICAS Y LA CARTA DEMOCRÁTICA DE LA OEA En la ciudad de Québec, Canadá, del 20 al 22 de abril de 2001, se reunió la III Cumbre de “Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas elegidos democráticamente”, según reza la declaración final, en la cual afirman: “...renovamos nuestro compromiso con la integración hemisférica y la responsabilidad nacional y colectiva a fin de mejorar el bienestar económico y la seguridad de nuestros pueblos. Hemos adoptado un Plan de Acción para fortalecer la democracia representativa, promover una eficiente gestión de gobierno y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales. Buscamos crear mayor prosperidad e incrementar las oportunidades económicas y, al mismo tiempo, fomentar la justicia social y desarrollar el potencial humano”. El presidente venezolano dejó constancia de su reserva por considerar que la democracia, además de representativa debe ser “participativa”, como reza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (14). Asumiendo las Cartas de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), reiteraron los principios esenciales de respeto a los Derechos Humanos y la vigencia de la democracia; y en el plano económico y de la integración continental fueron bastante concretos y afirmativos: “Las economías abiertas y libres, el acceso a los mercados, el flujo sostenido de las inversiones, la formación de capitales, la estabilidad financiera, políticas públicas adecuadas, el acceso a la tecnología y el desarrollo y capacitación de los recursos humanos, son claves para reducir la pobreza y la inequidad, elevar los niveles de vida y promover el desarrollo sostenible. Trabajaremos con todos los sectores de la sociedad civil y las organizaciones internacionales para asegurar que las actividades económicas contribuyan al desarrollo sostenible de nuestras sociedades. “Acogemos el progreso significativo logrado hasta la fecha para el establecimiento de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), incluyendo la elaboración de un borrador preliminar del Acuerdo ALCA. Tal como se acordó en la Cumbre de Miami, el libre comercio, sin subsidios ni prácticas desleales, acompañado de flujos crecientes de inversión productiva y de una mayor integración económica, favorecerá la prosperidad regional, permitiendo elevar los niveles de vida, mejorar las condiciones laborales de los pueblos de las Américas y proteger mejor el medio ambiente. La decisión de hacer público el borrador preliminar del Acuerdo ALCA es una muestra clara de nuestro compromiso colectivo con la transparencia y con una comunicación creciente y sostenida con la sociedad civil. “Instruimos a nuestros Ministros que aseguren que las negociaciones del Acuerdo ALCA concluyan, a más tardar, en enero de 2005, para tratar de lograr su entrada en vigencia lo antes posible, y no más allá de diciembre de 2005. Esto será un elemento clave para generar el crecimiento económico y la prosperidad en el Hemisferio, y contribuirá al logro de los amplios objetivos de la Cumbre. El Acuerdo deberá ser equilibrado, comprensivo, y congruente con las reglas y disciplinas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y deberá constituir un compromiso único. Otorgamos gran importancia a que el diseño del Acuerdo tenga en cuenta las diferencias en tamaño y niveles de desarrollo de las economías participantes.”(www.google.com) Venezuela dejó constancia de su reserva sobre la entrada en vigencia del ALCA, a partir del 2005, lo que generó duras críticas tanto en Caracas como en Washington, recogidas profusamente por diversos medios de comunicación social del continente. Para finalizar, los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Québec, anunciaron que la IV Cumbre de la Américas se realizará en Argentina, donde las convulsiones sociales están creciendo actualmente, por las consecuencias de empobrecimiento de grandes masas, producto de la aplicación extrema de la globalización capitalista, a la cual se refirieron en estos términos: “Las Cumbres de las Américas existen para servir a la gente. Debemos desarrollar soluciones eficaces, prácticas y solidarias para resolver los problemas que enfrentan nuestras sociedades. No tememos a la globalización ni estamos cegados por su brillo. Estamos unidos en nuestra determinación de dejar a las generaciones futuras un Hemisferio democrático y próspero, más justo y generoso; un Hemisferio donde nadie sea relegado. Estamos comprometidos para hacer de éste el siglo de las Américas.” Esta importante Cumbre de Québec encomendó una tarea a los ministros de Relaciones Exteriores: trabajar sobre la CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA, finalmente firmada en Lima, Perú, durante el XXVIII Periodo Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, el 11 de septiembre de 2001, en una ensombrecida atmósfera por los demenciales ataques ocurridos aquel día sobre Nueva York y Washington. Dividida en cinco capítulos cuyo eje central es la democracia y su vinculación con los derechos humanos, el desarrollo integral y el combate a la pobreza, la Carta Democrática orienta su objetivo principal al fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, estableciendo que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un Estado miembro, constituye “un obstáculo insuperable” para la participación de su gobierno en las diversas instancias de la OEA. En su artículo segundo, establece: “El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos. La democracia representativa se refuerza y profundiza con la participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía en un marco de legalidad conforme al respectivo orden constitucional.” Y el artículo seis, plasma diáfanamente la idea participativa reclamada por Venezuela: “La participación de la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo es un derecho y una responsabilidad. Es también una condición necesaria para el pleno y efectivo ejercicio de la democracia. Promover y fomentar diversas formas de participación fortalece la democracia”. Al plano social y económico, la Carta Democrática Interamericana dedica su capítulo III, “Democracia, desarrollo integral y combate a la pobreza”, cuatro artículos que por su vinculación con la evaluación del ALCA como alternativa para ALC, preferimos transcribir: 11.- “La democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente.” 12.- “La pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia. Los Estados Miembros de la OEA se comprometen a adoptar y ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo, la reducción de la pobreza y la erradicación de la pobreza extrema, teniendo en cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del Hemisferio. Este compromiso común frente a los problemas del desarrollo y la pobreza también destaca la importancia de mantener los equilibrios macroeconómicos y el imperativo de fortalecer la cohesión social y la democracia.” 13.-“ La promoción y observancia de los derechos económicos, sociales y culturales son consustanciales al desarrollo integral, al crecimiento económico con equidad y a la consolidación de la democracia en los Estados del Hemisferio.” 14.- “Los Estados Miembros acuerdan examinar periódicamente las acciones adoptadas y ejecutadas por la Organización encaminadas a fomentar el diálogo, la cooperación para el desarrollo integral y el combate a la pobreza en el Hemisferio, y tomar las medidas oportunas para promover estos objetivo.” A nuestro juicio, estas definiciones interamericanas enmarcan polémicamente las negociaciones sobre la posible instrumentación del ALCA, pues conceptos como “desarrollo integral” y “crecimiento económico con equidad”, o “cooperación para el desarrollo integral y el combate a la pobreza” refuerzan las distintas alternativas que se discuten mundialmente, a favor y en contra de la globalización capitalista y los diversos grados de su aplicación en cada país o región del planeta. Y cuando en su artículo 12, destaca como “factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia” a la “ pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano”, coloca a los pobres y excluidos de América Latina y el Caribe en el derecho pleno y actualizado de reclamar políticas favorables a las mayorías y no para beneficio de quienes han venido concentrando la riqueza material, tecnológica y dineraria en cada vez más reducidos sectores nacionales y en las corporaciones transnacionales. Alguien puede “ir por lana y salir trasquilado”, como dice el adagio popular. El 10 de septiembre, un día antes de su aprobación, el Secretario General de la OEA, César Gaviria, expresidente de Colombia, valoró la Carta Democrática Interamericana en estos términos: “Esta decisión notifica a todos los que pretendan quebrantar el orden constitucional que encontrarán una comunidad de naciones americanas unida en su acción colectiva para hacer respetar la institucionalidad democrática... En América Latina sólo un Estado fuerte, eficaz y prestigioso nos puede asegurar la defensa de nuestra democracia. Necesitamos un estado democrático, respetuoso y garante de los derechos de todos, protector de los más vulnerables... La democracia es también el respeto de los derechos humanos y las libertades publicas fundamentales; separación e independencia de los poderes públicos; transparencia de las actividades gubernamentales, probidad, responsabilidad de los gobiernos en la gestión publica; participación de la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo; es tener un régimen plural de partidos políticos; el acceso a la información, libertad de prensa y libertad de expresión... (La Carta) da una importancia especial a la necesidad de llevar la educación al alcance de todos los ciudadanos y pone de manifiesto... el problema del analfabetismo... recoge los derechos económicos, sociales y culturales... (la) lucha contra la pobreza y la solidaridad... (así como) la necesidad de generar empleos productivos.” CRÍTICAS ESENCIALES En ese contexto continental, más las dinámicas mundiales que preferimos no referir por obvias, las discusiones sobre el ALCA como alternativa para América Latina y el Caribe van tomando cuerpo en escenarios como la reunión cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) realizada en Margarita a partir del 7 de diciembre de 2001, donde el presidente venezolano Hugo Chávez Frías propuso públicamente la “Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)”, según reportaron diversos medios de comunicación social. Conocidas son las duras críticas del presidente Fidel Castro, de Cuba, y las exigencias competitivas y equitativas del presidente Fernando Cardoso, de Brasil. Desde la Cumbre de Québec, sólo estos tres mandatarios han expresado críticas concretas al proyecto globalizador de Estados Unidos: el primero apuesta a la emergencia de un esquema latinoamericano y caribeño de integración, manteniendo relaciones de mutuo interés y respeto con USA, teniendo en cuenta que la fase inicial de su gobierno va hasta el 2006 y puede prolongarse hasta el 2013, si es reelegido; el segundo, hace gala de su tradicional confrontación con la potencia que mantiene un bloqueo general desde hace cuarenta años, contra su país; y el tercero, actúa en representación de la principal potencia de ALC, aunque su mandato termina prácticamente con las elecciones del próximo año. Desde Cuba, hubo un pronunciamiento de opositores a la globalización capitalista reunidos en el “Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA”, del 13 al 16 de diciembre de 2001, según reporte del Servicio Informativo "alai-amlatina”, vía Internet. CONSENSO DE LA HABANA Bajo la consigna “Construyamos Américas solidarias, luchemos contra el ALCA”, las “organizaciones y los movimientos sociales, religiosos y sindicales, de mujeres y hombres trabajadores, jóvenes, estudiantes, religiosos, grupos parlamentarios, partidos políticos, intelectuales, ambientalistas, campesinos, organizaciones indígenas y grupos de defensa de los derechos humanos del continente” llamaron a “impulsar las movilizaciones continentales y repudiar la agenda neoliberal y ese acuerdo de libre comercio que constituye un proceso, ya en marcha, de anexión y recolonización de nuestros pueblos.” Promovido y auspiciado por el gobierno de Cuba, los asistentes al evento dejan clara su disposición: “...combatimos el ALCA y el modelo neoliberal que ha provocado un desastre para la mayoría de los habitantes de nuestro continente. Las políticas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, sustentadas y aplicadas por los gobiernos neoliberales, profundizaron la pobreza en el interior de los países y las diferencias entre los países del Norte y del Sur.” Sus planteamientos tienen aliento estratégico: “ Frente al Consenso de Washington, que estableció la agenda neoliberal en las Américas, los 800 delegados y delegadas, representantes de 34 países del continente alcanzamos un amplio consenso alternativo. El Consenso de La Habana esta basado en la perspectiva de la integración solidaria entre iguales por la conquista de la justicia social y el bienestar de nuestros pueblos. Al contrario del Consenso de Washington, fundado sobre el fundamentalismo del mercado, tenemos por objetivo ir construyendo una agenda alternativa, solidaria, basada en la globalización de los derechos económicos, sociales y culturales. Sostenemos que el ALCA, como manifestación de la rapacidad imperialista, representa una opción absolutamente inaceptable para nuestras naciones... Los pueblos no podemos permitir que nuestros gobiernos se plieguen al ALCA y debemos exigirles que asuman su responsabilidad en la definición de las políticas nacionales de desarrollo económico y la promoción del bienestar y la equidad social, sobre la base del respeto a la autodeterminación y la soberanía nacionales.” Para estos críticos reunidos en La Habana, el “ALCA es una versión ampliada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y como tal transfiere a las transnacionales el poder de dictar a los Estados la estandarización de reglas y de políticas macro económicas”; en consecuencia, provocará que: 1.- “...la liberalización de los mercados de bienes, servicios, inversiones y derecho de propiedad intelectual, conduzca a una integración corporativa y a la desintegración de las economías nacionales, las sociedades y las culturas, así como a una escalada en la depredación medioambiental, al imponer los derechos privados de las empresas multinacionales por encima de las Constituciones nacionales”. 2.- “...los pueblos de nuestros países no puedan ejercer su derecho a rechazar aquellas inversiones que comprometan su presente y futuro socioeconómico, particularmente los flujos de capital especulativo”. 3.- “...los gobiernos nacionales, sometidos al suprapoder de las transnacionales, no fomenten políticas que fortalezcan la demanda interna y se hagan dependientes por completo en los mercados externos.” 4.- “...los países del Sur compitan fieramente entre si por el favor de los mercados y las inversiones del Norte, ofertando sus bajos salarios, la discriminación sistemática contra las mujeres, los pueblos indígenas y los inmigrantes, la falta de protección social y ambiental y la laxitud de sus leyes.” 5.- “...se extienda y profundice el desempleo como una pandemia implacable a la par que se multiplican sin medida las maquilas y zonas francas, donde los trabajadores de América Latina y el Caribe son superexplotados...” 6.- “...se precipiten las naciones en el abismo de la subordinación financiera, agravada por el inmenso peso de las deudas externas y pierdan hasta la menor capacidad de resistencia frente a las corporaciones de la superpotencia continental y mundial.” 8.- “...la agricultura, sector esencial para la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, se quede expuesta a una competencia ruinosa frente al poderío tecnológico de las corporaciones transnacionales. Los trabajadores rurales se verán obligados en mayor medida al éxodo hacia una vida miserable en las ciudades...” 9.- “...los derechos de propiedad intelectual constituyan un monopolio tecnológico de las empresas transnacionales y tiendan a perpetuar la brecha entre Norteamérica y los países de América Latina y el Caribe...” 10.- “... al convertir los derechos sociales en pura mercadería, se profundicen aun mas la pobreza y la crisis generalizada que ya padecen nuestros pueblos en derechos básicos como la educación y la salud.” El llamado Consenso de La Habana aboga finalmente por “...una alternativa de integración que lejos de minar, paralizar y eliminar los procesos integradores que han venido desarrollándose en América Latina y el Caribe, les dé cabida y aliento, en beneficio del conjunto de países involucrados en esos procesos y de todos los que conforman nuestro continente. Para llevar a cabo una verdadera integración continental es indispensable fomentar un proceso de cooperación internacional que cuente con el financiamiento para el desarrollo por parte de la naciones mas poderosas, a fin de equilibrar las posibilidades de los países mas empobrecidos del rea, tras una larga historia de explotación colonial y neocolonial, y sobre todo después de haber sufrido las consecuencias de dos décadas de neoliberalismo.” CONCLUSIÓN El ALCA, como alternativa para los países de América Latina y el Caribe, es arma de doble filo, en perjuicio de éstos y a favor de Estados Unidos de América, si predomina el esquema absoluto de libre comercio exigido por las potencias de la globalización capitalista. Las opciones de integración regional, tales como CAN, MERCOSUR, MCC, ALADI, AEC o SELA, entre otras referidas arriba, deben ser relanzadas y readaptadas para hacerlas eficientes a beneficio de los pueblos de ALC. Particularmente interesante es el esquema diseñado y aplicado – ciertamente con dificultades, pero exitosamente- por la Comunidad Europea, hoy Unión Europea, en vísperas de la unidad monetaria en once de sus quince países integrantes, a partir del 1ro. de enero de 2002. La política norteamericana hacia ALC sigue siendo de dominio y preservación de sus intereses de potencia imperialista, con un discurso supuestamente integrador y respetuoso de la soberanía de los países del subcontinente. Tanto las perspectivas del ALCA como las alternativas subregionales de ALC deben ser analizadas en profundidad, en los centros latinoamericanos y caribeños universitarios y de investigación social y estratégica, pues en los próximo cuatro años, hasta 2005, fecha propuesta para entrada en vigencia del Área de Libre Comercio de las Américas, bajo la égida de USA, la puja será entre la dominación globalizadora del capitalismo mundial y las posibilidades de desarrollo alternativo para la felicidad de los pueblos, hoy empobrecidos y en situaciones explosivas, como lo demuestran los cruentos acontecimientos en Argentina, muy similares a los ocurridos en Venezuela a partir del 27 de Febrero de 1989. Caracas, diciembre de 2001. Referencias 1.- BRINKLEY, Alan. HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS (Columbia University). Editorial McGraw-Hill / Interamericana Editores, S.A. Ciudad de México, 1996. 2.- NWEIHED, Kaldone G. Bolívar y el Tercer Mundo. Colección Bicentenario, Nro. 4. 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En ANGLOAMÉRICA I de la HISTORIA GENERAL DE AMÉRICA, bajo la Dirección de Guillermo Morón. Academia Nacional de la Historia de Venezuela. Ediciones de la Presidencia de la República. Quinto Centenario del Descubrimiento de América. Caracas, 1986. 10.- Instituto del Tercer Mundo, GUÍA DEL MUNDO 1993/94. Montevideo, Uruguay. Impreso en Bogotá, Colombia, 1995. 11.- FINANCIAL TIMES, Londres, Gran Bretaña. 12.- INDICADORES BÁSICOS DE LOS PAÍSES DE LA CUENCA DEL CARIBE, Asociación de Estados del Caribe (www.acs-aec.org). 13.- PEÑA, Javier. Las intervenciones norteamericanas en América Latina. Asociación de Antiguos Aficionados a los Relatos de Guerras y Holocaustos (AAARGH) aaarghinternational@hotmail.com. PO Box 81475, Chicago, IL 60681 60475, USA. 14.- CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

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