Todos los indicios de la emboscada que sufrieron el periodista y actual apoderado del Movimiento Popular Tekojoja, Alfredo Avalos, que resultó herido de gravedad, y en la que fue asesinada su señora, Silvana Rodríguez, sugieren que se trató de un brutal atentado terrorista con fines políticos.

Los objetivos de esa emboscada, en la que los sicarios fueron a matar principalmente a Alfredo y se mostraron lo suficientemente crueles para asesinar, de paso, a su esposa, consisten en aterrorizar, primero, a la población, para que no vote por el cambio que representa Fernando Lugo, y aterrorizar, en segundo lugar, a los ciudadanos y ciudadanas dispuestos a defender los votos de Tekojoja y de la Alianza Patriótica para el Cambio.

Esto no es más que el recurso más violento de una cúpula mafiosa que ante la posibilidad de perder el poder, está dispuesta a romper abiertamente con las reglas de juego democráticas, imponiendo el totalitarismo, las amenazas, las agresiones, la represión policial y acciones intimidatorias de diversa índole.

Este tipo de hechos muestran la cara más brutal de la cúpula del oficialismo colorado, que, en contubernio con los grupos mafiosos, no están dispuestos a ceder el gobierno y aún menos el poder y los negociados ilícitos en que ambas facciones delictivas –el coloradismo gangsteril y el crimen organizado- se encuentran involucrados como socios y que les ha reparado beneficios materiales colosales.

La emboscada criminal se ha producido a menos de dos semanas de las elecciones generales, en un ambiente de crispación política y social generada por el sector colorado más agresivo, que se ha entregado a la violencia callejera, en el mejor estilo fascista, partidario de la "dialéctica de los puños y de las pistolas".

La emboscada criminal, además, es resultado de una larga tradición histórica de asesinatos contra dirigentes y activistas sociales, políticos y campesinos, que, simplemente, pretendieron mejorar la suerte de los sectores más desfavorecidos, esquilmados por el coloradismo mafioso y oligárquico.

Esta tradición de asesinatos políticos se ha recrudecido en los últimos años, en correlato con la paulatina pérdida de apoyo electoral, popular y social del partido en el gobierno y en simultáneo con el crecimiento de la mafia y del crimen organizado no sólo en la frontera sino en todo el país, y cuyas ramificaciones llegan hasta Brasil y regresan perversamente a Paraguay, defendidas por algunos candidatos presidenciales, que no desean molestar a esos sectores del vecino Estado, cuyos criminales se encuentran en nuestro país desarrollando sus actividades criminales con toda comodidad y con la complicidad de sectores del Estado y del gobierno paraguayos, que se llevan su tajada en los delitos perpetrados.

El Movimiento Popular Tekojoja lamenta profundamente la emboscada sufrida por Alfredo y por Silvana y condena todo tipo de violencia, venga de donde venga, por considerarla antihumana y violatoria de los derechos humanos más elementales.

¡¡No tenemos miedo, no tendremos miedo nunca más!!