La constituyente es el camino
24/04/2008
- Opinión
A rebatir la reforma política
El proyecto de acto legislativo que con el nombre de reforma política tramitan las Cámaras no soluciona la crisis de legitimidad que afecta, sobre todo, al Congreso. En vez de resolverla, la profundiza. Además, sus partidarios admiten que sólo se ocupa parcialmente de algunas de las causas de dicha crisis, razón por la que anuncian a partir de julio una iniciativa complementaria.
A su estrategia de la reforma, se suma el hecho indiscutible de que las Cámaras, indebidamente, estarían legislando con nombre propio, porque es claro que las normas sobre umbral y reemplazo de senadores y representantes procesados o condenados, terminarían favoreciendo o "perjudicando" a partidos y personas que toman parte en las decisiones que se adopten.
Los conflictos de intereses que surgen de la circunstancia anotada, piensan superarlos disponiendo de cambios en la integración de las Comisiones, que seguramente permitirán mayorías ad-hoc, pero que agregan un motivo más de ilegitimidad, porque conducirían a la pérdida de la investidura de quienes acudan a tan espurio expediente. Por ello, conviene tener en cuenta también los vicios de procedimiento que afecten el curso dado al proyecto citado.
La gravedad de la crisis que deslegitima o aumenta el déficit de legitimidad de todo el orden institucional del país, exige una profunda y audaz reforma política que no se puede tramitar por procedimientos como los que resumimos y que, infortunadamente, por los males que lo aquejan, el Congreso actual no podrá evitar ni sustituir.
Por ello, creemos que el instrumento y el camino para esa gran reforma que relegitime todo el sistema político, es la Asamblea Constituyente con temario limitado, por lo que llamamos a que el propio Congreso, en un acto de grandeza, reconozca sus limitaciones presentes, convoque y el pueblo apruebe en las urnas.
La Asamblea que acompañamos está expresamente prevista en la Constitución, no recorta las atribuciones del Congreso elegido en el 2006, porque es éste quien define la competencia, periodo y composición de aquélla, y, lo más importante, debe ser puente para la paz, pues su temario y decisiones deben facilitar, entre otros puntos, la solución política del conflicto que padecemos.
Situaciones excepcionales como las de ahora, exigen respuestas igualmente excepcionales y extraordinarias. También imponen responsabilidades históricas a los actores de la vida pública nacional. Por ello, hay que rebatir la reforma política propuesta, porque conserva la misma forma de gobernar.
Por los anteriores motivos invitamos a la oposición, es decir, al Polo Democrático Alternativo, al Partido Liberal y al movimiento social, a hacer causa común para oponerse, impulsando como alternativa la Asamblea Constituyente con temario limitado, cuyos ejes centrales pueden ser, reforma política, solución política negociada al conflicto armado, fuerza pública y democracia, independencia y eficacia de la justicia; nuevo régimen territorial y reforma agraria.
Bogotá, 25 de abril de 2008
- Carlos A. Rodríguez Díaz es presidente de la Central Unitaria de Trabajadores
de Colombia, CUT
El proyecto de acto legislativo que con el nombre de reforma política tramitan las Cámaras no soluciona la crisis de legitimidad que afecta, sobre todo, al Congreso. En vez de resolverla, la profundiza. Además, sus partidarios admiten que sólo se ocupa parcialmente de algunas de las causas de dicha crisis, razón por la que anuncian a partir de julio una iniciativa complementaria.
A su estrategia de la reforma, se suma el hecho indiscutible de que las Cámaras, indebidamente, estarían legislando con nombre propio, porque es claro que las normas sobre umbral y reemplazo de senadores y representantes procesados o condenados, terminarían favoreciendo o "perjudicando" a partidos y personas que toman parte en las decisiones que se adopten.
Los conflictos de intereses que surgen de la circunstancia anotada, piensan superarlos disponiendo de cambios en la integración de las Comisiones, que seguramente permitirán mayorías ad-hoc, pero que agregan un motivo más de ilegitimidad, porque conducirían a la pérdida de la investidura de quienes acudan a tan espurio expediente. Por ello, conviene tener en cuenta también los vicios de procedimiento que afecten el curso dado al proyecto citado.
La gravedad de la crisis que deslegitima o aumenta el déficit de legitimidad de todo el orden institucional del país, exige una profunda y audaz reforma política que no se puede tramitar por procedimientos como los que resumimos y que, infortunadamente, por los males que lo aquejan, el Congreso actual no podrá evitar ni sustituir.
Por ello, creemos que el instrumento y el camino para esa gran reforma que relegitime todo el sistema político, es la Asamblea Constituyente con temario limitado, por lo que llamamos a que el propio Congreso, en un acto de grandeza, reconozca sus limitaciones presentes, convoque y el pueblo apruebe en las urnas.
La Asamblea que acompañamos está expresamente prevista en la Constitución, no recorta las atribuciones del Congreso elegido en el 2006, porque es éste quien define la competencia, periodo y composición de aquélla, y, lo más importante, debe ser puente para la paz, pues su temario y decisiones deben facilitar, entre otros puntos, la solución política del conflicto que padecemos.
Situaciones excepcionales como las de ahora, exigen respuestas igualmente excepcionales y extraordinarias. También imponen responsabilidades históricas a los actores de la vida pública nacional. Por ello, hay que rebatir la reforma política propuesta, porque conserva la misma forma de gobernar.
Por los anteriores motivos invitamos a la oposición, es decir, al Polo Democrático Alternativo, al Partido Liberal y al movimiento social, a hacer causa común para oponerse, impulsando como alternativa la Asamblea Constituyente con temario limitado, cuyos ejes centrales pueden ser, reforma política, solución política negociada al conflicto armado, fuerza pública y democracia, independencia y eficacia de la justicia; nuevo régimen territorial y reforma agraria.
Bogotá, 25 de abril de 2008
- Carlos A. Rodríguez Díaz es presidente de la Central Unitaria de Trabajadores
de Colombia, CUT
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