1º de mayo

30/04/2008
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 “Éste es un día para rendir homenaje a todos aquellos que, en distintas latitudes, cayeron luchando para hacer más digna la vida del hombre y conquistar la auténtica libertad”. Salvador Allende, Presidente de Chile, 1º de mayo de 1971. 


Junto con los trabajadores de todos los países del mundo, los obreros panameños conmemoran hoy el 1º de Mayo, fecha que recuerda los mártires de Chicago de 1886. En 1889 el primer Congreso de la segunda Internacional Socialista Obrera reunido en París, con motivo del primer centenario de la Revolución francesa, acordó fijar la fecha de mayo para honrar a todos los obreros muertos en sus luchas reivindicativas.

La clase obrera panameña se sumó a la tradición a mediados de la década de 1910 cuando trabajadores del Canal y los sindicatos de las ciudades de Panamá y Colón marcharon por las principales avenidas de las ciudades terminales. El gobierno nacional presidido por Belisario Porras, a pesar de las recomendaciones de sus partidarios y de los militares norteamericanos ocupantes de la época, evitó que la Policía o los provocadores interrumpieran las manifestaciones.

En las décadas siguientes, la represión contra los trabajadores y los sindicatos obreros se puso al orden del día. El Sindicato General de Trabajadores (SGT) escribió páginas heroicas en defensa de los derechos obreros entre las décadas de 1920 y 1950. De igual manera, se destacaron los sindicatos de los trabajadores de las bananeras y de los cañaverales. 

Desde la década de 1940, en el caso de Panamá, el primero de mayo se ha convertido en fecha que despierta esperanzas entre los trabajadores y sospecha entre los grandes empleadores. En 2008 tres sectores de la clase obrera han anunciado su intención de marchar por la avenida Central de la Capital y realizar concentraciones en las inmediaciones de la Asamblea Nacional de Diputados.

Las organizaciones y los trabajadores, en general, coinciden que a pesar del crecimiento económico, la situación de la familia popular panameña ha estado empeorando en los últimos lustros. Cada vez son más las familias pobres, tanto en el campo como en la ciudad, que pasan a las filas de la indigencia. Importantes sectores de las capas medias han perdido sus ilusiones y han caído en la pobreza.

Según un comunicado dado a conocer por ULIP (Unidad de Lucha Integral del Pueblo), “la aplicación de políticas neoliberales ha creado una masa de familias trabajadoras indigentes sin capacidad para satisfacer sus necesidades básicas. La mitad de los trabajadores panameños son informales sin contrato ni seguridad social. Los obreros que aspiraban a una vivienda para su familia y educación para sus hijos, hoy se enfrentan a la pobreza”.

El poderoso Sindicato Unico de Trabajadores de la Construcción (SUNTRACAS), coincide al señalar que los trabajadores “vivimos bajo un sistema oprobioso y excluyente que promueve injusticias sociales y que cada vez amplía más la brecha entre ricos y pobres”. También dijo que la “clase política pretende arrastrar anticipadamente al pueblo a una nueva farsa electoral que no tiene nada nuevo que ofrecer que las desgastadas promesas de siempre. Las candidaturas representan más de lo mismo y no se diferencian entre si”.

La CGTP (Central General de Trabajadores), miembro del CONATO, señala que “vivimos en el país del caos, la angustia y la desesperación, inmersos en una verdadera crisis económica, social y moral en la que la parte más dura y cruel la pagan los más empobrecidos y necesitados del país”.

En aquel 1º de mayo de 1886, el choque entre trabajadores y la policía de Chicago fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de mayo los obreros se congregaron en la Plaza Haymarket, frente a la fábrica agro-mecánica McCormik. La manifestación fue atacada violentamente por la policía muriendo aproximadamente 38 personas y 115 heridos. La cifra oficial de muertos nunca fue dada a conocer.

Durante el acto hablaron los dirigentes sindicales más destacados. En pleno acto, la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. Mientras se reprimía a los trabajadores, en un acto de provocación, una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales. Un policía cayó muerto, lo que provocó una reacción mayor de las autoridades. 

Todos los dirigentes obreros fueron detenidos y torturados. Se les acusó de la muerte del policia y de crear los desórdenes. El 9 de octubre de 1886, la Suprema Corte de Justicia de EEUU condenó a los acusados a morir colgados. Así se selló la suerte de Albert Parson, August Spies, Adolph Fisher, Louis Lingg y George Engel.  

Antes de morir Spies diría que “llegará la hora en que nuestro silencio será mucho más elocuente que las voces que ustedes estrangulan hoy. Este es el momento más feliz de mi vida”. El 11 de noviembre de 1887 fue la fecha de la ejecución de los mártires de Chicago.
Como diría Allende, “este es un día para rendir homenaje a todos aquellos que, en distintas latitudes, cayeron luchando para hacer más digna la vida del hombre y conquistar la auténtica libertad”.  Muchos trabajadores han sido llevados a la horca, a la silla eléctrica o al paredón. Muchos otros torturados y desaparecidos. En las grandes capitales mundiales, o en los campos como Santa María de Iquique, en las bananeras de Santa Marta o en la faja del Canal de Panamá no se han olvidado los sacrificios de los trabajadores.

- Marco A. Gandásegui, hijo
, es profesor de la Universidad de Panamá e investigador del CELA.


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