Después del 4 de mayo o la hora del miedo

28/04/2008
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

El país anda angustiado, la gente está asustada y todos se preguntan ¿qué pasará el 4 de mayo…? Yo respondo: "No pasará nada en esa fecha, sin embargo, el 4 de mayo tendrá mucha repercusión en un futuro próximo. Decimos que no pasará nada, en el sentido de que no habrá graves enfrentamientos, ni muertes violentas, ni guerra civil… y nos basamos para afirmarlo en una sencilla razón: existe mucho miedo, un miedo racional y objetivo, y ese miedo es siempre y en cualquier lugar, un excelente consejero.

En realidad, después del referéndum cruceño lo primero que sentiremos todos será un profundo alivio, una especie de respiro que, tal vez, nos lleve a una engañosa tranquilidad. Vamos a experimentar lo que nos sucede cuando uno de nuestros familiares muy querido tiene que someterse en la clínica una operación quirúrgica muy grave. Cuando los médicos nos anuncian que la operación ha tenido un excelente resultado surge en nuestro interior un gran sentimiento de alivio. Sin embargo, eso no quiere decir que todo esté resuelto y solucionado: nuestro querido enfermo deberá seguir internado, tendrá que someterse a un régimen muy severo y, sobre todo, deberá prepararse para pagar una cuenta astronómica… Es una sencilla metáfora de lo que va a pasar en el país después del 4 de enero. Veámoslo con más detalle:

1.- En primer lugar, frente a la conflictividad actual, debe abrirse un diálogo de absoluta necesidad y urgencia; un diálogo prolongado, profundo y de gran trascendencia política y social; un dialogo que no podrá consistir, como muchos piensan, en una serie de rápidas reuniones entre los representantes del gobierno y los de Santa Cruz. Es necesario que se inicie una etapa de reuniones difíciles y muy importantes, no solo para Santa Cruz, sino para toda la nación. Hay que entrar en una verdadera cultura del dialogo, en la cual, de algún modo, todos estamos implicados. El verdadero problema no es Departamental sino institucional y va más allá de las autonomías: es la distinta visión del Estado y sus funciones, es el fortalecimiento y la vigencia de las principales instituciones de la democracia como el Tribunal Constitucional, Corte Nacional Electoral, Sistema de Justicia…etc.
 
Deberían crearse equipos multidisciplinarios de personas altamente capacitadas que, más allá de su vinculación con el Gobierno o los Departamentos, busquen las soluciones más convenientes y factibles para el país.

2- Son muchos los que creen que no se dará el diálogo después del 4 de mayo. Sin embargo, en las actuales circunstancias, el diálogo es de total necesidad y de máxima urgencia. Ni el Gobierno, ni el Departamento de Santa Cruz podrán funcionar normalmente si no se llega a firmar ciertos acuerdos en relación a los temas de mayor importancia.
 
En realidad, sin no se llegase a ello, la autonomía de Santa Cruz sería una "media-autonomía" o un Departamento "semi-soberano", inviable a la larga: La razón de esta inviabilidad práctica radica en que las competencias que incorpora y reclama su Estatuto Autonómico no podrían implementarlas en el marco de la Constitución actual, ni el Gobierno tendría facultades para otorgárselas. Todo el sistema de seguridad, de salud, de educación sigue dependiendo del Estado, así como el Banco Central, las exportaciones, la aduana, el poder judicial, los impuesto nacionales….  La Constitución vigente establece que la tierra es una competencia del Gobierno nacional, no obstante, el Estatuto cruceño dice que el derecho propietario sobre la tierra, su distribución y administración es responsabilidad el Gobierno Departamental y que lo regulará mediante leyes Departamentales.
 
3.- Los temas sobre los que es necesaria una concertación son muchos, muy complicados y de gran importancia para todo Bolivia. Tanto el Gobierno como los representantes de Santa Cruz tendrán que estar dispuestos a ceder en aquellos de mayor gravitación.
 
Se debe comenzar, en primer lugar, por la aceptación plena del Estado de derecho y garantizar la gobernabilidad del país.
 
Santa Cruz debe lograr que, no solo ese Departamento, sino todo el país, avance hacia un régimen autonómico, pero, a su vez, debe estar abierta a ceder en todo aquello que vaya abiertamente en contra de lo que estipula la Constitución.

S
in embargo, esto no quiere decir que, tanto la Constitución vigente como la aprobada en Oruro, deban ser aceptadas en lo que se refiere al tema de las autonomías. Deben plantearse algunos cambios muy significativos si se quiere superar el centralismo absorbente e impulsar un régimen autonómico real para todas las regiones del país. Este es el tema más importante a debatirse.

Las autonomías deben nacer dentro del espíritu y la letra de la Constitución, pero, tanto la Constitución actual, como la que el Gobierno quiere imponer, están muy lejos de ese ideal autonomista.
 
La Constitución aprobada en Oruro tendrá que sufrir cambios muy significativos con relación a las autonomías. Es evidente que en ella se les otorga a las autonomías indígenas muchas más competencias que a las departamentales. En realidad, lo que se les reconoce a los Departamentos en la Constitución aprobada en Oruro no va más allá de una simple descentralización.

Fuera del tema central de las autonomías hay sin duda otros problemas que deberán abordarse en el diálogo. Los Departamentos seguirán insistiendo sobre la necesidad que el Gobierno ofrezca ciertas compensaciones para subsanar la pérdida que sufrieron en relación al IDH.

- P. Gregorio Iriarte o.m.i.


https://www.alainet.org/es/active/23821
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS