Confianza o saqueo?
19/08/2002
- Opinión
Euforia y pánico bursátiles, denuncias de prácticas corruptas, quiebras de
transnacionales poderosas, discursos presidenciales y de los Greenspan,
tratando de tranquilizar a los inversores y ante todo al 50 por ciento de
la población estadounidense que tienen su dinero invertido en acciones, de
esto se atiborran en estos días, como nunca, los espacios informativos de
todo el mundo, convirtiendo a Wall Street en el centro noticioso de hoy.
Que la economía estadounidense está metida en un callejón donde sus
conductores no saben en que lugar queda la salida, es algo que ya
prácticamente nadie cuerdo en este mundo pone en duda. Cada vez más el
proceso recesivo de ella, va tomando los tonos grises de la depresión y la
anunciada expansión sigue sin aparecer.
La crisis financiera actual se nos presenta como un asunto que depende de
la subjetividad de quienes actúan en ese mercado y cuyo eje pasa por la
relación confianza – desconfianza de los inversionistas. ¿Qué se esconde
detrás de éste enfoque, universalmente aceptado, sobre eso que podemos dar
en llamar una "economía sicológica"? Que 16 000 monopolios trasnacionales
copan todo el movimiento bursátil mundial, de los cuales el 50 por ciento
de las 500 más importantes son de propiedad estadounidense y están
domiciliadas allí. De otra parte, esos monopolios alimentan constantemente
el crecimiento del capital ficticio como una tendencia necesaria de la
reproducción del capital financiero trasnacional.
Carlos Marx, nos habló de la ley por la cual el capital retira de la
circulación siempre más dinero del que lanzó a ella. En su época esto se
verificaba aumentando la producción de dinero por las minas de oro y plata.
Hoy esto tiene lugar poniendo en circulación signos de valor de todo tipo –
bonos, derivadas, acciones, entre otros - por cuanto en la rotación de
compras y ventas de los títulos, sin aparentes tendencias, lo que se
necesita es no dejar desmayar el alza de las cotizaciones. Este es un
mecanismo del capitalismo monopolista trasnacional para realizar, en la
mayor medida posible, una enorme masa de superproducción mundial que el
capital trasnacional ha despojado al mundo del trabajo.
Esta forma de reproducción del sistema a cuenta de "reflujos artificiales",
como la llamara Marx, y no de las señales de la realización del capital
real y efectivo, nos conduce también a fenómenos como el de la deuda
interna y externa, el déficit de la balanza comercial y fiscal, los cuales
se han convertido en características esenciales del ciclo trasnacional del
capital. Es conocido que las acciones de algunas de las trasnacionales más
importantes en EE.UU. han llegado a aumentar sus precios, de manera
ficticia, en más de 800 veces en menos de una década. La deuda pública en
ese país asciende nada menos que a 6 billones de dólares. Por otra parte,
según el Departamento de Comercio de E.U.A el desbalance comercial de
bienes y servicios de ese país, pasó de 78, 847 millones de dólares en
1990, a 264, 974 millones en 1999 , un aumento de más de 3 veces en una
década. Ese proceso no terminó aún y el mismo Departamento informa que,
solo en los meses de abril y mayo de este año, este indicador n
Para mover estas sumas colosales de dinero, de modo artificial, se precisa
poner a precios de regalías el dinero con tasas cada vez más bajas de
interés y en caso extremos como el de Japón con tasas 0 %, absolutamente
gratis, lo que constituye una inyección de dinero al ciclo reproductivo,
tal y como ocurre con la carrera armamentista. ¿ Cuáles son los límites de
esta manifestación financiera-especulativa del ciclo trasnacional de la
economía mundial? ¿Hasta donde pueden estos grandes banqueros evitar una
hecatombe general? Los datos que nos llegan sobre las turbulencias
financieras y productivas demuestran que la estimulación artificial a la
producción y los servicios, por la vía del crecimiento del valor nominal
del capital, es funcional a su reproducción "solo hasta ciertos límites" ya
que no logra resolver la contradicción producción-consumo, al estimular
solo aquella parte de la demanda de los sectores elites del ciclo
trasnacional.
Sin duda los límites son ante todo sociales y políticos, dados por el
probable estallido del cúmulo de contradicciones que este llamado modo de
reproducción bursátil va aportando a los problemas globales. En el terreno
propiamente económico de las leyes del capital a nadie pueden escapar los
hechos. Para reanimar la economía contradictoriamente hace falta más deuda,
más polarización de la riqueza, mas ensanchamiento de la distancia entre
los valores nominales y reales del capital trasnacional, se precisa
confiscar el dinero de toda la sociedad a la vez que se necesita el aumento
del consumo llamado privado, en suma la eternidad del capital pasa por el
precio de devorar la sociedad y el medio ambiente. "De las reservas de los
Bancos Centrales de todo el mundo, el 70 por ciento lo constituyen dólares
de Estados Unidos, y aproximadamente 727,000 millones de estos dólares
están colocados en Estados Unidos. Algo inusitado: con sus reservas, los
países subdesarrollados contribuyen a brindar un fin
Los escándalos de prácticas ilícitas de ejecutivos empresariales devenidos
figuras gubernamentales, transacciones fraudulentas como las contables
denunciados por estos días y prestamos personales dudosos, entre otros,
violando supuestas normas éticas del sistema, y que involucran al mismo
"sheriff texano" W. Bush y a D. Cheney, no son más que modalidades de las
prácticas del ese sistema. No es nuevo que los grandes bancos
norteamericanos y europeos, blanquean cada año cientos de miles de millones
de dólares, provenientes de la delincuencia internacional.
Otro ejemplo fehaciente de las prácticas de esa sociedad nos las muestra el
periodista Greg Palast, quien recientemente publicó el libro "La mejor
democracia que se puede comprar" , resultado de una investigación. Encontró
en los documentos del Banco Mundial que éste le impone a las naciones,
firmar "acuerdos secretos", mediante los cuales los gobiernos deben vender
sus activos claves, adoptando decisiones económicos que devastan realmente
a las naciones implicadas. Si los gobiernos no siguieran esos pasos se les
corta el acceso a todo el crédito internacional, no podrían pedir prestado
dinero en el mercado internacional. Prácticas similares y otras, las puso
al descubierto hace poco el premio Nobel y ex economista jefe del Banco
Mundial, Joseph Stiglitz.
La trasnacionalización del sistema tiene trazado todo su entramado de
dominación decadente, por lo que realmente resulta ridículo esperar por la
recuperación de la "confianza" que reclaman sus gurúes, para entrar en una
nueva onda larga de expansión. Cada vez más sale a la luz pública que este
capitalismo trasnacional saquea con denuedo desde las empobrecidas naciones
tercermundistas, hasta su propio mundo empresarial. Ellos siguen mostrando
que son incapaces de autorregularse, generando grandes disfunciones.
¿Hasta donde la estrategia de la nueva administración norteamericana, que
actúa prácticamente como única superpotencia hegemónica, puede imponer sus
designios con una dictadura económica y militar? Este es el reto que tiene
la humanidad progresista, para que los marines no reemplacen a los
funcionarios del Fondo Monetario Internacional, y en vez de hablar de
reformas económicas, impongan el lenguaje de la guerra.
El gran imperio comprueba, a cada paso, que no puede imponer sus designios
a toda la humanidad, sus recetas neoliberales han fracasado, los pueblos de
todas partes ven como el latrocinio es su palabra de orden y, sus armas, no
podrán esclavizar al mundo.
La Habana, agosto 2002.
* Manuel Menéndez Díaz, director de la revista "Cuba Socialista", editada
por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
* Rafael Cervantes Martínez , profesor universitario, La Habana.
Notas
(1) Datos del "The World Bank Group" , 2002 y Business Week, mayo 3 de 1999.
Estimados presagian para este año que el déficit alcance los 500,000
millones de dólares.
(2) Fidel Castro, Cumbre Sur, La Habana, abril de 2000.
https://www.alainet.org/es/active/2436
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