Por qué disculparse?

04/06/2008
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1) La culpa la tienen las empleadas

Si usted creció en una casa donde la comida, la lavada de ropa, el planchado, la limpieza y el orden parecían suceder por obra de magia y sin su intervención personal, usted es parte de ese muy pequeño porcentaje de personas en Bolivia que vive en la ciudad y tiene empleada. Pareciera que usted es muy afortunado, pero la verdad es otra.

Porque usted nunca o muy rara vez limpió su cuarto, y siempre vio que estaba limpio, usted considera que hay actividades que sólo benefician directamente a su persona y que –paradójicamente - no son parte de sus responsabilidades diarias. Porque usted nunca limpió el inodoro de su baño y éste siempre estaba brillando y oliendo a limón fresco, usted considera que los desperdicios que regularmente su cuerpo produce así como su aparente inexistencia son responsabilidad de alguien más, no suya. Porque usted no sabe cómo pero sabe que la ropa que necesita siempre está limpia, planchada y gentilmente doblada en el lugar adecuado, usted asume que su misión en esta vida es la de recibir de otros una infinidad de servicios (considerados insignificantes para usted) que le permiten tener una cantidad ingente de tiempo libre para disfrutar con amigos que viven y piensan como usted y que, como usted, asesinan regularmente sus neuronas con alcohol junto a otros que también creen que eso es diversión.

Esa dinámica es muy común en la clase media urbana de Bolivia. Y desemboca en una serie de deformaciones (como Sucre y el silencio nacional posterior han impecablemente demostrado). Aquí hablo de algunas. a) En la propia persona (el individuo clase media urbano) esa deformación aflora como la incapacidad de entender por qué el otro no quiere servirlo "como debe ser" (o sea en silencio y sin levantar mucho polvo). Esta situación causa frustración: "El otro (la otra), no entiende que ha nacido para complacer mis necesidades y mis deseos," el niño quiere helado pero no entiende que el papá no tiene plata así que se pone a llorar o patear o botar cosas al piso (o en términos circenses: Tuto Quiroga desde su palco demanda por televisión que el MAS pida disculpas a Sucre).

b) En la propia persona (el individuo clase media urbano) produce ceguera selectiva (otra deformación). Por ejemplo, la generación "not me" (a la cual pertenezco) es incapaz de siquiera ver sus errores (qué decir de aceptarlos) y por lo tanto es muy capaz de buscar culpables o de poner la culpa en otros. En las generaciones del presente, los ojos sólo ven lo que les gusta: modelos, modelitos, modelotes, culos, culitos y culotes, carros, carritos y carrotes, millonarios, millonetas y millones. Y pasan raudos sin ver sobre mendigos, niñas prostituidas, familias sin casa viviendo en basurales, personas en total vejación, forzadas (a chicotazos) a andar de rodillas y gritar loas, etc.

Las deformaciones (a nivel social) producto del hábito de la comodidad son tantas y tan variadas que tienen una infinidad de nombres (i.e. racismo, mentalidad colonial, explotación, fascismo, discriminación, etc). Es fácil entender que estas son deformaciones muy comunes puesto que sus nombres son extremadamente trillados.

Y el hecho de que los nombres de estas deformaciones sean tan trillados crea otra deformación social, misma que podría llamarse sordera selectiva. Si bien la clase media urbana boliviana puede escuchar cumbias, caporales, cuecas, puede escuchar chistecitos en quechua y reirse y hasta hay citadinas dirigiendo ballets folklóricos con los que viajan a su amada Europa y sus soñados Estados Unidos, por cuestión de comodidad, la clase media urbana de Bolivia, está privada crónicamente del sentido del oído cuando se trata de digerir sus propias deformaciones.

2) La ciudad y el campo, "¿la retórica del gobierno?"

El ingeniero Yaksic, a quien orgullosamente llamo mi padre, en sus varias décadas de servicio a Bolivia abrió varios miles de kilómetros de camino para conectar comunidades agrícolas productivas con los centros de acopio y de venta (i.e. ciudades y centros suburbanos). Un trabajo arduo, no siempre bien remunerado y lleno de conflictos políticos especialmente con los colegas de turno.

¿Por qué hacerlo? Porque es su profesión (que lo es), porque es su trabajo (cierto); porque es patriota (y lo es), porque le gusta el campo (que le gusta). Pero yo me atrevo a decir – basada en mi observación pues estuve con él varias veces durante su trabajo – que lo conmovía hasta la médula la gente beneficiada con los caminos, es decir los campesinos, los agricultores, las familias de productores de frutas, verduras, leguminosas, la simplicidad de sus vidas, y los esfuerzos sobrehumanos que hacían para simplemente subsistir. Esas eran las razones más importante para continuar su trabajo tantos años y muchas veces en condiciones sumamente adversas.

¿Vivía el ingeniero Yaksic con la retórica del MAS? No. El MAS no existía, no habían intelectuales acullicando coca en los cafés de la calle España, ni Unión Europea financiando ongs para mantener sociólogos y europeos desempleados en escritorios de lujo, las dictaduras iban y venían y la democracia todavía no había sido totalmente destruida por los partidos tradicionales (ellos se estaban gestando); no había reforma educativa, ni participación popular, ni otbs, ni un carajo para los bolivianos del campo. Y él, que no pertenecía a partido político alguno, era siempre tildado de comunista porque trabajaba en/para el campo. A nivel familiar las cosas no iban mejor, toda la familia -empezando por la esposa - (desde todos los costados) lo criticaba, marginaba y juzgaba por su cercanía con los indios, por sus lazos con los sucios ignorantes, por su amistad sincera con cientos de personas trabajadoras como él y porque no estaba "aprovechando" su título obtenido en Norteamérica para ganar "más."

Y volvemos al día de la independencia. Y vemos a esas personas vejadas en la capital de su país, de nuestro país con total impunidad. Y si nos da asco y vergüenza, ¿"caemos en la retórica del gobierno"?

A mi, personalmente – como seguramente al ingeniero Yaksic – me importa un carajo que las personas vejadas sean del MAS o de la juventud cruceñista. Me interesa decir que como individuo, como persona, como mujer, como madre, como profesional, como ser pensante no acepto como "políticamente legítimo" algo que es criminal.

No se necesita ser "europeo," andar con chuspa y sandalias y con el cabello despeinado para admitir que las ciudades han saqueado al campo (sus productos, su gente), lo han marginado de los beneficios de la vida "nacional," y no lo consideran país sino el patio trasero del que cuquean frutas de tiempo en tiempo, y al que consideran somalí en escandinavia: una molestia ininteligible. Lo que Sucre nos ha dicho es que podemos (upps!!) usar violencia contra el que piensa diferente, contra el que no comparte nuestra opinión...por supuesto si es pobre, viene del campo y está en minoría porque en Sucre, a los grandotes y poderosos: los admiramos y obedecemos servilmente desde hace 500 años.

3) Acidonitrix made in The Empire

La verdadera retórica que está en juego es la financiada por el Embajador norteamericano. Y todos sabemos de que se trata: divide y vencerás. Y de verdad vencerás porque parece que hay cualquier cantidad de dinero circulando entre los señores feudales (perdón: los prefectos autonomistas) para convencer a las siempre autocríticas, conscientes y letradas masas del oriente del país (especialmente).

No es coincidencia que el gobierno – aunque totalmente acostumbrado a los enfrentamientos y demás – esté guardando un perfil bajo de reacción frente a todas las provocaciones en curso. Entre lobos de mar viejos y astutos, se conocen y saben qué es lo que el otro está esperando para dar la manotada final.

¿Qué es más fácil? Opción a) negociar precios y tratados con una Bolivia pluricultural, plurilingüe, con más de cincuenta diferentes nacionalidades, con más de una forma de justicia y negociación legal, con profunda diversidad cultural y social, con un sentido de dignidad y respeto propio casi atrevidos y miles de cientos de bloqueos bloqueillos paros y parillos o b) negociar con la Bolivia que conocemos, o sea la que pertenece a cuatro familias y la que hace lo que nos conviene si continuamos financiamos la buena vida de los políticos que son nuestros empleados y hacemos creer a las clases medias urbanas que son como nosotros (aunque en realidad eso nunca sucederá porque ellos son "bolivianos"). Si yo fuera imperio, iría por la opción b.

No está tan fácil esta vez, pero un odio aquí y otro allá; mover paramilitares aquí y allá, hacer caer a uno aquí y a otro allá como para que nadie confie en nadie y todos se odien a todos de manera que lo único que interese sea que haya paz y prosperidad y -como nosotros somos buenos en eso- griten nuestro nombre y aparezcamos volando como Superman (que somos) y salvemos a Bolivia del caos en el que la hemos puesto (perdón: en el que está).

Varias entrevistas a agentes de la CIA en servicio durante el gobierno de Allende ahora retirados describen paso por paso como llevaron a Chile, sistemáticamente a la autodestrucción. Asombrosamente, sus testimonios coinciden a la perfección con lo que está sucediendo ahora en Bolivia. No es tan difícil de ver. Toda esa rabia concentrada en el MAS y los "indios" alimentando un sentimiento de orgullo y distinción totalmente irrelevante y ajeno a la realidad (puesto que todos en Bolivia somos mestizos ya sea de sangre o culturalmente), ingrediente perfecto para sazonar la indiferencia de la clase media urbana boliviana, ¿para qué? Para que corra tanta sangre como sea posible, se dependa más de nosotros los buenos y se termine de una vez con tanta diversidad, lo que nos gusta y mucho – la globalización es la prueba – es vivir entre homogéneos, lo heterogéneo nos molesta.

4) Un eficiente lavado de cerebro

Desde un escritorio en El Prado de Cochabamba la vida es más fácil de lo que en realidad es y hay una distancia inabarcable entre analizar las boberías producidas por el cine norteamericano y entender lo que está sucediendo en Bolivia con claridad y cordura.

Nos han hecho creer que "antes del MAS" vivíamos en democracia. No, no vivíamos en democracia. Yo no podía ni dudar de un senador aún sabiendo que se había robado la plata para ayudar a damnificados de terremotos, él era inmune. No podía ni siquiera preguntarle de donde había sacado tal o cual monto. Los padres de la patria (ahora dedicados a patear campesinos en Sucre), aprobaban sueldos a escondidas, no asistían a sus fuentes de trabajo sino sólo cuando había polémicas en relación a sus partidos y negociados que les convenían económicamente. La lista de robos al Estado por parte de los políticos que trabaja(ba)n para la embajada norteamericana es larguísima y muy pocos periodistas si quiera mencionaban lo que estaban robando (desde líneas telefónicas hasta autos del gobierno) por puro miedo al poder que tenían.

Precisamente como ahora con las pseudo autonomías, los gobiernos "democráticos" se definían por quién tenía más acceso a los medios y más plata para publicidad, no por la capacidad de debatir ideas y proyectos, por cuan beneficiados eran los ciudadanos bolivianos en la ciudad y en el campo, en el Occidente y en el Oriente del país. Eso nunca sucedió en la Bolivia democrática de la que los señores feudales (perdón, los prefectos pseudo autonomistas) son producto purísimo.

Las cárceles democráticas en Bolivia esta(ba)n llenas de gente pobre sin acceso a defensa legal, no de estafadores al Estado, latifundistas, narcotraficantes grandes, alcaldes paramilitares, prefectos con esclavos, etc. Las zonas suburbanas de las ciudades grandes, ahora copadas (gradualmente) por varias generaciones de adictos a las drogas y familias de la calle, se gestaron en la ahora añorada época democrática de Bolivia cuando los alcaldes no tenían mejores soluciones contra la existencia de niños polillas que llevarlos fuera de la ciudad (¿rehabilitación? ¿comida?, no: bellos parques y jardines para la clase media urbana y el resto a esconderlo lo mejor que se pueda). Y ahora a andar tesando en la noche porque "se multiplan..." Esa es la democracia que teníamos, la que tanta nostalgia les da a los que entonces vivían más que muy bien.

5) La realidad boliviana

¿De qué se trata en realidad? Se trata de gente rica que no quiere tener menos (aunque ya tenga más que suficiente) y quiere tener inclusive más (no hay límite) y de gente pobre que está intentando tener lo suficiente porque tiene o muy poco o absolutamente nada. Los sociólogos le dicen "redistribución de la riqueza" y ha sucedido en todos los países industrializados que tanto admiramos los clases medias, citadinos y con recursos.

Si fueran dos personas, se vería claramente al rechoncho que no puede ni respirar de tanto que ha ingerido y en frente al desnutrido con un platito vacío y roto esperando por las sobras. De eso se trata. Tampoco a mi me gustan los bloqueos, tampoco los paros y tampoco los embotellamientos porque hay marchas, pero nuestra realidad actual en Bolivia es de gente muy pobre que quiere tener algo. Ya ni siquiera es envidia como en los países europeos de la democracia social, es simple sobrevivencia, en muchos casos: comida, colegio para los niños, alguna fuente de ingreso, agua, luz. Tampoco es para tanto ¿o si?

A los campesinos y las zonas rurales no se les puede pedir más paciencia. Ya es tarde. No importa si no fui yo la que violó a los incas o no fui yo la que tuvo esclavos en mis haciendas o no fui yo la que pateo a los siervos en las fincas, o no fui yo la que abandono a la empleada con cinco hijos (míos) en una carretera perdida, etc. no importa si fui yo o no. Ya no es una cuestión personal, ya el puchichi reventó y tengo que asumir con honestidad y compromiso que fueron mis abuelos, o los abuelos de mis mejores amigos o los papas de mis mejores amigos o el dueño del colegio al que fui o el presidente del club al que mi mamá asiste. Yo pertenezco a esa clase y he disfrutado de sus privilegios y los tiempos me están pidiendo que ahora asuma el precio.

Mientras las modelos, sus aceitosos culos y sus ridículos proxenetas distraen a la famosa clase media, media, alta, altísima e inalcanzable, los pseudo autonomistas y cuanto lacayo prostituido político o no se necesite anda llenando sus bolsillos, miopes inmaduros escritorcillos celebran uno de los hitos más tristes de la historia nacional desde sus escritorios y todos olvidamos que la ley de la causa y efecto: existe. We should be aware.

6) La capital y el triste futuro de la pseudo autonomía

Sucre ha perdido totalmente la autoridad moral para reclamar la capitalidad de un país compuesto por gente pobre y trabajadora, por campesinos. Lastimosamente se trata de "Sucre" y no de algunos estudiantes o de algún grupo, hasta que no haya alguien con autoridad y representatividad que pida públicamente disculpas y demuestre junto a toda la gente de la ciudad de Sucre que de verdad lo sienten. Ya sea por respeto a sí mismo o por presión social (que sería todavía más convincente) alguien tiene que dar la cara o lavarle la cara a Sucre, tal cual el Papa Juan Pablo II con la Iglesia aunque con algunos años de retraso. (El Cardenal Terrazas no es un buen ejemplo).

Los orgullosos departamentos pseudo-autonómicos –todos, sin restricción- oficialmente no sólo no han repudiado lo ocurrido sino que además creen que el gobierno tiene que disculparse primero (¿!) yo no vi a nadie pateando "al gobierno," si vi bolivianos pateando a bolivianos. ¿Qué viene después? ¿Esa es la autonomía de la que están hablando? Hacer lo que les de la gana con el que piensa diferente, atropellar los derechos de los otros para afianzar el propio, llegado el momento: obtener menos veinte de responsabilidad social (qué decir de patriotismo!).

Con la historia de respeto a los derechos civiles tan avanzada en Bolivia (recuérdese el célebre caso de la redistribución de tierras y el amable y razonable Marincovic), podemos imaginar qué sucederá cuando finalmente el poder esté legalmente en manos de los que siempre han abusado de él. Y la clase media alta altisima inalcanzable urbana del país mirando televisión y asistiendo a desfiles de modelos y cafiches es el mejor instrumento para acceder a ese estado de cosas porque ni piensa, ni escuchar, ni ve y tampoco quiere hacerlo. Alguien de entre toda esa gente que puede moverse en auto y asistir a universidades tendría que tener el valor e inteligencia suficiente para decir que se da perfecta cuanta de cuán manipulados están los centros urbanos.

7) ¿Cuál es el precio?

Mi generación tiene coartada: heredamos la sociedad como estaba y no teníamos ni la más pálida sospecha de cómo y mucho menos la fuerza moral para organizarnos y atrevernos al cambio. Miami Vice, era la lectura que hacíamos de la realidad boliviana (éramos narcos todos y todos éramos dictadores con bigote, sombrero de charro y palabras vulgares).

Pero ahora no hay excusa. Los jóvenes bolivianos están con la oportunidad en las manos. Tal vez no quieran ser socialistas –y estará bien que no quieran- pero si quieren ser bolivianos honestamente bolivianos tiene que sacar cojones de donde no hay y apostar por algún tipo de cambio, preferiblemente el individual: ¿de verdad me gusta que pateen a una persona? ¿ese es el país donde quiero que mis hijos nazcan y crezcan?

Acidonitrix (vía los señores feudales) sangre quiere ver, el gobierno está tratando de evitar la jeringa pero tendrá un límite. Los campesinos están fuera de nuestra jurisdicción y si las cosas continúan así la reacción natural y legitima podría ser querer ver sangre. Pero la clase media urbana (especialmente los hombres) tiene la oportunidad de oro de, por primera vez en la historia de nuestra vida republicana (y probablemente en Latinoamérica), optar por construir país y comprometerse con esa construcción, no necesariamente socialista o masista pero sí diferente al que hemos conocido hasta ahora y que cansado carga toda esa polarización e irrespeto.

Nos han hecho creer que la única manera de ser Bolivia es la ruptura. Y no es asi. Es muy fácil empezar a pelear con el que no está de acuerdo conmigo. Muy fácil disparar a matar y definir enemigos. Pero lo que construye países y patrias es compromiso y servicio, dejar a la historia no una lista de viajes por el mundo conmigo y mi familia sino mi sacrifico y el de mi familia para construir el país de mis nietos. Compromiso quiere decir ser capaz de aceptar lo que no me gusta en favor del beneficio común. Se necesitan varias generaciones para ver los frutos y en algún punto hay que empezar.

Nos están azuzando como a gallos de pelean para matarnos los unos a los otros. Y cuando Acidonitrix made in USA termine su trabajo, los ánimos estarán tan caldeados que la violencia de la revolución francesa será un piojo tuerto en relación a lo que se verá en Bolivia. Y con violencia todos pierden, especialmente las mujeres –como yo – porque nos violan y torturan y hacen lo propio con nuestras hijas, y porque vemos a nuestros hijos salir entusiastas y alevosos y escuchamos a nuestros esposos despedirse victoriosos y no tenemos luego cuerpos que abrazar ni enterrar. La violencia no nos conviene en absoluto. Como clase media urbana el enfrentamiento (verbal y físico) no es una opción.

El precio es la paz. Larga, sostenible, inamovible, pase lo que pase: la paz. No levantar tu mano, ni alzar tus armas, no decir palabras hirientes, no insultar, no mirar con desprecio, no tratar mal. Simplemente paz. Usar los instrumentos legales cuando haya que hacerlo y por lo demás: paz. Caitanya Maha Prabhu, el Señor Jesús, George Harrison, Nelson Mandela, Srila Prabhupada, Mahatma Gandhi, han logrado mucho por sus respectivas causas usando la paz como instrumento, la no violencia. Para eso sí se necesita agallas, para eso sí se necesita fuerza, para eso sí se necesitan patriotas.

La historia nos muestra que es posible pero no lo hará la empleada de la casa (esta vez) y tampoco el campesino que me vende frutas y verduras. Esta vez tengo que ser yo, clase media urbana que asuma mi responsabilidad con Bolivia y la historia que estamos escribiendo ahora mismo, estos mismísimos minutos. Y asumir la responsabilidad quiere decir aceptar que son tiempos de cambio dentro: en el corazón, ahí donde no entra ningún canal de televisión para decirnos lo que debiéramos pensar. Aceptar que no somos ratas de laboratorio que reaccionan a los estímulos perfectamente calculados por los que no están interesados en construir país sino en construir sus propias fortunas en Bolivia y fuera de ella. A solas con Dios: "no matarás" (aunque sean campesinos y/o del MAS).

Desde mi escritorio y a los casi cuarenta años, pido disculpas como parte de esa clase media urbana boliviana, despreciablemente indiferente, a los bolivianos y bolivianas agredidas en Sucre en el día de su Independencia. Y pido también disculpas a quienes haya visto sufrir miserias materiales en Bolivia y frente a cuyo sufrimiento no haya sido capaz conmoverme hasta el punto de arriesgar mi comodidad.

Estocolmo, mayo 2008

- Galia Yaksic es escritora. Licenciada en Comunicación Social (UCB, La Paz – Bolivia) y magister en Lenguas Europeas (University of Cambridge, Cambridge – Inglaterra). Es fundadora y directora de la editorial Cabellos Largos y actualmente reside en Estocolmo, Suecia.
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