El Voto de esta semana

04/09/2002
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Durante toda la semana de la Patria (1-7 septiembre), los brasileños tienen la oportunidad de comenzar a definir, a través del voto, el destino de Brasil en el siglo XXI, al participar en el plebiscito sobre el ALCA y la base militar de Alcántara. La palabra plebiscito designa una decisión tomada por el pueblo. La consulta plebiscitaria fue responsable de algunas de las mejores conquistas democráticas contemporáneas. En la Italia, gobernada por décadas por la Democracia Cristiana, con una presencia directa del Papa y del Vaticano, a través de memorables plebiscitos el pueblo italiano conquistó primero el derecho al divorcio y después al aborto. Fue también mediante plebiscito convocado a través de organizaciones populares que los uruguayos decidieron, por gran mayoría, oponerse a las privatizaciones de las empresas estatales. Más recientemente, mediante consultas populares es que la ciudadanía europea se pronunció sobre la unificación monetaria, como locomotora de la unificación política de los países del continente, de tan grande envergadura fue considerada la medida. Al plebiscito son sometidos temas suficientemente importantes para que la ciudadanía deba pronunciarse expresamente, más aún cuando los gobernantes no reciben el mandato explícito para tomar decisiones sobre ellos. Divorcio, aborto, privatizaciones, integración supranacional, están entre otros temas. La propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) encaja perfectamente entre ellos. Se trata de una propuesta presentada y patrocinada por el país de mayor economía del mundo, los Estados Unidos, y que, en el total de América, representa cerca del 75% desde el punto de vista económico. Solo ese aspecto ya merecería una consideración especial, por la desproporción de los países a los cuales se propone la integración, lo que caracteriza más una absorción que realmente un proceso de integración. Por mucho menos los países europeos sometieron a consultas públicas, por lo que significa la entrega de la soberanía a entidades supranacionales, la renuncia a legislar a nivel nacional sobre políticas sociales, de empleo, de déficit públicos, entre otros. En la Américas, la pretensión norteamericana es establecer un área de libre comercio mediante acuerdos entre gobiernos e incluso acuerdos bilaterales -como ocurre actualmente- para retirar todas las formas todavía existentes de defensa de los otros países del continente respecto a la competencia de las grandes corporaciones norteamericanas, que más allá de todo contarían con exclusividad en el mercado americano. En la forma actual, el proyecto del gobierno de George Bush protege en su país a los sectores con algún tipo de dificultad para competir, de tal forma que el propio gobierno de Fernando Henrique Cardosos (FHC) e importantes sectores del empresariado industrial y agrícola brasileño tienen dificultades en aceptar, cuando perciben que el libre comercio es una política unilateral por parte de los Estados Unidos. Porque en realidad se trata de una parte del proyecto imperial norteamericano, de la súper potencia hegemónica en el mundo, predominante económica, política militar e ideológicamente. El plebiscito en el que los brasileños pueden votar a lo largo de toda la semana, tuvo proyectos de ley presentados en la Cámara y en el Senado, donde quedaron paralizados, y terminó siendo convocado de abajo para arriba, por entidades civiles y movimientos sociales, entre ellos la CNBB, la CUT, el MST, frente a la ausencia de consulta por parte del gobierno en relación a un tema tan esencial. El plebiscito presenta a la ciudadanía la pregunta sobre la conveniencia o no del ALCA y si Brasil debe o no seguir negociando en torno a la propuesta norteamericana. Como se trata de un tema integrado al proyecto imperial de los Estados Unidos, también se pregunta sobre la conveniencia o no de que Brasil ceda parte de su territorio -sin ningún poder de ingerencia o control- para que los EE.UU. tengan una base militar en Alcántara, en Marañao. Se trata de un plebiscito popular, una forma nueva, revigorizante y directa de hacer política, ampliando su ámbito y apelando a la opinión explícita de la ciudadanía en relación a cuestiones esenciales, que contrasta fuertemente con las formas tradicionales de práctica política, en que priman el dinero y promueven el desinterés por los temas esenciales, a favor de estilos centrados en el marketing que despolitizan los debates. Se puede votar en escuelas, universidades, iglesias, plazas públicas y tantos otros lugares en el Brasil entero. Un plebiscito similar, realizado hace dos años, sobre el pago o no de la deuda externa, consiguió la participación de más de seis millones de personas, demostrando como incluso temas aparentemente áridos, cuando se consigue que la población sea informada sobre ellos, pueden despertar el interés y suscitar la participación masiva de la población. El resultado -sin embargo, más que eso, la cantidad de participantes- revelará el grado de conciencia y de interés que un tema esencial como el del lugar de Brasil en el mundo -soberano o subordinado- despierta en la población y cuanto una campaña desarrollada por entidades civiles y movimientos sociales, sin ninguna cobertura de los medios, puede llegar a la ciudadanía.
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