Martín Fernández

Hay que hacer algo para cambiar las cárceles

01/07/2008
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  • Opinión
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La imagen más común para ilustrar una prisión en conflicto es la de sus habitantes a revoleando trapos por entre las rejas a grito pelado.

Uruguay le encontró la vuelta al asunto: creó mesas de negociación y sus miembros son elegidos por el voto de los presos. Esas mesas son elegidas mediante el voto de los internos de las prisiones.

En total, las personas que han perdido su libertad y cumplen su condena en el vecino país rioplatense llegan a poco más de 7 mil.

El comisionado parlamentario para las Cárceles, Alvaró Garcé, dijo sobre el mecanismo que “cambiará la cultura del grito por la de ciudadanía”.

El jueves pasado, los  reclusos uruguayos eligieron sus “mesas representativas” en comicios realizados en los diversos penales, en un evento cargado de todo el folclore electoral: fiscales, candidatos, triunfadores y perdedores.

De los poco más de 3.100 habilitados para votar, lo hicieron 2.113 personas y se abstuvieron de hacerlo 917.

Dialogamos sobre el tema con el abogado uruguayo Martín Fernández, miembro de la organización IELSUR y partícipe directo del proceso electoral realizado en las prisiones.

Nos contó acerca de la forma en que funciona un sistema que ha permitido dialogar en lugar de monologar y que, de esa manera, está permitiendo gestionar de una manera más humana y eficiente las prisiones en aquel país.

- ¿En qué consisten las mesas representativas de internos de las prisiones uruguayas?

- Son mesas en las que delegados de cada módulo de la cárcel tratan los asuntos que afectan a las personas privadas de libertad y, además, tienen la posibilidad de participar directamente en mesas o ámbitos integrados por autoridades de diversos organismos  del estado en los cuales se abordan diversas problemáticas del sistema carcelario. En ese sentido, se convocan  operadores del sistema penal, ministerios, entes, etc. a los efectos de intentar un abordaje multidisciplinario de los problemas de la cárcel, que son obviamente de la más variada naturaleza.

Las mesas representativas no son organismos de "co-gestión" carcelaria, sino que articulan las inquietudes de las personas privadas de libertad, permitiendo que lleguen a las autoridades los reclamos de las más de tres mil personas que se encuentran en el establecimiento carcelario.

- ¿Están incluidos en la normativa uruguaya o es una práctica usual?

- En realidad no existía norma que las habilitara pero de hecho se venía dando. Particularmente, en el establecimiento que IELSUR asesora a los reclusos (COMCAR) se venía trabajando desde fines del 2006, con los delegados, digamos, que eran los más representativos de cada módulo; es decir, que no habían pasado por una instancia de elecciones formales como lo son las que acabamos de celebrar.

A partir de febrero de este año y por decreto del Ministerio del Interior se formalizaron las mismas, reconociéndoles el derecho a reunirse, a ser electos, a elegir a sus propios compañeros, estableciendo claramente que el hecho de ser delegado no puede habilitar sanciones por parte de la administración, ya que ser delegados puede  exponerlos  a un mayor grado de visibilidad en un medio donde a veces es mejor pasar desapercibido.
Este fenómeno de las mesas se viene dando también en la mayoría de las cárceles del interior del país.

- ¿Desde cuándo funcionan?

- Vienen trabajando en el COMCAR (un establecimiento que tiene casi la mitad de reclusos del país, unos 3100 internos aproximadamente) desde mediados del 2006 a raíz de reclamos que estos delegados comenzaron a hacer contra la Suprema Corte de Justicia en el entendido que no eran claros los criterios con los cuales se aplicaba la llamada "ley de humanización del sistema carcelario", que fue la primera ley que se votó en este período de gobierno relativa a la temática carcelaria.

De esta manera los internos del COMCAR redactaron pedidos a la Suprema Corte de Justicia para que les explicaran los criterios de aplicación de la Ley en materia de libertad anticipada.

- ¿Quiénes pueden participar de este mecanismo eleccionario?

- Participan todos los reclusos, sin distinción entre procesados y condenados.

- ¿Cómo se organizó el comicio? ¿Donde funcionaron las mesas y cómo se logró concretar la votación?

- La votación se organizó de manera tal de no interferir en la vida diaria del establecimiento, fundamentalmente intentando no superponerse con el día de las visitas que, en definitiva, para la mayoría de las personas privadas de libertad es el día más importante.

De esta manera se organizaron dos mesas receptoras por módulo (aproximadamente hay unas 500 personas por módulo) y se recibieron los votos entre las 12:00 y las 15:00. En algún módulo se extendió ya que tenían más internos. Las mesas funcionaron dentro de los módulos y considerando que obviamente, el voto no era obligatorio, se iban abriendo las celdas y se consultaba si querían votar.

Los que votaban se dirigían a una mesa donde estaban las papeletas (que incluían el nombre, la celda y el alias de los candidatos), y luego se dirigían a la mesa receptora de votos, integrada por tres personas de las distintas instituciones que colaboraron en el evento.

- ¿Se producen autopostulaciones individuales, listas..?

- Se postularon  delegados individuales. Se eligen tres titulares, tres suplentes y cuatro vocales, es decir un total de 10 delegados por módulo, por un período de un año.

- ¿Quiénes llevaron adelante la tarea de fiscalización?

- En la tarea de fiscalización no participaron las autoridades penitenciarias, que se limitaron a brindar las condiciones de seguridad. Las instituciones que participaron fueron  IELSUR, el Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados, el Comisionado Parlamentario de Cárceles, el Instituto Nacional de Criminología y Maestros de la Dirección de educación del Ministerio del Interior.

- ¿Cree que el mecanismo ha servido para descomprimir conflictos?

- En algunos casos, es posible que las mesas representativas, en tanto nexo entre los demás reclusos y las autoridades carcelarias puedan colaborar para descomprimir algunos conflictos, pero la situación de las cárceles es tan mala que, más que para descomprimir conflictos debería leerse la alta participación en las elecciones como una señal a las autoridades estatales de que es preciso hacer algo en forma urgente.

- ¿Qué beneficios les ha traído a los internos de los penales?

- En alguna medida, hay un avance en el empoderamiento y la autonomía de las personas privadas de libertad que, mediante una herramienta de participación, comienzan a tener la posibilidad de incidir en cuestiones que los afectan. Es un espacio para democratizar una institución total, que es estructuralmente autoritaria.

Fuente: MDZ OnLine
Mendoza - Argentina
www.mdzol.com

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