El reconocimiento de los derechos y cultura indígenas y la incompetencia del sistema político mexicano
18/09/2002
- Opinión
Los hechos
1.. 1. El presidente Vicente Fox, como uno de sus primeros actos de gobierno, el 5
de diciembre de 2000 manda la Ley Cocopa al Congreso en calidad de iniciativa
presidencial.
2.. Después de un mes de recorrido por el centro sur del país la delegación de
comandantes zapatistas llega a la ciudad de México y la Comandanta Esther, en un
discurso memorable, argumenta el 28 de marzo de 2001 sobre la importancia de
conceder rango constitucional a la Ley sobre derechos y cultura indígena elaborada
por la Cocopa.
3.. 2. El Congreso transforma la Ley Cocopa en una disposición que niega a los
pueblos indios como entidad de derecho, que niega sustento territorial a su
ejercicio de autodeterminación y que cubre con un manto asistencialista mediante
el cual se introducen varias de las condiciones del Plan Puebla Panamá
(reconocidas como ley suprema) lo que en la Ley Cocopa eran derechos y decisiones
de los pueblos relacionados con sus usos y costumbres. El contenido de la Ley es
completamente desvirtuado, al grado de convertirse casi en lo contrario de lo
acordado en la Ley Cocopa, y esto es anunciado por miembros de todos los partidos
como el primer acuerdo por unanimidad que adopta el Senado de la República, sin el
menor asomo de vergüenza. Los millones de mexicanos que se habían pronunciado por
la aprobación de la Ley Cocopa no alcanzan ni un solo voto de reconocimiento.
4.. 3. El 29 de abril de 2001 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
"formalmente desconoce esta reforma constitucional sobre derechos y cultura
indígenas" y declara que "no hace sino impedir el ejercicio de los derechos
indígenas, y representa una grave ofensa a los pueblos indios, a la sociedad civil
nacional e internacional, y a la opinión pública, pues desprecia la movilización y
el consenso sin precedentes que la lucha indígena alcanzó en estos tiempos". "Con
esta reforma, los legisladores federales y el gobierno foxista cierran la puerta
del diálogo y la paz"
5.. Sin defender su propuesta inicial, sin atender al rechazo del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional y sin escuchar el clamor de los millones que
demandaban la aprobación de la ley original elaborada por la Cocopa; sabiendo que
el reconocimiento constitucional del acuerdo plasmado en ella (firmado en San
Andrés el 16 de febrero de 1996) es una de las tres condiciones para reiniciar el
diálogo entre el Gobierno de México y el EZLN y buscar dirimir las diferencias a
través del ejercicio de la política y no de la guerra, el presidente Fox promulga
la Ley emanada del Congreso el 14 de agosto de 2001.
6.. 4. Una vez que el poder Ejecutivo y el poder Legislativo de la Nación habían
dictaminado en contra de los derechos de los pueblos indios a ser reconocidos en
su diferencia y con sus capacidades ciudadanas plenas los municipios indígenas
acuden al poder Judicial. La ley promulgada, por su contenido racista y por el
desconocimiento de jurisdicción territorial para el ejercicio de los usos y
costumbres enmarcados en los proyectos de autonomía, contraviene prácticas
autonómicas que se encontraban vigentes en diferentes estados de la República. Las
controversias constitucionales surgidas así, que deberían ser resueltas por la
Suprema Corte de Justicia, son rechazadas el 5 de septiembre de 2001 con el
argumento de incompetencia.
Incompetencia del Poder judicial para impartir justicia; incompetencia del Poder
legislativo para dar cauce legal a los reclamos sociales; incompetencia del Poder
ejecutivo para dirigir la Nación de acuerdo con los mandatos de la soberanía
popular. ¿Incapacidad del sistema político mexicano para sostener la democracia?
La República está en peligro.
Explicaciones posibles
¿Cómo explicar este funcionamiento del Estado y de las instituciones políticas?
¿Qué poderosas razones se encuentran detrás de su vergonzosa declaración de
incompetencia? ¿De la paradójica unanimidad entre proyectos de Nación
supuestamente contrapuestos en contra de los derechos de los indígenas a la
sujetidad política? ¿Por qué no es posible aprobar la ley y comenzar a construir
la paz y la democracia? ¿Por qué no es posible reconocer constitucionalmente a los
pueblos indios con todas sus capacidades y derechos?
Entender la unanimidad de la clase política en referencia a los pueblos indios y
el incumplimiento del Estado de los acuerdos firmados en San Andrés, aun a riesgo
de la pérdida de legitimidad que ello implica no es tarea sencilla. La explicación
evoca un complejo entramado del cual destacaremos sólo algunos de los hilos
posibles:
1.. 1. La primera línea de explicación, considerando los estrechos vínculos del
gobierno de México con el de Estados Unidos, está relacionada con el Plan Puebla
Panamá y la libre disponibilidad del territorio que supone. Los proyectos
vinculados a este plan, ya sean de infraestructura, directamente productivos, o
monopolizadores de riquezas naturales, suponen un reordenamiento del territorio en
amplias zonas del país, muchas de ellas marcadas por la tenencia colectiva de la
tierra característica de los asentamientos indígenas y por proyectos autonómicos
regidos democráticamente por usos y costumbres. La disputa en estos casos no es
por extensiones de tierra, por tierra-mercancía, sino por formas de vida y de
organización social sobre las que se erigen construcciones simbólicas de larga
temporalidad en las que el territorio, más allá de su especificidad geográfica,
está cargado de tradiciones, símbolos, historias, cosmovisiones y utopías. El
territorio es el lugar donde se construye la cultura, donde se produce y reproduce
la intersubjetividad y la visión del mundo, donde se tejen las relaciones sociales
y la posibilidad de futuro y, por ello mismo, donde adquiere concreción la
autonomía.
2.. El Plan Puebla Panamá es cualquier cosa menos democrático o consensual. Su
implantación en la zona del sur-sureste ha sido objeto de un rechazo generalizado
de parte de las organizaciones sociales de la región y, con el reconocimiento de
la capacidad de autogobierno de las comunidades indígenas seguramente ese rechazo
tendría un mayor sustento legal.
3.. A lo largo de toda la Marcha de la Dignidad Indígena los zapatistas se
pronunciaron en contra del Plan Puebla Panamá y no parece ser un plan al que el
gobierno y los empresarios quieran renunciar. Tampoco Estados Unidos. Si las
comunidades fueran reconocidas como sujetos de derecho tendrían atribuciones
jurídicas para impugnar o detener el plan.
4.. 2. El reconocimiento de la autonomía de gobierno contemplada en la Ley Cocopa
implica instaurar, aunque sea parcialmente, un sistema de democracia directa. Esto
supone la activación de la participación política de la ciudadanía en las
decisiones que competen y afectan al colectivo por lo menos en los niveles
municipales. Es fácil prever que en un sistema de gobierno tan "profesionalizado"
y excluyente como el que se vive en México, y con un modelo económico
concentrador-pauperizador que se reafirma cada día, el ejercicio de la democracia
directa sea visto como un peligro. En efecto, la democracia directa tendería, sin
duda, a revertir los daños del neoliberalismo, del Tratado de Libre Comercio, de
la integración subordinada con Estados Unidos y a instaurar uno o varios modelos
de organización económica y de relacionamiento social que atiendan a las
necesidades, aspiraciones y deseos de la población que los indicadores
macroeconómicos han convertido en números. La democracia no marcha en el mismo
sentido que el neoliberalismo. La legitimidad del proyecto neoliberal se restringe
crecientemente en la misma medida que opera su tendencia concentradora.
En esa misma medida se cristaliza un sistema político excluyente que niega la
participación de la mayoría de la población (que no forma parte de la llamada
clase política) en cualquier tipo de decisiones. El mejor ejemplo es la negativa a
validar constitucionalmente la Ley Cocopa.
5.. 3. La clase política, conformada por miembros de diferentes partidos, que en
principio enarbolan diferentes proyectos de nación, tiene, no obstante, intereses
compartidos que coinciden en la necesidad de consolidar sus prácticas políticas
como únicas válidas. La irrupción de los zapatistas en la escena política, y la
enorme autoridad moral que deviene de su consecuencia y eticidad, los convierte en
una amenaza para la clase política mexicana actual. La arrogancia con que los
legisladores modificaron la ley y contestaron a quienes propugnaban por su
aprobación sin cambios indica la urgencia que tienen por demostrar su fuero
imponiendo, mediante formalidades legales, aquello que contraviene las demandas,
legitimadas en San Andrés, en la consulta nacional y en la Marcha de la Dignidad
Indígena, de esa figura política que los incomoda por haberse ganado
auténticamente el respeto de la sociedad. La autoridad moral que tiene el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional no la tiene ninguna otra instancia, institución o
actor político en la escena nacional y, eso pesa.
6.. 4. Otra hipótesis explicativa que no puede descartarse proviene de la
profundidad con que está enraizado en la sociedad mexicana el racismo
colonialista. Y, aunque muchos miembros de la clase política tengan rasgos que
delatan su origen indígena, la manera como se desarrollaron los acontecimientos
parece indicar que cualquier exigencia que provenga de los pueblos indios del país
es asumida como afrenta. La oposición a aceptar que la delegación zapatista
entrara al recinto legislativo a argumentar a favor de la Ley Cocopa, así como la
negativa de la Corte Suprema a entrevistarse con los portadores de las
controversias, podría ser una demostración cabal del racismo que impera en las
instituciones políticas del país. Difícil papel el de gobernantes y legisladores
que reniegan de su propia sociedad.
¿Cómo van a hacer prevalecer la soberanía del pueblo de México? Escenarios
políticos
1.. 1. Un primer escenario que parece estarse perfilando es el del rebote de
atribuciones entre los tres poderes de la Unión sin que ninguno de ellos asuma
cabalmente la responsabilidad de hacer cumplir los acuerdos firmados en San
Andrés. Este escenario tendría mucho más presente la preocupación de un juego
electoral en el que en vez de confrontarse con proyectos claramente diferenciados
la disputa es por ganar las mayorías en las instancias de gobierno y en jugar con
la mira de la sucesión presidencial de 2006.
Este es un escenario de desgaste en el que la sociedad participa sólo como telón
de fondo y los conflictos se manipulan para deteriorar o reafirmar imágenes. El
límite de este juego de fuerzas dentro de la clase política será la capacidad de
movilización de la sociedad, sin embargo, éste se muestra más como un escenario de
resistencia difícil que de avance dentro de los proyectos sociales.
2.. 2. El agravamiento del escenario anterior apuntaría a una escalada de las
políticas de contrainsurgencia particularmente, aunque no sólo, en Chiapas. La
situación actual de reiteradas agresiones en varias comunidades zapatistas apunta
en este sentido aunque la respuesta de las comunidades afectadas, junto con las
diferentes reacciones de sectores de la sociedad comprometidos con la búsqueda de
la democracia, actúan como elementos contrarrestantes. Tal como se perfiló desde
el momento en que el Senado aprobó las modificaciones a la Ley Cocopa, el sistema
político ha estado manteniendo implícitamente una política de guerra soterrada que
se prolongaría a lo largo de todo el sexenio de Vicente Fox, con periodos de
incremento de la tensión como el actual y otros de relativo abandono.
Este escenario parece el más pertinente con la intención de desalojar a las
comunidades del área de Montes Azules para poder impulsar las inversiones
productivas relacionadas con el aprovechamiento de la biodiversidad o el petróleo
que se encuentran en la Reserva.
3.. 3. Un escenario poco probable a menos que la movilización social genere
condiciones que lo hagan posible es el de revisión o retiro de la ley para volver
a la redacción original de la Cocopa. Esto abriría el camino para restablecer el
diálogo entre el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. No
obstante, no parecen vislumbrarse razones suficientemente poderosas de parte del
gobierno y del sistema político para que este diálogo les apremie; si en un primer
momento del gobierno de Fox esto podía ser visto como una de las condiciones
importantes para construir los nuevos consensos que requería, hoy ya no parece
serlo. Los costos políticos del incumplimiento de los acuerdos de San Andrés han
sido repartidos entre todos los partidos y la responsabilidad diluida permite un
pacto tácito al interior de la clase política que alivia relativamente la urgencia
de avanzar en la solución del conflicto en Chiapas. Como todos lo cargan, a nadie
le pesa demasiado.
4.. Más allá de un juego de discursos –que nos acerca al primer escenario-, y aun
admitiendo la buena disposición de algunos legisladores, éste no parece ser un
escenario posible durante los cuatro años que restan del gobierno de Vicente Fox.
5.. 4. En los escenarios anteriores se puso énfasis en las políticas del gobierno
y en los acuerdos y relaciones recíprocas del sistema político. El cuarto
escenario incorpora a la sociedad como sujeto político de primera línea bajo la
idea de que si las instituciones políticas vigentes son incapaces de resolver las
demandas de la sociedad es necesario recrearlas, trabajar en la construcción de
una nueva institucionalidad que corresponda a las nuevas condiciones de
politicidad social, al nivel de participación en las decisiones comunitarias o
colectivas de hecho. Este escenario indica el momento de refundar, en la práctica,
los espacios y modos de hacer política, los estilos de relacionamiento social, los
principios de la soberanía popular. Es, en realidad, el escenario de la esperanza.
Es el escenario de la construcción sin el Estado y a pesar del Estado, de la
construcción del único futuro posible para los más: el de la democracia, libertad
y justicia que pregonan los zapatistas para el cual el sistema político no parece
tener respuesta.
* Ana Esther Ceceña. Economista e investigadora mexicana.
https://www.alainet.org/es/active/2563
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