En el siglo XXI
30/10/2008
- Opinión
Panamá hizo su entrada al siglo XXI sin que los sectores mayoritarios agrupados en organizaciones obreras, campesinas y de las capas medias tengan una expresión política autónoma que los represente. Esta situación contribuye al debilitamiento de la democracia en la medida en que sectores muy amplios de la población son excluidas de las instituciones políticas.
En los últimos 20 años, desde la invasión militar norteamericana, la ideología neoliberal ha promovido una alternativa política dirigida a desplazar a los movimientos sociales de los procesos políticos. Hay quienes señalan que la estrategia responde a la refundación del Estado panameño. El proyecto se basa en una concepción elitista mediante la cual el pueblo debe ser dirigido por una clase social superior. La refundación es, en parte, producto de la intervención militar de EEUU que encubre un supuesto derecho al veto a la libre determinación del pueblo panameño.
Según estas consideraciones las diversas elites están dando inicio al proceso de la refundación no terminada del Estado. Esta iniciativa se daría sobre la base de la recuperación del territorio nacional y el ejercicio de la soberanía, la legitimación de sus instituciones democráticas y de los procesos electorales.
Esta propuesta es elitista y excluyente. Además, tiende a debilitar cualquier alternativa de democracia. Reduce la democracia a los procesos electorales olvidándose de los contenidos sociales y económicas de la democracia. De igual manera, excluye de los procesos democráticos a los sectores sociales, sustituyéndolos por grupos de identidad étnicos o de género.
Por esta razón el pueblo panameño recibió con entusiasmo la postulación independiente de la candidatura presidencial del profesor universitario, Juan Jované. Es la oportunidad que se esperaba para comenzar a organizar una opción política que rompa con el monopolio de la visión neoliberal que tergiversa la realidad del mundo. Muchas organizaciones políticas, sociales y comunitarias, así como obreras, estudiantiles y campesinas han planteado su apoyo a los planteamientos de Jované.
Según el sociólogo Norberto Lechner “el discurso neoliberal fue el que mejor supo alterar la matriz estado-céntrica de las sociedades latinoamericanas, desplazando la dinámica del desarrollo social del Estado al mercado. Este proceso adquiere una fuerza avasalladora por su carácter mundial, independiente de las especificidades del país”.
Los movimientos sociales se han opuesto a las políticas neo-liberales y siguen luchando por el perfeccionamiento de la soberanía nacional. Sin embargo, el movimiento popular aún no logra definir una organización política que dé dirección y fuerza a sus objetivos. El camino de los partidos políticos existentes está cerrado ya que todos están sumergidos en las aguas ideológicas neoliberales.
Después de cien años de República, diez décadas de movimientos sociales y un siglo de experiencia con los partidos políticos, Panamá puede concluir que la democracia sólo se puede consolidar si todos los sectores sociales y sus respectivos movimientos logran definir con claridad su participación política.
Los neoliberales han querido borrar a los movimientos sociales. A pesar de ello, los movimientos sociales están presentes y serán quienes diseñarán la democracia panameña en el segundo siglo de la República. El pueblo panameño recuperará su proyecto nacional en la medida en la medida en que se movilice políticamente e impida las intervenciones de quienes se abrogan el derecho a veto.
30 de octubre de 2008.
- Marco A. Gandásegui, hijo (profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
En los últimos 20 años, desde la invasión militar norteamericana, la ideología neoliberal ha promovido una alternativa política dirigida a desplazar a los movimientos sociales de los procesos políticos. Hay quienes señalan que la estrategia responde a la refundación del Estado panameño. El proyecto se basa en una concepción elitista mediante la cual el pueblo debe ser dirigido por una clase social superior. La refundación es, en parte, producto de la intervención militar de EEUU que encubre un supuesto derecho al veto a la libre determinación del pueblo panameño.
Según estas consideraciones las diversas elites están dando inicio al proceso de la refundación no terminada del Estado. Esta iniciativa se daría sobre la base de la recuperación del territorio nacional y el ejercicio de la soberanía, la legitimación de sus instituciones democráticas y de los procesos electorales.
Esta propuesta es elitista y excluyente. Además, tiende a debilitar cualquier alternativa de democracia. Reduce la democracia a los procesos electorales olvidándose de los contenidos sociales y económicas de la democracia. De igual manera, excluye de los procesos democráticos a los sectores sociales, sustituyéndolos por grupos de identidad étnicos o de género.
Por esta razón el pueblo panameño recibió con entusiasmo la postulación independiente de la candidatura presidencial del profesor universitario, Juan Jované. Es la oportunidad que se esperaba para comenzar a organizar una opción política que rompa con el monopolio de la visión neoliberal que tergiversa la realidad del mundo. Muchas organizaciones políticas, sociales y comunitarias, así como obreras, estudiantiles y campesinas han planteado su apoyo a los planteamientos de Jované.
Según el sociólogo Norberto Lechner “el discurso neoliberal fue el que mejor supo alterar la matriz estado-céntrica de las sociedades latinoamericanas, desplazando la dinámica del desarrollo social del Estado al mercado. Este proceso adquiere una fuerza avasalladora por su carácter mundial, independiente de las especificidades del país”.
Los movimientos sociales se han opuesto a las políticas neo-liberales y siguen luchando por el perfeccionamiento de la soberanía nacional. Sin embargo, el movimiento popular aún no logra definir una organización política que dé dirección y fuerza a sus objetivos. El camino de los partidos políticos existentes está cerrado ya que todos están sumergidos en las aguas ideológicas neoliberales.
Después de cien años de República, diez décadas de movimientos sociales y un siglo de experiencia con los partidos políticos, Panamá puede concluir que la democracia sólo se puede consolidar si todos los sectores sociales y sus respectivos movimientos logran definir con claridad su participación política.
Los neoliberales han querido borrar a los movimientos sociales. A pesar de ello, los movimientos sociales están presentes y serán quienes diseñarán la democracia panameña en el segundo siglo de la República. El pueblo panameño recuperará su proyecto nacional en la medida en la medida en que se movilice políticamente e impida las intervenciones de quienes se abrogan el derecho a veto.
30 de octubre de 2008.
- Marco A. Gandásegui, hijo (profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
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