Tabaré Vázquez en el Plenario Nacional
09/11/2002
- Opinión
Quisiera ubicar el tratamiento del tema que hoy nos convoca- el de la
estrategia de nuestra fuerza política-en el contexto de un marco de
actividades que nuestro Frente Amplio viene desarrollando desde hace ya un
tiempo. No es que la discusión, análisis y eventual resolución del tema de
la estrategia a seguir por nuestra fuerza política sea un hecho o una
acción política aislada sino que pretendemos se inscriba en el desarrollo,
en el proceso y por tanto evolutivo en el tiempo de una serie de
actividades o acciones política que desde hace un tiempo venimos llevando
adelante.
Quiero recordar que en el correr del año 97 y 98 nuestra fuerza política
estudió, analizó y acordó lo que constituyó el nuevo marco de Acuerdo
Político dentro del Frente Amplio y posteriormente el relacionamiento
dentro del Encuentro Progresista.
En el año 2000 y 2001 culminando con el Congreso que realizáramos el año
pasado, y que se denominara con el nombre de la querida compañera " Tota
Quinteros" nuestra fuerza política procesó, analizó y llevó adelante la
discusión de aspectos ideológicos.
Hoy en este Plenario, quizás podamos dejar saldado, resuelto la discusión y
análisis, luego de una etapa de discusión interna de nuestro Frente Amplio
de los aspectos del posicionamiento de nuestra fuerza política, del
posicionamiento estratégico y laudado el mismo pretendemos de que el año
próximo y el siguiente nos encuentre trabajando fuertemente en aspectos
vinculados al programa, la presentación de nuestro plan de trabajo de esta
fuerza política.
Es entonces en ese proceso evolutivo de actividades políticas que queremos
inscribir la discusión de la estrategia de nuestra fuerza política.
Queridas compañeras, queridos compañeros:
La historia, aún la más inmediata, a veces nos depara alguna casualidad
como que -por citar un ejemplo que nos involucra-, estemos realizando esta
reunión del Plenario Nacional del Frente Amplio el mismo día en que se
cumple el tercer aniversario del "Compromiso para la formación de un
Gobierno Nacional" que en nombre del Partido Colorado y del Partido
Nacional suscribieron los doctores Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle.
¿Recuerdan ustedes aquel 9 de noviembre de 1999?
¿Recuerdan el contenido de dicho compromiso?
¿Recuerdan que el mismo incluía, entre otros ítem, la "defensa del
trabajo nacional", el "alivio de la carga tributaria", "la organización del
Gabinete Social en el Poder Ejecutivo", la "regularización de los
asentamientos de viviendas según el Programa financiado por el BID ya
aprobado por 110 millones de dólares", "atender la situación de los
deudores del BHU en pesos, dólares o unidades reajustables", "fortalecer
las instituciones de dirección del MERCOSUR", "coordinar sus políticas
macroeconómicas y monetarias", "rebajar los costos del Estado como
resultado de la austeridad fiscal" "eliminar las vacantes y contrataciones
en el Estado", "capacitar permanentemente a sus funcionarios", etc, etc,
etc.
¿Recuerdan el espíritu redentor con que el acuerdo fue anunciado y
difundido? Ahora sí, decían que las cosas iban a estar en su lugar y que
iban a comenzar a funcionar bien...
Exactamente tres años han transcurrido desde entonces. El gobierno nacional
para el cual se suscribió aquel compromiso asumió el primero de marzo del
2000 y lo demás ya lo sabemos: no es necesario repasarlo en este ámbito.
Ni siquiera es necesario detenerse a comparar los compromisos asumidos
aquel 9 de noviembre de 1999 por los Dres. Batlle y Lacalle en
representación de sus respectivas colectividades políticas y la realidad
en la que están sumidos el gobierno nacional y el país este 9 de noviembre
de 2002.
"Podría ser un ejercicio tragicómico" , puede pensar alguno de ustedes en
este instante. Tal vez; pero en lo personal creemos que más que
"tragicómico" sería "comí trágico": a los uruguayos hace tiempo se nos
acabó la diversión que en su alegría electoral prometió el Dr. Batlle y
estamos padeciendo los efectos trágicos de su gobierno.
No vamos, pues, a dedicar el limitado tiempo de nuestra intervención a
reiterar lo que ya es sabido.
Tampoco vamos a intentar interpretar los últimos espasmos del gobierno de
coalición. Y ello no solamente por una cuestión de tiempo o una razón de
competencias, sino también porque probablemente fracasaríamos en el
intento. Somos médicos, pero nuestra especialidad no es la psiquiatría ni
la sicología social; ejercemos las responsabilidades políticas que los
frenteamplistas y encuentristas generosamente nos han encomendado, pero no
somos politólogos ni nos dedicamos a esa categoría nueva que han inventado
ciertas tendencias de la politología denominada "clínica del poder".
En todo caso, y para aventar cualquier duda y contextualizar algunos
asuntos a los que nos referiremos más adelante, permítannos hacer aunque
sea telegráficamente las siguientes tres precisiones respecto a la actual
situación del gobierno nacional:
Primero; albañiles, diseñadores, decoradores y amas de casa coinciden en
que descolgar los cuadros y dejar los clavos es una chapucería. La
observación también es válida para la política: decir que se abandona una
coalición de gobierno porque se descolgaron 4 cuadros pero se dejan 87
clavos es, aparte de poco creíble, grosero.
Segundo; con o sin coalición, con cuadros o sin cuadros, con clavos o sin
clavos, el gobierno puede gobernar. Tiene instrumentos constitucionales y
legales para ello. Pero además, y quiero destacar esto, puede contar con
la lealtad institucional del Encuentro Progresista - Frente Amplio. Que
seamos oposición al gobierno no significa que estemos empeñados en su
acoso y desestabilización. De hecho, quienes más acosan y desestabilizan
al gobierno no es el EP - FA, sino sectores e individuos que dicen estar
identificados con el propio gobierno y en algunos casos lo integran. Pero
la coherencia se les agota en los dichos...
Nosotros no queremos –ni siquiera por conveniencia electoral- que al
gobierno le vaya mal, porque cuando a un gobierno le va mal al país le va
peor. Deseamos que el gobierno gobierne mejor para que al país también le
vaya mejor. En tal sentido, si hay que ayudar ayudamos, pero sobre bases
firmes y claras. Cheques en blanco no damos y perder el tiempo tampoco nos
gusta.
Tercero; parecería que a raíz de las recientes turbulencias en su
relacionamiento, colorados y blancos descubrieron que la gobernabilidad no
es cuestión de cargos ministeriales y que también radica en actitudes y
conductas parlamentarias. Hasta ahora, pese a su larga y rica trayectoria
democrática y parlamentaria, no se habían dado cuenta de ello.
Pero en fin, aunque hayan descubierto un tanto tardíamente el agujero del
mate, nos alegra que lo hayan hecho.
Nos parece bien radicar en el parlamento la consideración y dilucidación de
los grandes temas del país. Ahora bien: el parlamento uruguayo es bicameral
pero no es bipartidario. Allí también está el Encuentro Progresista. Está
el Frente Amplio. Están nuestros compañeros y nos parece que su presencia
difícilmente puede pasar desapercibida ya que, para referirnos únicamente a
los aspectos cuantitativos, es la mayor bancada parlamentaria.
Ya lo hemos dicho anteriormente, lo dijimos hace un momento y lo reiteramos
ahora ahora: nuestra presencia en el parlamento es en representación del
40% del electorado nacional; no estamos allí para decorar recintos ni hacer
perfilismo electoral; tampoco para decir "sí" a todo o "no" a todo.
Nuestros senadores y diputados son del EP - FA, pero están al servicio del
país y actúan en función de los intereses del país y de un proyecto
progresista del mismo. No renuncian a sus señas de identidad personal,
sectorial o grupal, pero primero está el país.
El país hoy requiere sensatez, acuerdos, rumbo cierto y objetivos precisos
para recuperarse y seguir adelante. Y en esa tarea el Parlamento como
institución representativa de la voluntad ciudadana de los uruguayos y los
parlamentarios – todos los parlamentarios, incluidos los nuestros- tienen
competencias y responsabilidades tan trascendentes como intransferibles.
Reiteramos: no se trata de desconocer otros ámbitos y mecanismos
forjadores de nuestro proyecto para enclaustrarnos en una dinámica
parlamentaria que probablemente será diferente pero que también puede
seguir siendo frustrante si no la encaramos debidamente; no se trata de
dejar librada a su propia suerte a la "Concertación por el Crecimiento";
tampoco se trata de decaer, por ejemplo, en nuestro reclamo por la
actualización de la integración de los órganos de contralor de la República
(Tribunal de Cuentas, Corte Electoral) ni de caer sino que debemos tomar
con más fuerza aún la campaña por el referéndum sobre ley de asociación de
ANCAP, en defensa del patrimonio nacional. En fin, no se trata de
empantanarnos en actitudes fatalistas o zambullirnos en lo que la derecha,
cuando le conviene, presenta como "políticas de Estado". Se trata de actuar
con responsabilidad política y sentido de país. Se trata, en última
instancia, de hacer política de la buena, con mayúscula, pues de
situaciones como las que hoy vive nuestro país se sale políticamente, se
sale en clave política o no sale.
Queridas compañeras, Queridos compañeros:
El tema central por el cual ha sido convocado este Plenario Nacional es la
estrategia del Frente Amplio.
A tales efectos, y recogiendo las resoluciones del Plenario realizado el
pasado 18 de agosto, la Mesa Política designó una comisión a los efectos
de elaborar un material que sistematizara ciertas bases para la
consideración del tema en el día de hoy.
Ustedes conocen dicho material. Se trata de un documento concebido no como
un fin en sí mismo sino como un insumo para la tarea de discusión y
resolución que debemos procesar hoy aquí y entre todos.
Porque los asuntos del Frente Amplio los resolvemos los frenteamplistas en
los organismos que corresponden de nuestrro Frente Amplio. No somos una
secta, pero tampoco un "reality show"; y las instancias orgánicas del
Frente Amplio no son de mampostería sino que están para funcionar y cumplir
con sus cometidos.
Ahora bien, todo ello depende únicamente de nosotros. Somos nosotros, los
frenteamplistas quienes debemos definir nuestra estrategias. Y en este
punto queremos hacer la siguiente precisión: en la actual coyuntura
histórica del Uruguay y para una fuerza con las características cuali y
cuantitativas de la nuestra, no hay estrategia política sin una estrategia
de nuestra fuerza política para el país.
Ejemplos sobran en la historia de fuerzas políticas con estrategias
preciosas que terminaron en fracasos tremendos porque olvidaron o no
tuvieron suficientemente en cuenta que más importante que los proyectos
partidarios son los proyectos nacionales o porque creyeron que los
proyectos partidarios eran los proyectos nacionales.
Cuando el país está como está y el Frente Amplio - Encuentro Progresista es
lo que es (nada menos que la mayor fuerza política del país), la
estrategia que adoptemos presupone tener claro qué Uruguay queremos, que
Uruguay podemos construir y cómo construirlo.
Y para ello no basta con las declaraciones de buenos propósitos ni con los
enunciados generales. Porque también de esto abundan los ejemplos en la
historia.
Queridas compañeras, Queridos compañeros:
El Uruguay contemporáneo ha conocido difíciles coyunturas institucionales y
políticas. Los frenteamplistas lo sabemos bien pues aunque no han sido los
únicos que han padecido sus efectos, han sido quienes más los han
padecido.
Pero nunca vivió el país una coyuntura de depresión económica y
descaecimiento social como la actual. Nunca su futuro como proyecto
nacional fue tan incierto.
El Uruguay no puede volver al pasado; pero así no puede seguir. Para
desarrollarse plenamente como nación necesita levantarse. Y aunque parezca
de Perogrullo, para levantarse, para empezar a levantarse tiene que dejar
de caer.
Puede resultar obvio o incómodo decirlo pero no por ello hay que callarlo:
el Uruguay está mal pero aún, creemos nostros, no ha tocado fondo, aún –
aunque cueste imaginarlo- puede estar peor. Y lo va a estar si no se
adoptan medidas que eviten ese desastre y marquen una salida hacia un nuevo
proyecto de desarrollo nacional.
¿Por qué un nuevo proyecto de desarrollo? Porque salidas pueden haber
muchas ; pero usar salidas para volver a lo mismo sería un engaño de
nefastas consecuencias. Hay gente que con eso se conforma; nosotros no.
El Uruguay no resiste "más de lo mismo" y los uruguayos merecen mucho más
que "lo mismo un poquito mejor". Por eso debemos encarar -como ya lo
hemos planteado antes y lo reitera el material que tenemos a consideración-
una especie de Agenda Básica para la Reconstrucción Nacional que en lo
formal sea un sistema de políticas para:
1. Reactivar la economía sobre bases de producción y trabajo. Sinceramente:
no llegamos a comprender cómo puede haber gente que dude o se oponga a
esto que, en realidad, no es invento nuestro sino que es el "abc" del
capitalismo. Tal vez se deba a que el neoliberalismo es al capitalismo
lo que una hamburguesa a un buen churrasco: parecido, pero mucho peor
2. Ordenar el sistema financiero. Porque si el sistema financiero es a un
país lo que el sistema circulatorio a un ser humano, debe reconocerse
que el sistema circulatorio uruguayo anda bastante mal y que para
mejorarlo no basta con poner presos a un puñado de banqueros inmorales.
Por cierto que esos delincuentes tienen que pagar el enorme daño que han
causado a la sociedad, pero también ésta debe tomar medidas para que
estas "patologías bancarias" no vuelvan a reiterarse. Al fin y al cabo,
los Rohm, los Peirano y tantos otros no son más que penosas expresiones
de un sistema financiero desnaturalizado.
3. Racionalizar el sistema tributario. Podríamos referirnos ahora al
revuelo que se armó en la campaña electoral de 1999 cuando nuestros
adversarios descubrieron nuestra propuesta de reimplantar el Impuesto a
la Renta de las Personas Físicas, sus solemnes promesas de no aumentar
la carga tributaria en caso de ser gobierno y los alrededor de 15
impuestos que nos han propinado desde que empezaron su gestión de
gobierno. Pero no lo vamos a hacer pues no somos revanchistas.
Sí vamos a reiterar lo que ya hemos dicho: que no basta con que la
gente sea igual ante la ley, sino que también ha de ser igual ante la
vida; esto es, tener igualdad de oportunidades para poder construir su
propia existencia. Y para garantizar esa igualdad de oportunidades es
necesario contar con una política impositiva que permita a través de la
redistribución de la riqueza asegurar la difusión de la igualdad de
oportunidades a toda la sociedad.
Tal es, en nuestra opinión, la clave de una política tributaria sensata,
lo cual no es poca cosa si se tiene en cuenta el anacronismo, la
complejidad, la injusticia y la ineficiencia que caracterizan al sistema
tributario uruguayo.
Es cierto que no hay sistema tributario perfecto y que los recursos
recaudados nunca alcanzan para satisfacer las demandas, pero no hay que
resignarse al actual estado de cosas. Hay que modernizar el sistema
tributario haciéndolo más racional, justo y funcional a los efectos de
que pueda cumplir su cometido.
4. Reformar el Estado. Porque el Estado no es ni un fin en sí mismo, ni
una intocable pieza de museo, ni material de desguace. El Estado es un
actor que opera en distintos ámbitos articulando el conjunto de la
sociedad.
Y si enfatizamos en ello es porque aún hay gente que se niega a
entender -no porque no pueda, sino porque no quiere y no quiere porque
le conviene ...- que no hay contradicción Estado -mercado pues mientras
el Estado es un actor que opera en distintos ámbitos, el mercado es uno
de esos ámbitos en los que opera el Estado.
Queremos un Estado al servicio de los ciudadanos. Y eso exige cambios
de mentalidades, actitudes e instrumentos. No podemos seguir –aunque la
barnicemos con computadoras e Internet- con una estructura estatal más
próxima al siglo XIX que al siglo XXI. Pero no podemos hacer renunciar
al Estado a ciertas competencias y tareas que sólo él puede hacer aunque
estemos en el siglo XXI.
5. Reinstalar y proyectar al país en la región y en el mundo. Desde sus
orígenes, la política exterior del Uruguay ha tenido como principal
objetivo asegurar la viabilidad del país. Esta circunstancia ha hecho
que cuestión acerca de la inserción internacional de la República sea
una constante a través de toda su vida independiente.
Las respuestas no siempre han sido las mejores y ello ha llegado a
motivar que en el ámbito internacional algunos nos consideren apenas
unos "petisos compadres" cuando no unos "enanos llorones". Tales
calificativos son sustancialmente injustos y objetivamente dolorosos,
pero ha de reconocerse que ciertos recientes episodios parecerían
avalarlos al menos en parte.
Pero ¿tenemos que resignarnos a ello?. Ante la diversidad de escenarios
y la complejidad que muestra en mundo actual, ¿debemos buscar una
inserción directa en la economía mundial o inscribirnos en el marco de
una mejor integración regional?, ¿acaso no es necesario y posible
recrear el MERCOSUR?, ¿tal opción es excluyente de otras?
Para un país como el nuestro –territorialmente pequeño, escasamente
poblado y sin grandes recursos naturales- la política exterior no puede
ser "un tema más" de gobierno ni una "academia de protocolo", ni un
"programa de becas" para políticos desocupados: tiene que ser un
factor clave en la estrategia de desarrollo que está directamente
relacionado con la viabilidad del país.
6. Atender la emergencia social. Si mencionamos este aspecto en último
término no es porque lo consideremos menos importante que los cinco
anteriores. ¡Todo lo contrario! Los cinco anteriores tienen que estar en
función de éste, porque la gente es el principal patrimonio de un país
y cuidarla es la principal tarea de un gobierno. Porque gobernar no es
administrar cosas: gobernar es cuidar a la gente.
La crisis económico financiera ha agudizado el incremento de la pobreza y
la exclusión, precipitando hacia esas franjas a miles de uruguayos que
hoy padecen los efectos del desempleo, el subempleo o la inestabilidad
laboral; a miles de compatriotas que no tienen posibilidades de auto
sustentación alimentaria, ni acceso al sistema de salud, ni a una
vivienda decorosa, ni a la educación, ni a la seguridad social; en fin,
miles de uruguayos que cada cinco años votan (si no han emigrado ....)
pero que más allá de ello, están mediatizados en sus otros derechos
ciudadanos.
Hay que revertir esta situación. Y hay que empezar a hacerlo desde ya.
Queridas compañeras, Queridos compañeros:
Hemos enunciado, solamente, los que en nuestra opinión son los seis
aspectos o áreas que debería abarcar esa Agenda Básica para la
Reconstrucción Nacional.
Claro que no se trata de una opinión inmutable o cerrada a otras
consideraciones u otros aportes. Y ello por una razón elemental pero al
mismo tiempo fundamental: la reconstrucción nacional no es solamente una
cuestión formal; es –sobre todo- una cuestión sustancial. Y esa sustancia
es un compromiso político de la sociedad en su conjunto.
Un compromiso entre las diversas expresiones de la sociedad con contenido
programático, por cierto, pero sustancialmente político.
Porque la política es organización de la vida colectiva; articulación en
ese entramado de intereses, esperanzas, conflictos, compromisos,
recuerdos y sueños que es la sociedad; reglamentación del poder y
administración de los servicios públicos.
Pero la política es también abrir caminos para promover el bienestar de la
gente, reconocer nuevos derechos, proveer nuevos servicios, profundizar
la democracia política, económica, social y cultural.
Y también la política es el principal procedimiento de los ciudadanos para
transformar la realidad en que viven y adaptarla a sus convicciones,
capacidades y esperanzas. Creemos importante, creemos que es muy
importante, en estos tiempos tan difíciles y en cuales es tan fácil (y tan
irresponsable....) culpar a la política de todos los males, que resaltar
esta dimensión transformadora de la política es absolutamente
imprescindible.
Por supuesto que hay versiones banales de la política; por supuesto que
hay políticos que con sus actitudes atentan contra la política; y por
cierto que hay que denunciar y sancionar a tales políticas y tales
políticos. Pero no hay que perder de vista que sin política no hay
democracia y sin democracia las sociedades no funcionan; y que cuando una
sociedad no funciona la convivencia de sus miembros es un calvario.
Generar este compromiso político de la sociedad uruguaya toda en torno a
una agenda de reconstrucción nacional y una visión consensuada del futuro
(porque eso, al fin y al cabo, son los proyectos nacionales), siendo una
tarea sustancialmente política no es exclusiva de lo partidos políticos
sino que han de involucrarse en ella diversas expresiones de la sociedad
identificadas con esa visión. Y ese es, precisamente, nuestro gran desafío:
ser capaces de convoca y articular ese gran compromiso ciudadano. Un
desafío que empieza ya porque así como se dice que no hay que dejar para
mañana lo que se puede hacer hoy, puede decirse que no hay que dejar para
el gobierno, o para un próximo gobierno lo que hay que hacer hoy siendo
oposición. Desde ya para intentar mejorar la situación desesperante que
viven muchos uruguayos.
Y ello por una razón tan sencilla como que el país es más importante que
quien está en el gobierno y quien en la oposición.
El país son los uruguayos. Y la pobreza y la desesperanza que golpea a
tantos compatriotas no es colorada, blanca, frenteamplista o
nuevoespacista; no ataca exclusivamente a los colorados, a los blancos, a
los frenteamplistas o a los nuevoespacistas; es pobreza a secas y no es
sectaria a la hora de atacar. Y contra esa pobreza debemos unirnos para
luchar. Trabajar como sociedad juntos.
Queridas compañeras, Queridos compañeros:
En este mismo ámbito dije en setiembre de 2000 que las elecciones no se
ganan ni se pierden en tres meses de campaña electoral sino que su decisión
se forja en los cinco años que transcurren entre una elección y otra.
Permítanme reiterarlo: la suerte del Frente Amplio - Encuentro Progresista
en las próximas elecciones no está cristalizada: la estamos forjando todos
los frenteamplistas y encuentristas todos los días. Por lo tanto, a no
marearse con las encuestas, a no creerse que ya ganamos y que "somos
Gardel".
Aún falta mucho para el tiempo electoral, muchas cosas pueden suceder desde
ahora hasta entonces y mucho es lo que nosotros tenemos que ser capaces de
hacer.
Sin perjuicio de los desafíos ya mencionados genéricamente con referencia
a la agenda de reconstrucción nacional hacia un nuevo desarrollo,
queremos detenernos aunque sea un instante en algunos puntos específicos
respecto a los cuales –en nuestra opinión- debemos desplegar el máximo de
nuestras capacidades.
Sabemos que hay otros tan o tal vez más importantes que estos, pero ante la
imposibilidad de abordarlos todos optamos por los siguientes.
Como bien señala el documento de trabajo que está a consideración de este
Plenario, debemos encarar el grave problema de la deuda bruta del sector
público global que agobia al Uruguay y cuestiona sus posibilidades de
desarrollo.
No solamente debemos mucho (unos 13.441 millones de dólares a junio de
2002), sino que además debemos mal: en el 2003 debemos pagar por concepto
de amortización e intereses 1.615 millones de dólares; en el 2004 otros
1.238 millones de dólares; 1.510 millones de dólares en el año 2005;
1.424 millones de dólares en el año 2006; otros 845 millones en el año
2007; unos 686 millones de dólares en el año 2008; cerca de 899 millones
de dólares en el 2009; y alrededor de 770 millones de dólares en el año
2010.
¡Linda herencia para el próximo gobierno nacional!!
Mejor dicho: pesada carga para el pueblo uruguayo, que tendrá que hacerse
cargo de la ineficiencia e irresponsabilidad de sucesivos gobiernos de los
doctores Sanguinetti, Lacalle y Batlle; que son los que han dejado esta
herencia que recibirá el próximo gobierno y de sus respectivos equipos
económicos, de cuyos integrantes podría decirse que como ciudadanos con
responsabilidades de gobierno no estuvieron a la altura de sus antecedentes
académicos (lo cual confirma que puede ser más fácil formar un académico
que formar un buen ciudadano)
Es necesario que asumamos y que todos los uruguayos sepan que en lo que
le resta de gestión, el actual gobierno deberá enfrentar el pago del 15% en
el 2003 y el 10% en el 2004 del total de la deuda pública; y que el
gobierno que asuma el 1 de marzo del 2005 deberá pagar en ese año el 16%
del total de la deuda pública. ¡Esto sí que es "descolgar los cuadros y
dejar los clavos ....!!!"
Es necesario que asumamos y que los uruguayos sepan que de acuerdo a
estudios prospectivos realizados por la insospechable consultora J. P.
Morgan, el servicio de la deuda pública oscilará entre el 2003 y el 2010
entre el 11 y el 15 % de su PBI. Este es el Uruguay que dejan, ¡y todavía
tienen el descaro de decir que si el Frente Amplio - Encuentro Progresista
llega al gobierno el país se va a desplomar hasta convertirse en "un estado
africano decadente", como expresó la publicación oficial del Foro
Batllista la semana pasada. Y después el Dr. Sanguinetti recorre el
mundo dando conferencias sobre la igualdad, la tolerancia y otros supremos
valores .....
Pero no basta con asumir e informar sobre el endeudamiento general del
gobierno central. Es necesario que desde ya asumamos un papel
protagónico, responsable y previsor en este tema jerarquizándolo
adecuadamente, sabiendo que en su resolución se juega buena parte del
futuro del país, y sabiendo además que el asunto no se resuelve diciendo
por lo bajo "sí" a todo o gritando "no" a todo. En este tema compañeros
y compañeras nos tenemos que arremangar, tenemos que pensar muy bien y
tenemos que actuar en consecuencia. Esta es la clave del presente y de la
viabilidad del futuro del país.
No alcanza, no sirve con salir a decir que la Deuda Externa no la pagamos,
desde mi muy modesto punto de vista, y tampoco sirve que escondamos bajo
la alfombra para discutirla más adelante. Y buscar respuestas al mismo
ahora. Y si nos tenemos que embarrar hasta el pescuezo nos tenemos que
embarrar hasta el pescuezo; porque aquí está en juego el destino y la
soberanía del país. Porque aquí está en juego la vida de los uruguayos,
está en juego el futuro de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos
y no podemos fallar. No debemos fracasar. Este tema lo debemos asumir en
su real y dramática dimensión y buscar los caminos que entendamos sean los
mejores para el futuro de los uruguayos.
Queridas compañeras, Queridos compañeros:
Hay demasiadas incertidumbres en el mundo y abundan los problemas en la
región. Sin embargo, el Uruguay no puede salirse ni de la región ni del
mundo: aquí estamos, aquí vivimos y aquí vivirán –o por lo menos debieran
vivir- nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Pero debemos ser capaces de interpretar más afinadamente el escenario
internacional actual –condición indispensable para cualquier propuesta de
articulación del país al mundo-, las posibles alternativas de integración
al orden internacional mundial y los necesarios ajustes de los instrumentos
de la política exterior.
Debemos plantearnos, por ejemplo:
a) si existe, en el corto y mediano plazo, una alternativa a la actual
"pax americana" impuesta por los Estados Unidos.
b) si el ALCA está condenado a ser un nuevo medio de sujeción hegemónica o
podría ser una oportunidad de desarrollo y crecimiento económico para
los pueblos latinoamericanos.
c) Cuál es el papel de América Latina en los intereses europeos.
d) Los efectos que tendrá la recientemente lanzada Ronda del
Desarrollo de la Organización Mundial de Comercio sobre una mayor
liberalización del comercio mundial y sobre los distintos procesos de
integración regional e interregional.
E Si hay alternativas reales de financiamiento para países como el
nuestro más allá del Banco Mundial, el FMI y el BID
f) Si más allá de la necesidad indiscutible de defender y fomentar la
exportación de nuestra tradicional producción agro-industrial, es ésta una
estrategia de desarrollo sostenible en el mediano y largo plazo.
g) Si el Uruguay tiene un tejido empresarial suficiente y adecuado para
sostener una estrategia de desarrollo apoyada en el dinamismo
exportador.
h) Si el servicio exterior ha de ser sólo un medio de observación,
información y protocolo o debe ser, sobre todo, un instrumento para la
promoción de los intereses nacionales para hacer frente a las nuevas
amenazas globales y promover valores universales.
Y en este capítulo, compañeros, un apartado especial para el MERCOSUR.
¿Tiene futuro tal como está?, ¿puede ser mejor?, ¿cómo?, ¿para qué?
Sobre este punto específico, tan candente incluso teniendo en cuenta la
compleja realidad argentina y los auspiciosos cambios políticos que se
vienen operando en Brasil, permítannos decirles que en nuestra opinión
hay que superar la anacrónica concepción de la integración regional como
una política exclusivamente exterior.
El MERCOSUR es también una política interior y consecuentemente con ello,
debemos asumir que para integrarnos tenemos que integrarnos.
No es un juego de palabras. Imposible integrar países que en sí mismos
están socialmente "centrifugados". Para integrarse mejor al MERCOSUR el
Uruguay necesita integrarse mejor a sí mismo. Hoy, pese a sus reducidas
dimensiones en comparación a sus vecinas, la sociedad uruguaya presenta
inequívocos y dolorosos rasgos de desintegración social.
Ustedes bien saben que no es lo mismo vivir en Montevideo que en Durazno,
y que aún dentro de Montevideo no es lo mismo vivir en Malvín que en Tres
Ombúes; ni siquiera es lo mismo vivir al sur de Avenida Italia que al
norte de la misma.
Pero integrar no es homogeneizar. El MERCOSUR no es homogéneo ni tiene por
qué serlo. Debemos asumir las asimetrías del MERCOSUR no como frenos sino
como impulso.
Reconocemos que no es sencillo resolver el asunto cuando uno de los cuatro
socios del MERCOSUR representa el 74% de su territorio, el 72% de su
población, el 69% de su PBI; el 64% de su comercio exterior, el 62% de su
deuda externa o el 48% del comercio intra bloque. Tal es el caso de
Brasil.
Pero no es imposible hacerlo. Y para resolver esas asimetrías, para
desarrollarnos juntos, en condiciones de igualdad y complementariedad,
hay que consolidar la institucionalidad política del MERCOSUR. Si la Unión
Europea lo viene logrando pese a su diversidad y al terrible historial de
conflictos que existe entre muchos de sus estados miembros, ¿cómo no lo
vamos a lograr nosotros que somos bastante más homogéneos y no tenemos tan
tristes antecedentes?
Queridas compañeras, Queridos compañeros:
En una sesión del Plenario Nacional realizada allá por abril de 1994
decíamos que un rápido repaso por la historia política, demuestra que la
relación entre un gobierno progresista, la fuerza política que lo
sustenta y los trabajadores nunca ha sido sencilla, que nada indicaba
que era o sería diferente en nuestro caso y que debíamos encarar el asunto
sin facilismos ni dramatismos. Lo decíamos en abril de 1994 en un Plenario
Nacional
En aquel momento ocupábamos el cargo de Intendente Municipal de
Montevideo.
Y así lo hicimos: tanto desde los ámbitos de elaboración política y
desarrollo programático (recuérdense los avances en esta materia
sintetizados en las resoluciones del IV Congreso), como desde el ámbito
legislativo y la gestión del gobierno allí donde tenemos tal
responsabilidad.
No desconocemos tales avances, pero la situación planteada en estos días
en torno al cumplimiento del convenio laboral suscrito en diciembre del
año pasado entre la Intendencia Municipal de Montevideo y sus
funcionarios, demuestra que debemos avanzar más aún.
No podemos ni queremos asumir competencias que son propias e
intransferibles del gobierno municipal y del gremio de sus trabajadores.
Al gobierno y al gremio, en las instancias que correspondan y mediante
los canales y mecanismos que correspondan, les compete recomponer la
situación.
Pero nosotros, como fuerza políticamente responsable del gobierno
municipal y también políticamente identificada con los trabajadores, no
podemos desentendernos del asunto. No podemos decir que "aquí no ha pasado
nada", porque aquí han pasado cosas, y algunas de ellas lamentables o
inadmisibles. Algunas de ellas repudiables como las que tuvo que vivir
nuestro querido compañero Ernesto de los Campos; por ejemplo. Repudiables.
Venga de donde venga la agresión.
No podemos decir que "todo es culpa de los otros", porque sencillamente
no es así. En política no se puede ser ingenuo, pero tampoco paranoico. En
política se pueden hacer muchas cosas menos no asumir las
responsabilidades de lo que se hace e incluso hasta de lo que no se hace.
No podemos decir que "aquí ganó fulano y perdió mengano", porque la
política –al menos como la concebimos nosotros- no es una competencia ni
la democracia un campo de batalla. Pero además, ¿quién medianamente
responsable y sensato puede sostener que aquí alguien ganó algo?
Compañeras y compañeros, perdimos todos. En primer lugar los
montevideanos, perdieron los trabajadores, perdió nuestro gobierno
municipal, perdimos nosotros como gobierno municipal. Y perdieron también
los que intentaron lucrar con la confrontación entre nuestro gobierno de
carácter popular y los trabajadores municipales. Incitando desde páginas
de medios de comunicación para que la confrontación creciera, también
ellos perdieron. Porque lastimaron a nuestra sociedad, hirieron a la
democracia, hicieron un daño a la política con mayúscula. Nadie ganó nada.
Y tendremos que analizar en profundidad con la más amplia participación de
los compañeros frenteamplistas. Discutir sin temores, sin prejuicios, sin
mitos lo que nos pasó. Buscar las causas para evitar sus efectos.
Si esta fuerza pretende y quiere ser gobierno nacional tiene que estudiar
en profundidad lo que nos ha pasado en el Gobierno Municipal.
Pienso compañeras y compañeros que no es hoy la oportunidad más propicia y
tal vez no sea éste el ámbito más adecuado para profundizar en este asunto
pero desde ya tiene que quedar claro que en materia de relacionamiento
entre una fuerza política progresista de izquierda , su gestión de
gobierno, los trabajadores y la sociedad –no nos olvidemos de ella, porque
su bienestar es nuestra razón última de ser-, no podemos invadir
competencias ajenas, pero tampoco podemos eludir las propias.
Y si realmente queremos ser gobierno, y si queremos gobernar bien, más
vale que lo hagamos desde ya. Que no le caiga a un gobierno del Encuentro
Progresista- Frente Amplio a nivel nacional estos problemas sin haber
tenido la inteligencia suficiente para haberlo discutirlo en tiempo y
forma, en los lugares que correspondan y tomado posición al respecto
sobre relacionamiento fuerza política, su gobierno y los trabajadores y la
sociedad en su conjunto
Queridas compañeras, queridos compañeros:
En el documento de trabajo preparado para este Plenario se sobrevuela un
una problemática sobre la cual queremos ser más específicos: la de los
medios de comunicación.
En setiembre de 2000, al plantear ante este Plenario la necesidad de
encarar un proceso de actualización ideológica, dijimos –entre otras cosas-
que no podíamos culpar a los demás de nuestras propias insuficiencias, que
no podíamos escudarnos tras la hostilidad o la incomprensión de los medios
de comunicación y que debíamos diseñar e instrumentar una estrategia
respecto a los mismos.
Pues bien; en esta materia, tampoco, hay atajos: es inútil diseñar una
estrategia respecto a los medios de comunicación si no se tiene claro el
papel de los mismos en el proyecto de sociedad que impulsamos.
Tal afirmación puede resultar obvia y sin duda lo es; pero también es obvio
–no hay que ser demasiado perspicaz para percibirlo- que no todos los
frenteamplistas tenemos la misma concepción y tradición política sobre el
papel de los medios de comunicación en la democracia en su conjunto. No es
una tragedia ni un pecado; es un dato de la realidad.
Tal vez no estamos en condiciones de dedicarnos de lleno a tal reflexión,
pero tampoco podemos eludirla alegremente. Nos guste o no nos guste, lo
cierto es que los medios de comunicación ya no son ni "el cuarto poder" ni
"un poder de cuarta", sino que constituyen uno de los ejes del poder en su
sentido más amplio y ocupan una posición central en la política.
En cierto sentido son como la globalización: existen y debemos convivir con
ellos.
Pero convivir no es padecer. No debemos resignarnos al hostigamiento de los
medios de comunicación, pero con quejarnos de los comunicadores no
resolvemos nada. En estos tiempos de sociedad de la información y el
conocimiento una fuerza política como la nuestra tiene que ser capaz de
tener una propuesta en materia de democracia y medios de comunicación.
Quizás una buena "hoja de ruta" para comenzar a diseñar esta estrategia sea
analizar la autenticidad de ciertas "verdades clásicas" tales como que:
1) "los medios de comunicación son una realidad ajena al poder político"
2) "los medios de comunicación son independientes de los intereses
económicos y las ideologías políticas"
3) "los medios de comunicación son un reflejo de la opinión pública"
4) "los medios de comunicación son ámbitos de realización de la razón y la
verdad".
Basta reflexionar un instante sobre cada una de estas "verdades clásicas"
para constatar que hoy ya no son tan verdaderas porque:
1- los medios de comunicación no son vigilantes ni víctimas del poder. Son
un eje de poder.
2- Los medios de comunicación, en mayor o en menor medida, siempre están
vinculados a ideologías, intereses económicos (téngase en cuenta que
por lo menos son empresas con fines del lucro) y partidos políticos. No
basta con proclamar independencia para ser independiente.
3- La opinión pública no es una revelación divina. ¿En qué medida los
medios de comunicación la reflejan? ¿En qué medida la condicionan? Tal
vez, como sucede en algunos cuentos de hadas, son espejos que reflejan
una imagen que ellos mismos crean.
4- ¿Y qué razones hay en la publicación de noticias tales como las
singulares audiencias entre un Presidente de los Estados Unidos y una
joven becaria en la Casa Blanca? Razones en cuanto intereses, varias y
de diverso tipo; razones en cuanto a racionalidad, ninguna.
5- Y a qué verdad pueden conducir medios cuya independencia y racionalidad
están tan cuestionadas?
Pero focalicemos tales consideraciones a nuestra realidad cotidiana:
A )Cuáles son nuestra actitud y práctica cotidianas hacia los medios?
B) ¿ Las cambiaremos en caso de acceder al gobierno?
C) Por qué hay que esperar hasta entonces? ¿ Y si no llegamos al gobierno?
D) Y si llegamos: ¿ mediante qué mecanismos y con qué instrumentos lo
haríamos?
E) ¿Es posible intervenir legal y democráticamente en el actual panorama
de adjudicación y tenencia de los medios de comunicación audiovisuales?
F) ¿Cómo armonizar los criterios racionales y los intereses del mercado en
esa eventual intervención?
G) ¿Debe haber publicidad estatal? En caso positivo: ¿qué criterios de
demanda y asignación la regirán?
H) ¿Puede y debe el Estado intervenir en la transparencia del mercado de
los medios de comunicación elaborando ranking?
Estos, compañeros, son algunos de los temas que en materia de estrategia de
medios de comunicación debemos ser capaces de abordar y resolver.
Pero debemos ser capaces de algo más, que esto seguramente este Plenario lo
va a lograr. Algo más Queridas compañeras, Queridos compañeros:
Debemos ser capaces de querernos un poco más, compañeras y compañeros.
A menudo decimos que mientras que a derecha la une el miedo y la
resignación, el miedo a que esta fuerza política llegue al gobierno y la
resignación de aceptar más de lo mismo y por eso la coalición entre
blancos y colorados anda como anda, a nosotros nos une la esperanza y el
compromiso de transformar la realidad para mejorar la vida de todos los
uruguayos.
Pero no basta con decirlo, hay que hacerlo. Mejor dicho: debemos
practicarlo todos y todos los días. Sin estridencias, pero con convicción.
¿Cómo podemos pretender ya no la confianza, sino el elemental respeto
político y personal de la ciudadanía cuando ésta asiste al espectáculo que
brindan algunas de nuestras polémicas públicas?
¿Qué la naturaleza humana no es transparente y que todos tenemos nuestro
lado miserable? Ya lo sabemos.
¿Qué en todas las fuerzas políticas suceden estas cosas? Sí.
¿Qué en nuestro caso cierta prensa exagera? También.
Pero si todo esto lo tenemos tan claro, comenzando por quien habla, ¿por
qué no tomamos medidas para evitarlo o atenuarlo lo más posible?, ¿acaso
creemos que la libertad es que cada cual haga lo que quiere?, ¿acaso
creemos que la democracia no tiene reglas?, ¿acaso nos hemos olvidado del
significado de la palabra "compañero"?, ¿acaso nos hemos olvidado que cada
compañero es un ser humano?.
Quien no respeta a los demás no se respeta a sí mismo y en política –como
en cualquier otro orden de la vida- quien no respeta a los demás ni se
respeta a sí mismo está perdido. Circunstancialmente puede irle bien, pero
está sustancialmente perdido.
Queridas compañeras, queridos compañeros:
Quien habla si tiene que perder, pierde. Yo, muchas veces me ha tocado
perder y aunque no he disfrutados las derrotas, por el contrario las he
sufrido enormemente tampoco me quejo de ellas.
Pero no estoy dispuesto a perder de esta manera. No estoy dispuesto a
perder por falta de respeto entre nosotros. Esta es la condición primera.
Y dicho sea de paso: a lo largo de mi vida, he preferido no ganar antes que
faltarle el respeto a alguien o faltármelo a mí mismo. Y no pienso cambiar.
Como Presidente del Frente Amplio, un cargo con el cual ustedes me han
honrado, no pretendo unanimidades, pero reclamo unidad. Reclamo unidad
para los tiempos difíciles que estamos viviendo y que nos van a tocar vivir
Como Presidente del Frente Amplio, esa responsabilidad en cuyo desempeño
empleo el máximo de mi capacidad (es bueno que lo sepan: tal vez lo que
hago no sea suficiente, pero es lo más que sé y puedo hacer), no aspiro a
que esta sea una fuerza política perfecta, de santos y héroes; pero sí
aspiro a que seamos sensatos y coherentes.
En fin, como Presidente del Frente Amplio no pretendo lo imposible; pero
tampoco estoy dispuesto a renunciar a lo ineludible. Y estoy dispuesto a
reclamar las veces que sea necesario la fraternidad, el ejercicio de la
unidad más firme que esta fuerza sea capaz de elaborar y llevar al Frente.
Porque la unidad es la herramienta fundamental que nos va a permitir
encarar todos los problemas y desafíos que tendremos en el futuro.
Como Presidente del Frente Amplio no pretendo lo imposible pero si luchar
por esa Unidad.
Y lo ineludible hoy, como siempre, es el Uruguay, es su gente.
Lo ineludible es reconstruirlo para, sobre esa base, edificar entre todos
un país integrado, comprometido con un proyecto de convivencia al que se
incorporen todas las capacidades de su sociedad; un Uruguay seguro de sí
mismo y capaz de encarar el futuro con dignidad y confianza.
Y los frenteamplistas y los encuentristas estamos dispuestos a luchar para
lograrlo
Muchas gracias
Montevideo, 9 de noviembre de 2002
https://www.alainet.org/es/active/2760
Del mismo autor
- Tabaré Vázquez en el Plenario Nacional 09/11/2002