Pacheco claudica, Lula triunfa, Bush ataca
Ante el nuevo curso
19/11/2002
- Opinión
Dice Woody Allen que «los políticos son antes que nada actores, todo pasa
por la pequeña pantalla». Abel Pacheco sabe usar con maestría sus dotes
histriónicos y la pequeña pantalla para encantar a un público desencantado
con la politiquería y los politicastros. Se le percibe como un hombre
cargado de buenas intenciones y honesto, que trae un soplo de aire fresco
al clima fétido que invade hasta los últimos rincones de una patria
enferma, enfeudada al gran poder de un capital corrupto y mentiroso.
El valor de la política-espectáculo es que logra promover masivas
adhesiones con las que se ganan elecciones, pero que puede agotarse
rápidamente ante la ruda tarea de gobernar. Entonces, puede sobrevenir
otro ciclo teatral: los mismos u otros actores cambian papeles y máscaras,
para que todo siga igual; o, como está ocurriendo en muchos lugares de
América Latina, los pueblos reaccionan, se rebelan, tumban el tinglado y
exigen acabar con la farsa.
El presidente Pacheco después de ganar simpatías y esperanzas con sus
compromisos con la ética y contra el neoliberalismo, se desliza
peligrosamente hacia la claudicación.
Acaba de nombrar asesor económico a Miguel Angel Rodríguez, mientras
echaba del gobierno a José Miguel Villalobos, el único ministro que había
asumido públicamente las denuncias de los «decretos a medianoche» de una
de las administraciones más corruptas de la era neoliberal. Pacheco
estaba tan alarmado que dijo: «se han robado el país», pero cuando era de
esperar una cruzada moral para descubrir a los criminales y frenar el
saqueo, le aplicó la guillotina a los radicales y se alió con los
restauradores del viejo orden. Al día siguiente, Rodríguez y Calderón
abrazados y sonrientes, celebraban ante las huestes socialcristianas la
victoria frente a un «abelismo» desinflado y en retirada.
¿Qué pasa? El asunto de los cheques y la evidencia del financiamiento
ilegal de las campañas del PUSC y del PLN, atraparon al presidente Pacheco
en una telaraña de la que aparentemente no puede o no quiere salir. El
acusador ahora acusado, muestra debilidad, temor, angustia ante la llamada
«autoridad superior» y ante el periódico «que quiere gobernar sin
presentarse a las elecciones». Da la impresión que la «autoridad
superior» (¿Calderón, Rodríguez, Figueres, Fishman...?) y el periódico
(¿La Nación-Arias?), están detras de una «operación tenazas» que se cierra
sobre un hombre en soledad, en una encrucijada de tres caminos: irse para
la casa, aliarse con el pueblo, entregarse al bloque oligárquico-
transnacional.
Y don Abel, a pesar de que acusa a esa oligarquía de estar presionando
para que apoye la privatización de instituciones, se mueve de hecho en esa
tercera dirección.
1. Consolida un gabinete en la línea del continuismo neoliberal, con una
clara hegemonía del «calderodriguismo» y de los tecnócratas del INCAE, de
ANFE y de la Academia de Centroamérica, ahora bajo la batuta del gran
consejero privatizador: Miguel Angel Rodríguez.
2. Insiste en un paquete fiscal con el objetivo de lograr un déficit
cero, mediante más impuestos regresivos y nombra una comisión de control
del gasto público que ha terminado en manos del ultraderechista Guevara,
que propone congelar empleo y salarios en el sector público, eliminación
de convenciones colectivas, recorte del gasto social y otras recetas del
«Estado mínimo-liberal».
3. Coloca al frente de negociaciones supranacionales trascendentales como
el TLC con Estados Unidos, el Plan Puebla-Panamá y el ALCA, a tres
connotados representantes de la corriente neoliberal: Anabel González,
Alvaro Trejos y Alberto Trejos, que defienden en las «negociaciones» una
línea de apertura, liberalización y anexión suicida para los intereses del
país. Negociaciones que se llevan a cabo prácticamente en secreto y que
pretenden servirle en bandeja a la transnacionales estadounidenses un
fabuloso botín.
4. Consiente que sigan adelante contratos leoninos para el interés
nacional: aeropuerto, revisión técnica de vehículos, cárceles,
cogeneración eléctrica, bajo el slogan «contratos son contratos», aunque
por esas tuberías se vayan miles de millones de colones que dañan el
interés general.
5. Apoya el establecimiento de una Academia Policial de los Estados
Unidos en nuestro país, y tolera que buques armados de ese país atraquen
en nuestros puertos, a sabiendas de que esos proyectos se enmarcan en el
Plan Colombia y en una estrategia guerrerista de seguridad nacional de los
halcones que hoy gobiernan en Washington. La presencia en el país de
paramilitares colombianos que negocian armas por drogas, demuestra que ya
somos parte de un escenario de conflicto, que se calentará en la medida
que el gobierno acepte la satelización de Costa Rica en el nuevo orden de
Bush.
Es cierto que el presidente Pacheco todavía mantiene compromisos de
diálogo social (comisión mixta fiscal, fortalecimiento del ICE, respeto a
las convenciones colectivas, entre otros), de rechazo a las
privatizaciones, de garantías ambientales y de una actitud ética superior
a la de anteriores jefes de gobierno. Posiciones nada despreciables, que
el polo progresista y popular del país no debería echar en saco roto, ante
las situaciones de crisis y de confrontación que se avecinan, que
obligarán tanto a la movilización y a la firmeza, como a la negociación y
a la flexibilidad.
Sin embargo, dado que la política de fondo termina definiéndose en un
paralelogramo de fuerzas con intereses opuestos, lo más notable es
observar el deslizamiento de la política del poder a la derecha, en lo que
podría ser un nuevo punto de inflexión tras las luchas del combo y el
revés electoral del bipartidismo, si el conjunto de fuerzas democráticas y
populares del país no reacciona con inteligencia, coraje y a tiempo.
El director ejecutivo de la Unión de Cámaras, expresó con meridiana
claridad lo que el bloque dominante piensa. Merece la pena alargarse en
la reproducción de la cita:
«Obligado por la crisis y aconsejado por organismos financieros
internacionales, Costa Rica adoptó hace unos veinte años un determinado
modelo económico de desarrollo que con ligeras variantes continúa
vigente(...) Sin embargo, no todos los componentes sustantivos del modelo
pudieron implementarse de manera plena(...) Afortunadamente existen dos
procesos en marcha que nos llevarán, querámoslo o no, a tomar este tipo de
decisiones:el pacto fiscal y el tratado de libre comercio con Estados
Unidos(...) La hora de las grandes decisiones sobre el rumbo del país está
cada vez más próxima; 2003 estará cargado de encendidos debates sobre
temas de naturaleza estructural que por años habíamos pospuesto. Se
agudizará la pugna ideológica y arreciará la polarización de fuerzas. La
aparente calma actual pronto acabará para dar paso a una confrontación
mucho más abierta y franca...». (La República, 7-10-2002)
En esa misma línea ha estado editorializando machaconamente el periódico
La Nación:
«Ante un nuevo TLC»: «...se podrán anticipar negociaciones duras con los
Estados Unidos en agricultura, integración de servicios y el contenido de
las leyes salariales y de regulación ambiental(...) Abrir la banca, el
mercado de seguros, telecomunicaciones, venta de combustible y transporte
aéreo será todo un reto. También una necesidad de nuestro desarrollo».
(13-8-2002).
«¿Listos para negociar?»: «...en la agenda de los Estados Unidos no se
excluye nada. Todos los bienes y servicios estarán incluidos, desde
productos agrícolas fuertemente subsidiados en los Estados Unidos, hasta
servicios actualmente monopolizados por el Estado costarricense, como
telecomunicaciones, combustibles, seguros, generación eléctrica y ciertos
servicios bancarios». (21-10-2002)
«Pronóstico reservado»: «El Gobierno... Tampoco ha llevado el liderazgo
en la reforma del Estado, necesaria para reducir de manera sostenible el
gasto, el déficit y la deuda acumulada, y ha mostrado debilidad ante los
grupos de presión en cuanto a la necesidad de reducir el empleo redundante
(por ejemplo, en el ICE o Recope) y le ha dado la espalda a la venta de
activos para reducir la deuda externa... Negarse a esto último equivale a
tener que subir impuestos y las tasas de interés más de lo necesario.Y si
bien es cierto el ambiente político para este tipo de medidas es muy
difícil, por lo menos el gobierno -y, especialmente el presidente Abel
Pacheco, con su gran aceptación popular- debería ser un factor de
educación a los ciudadanos, algo que ha soslayado(...) De lo contrario,
enfrentaremos una situación angustiante también el año entrante, que
podría derivar en una gran crisis». (14-10-2002)
«Poca reducción del gasto»: «La Comisión no hizo ninguna recomendación
sobre la venta de activos del Estado para reducir la deuda pública(...)
Esperamos que haya un segundo informe, más integral y consecuente con los
problemas del país». (25-10-2002)
El polo conservador-neoliberal se prepara entonces para una «gran
confrontación». A pesar de los últimos datos de la Encuesta de Hogares
que indican que el desempleo es el más alto de los últimos 16 años: 6.4%
el desempleo abierto, que afecta a 108.527 personas; 14.6% el subempleo,
que afecta a más de 200 mil personas. La pobreza también aumentó,
afectando al 20.6% de los costarricenses, es decir, a 771 mil personas.
La economía permanece básicamente estancada y el déficit financiero del
sector público llegó al 5.5% del PIB. A pesar de lo que señala el último
informe del Estado de la Nación sobre el crecimiento de la desigualdad: si
en 1997 el 10% de hogares más ricos recibió 15.5 veces más ingresos que el
10% más pobre, en el 2001 la cifra subió a 23 veces. A pesar de ese
balance, que es el resultado de la experiencia neoliberal de 20 años, la
clase político-empresarial dominante, en lugar de rectificar, recomienda
radicalizar el modelo que tanta pobreza, desempleo, desigualdad y
corrupción ha causado. Sale Lizano, el gran gurú neoliberal, del Banco
Central, y lo sustituye un discípulo aplicado, Francisco de Paula,
presidente del grupo financiero Sama y ex ministro de José María Figueres.
La pugna ideológica y social que tuvo su máxima expresión en las luchas
del Combo, se saldó con una victoria de las fuerzas antineoliberales y
populares. Como se dice popularmente, se ganó una batalla pero la guerra
continúa. En la arena electoral fuerzas tradicionales del bipartidismo
neoliberal sufrieron un nuevo revés, que capitalizó fundamentalmente el
denominado «abelismo» y el Partido Acción Ciudadana. Las contradicciones,
debilidades y vasa-llajes del abelismo saltan a la vista, mientras el PAC
se desenvuelve todavía en una etapa fundacional, con las características
de un movimiento electoral diverso y plural, con el liderazgo de Ottón
Solís de momento más preocupado por ser aceptado por el establishment, que
en promover una amplia coalición antineoliberal de centroizquierda en
capacidad de llegar al gobierno y llevar a cabo los cambios democráticos y
socioeconómicos que el país y las mayorías requieren. Los movimientos
sociales que se ubican en una posición crítica frente al capitalismo
neoliberal, muestran cierto dinamismo y capacidad de resistencia y de
propuesta frente a la luchas concretas, pero permanecen en un estado
todavía lamentable de fragmentación y de incapacidad para una articulación
más colectiva de la resistencia y la construcción de la alternativa. La
inexistencia de una expresión política de una izquierda necesaria, con
capacidad de contribuir a elevar el nivel político de las masas, ayudar a
organizar, movilizar y articular las luchas con vocación de resistencia y
de gobierno, sigue siendo la mayor debilidad del pueblo en la actual
coyuntura política y a la luz de las amenazas que nos acechan.
Las fuerzas de izquierda y progresistas debemos pensar y actuar en el
marco de los tres grandes acontecimientos que informan de la situación
actual de América Latina y que perfilan las líneas de fuerza que definirán
el futuro de nuestros países y pueblos:
1. El fracaso del modelo del capitalismo neoliberal. El aumento
impresionante de la pobreza y de la desigualdad, el estancamiento
económico, el crecimiento del desempleo, la corrupción, la mayor
dependencia política, social, económica y cultural, las recurrentes crisis
económicas y financieras, el deterioro democrático y ambiental, son
patentes ejemplos del colapso de dos décadas de hegemonía del llamado
«consenso de Washington» y sus políticas autoritarias y depredadoras de
liberalización, desregulación, privatización de nuestras economías,
sociedades, recursos y estados nacionales.
2. El ascenso de la resistencia popular y de las izquierdas políticas y
sociales. Tras una larga travesía de derrotas, desestructuración y
fragmentación, asistimos a la progresiva rearticulación de un amplio
movimiento social y político de rechazo al neoliberalismo y de procesos de
construcción de alternativas populares, democráticas, nacionales y
regionales al proyecto de dominación imperial. El triunfo de Lula en
Brasil; la Revolución Bolivariana de Chávez y el fracaso del golpe en
Venezuela; el colapso del bloque dominante en Argentina y la irrupción de
la ira y de las alternativas populares; el ascenso de la izquierda en
Bolivia, Ecuador, Uruguay, Perú, Paraguay; la resistencia de las fuerzas
revolucionarias y democráticas de Colombia a la guerra de exterminio del
imperialismo y de la oligarquía aliada de la narcomafia; las crecientes
dificultades de Fox para llevar a cabo la sumisión de la política y la
economía de México a los Estados Unidos; la consolidación como fuerzas
políticas alternativas del FMLN en El Salvador y del FSLN en Nicaragua; el
esfuerzo extraordinario de la revolución cubana para mantenerse y
desarrollarse frente al brutal bloqueo imperial y a los efectos
devastadores del colapso de la Unión Soviética, son hechos relevantes que
hablan del surgimiento de un nuevo escenario y de una nueva correlación de
fuerzas.
3. La extrema agresividad del imperio bajo la batuta del gobierno
ultraderechista de Bush. Frente al agotamiento del modelo económico
neoliberal y el crecimiento del descontento de nuestros pueblos, cuando
gran parte de la población de los Estados Unidos está comprendiendo que
muchas estructuras del capitalismo americano se apoya en actividades
criminales, el gobierno trata de cambiar de tema (Enrón y compañía),
desarrollando una retórica y una práctica belicistas. La respuesta del
imperio fue establecida en la «Doctrina Bush», cuyos contenidos esenciales
pueden verse en el documento «Estrategia de Seguridad Nacional de los
Estados Unidos», presentado por Bush como doctrina oficial de su gobierno
el pasado 20 de septiembre. Ahí se proclama la decisión de mantener a
toda costa la supremacía política, económica y militar del imperio,
recurriendo cuando sea necesario a la guerra unilateral y preventiva para
combatir el terrorismo y toda amenaza a «los mercados libres y el libre
comercio», definidos en el documento como «prioridades claves de nuestra
estrategia de seguridad nacional». El Plan Colombia, en el plano
político-militar; el ALCA, el Plan Puebla-Panamá y el TLC con
Centroamérica, en el plano político-económico, son los dos grandes
vectores que orientan las fuerzas que diseñan la gran estrategia de
hegemonía y control en América Latina, con la complicidad de las clases
parasitarias del Continente.
Lula, un obrero metalúrgico, fundador y constructor de un partido de
izquierda, el Partido de los Trabajadores, al frente de una amplia
coalición de trabajadores, campesinos, intelectuales, religiosos,
empresarios, militares, encuadrados en un frente de partidos políticos
desde la izquierda petista, comunista y socialista hasta sectores del
centro nacional-burgués, ha ganado las elecciones en Brasil, el país más
grande de América Latina, con 170 millones de habitantes, la décima
economía mundial. Se trata de todo un acontecimiento histórico y de un
triunfo de la izquierda latinoamericana. El acontecimiento histórico es
la constitución de un bloque político-social en el Brasil que rompe
electoralmente con décadas de hegemonía autoritaria y neoliberal y abre,
desde el gobierno, una puerta por la que irrumpen movimientos populares de
cambio y de transformación social, así como movimientos nacionalistas de
rechazo a la dominación imperial. El triunfo de la izquierda
latinoamericana puede simbolizarse en Lula y su Partido de los
Trabajadores, que fueron los principales promotores de los dos grandes
foros de la izquierda política y de la izquierda social: el Foro de Sao
Paulo, que reune a las diversas izquierdas latinoamericanas, y el Foro de
Porto Alegre convertido en faro de inmensas y diversas fuerzas que
levantan la crítica al capitalismo neoliberal y trabajan y luchan por otra
América posible, por otro mundo posible.
Mientras Lula triunfa en Brasil, en Washington, Bush encabeza el gobierno
más derechista desde Ronald Reagan, ahora sin verdaderos contrapesos a
nivel mundial, exhibiendo una impresionante concentración de poder
militar, financiero y simbólico. Eso indica la complejidad, la
contradicción y el riesgo de la situación que vivimos. Si el triunfo de
Lula es reflejo del agotamiento del modelo económico neoliberal, eso no
significa, como bien lo señala el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de
Brasil, que el gran capital transnacional renuncie a sus objetivos. Al
contrario, ya vemos como Bush propone como única salida la presión militar
y la mayor inserción y subordinación de nuestras economías al gran capital
transnacional, vía ALCA, Puebla-Panamá, TLC, FMI, OMC, Banco Mundial. Así
que no es difícil vaticinar que al lado de la gran esperanza, gravitará la
amenaza de la guerra y de la anexión económica.
El triunfo de Lula contribuirá a fortalecer la construcción de un bloque
regional latinoamericano que le diga no al ALCA y al Plan Colombia. El
imperio, sin abandonar sus objetivos estratégicos para todo el Continente,
es probable que adopte la táctica del «paso a paso». Si enfrenta un
sólido frente de rechazo en el Sur, entonces acelerará el TLC con
Centroamérica y el Plan Puebla-Panamá. En Costa Rica la amenaza más
directa e inmediata que enfrentaríamos sería en este contexto el TLC con
Estados Unidos, que se quiere firmar en el 2003: el año de la polarización
ideológica y de la confrontación social, según la Unión de Cámaras y el
periódico La Nación, de ahí la prisa por alinear al presidente Pacheco.
Hasta el nuevo director de la OMC, Supachi Panitchpakdi, ha recomendado a
los países pequeños y con pocos recursos mostrarse prudentes y abstenerse
de firmar acuerdos comerciales regionales, mientras duren las
negociaciones de la Ronda de Doha. Precisamente la estrategia de Estados
Unidos pretende adelantarse a las negociaciones multilaterales
incorporando a su espacio de hegemonía a los países más débiles y
vulnerables.
Ante ese escenario de crisis que se avecina, las diversas fuerzas
democráticas y patrióticas y los movimientos sociales, tendrán que hacer
un esfuerzo para no diluirse y aislarse. Se impone un esfuerzo de
reflexión conjunta y de acción colectiva, acompañado por una discusión
abierta y constructiva para repensar la construcción de un frente nacional
de resistencia y alternativa y de esa izquierda necesaria, que como vemos
en otros lugares de Nuestra América si puede crecer con ideas, luchas,
ética y un marco organizativo adecuado. Diluirse podría ser, por ejemplo,
marginarse en una comisión mixta fiscal sin verdaderas contrapartidas de
fondo, aislarse, significaría caer en sectarismos y dogmatismos estériles.
La piedra de toque será ahora el TLC con Estados Unidos, y la pregunta es
si van a lograr por la vía del acuerdo supranacional, quebrar lo que
conservamos de Estado nacional, democrático y social y que pudimos
defender con éxito en las jornadas históricas del Combo. Hay que ubicarse
en el terreno de la democracia y de su radicalidad: gobierno del pueblo,
para el pueblo y con el pueblo, y desde ahí defender una Costa Rica
pacífica, justa e independiente, que rechaza el globalismo y el
unilateralismo agresivo del imperio, pero que está abierta a la
integración solidaria y equitativa en otra Latinoamérica y otro mundo
posibles.
* José Merino del Río es Coordinador del Foro de Acción Política "Otra
Costa Rica es posible, otro mundo es posible", artículo publicado en la
revista PUEBLO.
https://www.alainet.org/es/active/2769
Del mismo autor
- ¿Por qué Chávez? 04/10/2012
- Crónica de unas elecciones 29/09/2010
- La izquierda necesaria 17/12/2009
- Desde abajo, desde la izquierda 22/01/2009
- Sobre la renegociación del TLC 18/11/2008
- La crisis no es solo un momento de destrucción y declive 27/07/2008
- Despenalizan la tala ilegal en áreas de protección 22/05/2008
- No al miedo, si a la paz y a la justicia 17/05/2008
- El gobierno pretende eliminar el derecho humano de acceso al agua 07/05/2008
- Tiran confite a los bomberos, mientras otros apañan piñata del INS 28/04/2008