Confusiones

Se irá quien dice NO?

27/11/2008
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Los referendos dirimidor y aprobatorio de la nueva Constitución Política del Estado se votarán el 25 de enero próximo. Oportunamente, como ocurre siempre en estos casos, una encuestadora útil para estas ocasiones, publica una encuesta que, en resumen, dice que el voto estará dividido. No lo dice en tales términos, pero la conclusión es obvia: no importa que el SI se imponga por votación mayoritaria, la cuestión es que la mitad del país estará en contra. ¡Qué oportuna es aquella empresa!

 

Es que, desde los días siguientes al consenso logrado en el Congreso Nacional, la oposición formada por los prefectos derechistas (Costas, Cossío, Cuellar y Suárez) comenzó a organizar la campaña por el NO a la nueva Constitución. Tienen todo el derecho de hacerlo. Tienen también la posibilidad de manipular las encuestas, como ya lo hicieron esta semana. Hasta pueden tapar el sol con un dedo, si es que les place.

 

Engaños y peligros

 

Por supuesto, la realidad es distinta al dedo, a la encuesta y la campaña. Es distinta a la propaganda. Diferente a la desinformación mediática. Pero, hay cosas que pueden hacer daño. Izquierdistas del tipo “me opongo a lo que sea que estén discutiendo”, se han dedicado a hacer cuestionamientos comparativos entre el texto aprobado en Oruro y el consensuado en el Congreso. Todos ellos, sin excepción, concluyen que el MAS ha claudicado en los principios -suponiendo que ellos los tuviesen- y se ha vendido a la partidocracia para seguir gobernando en su provecho. Por supuesto, la derecha está regocijada y aprovecha muy bien aquel debate. Incluso los está patrocinando sin tapujos de ningún tipo.

 

Es importante advertir que, algunos ciudadanos honestos, se dejan llevar por ese cuestionamiento y hasta llegan a las mismas conclusiones. El tema no es cuántos artículos se cambiaron o cuántas palabras y frases se introdujeron o quitaron. La verdadera cuestión es: se mantuvo la estructura básica y se logró viabilizar su aprobación en referendo nacional.

 

¿Qué harán los del NO?

 

Con todos esos apoyos, con los engaños de los que se convencen ellos mismos, con los peligros que echan a lo largo de este complejo andar, se lanzan a una batalla contradictoria y extraña, por decir lo menos.

 

Apuestan al NO, sabiendo que la nueva Constitución será aprobada. Juegan a “placé”, como se dice en las carreras de caballo. Es decir, a salir segundos y, desde tal posición, manejar el discurso que convenza a unos y otros de que, ellos, tienen presencia y dominio sobre la mitad y si es posible algo más del territorio nacional, ya que no pueden pretender convencer al grueso de la población.

Calculan que el SI será entre un 55 y un 65%. En consecuencia, el NO que es su consigna, tendrá entre 35 y 45%. Se repiten; desde hace años se repiten sin tener el menor rubor. Lo que es peor, terminan engañados y, desde el fondo de su fracaso, reaccionan con violencia. Claro que ahora ya saben que no son impunes y tienen que pagar sus delitos.

 

La realidad, que se sabrá el 25 de enero, es que el SI obtendrá un 80% de la votación. En cambio ellos, ni siquiera alcanzarían  al 20% restante, si se computaran votos blancos, nulos y pifiados. Pero les gustan estos juegos. Hasta el mismo día de la elección, estarán convencidos que pueden lograr las altas cifras que la encuestadora les promete. Después de todo, le pagan para que no deje que se apague el fuego de sus expectativas. Después de esa fecha, rumiarán su fracaso durante unos días y luego volverán a los aprestos golpistas que les queda como vía de escape.

 

Pero es válido hacerles la pregunta desde ahora: Señores prefectos, senadores, diputados y alcaldes que harán campaña y votarán por el NO, ¿si gana el SI, seguirán manteniéndose en sus cargos?

 

Porque habrá que ser coherentes. Votar por el NO y mucho más hacer campaña en ese sentido, significa declarar que no quieren la nueva Constitución, que prefieren seguir con la actual. Eso supone aceptar que el prefecto es un representante del Presidente y no una autoridad electa. Que el régimen autonómico no existe. Que perdieron su curul parlamentario, porque ya no representan a sus conciudadanos.

En cambio, si trabajan contra la nueva Constitución y votan por el NO, que luego se acomoden a las circunstancias y todavía reclamen el derecho a participar en la discusión y aprobación de las leyes que regulen la Carta Magna sería una falta de valor civil.

Lo triste es que así lo harán.

- Antonio Peredo Leigue es senador del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia. 

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