Auge de la violencia anti-sindical en América Latina
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Ginebra.- El Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, considera que los casos de Colombia, Ecuador, Venezuela, Belarús y Zimbabwe son los más graves y urgentes en materia de violaciones a los principios de libertad sindical y derechos sindicales.
Del tercer informe anual de este Comité, presidido por el profesor Paul van der Heijden, que fue adoptado por el Consejo de Administración de la OIT en su 285ava reunión, se desprende que continúan los asesinatos, el encarcelamiento injustificado y la persecución de sindicalistas, los despidos masivos y la denegación del derecho de sindicalización, mientras muchos gobiernos se lavan las manos, se muestran indiferentes o hacen muy poco por cumplir con los convenios internacionales que han suscrito y se han comprometido a cumplir.
El Comité de Libertad Sindical de la OIT recepta las querellas presentadas por las organizaciones sindicales y las envía a los gobiernos para que hagan observaciones. Luego de analizar los casos, emite un informe que incluye conclusiones y recomendaciones en el marco del cumplimiento de los convenios sobre libertad sindical y protección del derecho de sindicalización de 1948 y derecho a la sindicalización y negociación colectiva de 1949.
En el caso de Colombia, la situación de violencia sigue siendo extremadamente grave ya que hasta junio de 2002 se ha informado al Comité de 45 casos de homicidio de dirigentes y sindicalistas, 37 casos de secuestros y 9 casos de tentativas de homicidios. Informes de organizaciones de derechos humanos indican que desde el 1 de enero hasta el 1 de noviembre de este año han sido asesinados 148 sindicalistas.
Un caso que ilustra violación de la libertad sindical por parte del Estado fue el presentado a la OIT por la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres, CIOSL. El 16 de septiembre de 2002 las organizaciones campesinas del sur-occidente colombiano, haciendo uso de su derecho de manifestación pacífica consagrado en la Constitución, se movilizaron para reclamar sus reivindicaciones. El paro fue estigmatizado por miembros del gobierno presidido por Álvaro Uribe que prohibieron la marcha manifestando que hay sospechas de infiltraciones de la guerrilla. Estas declaraciones pusieron en peligro la vida de los dirigentes sindicales y sociales pues varios de ellos recibieron amenazas de muerte por parte de grupos paramilitares. El día de la marcha, la policía y el ejército nacional atacaron de manera violenta la marcha y arrestaron a numerosas personas. Entre el 12 y 20 de septiembre fueron detenidos 10 dirigentes sindicales y delegados internacionales de la ONG española Sodepaz Pachacuti. La regla en la política no declarada de exterminio de los dirigentes sindicales a manos de grupos paramilitares de derecha es la impunidad.
El gobierno reconoce este problema pero advierte que "la situación de violencia que acosa al país desde hace más cuarenta años no está dirigida contra el movimiento sindical sino que afecta a todos los sectores de la población y que el gobierno pone todos los medios a su alcance para investigar los hechos y sancionar a los responsables".
El Comité de Libertad Sindical observa, sin embargo, que las medidas adoptadas por las autoridades son insuficientes y no llegan a poner fin o menguar la violencia desatada contra los dirigentes sindicales.
El Comité además deplora profundamente que las investigaciones avancen escasamente y luego sean suspendidas por falta de pruebas, estimando que el retraso en la administración de justicia y la suspensión de los procesos son corolarios de una situación de profunda impunidad que no ayuda ni a la credibilidad del Gobierno ni al mejoramiento de la situación. Por último, insta al gobierno a poner término a la intolerable situación de impunidad y a sancionar a todos los responsables de los innumerables actos de violencia.
En el caso de Ecuador, la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres, CEOSL, y la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines, UITA, presentaron al Comité de Libertad Sindical una queja por graves violaciones del derecho de huelga en la hacienda Los Álamos que produce banano para la Corporación Bananera Noboa. Esta última es de propiedad del ex candidato presidencial Álvaro Noboa que el pasado 24 de noviembre perdió las elecciones frente al coronel Lucio Gutiérrez. Este caso se desarrolló de la siguiente manera: el 26 de abril de 2002 se otorgó reconocimiento legal a tres sindicatos de igual número de compañías que administran la hacienda Los Álamos.
El 6 de mayo, 1200 trabajadores declararon la huelga buscando mejorar las condiciones laborales a través de un contrato colectivo. El 16 de mayo, centenares de hombres encapuchados armados atacaron a los trabajadores en huelga. Una docena de ellos fueron heridos, dos de gravedad: al trabajador Luis Vernaza se le amputó una pierna y a Bernabé Menéndez le provocaron heridas en el estómago y la cabeza.
Entre 60 y 80 trabajadores fueron retenidos y maltratados. Los atacantes vejaron a las mujeres y saquearon las pertenencias de los trabajadores. Al finalizar este día, la policía capturó a 16 de los asaltantes y los llevó detenidos al cuartel de Policía de la ciudad de Milagro, sin embargo no permitió que los trabajadores regresaran a sus posiciones anteriores. Otros asaltantes fueron rescatados en helicópteros para evitar ser identificados. Según la CEOSL, un vehículo de la Corporación Noboa acompañaba a los asaltantes y dos de ellos reconocieron ser guardaespaldas del multimillonario Álvaro Noboa.
A fines de mayo, los trabajadores continuaban la huelga, pero la empresa infiltró rompehuelgas a la hacienda (en su mayoría menores de edad) apoyados por sicarios. El Comité de la OIT consideró a este caso como grave y urgente y tomó nota del énfasis puesto por las organizaciones querellantes de que los empleadores son responsables de los actos señalados.
Así mismo tiempo instó al Gobierno a que asegurara el inicio inmediato de una investigación y un proceso judicial para esclarecer los hechos, deslindar responsabilidades, sancionar a los culpables, otorgar indemnizaciones y evitar que estos casos se repitan.
El caso de Venezuela se refiere a los alegatos de despido injusto de 3.500 trabajadores en el gobierno de estado regional de Trujillo en el marco de una reorganización. Si bien se dictaron órdenes para readmitir a sus puestos de trabajo a algunos de estos trabajadores, la entidad regional no las cumplió. Por ello, el Comité instó al Gobierno a que velara por el cumplimiento de estas órdenes y le pidió que llevará a cabo una investigación urgente acerca de las razones de este despido masivo.
¿Capitalismo mafioso?
El Comité ha conocido, además, en este año, otros casos de violaciones de derechos sindicales en América Latina que revisten características cada vez más preocupantes con la aplicación de políticas neoliberales que dan carta blanca para que algunos patrones recurran a toda clase de métodos para desembarazarse de los sindicatos y aumentar sus tasas de ganancia.
Brasil: asesinato del sindicalista Carlos Alberto Santos en el Estado de Sergipe
El gobierno abrió investigaciones para esclarecer este crimen e informó a la OIT que se había encontrado dos cuerpos no identificados que corresponderían a los asesinos del sindicalista. El Comité de Libertad Sindical pidió que el Gobierno le mantenga informado de las investigaciones que permitan sancionar a los responsables de este crimen.
Chile: prácticas anti-sindicales de la empresa aérea Lan Chile SA
A raíz de las negociaciones tendientes a la conclusión de un nuevo contrato colectivo, la empresa inició una serie de prácticas ilegales de discriminación antisindical que incluyeron el despido masivo de pilotos sindicalizados, amenazas de despidos, presiones sobre los pilotos y sus familiares para que estos renunciaran a su sindicalización.
El Comité subraya la gravedad de los hechos alegados y expresa su profunda preocupación ante el número y la naturaleza de las prácticas anti- sindicales discriminatorias o contrarias a la negociación colectiva que se han producido, cuyos efectos han sido que el sindicato pasara de 400 a 71 afiliados. Otro caso que analiza el Comité es la muerte del trabajador Luis Lagos y heridas de gravedad sufridas por Donaldo Zamora durante la huelga realizada en la empresa FABISA S.A. en mayo de 2001. El presunto responsable de estos hechos, un ejecutivo de la empresa de apellido Hernández, fue sobreseído temporalmente por un tribunal, fallo que fue apelado por los familiares.
Perú: demoras en la aplicación de la justicia en el caso de los asesinatos de los sindicalistas
Alipio Chueca y Juan Marco Donayre cometidos por personal de seguridad de Cordecallao. El gobierno informó que este proceso se encuentra pendiente de reprogramar fecha para el inicio del juicio oral. El Comité subraya que la demora en la aplicación de justicia equivale a denegación de esta última.
El Salvador: No-reconocimiento del derecho de sindicalización de los trabajadores al servicio del Estado.
El Sindicato de Trabajadores del Ministerio Educación durante los años de 2000 y 2001 solicitó, en dos ocasiones, que se le conceda la personería jurídica, pero el Gobierno ha respondido que la Constitución y el Código del Trabajo únicamente reconocen el derecho de sindicalización a los trabajadores y patrones privados y a los trabajadores de las instituciones oficiales autónomas.
El Comité de Libertad Sindical subraya que la denegación del derecho a formar sindicatos a los trabajadores del Estado constituye una "gravísima violación de los principios más elementales de la libertad sindical" e insta al Gobierno a que enmiende su legislación para que se reconozca este derecho, exceptuando al personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Guatemala: El Comité examinó los casos del asesinato del sindicalista Cesáreo Chanchavac; las amenazas de muerte contra los afiliados del Sindicato de Trabajadores Bananeros de Izabal; y los despidos ilegales de 170 trabajadores del Banco de Crédito Hipotecario Nacional de propiedad estatal.
De otro lado, el Comité lamenta que el gobierno no haya enviado observaciones sobre los siguientes casos: los asesinatos de los sindicalistas de la finca La Exacta: Efraín Recinos, Basilio Guzmán y Diego Orozco, heridas de 11 trabajadores y detención de 45 trabajadores de dicha finca; secuestro, agresiones y amenazas de muerte a los sindicalistas de la finca María de Lourdes; asesinato del sindicalista José García González y del dirigente sindical Baudillo Amado Cermeño; allanamiento del sindicato Luz y Fuerza.
El Comité deplora estos casos de violencia, expresa su preocupación y señala al Gobierno que un movimiento sindical libre e independiente solo puede desarrollarse en un clima exento de violencia, de amenazas e intimidaciones.
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