BENDICIONES

Una Navidad de bendición para todos los seres humanos, especialmente para los más desfavorecidos, calcinados, envenenados, maltratados, atropellados, asaltados, saqueados, violados, secuestrados, engañados, humillados, calumniados, ninguneados, desempleados, aplastados, acorralados, irrespetados, burlados, explotados, reprimidos, prostituidos, comprados, vilipendiados e ignorados…

Bendición para los ecosistemas: vida y Navidad del planeta. Bendición para los auténticos defensores de la naturaleza: las comunidades indígenas y campesinas; bendición a la Tierra y al Agua, a sus caminos de esperanza y sus ríos de vida. Bendición para las organizaciones básicas comunitarias; para sus luchas que bendicen al Dios de la vida y hacen diariamente la Navidad.

Bendición para los valores y principios de dignidad y entereza tan escasos en estos tiempos de navidad-comercial y todo el año. Bendición para los contados y escasos seguidores y creyentes de la Navidad de Jesús, del crucificado y Resucitado…

Bendición para la Navidad que nada tiene que ver con la orgía de consumismo e hipocresía que invade todo este tiempo y casi todos los espacios… Bendición para la austeridad, el servicio, la amistad, la hermandad y la solidaridad. Bendición para las personas que en este tiempo de consumismo, hipocresía y abundante politiquería, resisten y persisten.

Bendición para Jesús, el escupido, maltratado crucificado y asesinado; el resucitado, el de la Navidad.

MALDICIONES

Maldición en abundancia para todos los miserables; para los malos de corazón que esparcen la desesperanza, la destrucción y la muerte. Maldición para los responsables y esparcidores de corrupción; para los que se roban el patrimonio público y la esperanza; para los politiqueros y sus partidos económicos que todo el tiempo están tramando para embaucar al pueblo.

Maldición, y mucha, para los responsables de las muertes de cientos de panameños envenenados con dietilen glicol; para los responsables de los calcinados del 23 de octubre; para los encubridores, cómplices y asesinos de Vanessa Márquez. Maldición para los responsables del desastre en que han convertido la ciudad de Panamá; para los dueños de EL LLANTERO, que con el patrocinio de las autoridades, han puesto su taller de mecánica en un área residencial.

Maldición para las autoridades que, deberían proteger el ambiente, pero otorgan todos los permisos para su destrucción. Maldición para la minería a cielo abierto y los mineros; para los represeros que estrangulan las venas y arterias de la Tierra que son sus ríos. Mil maldiciones para los que promueven la minería a cielo abierto y para los que incentivan la construcción de represas en cada “estrecho”.

Maldición para los sepulcros blanqueados, los fariseos, los maestros de la ley y los mercaderes que nuevamente se han tomado el templo. Maldición para todos los que desprecian a los empobrecidos. Maldición para la iglesia de arriba. Una iglesia que alaba la politiquería haciéndole llamados a la cordura, al buen comportamiento y a la firma de pactos “éticos” a los que diariamente esquilman el pueblo, no es la Iglesia del Jesús de la Navidad. Esta es una iglesia maldita, la misma que conspiró con los poderes políticos y económicos de la época para crucificar a Jesús. Maldiciones para ellos.

Maldición para los medios masivos, sus dueños y sus esclavos que vendan los ojos del pueblo y lo mantienen en la ignorancia. Maldición para los que, viendo, no denuncian los crímenes y se convierten en sus cómplices y gestores.

Que la Navidad sea Solidaridad

Héctor Endara Hill
Colectivo Panamá Profundo

http://www.panamaprofundo.org/index.html