La crisis en Venezuela: Un laboratorio de la lucha por el poder
09/12/2002
- Opinión
La crisis política en Venezuela llegó a su quinto día consecutivo con un
desenlace parcial y trágico de por lo menos tres muertos y casi 20 heridos
en la Plaza Altamira de Caracas, en sucesos confusos, cuyos autores han
sido detenidos por la policía municipal. Este hecho es la culminación de
una espiral de violencia iniciada desde el año pasado, al mismo tiempo que
la Mesa de Negociación y Acuerdos, facilitada por el secretario general de
la OEA, César Gaviria, tiene una semana de paralización debido al
desarrollo de un paro parcial de las principales actividades del país.
Se repite el guión de abril
Transcurridos casi 8 meses del golpe de estado de abril, una cadena de
hechos repetitivos van develando un plan para crear el caos, promover la
renuncia del presidente de la república, Hugo Chávez Frías, la convocatoria
a elecciones inmediatas o la intervención de Venezuela por un país
extranjero (un ex dirigente sindical se permitió convocar a los cascos
azules a que intervinieran el país).
Esta vez, la estrategia de los opositores incluyó un paro cívico que se
inició el lunes 2 de diciembre, convocado sin duración estimada y con un
soporte mediático impresionante de las emisoras de televisión privadas,
transmitiendo más de 18 horas al día, exclusivamente, todas las acciones
opositoras a nivel nacional. Mientras tanto, en vista de las pocas
posibilidades de paralizar el comercio y las industrias básicas, el foco de
los opositores ha sido la planificada paralización de la neurálgica
industria petrolera, especialmente el suministro de gasolina y las
exportaciones petroleras mediante el fondeo de buques tanqueros en las
aguas del Lago de Maracaibo y los principales puertos del país.
Simultáneamente, la crisis ha transitado sin que las gestiones del
secretario general de la OEA, César Gaviria, puedan lograr alguna
negociación y acuerdos debido a la excesiva polarización de los sectores
más radicales de ambas partes. La participación del sector militar,
previamente calculada en abril, no tuvo la misma beligerancia en esta
ocasión.
El "paro" Cívico
Se trata de la cuarta iniciativa de paralización en lo que va de año, y los
medios señalan que este paro es el más largo de la historia de Venezuela.
Sin embargo, la paralización ha sido parcialmente exitosa. Cabe recordar
que más del 50% de la población trabajadora lo hace en la economía
informal, un 15% son empleados públicos y otro número importante labora en
otras empresas públicas.
Durante todo el año, estos intentos de paralizar el país con paros han sido
posibles sólo gracias a una inusitada alianza de las cúpulas empresariales
y sindicales. En el caso de la primera, el líder de la patronal fue uno de
los firmantes del acta que consolidó el golpe de estado de abril. En el
segundo caso, el líder laboral no ha sido reconocido por el gobierno debido
al inmenso fraude cometido en las elecciones sindicales.
Del mismo modo, el tercer factor de los opositores conformado por los
partidos políticos y un grupo de organizaciones no gubernamentales reunidos
en la "Coordinadora Democrática" han contribuido a conformar una especie de
"matriz ideológica" que proyecta hacia las masas y la opinión pública
nacional e internacional que se está luchando contra un gobierno
dictatorial, cuestionando una institucionalidad que ayudaron a construir
con la aprobación por referéndum popular en 1999 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Durante los últimos meses los canales
de TV proyectan videos y películas que hacen referencia a los sucesos en
Polonia, Yugoslavia, Chile y Cuba, buscando paralelismo con las luchas
sociales para derrocar a dictadores. Al mismo tiempo, es repetitivo el
argumento de los opositores acusando al gobierno de implantar un "castro-
comunismo" en Venezuela.
Sin embargo, estos factores al igual que las organizaciones cercanas al
gobierno, padecen de un mismo mal: la debilidad del tejido social y
organizativo, así como el fenómeno de no poder controlar masas o grupos
radicales que en varias ocasiones se desbordan y no necesariamente
responden a los liderazgos existentes. Ambos factores se han simplificado
en bandos: oficialismo y oposición, mermando su racionalidad para asumir un
problema clave: enfrentar la exclusión social que caracterizó las últimas
décadas y que mantiene en niveles de pobreza a más de dos tercios de la
población, mediante el desarrollo de una democracia participativa.
El Petróleo arma estratégica
Como en abril, la industria petrolera ha sido considerada el foco
importante para poder precipitar una crisis que también implique a la
comunidad internacional. Esta empresa que es una de las mayores del mundo
tiene 45.000 empleados y exporta unos 2.300.000 barriles diarios de crudo,
exportando cerca de una sexta parte del crudo que importa EEUU. De ahí que
la variable internacional está presente junto a personajes de la vieja
política tales como el ex presidente Carlos Andrés Pérez y el expresidente
de la petrolera Luis Guisti (dueño de algunos buques en paro), quienes han
sido sorprendidos girando instrucciones o haciendo recomendaciones a
líderes opositores locales.
La estrategia ha progresado lentamente, desde finales del año pasado,
mediante la alianza de los opositores con la alta gerencia quienes han
simpatizado con procesos de privatización de la industria y se han rebelado
contra la junta directiva de PDVSA, al mismo tiempo que desarrollan una
militancia gremial y política. En esta oportunidad, se comenzó por el
personal de la Marina de la petrolera, luego los centros de abastecimiento
y distribución de gasolina, y finalmente se ha llegado a la paralización
parcial de las refinerías que han restringido las exportaciones en
aproximadamente un millón de barriles.
La dimensión mediática de la crisis
Los venezolanos, afectos masivamente al medio televisivo, viven desde hace
más de un año, en condiciones de extrema tensión debido a la permanente
confrontación que reflejan los medios de información. Hasta tal punto que
especialistas han denunciado la amenaza seria en la normalidad de las
vidas, trabajos y salud mental de la población. Los medios se hacen parte
de la confrontación, incluyendo a la TV oficial que debe luchar contra 5
televisoras privadas, amplificando la intensidad de comportamientos
agresivos, su extensión a amplias capas de la población. Los propios
periodistas asumen posiciones de intolerancia fuera de todo control.
Sin embargo, este derecho a la información y el deber de informar son
manipulados descaradamente en momentos críticos. Ocurrió en abril cuando el
silencio informativo predominó en los días de la recuperación del poder por
parte de Hugo Chávez. Y volvió de nuevo a hacerse presente los dos primeros
días del "paro" cívico. Ahora más que nunca los medios, más allá de
informar, se han convertido en los auténticos sujetos políticos que han
sustituido a los partidos políticos. Basta observar la forma en que
promueven reiteradamente los llamados a las manifestaciones opositoras y se
convierten en jueces de los acontecimientos. Tal como lo señala el Capítulo
venezolano del Observatorio Global de Medios "...la manipulación de los
medios ha llevado a grandes grupos de ciudadanos a perder la capacidad de
percibir en su justa medida los acontecimientos nacionales y los está
impulsando a asumir comportamientos que atentan tanto contra su propio
equilibrio psicológico como contra la seguridad de otros ciudadanos...".
En sus mediciones y análisis señalan "la tergiversación de los hechos,
ocultamiento de datos y referencias, manipulación de las declaraciones,
desbalance en la escogencia de las fuentes y una permanente tendencia a
presentar el desarrollo de los acontecimientos desde una perspectiva
tendenciosamente apocalíptica...este comportamiento de los medios masivos
implica que se está buscando generar una matriz de opinión y de
comportamientos proclives a aceptar como válidas las más peligrosas
decisiones políticas cuyas consecuencias, para la preservación de la paz
social y la convivencia ciudadana, son impredecibles..."
Acción local y proceso global
La situación venezolana actual no es un problema exclusivo de nuestro país,
ya que afecta y es también determinada por fuerzas e intereses
internacionales. De hecho hasta ahora la crisis no ha podido ser abordada
utilizando referentes anteriores. A pesar de los continuos llamados a
activar la Carta Democrática, no se trata de la misma situación de Perú,
debido a la plena legalidad y legitimidad del gobierno. Al mismo tiempo,
debido al equilibrio de fuerzas entre las partes no resulta sencillo
conducirse hacia un cambio radical.
La plataforma denominada "Diálogo por la Inclusión Social" señala que "La
forma en que sea superada la actual crisis en Venezuela tendrá sin duda
hondas repercusiones en la región y es por ello que hacemos un llamado a
los distintos gobiernos, organizaciones sociales y organismos
internacionales de vocación democrática para que apoyen abiertamente el
esfuerzo que se realiza en la Mesa de Diálogo, Negociación y Acuerdos".
A estas alturas, la salida de un acuerdo político, aunque luce improbable,
es quizá la salida más inteligente para no mover el país hacia un nuevo
ciclo autoritario como el de mediados del siglo pasado.
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