La tradición de los vencidos
- Opinión
Tras diecisiete años de clandestinidad y dieciocho años de exclusión, la izquierda chilena retorna al escenario político como un tercer actor en el Chile binominal. Si bien este sector político participó de los gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia desde la década de los noventa, hay que decir que lo ha hecho de manera parcial y subordinada a las políticas de centro-derecha que han caracterizado al conglomerado oficialista. En los hechos, la presencia socialista en el gobierno no ha variado la orientación fundamental de la coalición gobernante ni en lo político ni en lo económico.
El mundo ha cambiado. El ocaso de los socialismos reales, tres décadas de neoliberalismo y una crisis económica mundial marcan el presente. El camino consensuado a fines de los ochenta para enfrentar a la dictadura de Augusto Pinochet parece agotado. El ultraliberalismo económico cristalizado en la Carta Fundamental, así como un orden político binominal se muestran como arcaicos a la hora de enfrentar las nuevas realidades sociales de Chile. El país estancado en un conservadurismo cultural, político y económico ya no satisface a las nuevas generaciones.
Más que hablar de una izquierda chilena cabría hablar de las izquierdas, pues se trata de un sector amplio, plural y a ratos difuso. Con todo, se trata, ni más ni menos, que de la digna tradición de los vencidos. En este sentido, la figura del presidente Salvador Allende sigue presente en el imaginario popular como el mejor ejemplo de un gobierno democrático de avanzada.
El regreso de la izquierda a la vida política ha sido paulatino y se ha expresado en la lucha permanente contra un sistema electoral que la ha excluido desde el retorno a la democracia, así como en diferentes pactos electorales explícitos que han culminado en las recientes elecciones municipales. Este proceso de inserción política puede ser entendido como una profundización de nuestra democracia que reclama, en un plazo breve, superar el actual modelo binominalista.
La izquierda chilena ha sido uno de los actores preponderantes en la construcción democrática de Chile a lo largo del siglo XX. Este sector político y cultural dio sus mejores frutos, precisamente, en el seno de sociedades democráticas, sea que fuere parte del gobierno o de la oposición. Es cierto, la realidad nacional y mundial es hoy muy distinta. Sin embargo, la voz de la izquierda tiene mucho que aportar en estos tiempos hipermodernos y mucho más en medio de una crisis económica que multiplica la pobreza a favor del gran capital.
En la sociedad chilena actual, se hace sentir la necesidad de una izquierda sin sectarismos, sin dogmas ni complejos y con una genuina vocación democrática. El Chile del siglo XXI requiere con urgencia de nuevas visiones que conjuguen lo mejor de su tradición histórica con las más creativas ideas nuevas, teniendo como horizonte ético y político la dignidad y el bienestar de los chilenos. En esta empresa, quienes enarbolan las banderas de la justicia social tienen un lugar en el porvenir de este país.
Álvaro Cuadra
Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. ARENA PÚBLICA.
Plataforma de Opinión. Universidad de Arte y Ciencias Sociales. ARCIS
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