Qué pasó en la Plaza Altamira?

07/12/2002
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Los canales comerciales de TV, luego de una detallada cobertura de la balacera desatada en el día de ayer en la Plaza Altamira, procedieron inmediatamente a identificar a uno de los culpables, relacionarlo con imágenes convenientemente exhibidas ante el público unos días atrás y, mediante ellas, vincularlo con el gobierno de Hugo Chávez. Tal como ocurrió durante el golpe de Estado del pasado mes de Abril, en un abrir y cerrar de ojos el presidente de Venezuela fue juzgado, hallado culpable y condenado como "asesino" por toda la red de televisoras privadas. Todo ello con base en "evidencias" levantadas, exhibidas y evaluadas por los mismos medios de comunicación, y a su total antojo. Permítaseme dudar de la legitimidad de esta clase de tribunal mediático y presentar algunas reflexiones que, espero, arrojen una luz muy distinta sobre todo el asunto. Hay una serie de importantes interrogantes a las que podemos contestar sin necesidad de apelar a ninguna clase de "evidencias materiales". En primer lugar, ¿a quién le convenía que, en los actuales momentos, se diesen en la Plaza Altamira unos hechos como los que tuvieron lugar? ¿Le convenía más al gobierno o a la oposición? Veamos. Al gobierno de Hugo Chávez se le ha acusado insistentemente, tanto a nivel nacional como internacional, de promover la violencia en el país y de armar a los Círculos Bolivarianos para reprimir a los grupos opositores. Los hechos de la Plaza Altamira a todas luces se prestan muy fácilmente para ser interpretados en el marco de estas acusaciones -y, claro está, también para reforzarlas. Conclusión simple: al gobierno no le convenía que ocurriesen estos hechos. La oposición, por su parte, luego de fracasar estrepitosamente en su intento de forzar la salida de Hugo Chávez de la presidencia por vía de un paro general indefinido, parece encontrar ahora un nuevo tema que puede aprovechar como vehículo para sus intenciones. Obviamente, la idea de que Chávez persigue y mata a sus opositores parece ser una buena justificación para tratar de derrocarlo por cualquier vía, sea ésta democrática o no. Conclusión simple: el principal beneficiario de lo acontecido en la Plaza Altamira es la oposición. Por otra parte, si el gobierno fue, efectivamente, el autor intelectual de aquella criminal acción, ¿qué propósito pudo haber tenido en mente? Los militares rebeldes de la Plaza Altamira llevaban ya varias semanas instalados en ese lugar sin que el gobierno hubiese intentado la menor acción para reprimirlos. Luego de varias semanas de cobertura mediática, era notorio que los militares de la Plaza Altamira estaban desgastándose ya como noticia, sin que hubiesen podido cumplir con su objetivo declarado de alzar a la Fuerza Armada contra el gobierno. Para el gobierno hubiese sido más que suficiente esperar pacientemente a que aquel show mediático terminase por sí sólo; lo de la Plaza Altamira ya no representaba ningún peligro. Pero, además, si efectivamente el gobierno hubiese querido acabar por vía violenta y sangrienta con aquella situación, ¿no habrían sido los mismos militares de la Plaza Altamira su principal objetivo? ¿Por qué matar a unos simples manifestantes, que sólo son extras en todo el show? Es algo verdaderamente significativo e inquietante el que ninguno de los principales promotores y protagonistas de la rebelión militar de Altamira haya sido víctima de la balacera. ¿Qué le sugiere este hecho al lector? Finalmente, si el gobierno efectivamente hubiese planificado una acción tan completamente descabellada y contraria a sus propios intereses, ¿no la habría planificado mejor? Quiero decir, ¿no se habría asegurado, como mínimo, de que los autores materiales de estos hechos pudiesen escapar exitosamente de la escena del crimen o que hubiesen muerto inmediatamente después de cometerlo? No habría sido muy difícil, por ejemplo, infiltrar a un segundo grupo de asesinos en la Plaza Altamira para matar al primer grupo (apelando a la figura de "defensa legítima") inmediatamente después de que éste hubiese cumplido con su misión. Vemos, entonces, que estos simples cuestionamientos arrojan serias dudas sobre la versión de los hechos tan diligentemente elaborada y difundida por los canales de TV privados. Pero hay más. Si tomamos una cierta distancia de todo lo que ha estado ocurriendo en los últimos días en Venezuela, notamos inmediatamente una extraordinaria similitud entre la trama de estos acontecimientos y los del golpe de Abril. Como recordamos, el golpe de Abril se inició con la convocatoria a un paro general indefinido, realizada por FEDECAMARAS y la CTV. Los golpistas utilizaron la empresa petrolera venezolana -PDVSA- como un elemento importante del conflicto con el gobierno, dirigiendo marchas multitudinarias hacia importantes instalaciones de dicha empresa con el fin de paralizarlas. Los medios de comunicación privados fueron utilizados como un elemento clave en el plan golpista, no sólo para dirigir y coordinar a las marchas opositoras, sino, sobre todo, para elaborar paulatinamente una imagen que hacía ver a los simpatizantes del gobierno como unos individuos fanáticos, violentos, desprovistos de toda clase de escrúpulos y armados hasta los dientes. La estocada final del golpe se dio cuando ciertos hechos de violencia -muy similares, por cierto, a los de la Plaza Altamira y con idéntica cobertura mediática- fueron achacados de manera inmediata a los Círculos Bolivarianos, lo que sirvió de excusa para que los militares golpis tas se declararan en rebeldía. No hace falta mayor agudeza para darse cuenta de que todos estos elementos claves se hallan presentes en los acontecimientos que actualmente se desarrollan en Venezuela. Vemos un paro general indefinido convocado por FEDECAMARAS y la CTV; vemos un sabotaje sistemático a PDVSA; vemos unos medios de comunicación puestos al total y absoluto servicio de la desestabilización del país; vemos una nueva elaboración de una imagen negativa y distorsionada de los simpatizantes del gobierno; y, finalmente, vemos unos graves hechos de violencia de los que se responsabiliza inmediatamente al gobierno de Hugo Chávez -a pesar de que, como mostramos anteriormente, existe una serie de razones muy simples para dudar seriamente de esta hipótesis. Sólo queda preguntarse si en Venezuela se está intentando re-editar el mismo guión del golpe de Abril.
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