La escombrera continúa siendo depósito de escombros

30/01/2009
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Medellín

La escombrera conocida como Terrígenos, ubicada en zona montañosa del barrio El Salado, comuna 13 de Medellín, continúa siendo utilizado como depósito de escombros, sepultando cada vez más las esperanzas de los familiares de las personas reportadas como desaparecidas después de las Operación Orión, ejecutada en octubre de 2002, y de las cuales se presume estarían enterradas allí.

La advertencia fue hecha por varias organizaciones defensoras de derechos humanos que, desde finales del año anterior, vienen exigiéndole a la Administración Municipal el cierre definitivo del lugar, a fin de iniciar un proceso de búsqueda y posterior exhumación de los cuerpos sin vida que podrían estar enterrados en la zona.

Si bien en el mes de noviembre de 2008, la Alcaldía de Medellín y la Fiscalía General de la Nación firmaron un convenio de cooperación para la búsqueda de fosas comunes en el occidente y oriente de Medellín, el cual comprometía recursos cercanos a los mil millones de pesos y recomendaba el cierre definitivo de las escombreras, lo observado por varios activista de derechos humanos durante una visita a la zona evidencia que no hay ningún avance al respecto.

“En media hora que estuvimos allí entraron más de cinco volquetas cargadas con materiales de construcción y otros desechos. Lo cierto es que allí siguen trabajando, removiendo tierra y hasta están construyendo una urbanización”, señaló Adriana Arboleda, integrante del Colectivo de Derechos Humanos Semillas de Libertad, Codhesel.

La preocupación de la activista es compartida por otras organizaciones, quienes aseguran que mientras siga funcionando el lugar, se perderán bajo toneladas de escombros las evidencias del horror paramilitar que vivió la Comuna 13 después de la retoma por parte de las Fuerzas Militares en octubre de 2002.

De acuerdo con el seguimiento realizado por los defensores de derechos humanos, se estima que un promedio de 300 volquetas ingresan diariamente a las escombreras Proparques del Sol, más conocida como Terrígenos, y Agregados San Javier, conocida como La Arenera, para arrojar los desechos que generan las obras civiles en toda la ciudad.

Las informaciones obtenidas por las organizaciones señalan que desde 2002 se han vertido más de cuatro millones de metros cúbicos de escombros en un área aún no establecida, pero que abarca por lo menos a cuatro barrios de la comuna 13, precisamente aquellos donde se vivió con mayor crudeza las incursiones paramilitares.

Cerca de Terrígenos, por ejemplo, se encuentra el sector donde el 29 de junio de 2002, un comando paramilitar del bloque Metro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá incineraron tres viviendas y desplazaron a una decena de familias del lugar. Recientemente, empleados del lugar le manifestaron a la Agencia de Prensa IPC que en la escombrera Agregados San Javier también habrían enterrados cuerpos sin vida, ya que además de convertirse en cementerio clandestino, también sirvió como “puerto de entrada” de los paramilitares a esa comuna.

“En esa otra escombrera, que es explotada por Agregados San Javier, hombres armados trabajaban después de las seis de la tarde y hasta las seis de la mañana (…) esos hombres armados hacían y deshacían porque toda la noche eso era de ellos”, comentó en su momento uno de los ingenieros de Proparques del Sol.

Los desaparecidos

Organizaciones defensoras de derechos humanos como Corporación Jurídica Libertad y Codhesel han logrado documentar más de 70 denuncias de personas que fueron sacadas de sus viviendas o retenidas en las calles después de noviembre de 2002, días después de finalizada la llamada Operación Orión, que le permitió a los organismos de seguridad estatales ingresar a la populosa comuna y sacar de allí a los milicianos de las Farc, el Eln y los Comandos Armados del Pueblo (Cap).

Carmen* es una de las madres que tiene serios indicios de que su hijo puede estar sepultado bajo los escombros y la tierra de la llamada “escombrera”. Él fue sacado de casa de su novia, en el barrio El Salado, el 22 de noviembre de 2002.

“A él se lo llevaron unos muchachos diciéndole que el ‘jefe’ quería hablar con él. Algunas personas dicen que lo vieron caminando por Terrígenos. Entonces, dígame ¿cómo no va a estar enterrado aquí?”, relató Carmen.

Según Carmen, el desespero de los familiares está llegando a tal punto que ya han sido varios los que han visitado las instalaciones de Terrígenos armados de picos y palas y dispuestos a “desenterrar a sus seres queridos”.

Infortunadamente, las difíciles condiciones del terreno, sumado a la falta de información más precisa, harán más complejo el proceso de búsqueda. “Y si continúan botando escombros aquí, va a ser más complejo todavía”, aseveró Adriana Arboleda, quien insiste en que el primer paso de varios que se necesitan dar para hallar la verdad es el cierre de las escombreras.

La activista indicó que ya se han realizado consultas con ingenieros de la facultad de Minas de la Universidad Nacional sobre la factibilidad de realizar procesos de exhumación en terrenos repletos de escombros, quienes han dicho que no sólo es posible, sino que es menos oneroso de lo pensado.

Pero para ello, reiteró, se requieren de dos condiciones que hasta el momento no se han dado: que cierren las escombreras y que los desmovilizados de los bloques que estuvieron bajo el mando de Diego Fernando Murillo B., alias don Berna, suministren información que permita ubicar con exactitud la localización de las fosas comunes.

Agencia de Prensa IPC
Medellín, Colombia
www.ipc.org.co

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