Un pequeño país, una victoria grande

18/03/2009
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Decía Martí –no Farabundo, sino José, el cubano- que la revolución no es lo que se inicia en las maniguas, sino lo que se desarrolla después, luego de salir victoriosos de las mismas.

Tras doce años de guerra civil y con un saldo de unas 75.000 personas muertas, 6.000 desaparecidas y aproximadamente 40.000 lisiadas, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN- dejó la armas en 1992 sin conseguir la victoria, pero lo que desde entonces hasta ahora ha llevado a cabo no ha sido sino otra “guerra” librada en condiciones totalmente desiguales contra sus eternos enemigos: la oligarquía nacional, representada desde 1981 por la Alianza Republicana Nacionalista –ARENA- y el imperialismo yanqui.

En esta ocasión, el FMLN se ha impuesto a unos adversarios que dominaban, sobre todo, tres poderes tan importantes como el político, el mediático y el económico. De modo que, tras sus tres derrotas electorales, entre 1994 y 2004, ahora sí que acaba de abandonar definitivamente las maniguas para volcarse en esa revolución que, durante tantos años, el pueblo salvadoreño ha anhelado y perseguido.

Será complicada la tarea que comienza, sin duda. Los contrincantes de ARENA, e incluso el gobierno de los Estados Unidos por boca de su portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood –éste llegó a decir que “el pueblo de El Salvador tomó una decisión, y la voluntad del pueblo necesita respetarse”-, han reconocido la victoria del Frente; lo que cual no significa que la gobernabilidad se la pondrán fácil. Y cuando digo que no se la pondrán fácil no me estoy refiriendo a una oposición dura dentro de las reglas de juego democráticas, sino a una oposición dura fuera de ellas. No sería la primera vez si sucediera algo parecido; existen infinidad de ejemplos en otros procesos emancipadores de América Latina.

Aun con su derrota ya anunciada, los seguidores de ARENA llegaron a corear frases tan significativas como “patria sí, comunismo no” y “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”.

Sabemos que ARENA nació bajo el consentimiento de la administración Reagan, y que su principal fundador fue Roberto D´ Aubuisson, oficial del ejército salvadoreño por aquel entonces hoy ya fallecido, al que se le atribuye la inspiración del asesinato del arzobispo y Teólogo de la Liberación Oscar Arnulfo Romero. El vínculo de ARENA con los escuadrones de la muerte, su estrecha relación con el Partido Republicano de los Estados Unidos, así como sus igualmente estrechas colaboraciones con la mafia terrorista cubano-americana de Miami –incluido Posada Carriles-, auguran un proceso emancipador harto complicado.

Pero complicado nunca será sinónimo de imposible. De momento el FMNL ya ha ganado las elecciones tras veinte años de la extrema derecha en el poder. Quizá de manera no muy holgada -70.000 votos sobre adversario, y tres puntos porcentuales-, pero con casi 500.000 votos más que los obtenidos por el anterior candidato efemelenista, el ya fallecido Shafick Handal, en 2004. El triunfo ha sido histórico, además, ya que es la primera vez que la izquierda llega al poder en el pequeño país centroamericano.

Dato muy a tener en cuenta es que buena parte de la población salvadoreña ya ha perdido el miedo con el que, mediante el poder mediático arriba señalado, la reacción siempre ha manipulado a los oprimidos contra las ideas de izquierda. Será importante que, en la medida de sus posibilidades, el FMLN corresponda a esa confianza; es vital la necesidad no sólo de mantener el apoyo recientemente obtenido, sino de sentirlo aumentado al cabo de la nueva legislatura que se avecina. Y eso se consigue si la población que históricamente ha sido maltratada experimenta una notable mejora en su ahora nefasta calidad de vida, y, sobre todo, si se le hace verdaderamente partícipe de las decisiones y medidas más trascendentales o importantes que el nuevo gobierno vaya adoptando. Con una América Latina en imparable movimiento, el FMLN no estará solo en su nueva andadura –me estoy acordando de ahora mismo de la ALBA y PETROCARIBE, por ejemplo-. De esa manera, también ellos aportarán sus esfuerzos al proceso integrador de la Patria Grande.     

Detenido el 19 de enero de 1932, Farabundo Martí fue fusilado el primero de febrero del mismo año. El tribunal militar que lo condenó actuó con una necedad nada atípica en el hemisferio que nos ocupa. Mataron al dirigente comunista, pero no a las ideas que éste profesaba, porque las ideas nunca podrán ser asesinadas.

Desde entonces, la izquierda salvadoreña siempre ha enarbolado su figura como símbolo de resistencia. En octubre de 1980, una alianza de organizaciones guerrilleras dio paso a la creación del FMNL. Finalizada la guerra, el grupo guerrillero se reconvirtió en partido político, participando con él las ideas de Farabundo Martí en todas las elecciones. No sin esfuerzo, el pasado 15 de marzo ganaron los comicios presidenciales, y consiguieron, en definitiva, para un pequeño país, una victoria grande.

Paco Azanza Telletxiki
http://baragua.wordpress.com

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