Trinidad y Tobago: Los desafíos de la integración Americana

16/04/2009
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Apenas unos años nos separan de la Cuarta Cumbre de las Américas de Mar del Plata 2005 que tenia como eje dominante y agresivo en su agenda la propuesta del ALCA buscando extender el modelo del NAFTA, libre comercio a ultranza, al conjunto de países americanos, -exceptuando a Cuba, ¨castigada¨ por el bloqueo-, para afianzar el poder imperial del norte y de las grandes empresas transnacionales.

Sin lugar a dudas el panorama ha cambiado sustancialmente y Trinidad y Tobago sintetiza una complejidad construida en apenas unos años que, reflejando los vientos de cambio del continente y la crisis estructural del capitalismo, se constituye en la síntesis de las tensiones y desafíos de la integración Americana en momentos de crisis global y enormes desafíos para todo el mundo.

El cuestionamiento a los acuerdos de libre comercio, los procesos de cambio nacionales, la resistencia al modelo neoliberal y la memoria larga de las luchas de emancipación Americana respecto de los poderes imperiales, han colocado en varios de sus gobiernos a representantes de corrientes, aspiraciones y expectativas profundas de cambio social y ya se dibujan de manera muy explícita vigorosos procesos de integración independientes del dominio del norte como el ALBA TCP y la UNASUR que han situado el proceso de integración regional de las Américas en el marco de vectores muy distintos a los de finales del siglo XX.

Varios hechos novedosos contextualizan esta Cumbre de las Américas:

Aunque parezca obvio, es importante destacar que la nueva propuesta de declaración no incluye el ALCA como base de la integración económica ni realce exclusivamente el papel del sector privado. Aunque débil y general, esta vez la declaración intenta abordar temas diferentes incluyendo entre sus actores a los pueblos indígenas (!!), los jóvenes y las mujeres.

Otro factor para valorar en su significado, es que esta Cumbre fue precedida de la reunión del ALBA TCP cuyos miembros, ahora con mas países incluidos, llevan una posición como bloque, lo cual da cuenta de un empoderamiento de los países del sur, otrora territorios de dominio de las posiciones del norte, con posiciones orientadas a la izquierda, a nuevos paradigmas de integración como la complementariedad, la solidaridad, buscando trascender lo meramente económico.

La agenda de la Cumbre está exigiendo saldar deudas históricas como la que se tiene con Cuba, hermano país que con dignidad ha soportado medio siglo de bloqueo económico, varios gobiernos exigen -al igual que en la Asamblea de las NNUU desde hace unos anos-, el fin del bloqueo económico a Cuba y el reestablecimiento de mejores relaciones de EEUU con ese país, con Venezuela y con Bolivia. Es decir existe una demanda de unidad de bloque Americano basada en el respeto mutuo y la ausencia de condicionalidades políticas y económicas.

Pero además el bloque de los países del sur se alimenta de las experiencias de integración regional que han dado respuestas políticas a procesos locales como el caso de Bolivia reflejada en la histórica Declaración de la Moneda de UNASUR.

Es decir, los procesos de integración en la región han avanzado fuera del guión neoliberal y han dado origen a instancias y agendas nuevas que prometen, inspirados en la fuerza de sus pueblos y su rebeldía, diseñar nuevos modelos, otros enfoques, y esperemos nuevas practicas de gobernabilidad.

La agenda necesaria

¿Hasta qué punto esta nueva situación permitirá ubicarse a la altura de las necesidades y los desafíos objetivos de la integración en un contexto de crisis global, de reconfiguración de los poderes mundiales y de enormes amenazas a la humanidad evidenciadas en la crisis climática, la crisis financiera, la energética, la crisis alimentaria, sin mencionar las problemáticas de migraciones, los racismos e intolerancias, etc.?

Sabemos desde hace mucho que la interacción entre lo local y lo global es la clave para avanzar, que los problemas de los países, sus desafíos y sus proyectos no serán posibles en el marco de las fronteras nacionales sino en contextos de integración regional y mundial. América es un continente que concentra una enorme reserva ecológica, energética, de agua y de riquezas naturales, la diversidad de su población y de su cultura es sin duda una gran riqueza de enorme potencial para abordar cualquier empresa de cambio, es al mismo tiempo y a 200 años de la denominada primera Revolución Libertaria un continente que en términos políticos está en la vanguardia de los cambios y transformaciones sociales con las contradicciones y debilidades propias de los cambios revolucionarios.

¿Será posible trascender el nivel político y mediático del poder y verdaderamente construir de manera común una agenda efectiva dar respuesta a los desafíos contemporáneos de la Integración?

Algunos temas de la agenda deberán ser abordados con urgencia:

Por un lado la crisis financiera y ahora la palabra la tienen los países del sur pues basta ya de decisiones unilaterales que siguen apostando al FMI o al BM, o que buscan cargar en los pueblos y los mas pobres el peso de la crisis para salvar al sistema bancario. Claramente los países del ALBA decidieron no suscribir la declaración de Trinidad y Tobago no solamente porque se excluye a Cuba sino porque ésta no da respuesta a la crisis financiera de manera seria.

Por otro lado la crisis energética y el cambio climático, este es un tema importantísimo pues en la región Americana las responsabilidades y las consecuencias de las emisiones de carbono son diferenciadas, tienen nombre, territorio y apellido y exigen acuerdos que salden las deudas históricas y busquen una justicia climática a tiempo de proteger los enormes recursos y territorios del continente. Esto involucra la profunda reflexión sobre la matriz energética y si vamos a continuar depredando el ambiente para mantener un estilo de vida (llamado desarrollo) insostenible a gran escala. Este es un tema espinoso pues EEUU y Brasil coinciden en un proyecto energético que contrasta con posiciones de otros gobiernos y cuyas consecuencias pueden ser preocupantes tomando en cuenta que los territorios de América, sobre todo América Central y del Sur, mantienen aun una gran reserva ecológica, que pueden verse afectados de generalizarse una estrategia de generación de energía a partir de los agrocombutibles, los mismos que implican un amplio uso de territorio y ,para que nos vamos mentir, la utilización de combustibles fosiles y fuerza de trabajo barata.

Solo para mencionar un par de temas más: la circulación libre de personas en la región dada la dramática problemática de migraciones, y no solamente de sur a norte sino también de sur a sur y de norte a sur. Así como encarar de una vez por todas y con políticas publicas nacionales y regionales el racismo contra indígenas y afrodescendientes, herencia de la colonia y producto de los neocolonialismos que persisten en el continente, alimentados por un sistema basado en las profundas exclusiones y marginalidad social. Esto exige compromisos que también están siendo discutidos en el marco de la Conferencia de Revisión de Durban en Ginebra, a la misma que ni EEUU ni Canadá asistieron.

Finalmente Cuba, que merece una necesaria reflexión. Un informe de WWF de 2004 sobre huella ecológica e índice de desarrollo humano señala que el único país en el mundo que cumple con los criterios mínimos de sostenibildad en el uso de la biosfera y el índice de desarrollo humano es Cuba. Por supuesto que el derecho al desarrollo económico y el derecho al comercio y el intercambio es importante y totalmente legitimo, sin embargo es fundamental tomar las precauciones para que ese capitalismo salvaje que destruye el mundo no encuentre en el futuro cercano un nuevo terreno para avasallar aquellas conquistas que aseguran sostenibilidad e igualdad.

No puede faltar en esta mirada la relación de las organizaciones sociales, sindicales, es decir, de las fuerzas vivas de la sociedad civil con los gobiernos. Mas de una Cumbre regional se ha realizado con la participación activa y propositiva de la sociedad civil, muchas de las propuestas de estas fuerzas están ahora instaladas en las agendas de los gobiernos y de procesos de integración regionales. Sin embargo no se han construido aun los mecanismos de contacto, participación y control social necesario de estas fuerzas respecto de los procesos de integración.

En fin, una agenda intensa, desafiante y sobre todo la posibilidad desde lo regional de ir rompiendo esa lógica esquizofrénica que nos invade en el mundo y que no establece los vínculos entre una problemática y otra manteniendo a los funcionarios de los gobiernos de cumbre en cumbre: cambio climático, crisis financiera, crisis alimentaria, crisis de la agricultura, de las migraciones, del racismo….en fin, sin un nexo coherente que las una y que desde la critica profunda del capitalismo contemporáneo en su ocaso se proponga enfrentarla y verdaderamente empezar a cambiar el mundo.

 

Elizabeth Peredo es directora de la Fundación Solón, Bolivia.

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