Transición histórica
14/01/2003
- Opinión
En medio de expectativas, esperanzas y también incertidumbres, por la promesa
de un gobierno de cambio en favor de los intereses populares, el coronel (r)
Lucio Gutiérrez asume el 15 de enero la conducción del Ecuador, un país con
problemas internos críticos y, es más, en un contexto internacional poco
favorable.
Las expectativas y esperanzas de cambio ante todo tienen que ver con los
actores y fuerzas que respaldaron electoralmente al nuevo mandatario: su
partido político -la Sociedad Patriótica 21 de Enero (SP21E)-, el Movimiento
de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País -cuya columna vertebral es la
CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador)- y una amplia
gama de organizaciones sociales y políticas.
Esta confluencia de fuerzas tiene un denominador común: la participación en
la rebelión popular del 21 de enero de 2000, que concluyó con el
defenestramiento del entonces presidente Jamil Mahuad -evento que,
precisamente, permitió que Gutiérrez adquiera presencia pública en su
condición de líder del contingente militar que se sumó a ese levantamiento-,
en la cual primó el rechazo generalizado a la corrupción -sobre todo al
salvataje bancario-.
Diálogo Nacional
Las expectativas y esperanzas de cambio también tienen que ver con los
procesos nuevos que se están generando, entre los que destaca la
participación de la sociedad civil en la construcción de una agenda nueva de
gobierno. Esta dinámica arrancó el 8 de noviembre con la conformación de 16
mesas temáticas, coordinadas por la alianza Sociedad Patriótica - Pachakutik,
que se han encargado de formular propuestas para los primeros 100 días de
gobierno y lineamientos programáticos a ser implementados por las diversas
carteras de Estado.
A partir de esta primera experiencia, el nuevo gobierno tiene previsto
instalar, el 20 de enero, las mesas del "Diálogo y Unidad Nacional" con la
participación de unos/as 500 delegados/as de los diversos estamentos de la
sociedad para articular consensos sociales, básicamente en torno a la lucha
contra la corrupción, la competitividad y la reactivación productiva, la
inseguridad, la política internacional y la lucha contra la pobreza y la
exclusión. Se trata de "una nueva forma de hacer política de manera
participativa", sostiene Augusto Barrera, quien dirigirá la flamante
Subsecretaría de Planificación y Diálogo Nacional.
Consulta popular
En el espacio del Diálogo Nacional, según anticipó el presidente Gutiérrez,
también se analizará la convocatoria a consulta popular para, entre otros
puntos, reestructurar las funciones Legislativa y Judicial. El tema de la
consulta popular se ha constituido en uno de los puntos críticos en la
confrontación que tempranamente se ha abierto con los partidos políticos
tradicionales, a raíz de la instalación del nuevo parlamento (5 de enero).
En éste se impuso una mayoría de oposición, constituida sobre la base de un
acuerdo entre el Partido Social Cristiano -PSC- y la Izquierda Democrática
-ID-, en alianza con otros partidos, para repartirse dignidades
parlamentarias y nominaciones a puestos de control, excluyendo a los partidos
de gobierno. Sin embargo, el procedimiento de instalación fue ilegal.
De acuerdo con la Constitución, la presidencia del actual Congreso
correspondía a un miembro del PSC (por contar con el mayor número de
escaños), pero su líder, el ex presidente y diputado recién electo, León
Febres Cordero, dispuso que el partido no acepte tal responsabilidad. Para
sortear la disposición constitucional, el bloque de mayoría optó por saltarse
la nominación de presidente, para designar como primer y segundo
vicepresidente a Guillermo Landázuri y Ramiro Rivera, de la Izquierda
Democrática y Democracia Popular, respectivamente. A posteriori, ante el
rechazo generalizado a tal procedimiento, Landázuri fue principalizado como
Presidente.
El nuevo mandatario, tras cuestionar la legalidad de la actuación de la
mayoría parlamentaria, dejó entender que no juramentaría ante el Congreso, si
bien luego aclaró el sentido de su afirmación, y a partir de entonces no ha
escatimado ocasión para fustigar a los partidos tradicionales, ratificando a
la vez que cumplirá con su promesa de campaña de llamar a una consulta
popular sobre algunos temas trascendentales para la refundación del sistema
político en la perspectiva de una ampliación y profundización de la
democracia. En las esferas oficiales prácticamente se da por descartada la
posibilidad de que el parlamento dé su visto bueno a la consulta, por lo que
están barajando otras opciones que serán puestas a consideración en las mesas
del Diálogo Nacional.
El 13 de enero quedó conformado el Gabinete del nuevo gobierno, que incluye a
dos indígenas: Nina Pacari como Ministra de Relaciones Exteriores
(constituyendo una primicia en América Latina) y Luis Macas como Ministro de
Agricultura. En cambio los ministerios de Economía y Comercio Exterior
permanecerán en manos de personas vinculadas al sector privado.
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