Desmantelada otra conspiración para asesinar al Presidente

Por qué apuntan contra Evo

04/05/2009
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Terrorismo: a mediados de abril, la Policía boliviana desmanteló en la ciudad de Santa Cruz a un grupo mercenario preparado para asesinar al presidente Evo Morales. Eran ex-combatientes de la Guerra de los Balcanes. Tres de ellos fueron abatidos por la policía; los otros dos están detenidos en una cárcel de La Paz. A fines de 2008, Evo Morales expulsó del país al embajador de Estados Unidos, Phillip Golberg. Fue acusado de injerencia y desestabilización. En la década de 1990, Golberg participó en la desintegración de Yugoslavia. El nuevo intento de atentado fue denunciado por el resto de los países de la región. En la Cumbre de las Américas, Barack Obama se había comprometido ante sus pares a terminar con la intromisión en la región de diplomáticos y agentes de inteligencia estadounidenses. Entre los gobiernos del Cono Sur el apoyo a la estabilidad de Bolivia es contundente; pero existen grupos de poder en áreas limítrofes que colaboran con esas prácticas terroristas con el propósito de fragmentar al país y beneficiarse con los despojos.

El 16 de abril, la Policía Nacional desmanteló un nuevo intento de atentado contra Evo. En un operativo realizado en el Hotel de las Américas, ubicado en la cuidad de Santa Cruz, la policía embistió al grupo mercenario compuesto por excombatientes de la Guerra de los Balcanes, la misma que culminó con la desmembración de Yugoslavia en cinco países.

Tres de sus miembros fueron abatidos en el operativo policial, entretanto otros dos se encuentran detenidos en la cárcel de La Paz. Uno de los muertos era el jefe del grupo, el boliviano-húngaro Eduardo Rozsa Flores, quien ostentaba el grado de coronel del ejército de Croacia y había participado en operaciones similares en varias regiones del mundo; el segundo era el irlandés Michael Dodier, experto en tareas de seguridad, y el tercero era el rumano Arpak Magyarosi, conocedor de armamento y operaciones.

Los detenidos, que fueron llevados a la cárcel de La Paz, son el húngaro Elod Toaso, experto en informática y muy cercano a Rozsa y el boliviano-croata Mario Tadic, quien fue miembro de las Fuerzas Armadas de Bolivia hasta antes de enrolarse en las fuerzas militares de Croacia.

Según testimonios de Eduardo Rozsa, divulgados por la televisión de Hungría, con la organización de sus fuerzas armadas, debían realizar la cobertura militar del proceso autonomista de Santa Cruz frente a cualquier acción del gobierno boliviano encabezado por Evo Morales Ayma.

Si bien hasta el cierre de esta edición, las conexiones entre éste y otros grupos armados con los principales dirigentes de la oligarquía cruceña, no fueron plenamente establecidas, se considera que son muy fuertes porque obedecían a la misma estrategia de conseguir la separación de una de las regiones de Bolivia de la soberanía nacional, en concordancia con acciones similares que se realizan en Zulia en Venezuela contra el gobierno de Hugo Chávez y en Guayaquil en Ecuador contra el reelecto presidente Rafael Correa.

Por otra parte, según denunció Evo Morales, el expulsado embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Goldberg, coordinaba acciones con los Prefectos opositores para desestabilizar al Gobierno. Goldberg cumplió tareas diplomáticas en Yugoslavia en la década de 1990.

Como ocurrió en otras coyunturas históricas, los sectores tradicionales del poder económico y político de la región de Santa Cruz, que durante los últimos años han impulsado las Autonomías e inclusive la desmembración territorial de Bolivia por la vía de la independencia, el protectorado o el separatismo, han sido descubiertos en su intento de impulsar y organizar grupos de paramilitares y mercenarios para conseguir sus objetivos de organizar un poder paralelo al de la Nación Boliviana.

No es la primera vez que, bajo la vigilancia y la estrategia del Gobierno de Estados Unidos, se producen estos intentos desestabilizadores de procesos de cambio contrarios al imperialismo y las oligarquías locales. Durante el siglo XX se han producido, entre otros, los casos de Augusto César Sandino en Nicaragua, de Lázaro Cárdenas en México, de Jacobo Arbenz en Guatemala, de Salvador Allende en Chile y de Fidel Castro en Cuba.

Atentados en la historia

Dos casos similares se han producido en la historia boliviana. El primero se produjo en la preparación y ejecución del Golpe de Estado contra el Presidente general Juan José Torres, en agosto de 1971. En esa ocasión, la oligarquía de Santa Cruz, particularmente los grupos de poder económico de los sectores del azúcar, el algodón y el comercio, apoyados por los gobiernos militares de Brasil y Argentina, contrataron paramilitares para desestabilizar y derrocar al gobierno antimperialista que era apoyado por los sectores populares. Klaus Barbie-Altmann, conocido como “el carnicero de Lyon” tuvo un papel muy importante en el atentado frustrado.

El segundo se produjo durante el gobierno del presidente Hernán Siles Zuazo (1982-1985), quien fue duramente combatido por los empresarios de la banca, los grandes mineros y agroindustriales apoyados por Estados Unidos, y tuvo que reducir su mandato en un año a raíz de las acciones terroristas de grupos paramilitares encabezados por el alemán Klaus Barbie-Altmann (posteriormente juzgado por sus crímenes durante la Segunda Guerra Mundial) y su grupo “Los novios de la muerte” y la presencia de los mercenarios italianos Stefano Della Chiae y Pier Luigi Pagliae.

Los medios utilizados en todos estos casos fueron la provocación y los atentados terroristas contra personalidades, autoridades y dirigentes sociales y políticos.

Condena internacional

En el caso actual se produjeron varios atentados y acciones en Santa Cruz y La Paz, entre ellos el realizado en la casa del Cardenal de Bolivia, Monseñor Julio Terrazas unos días antes del descubrimiento del grupo irregular.

A diferencia de la conspiración, las acciones terroristas y el golpe contra el general Juan José Torres, que estuvieron respaldadas por los gobiernos y grupos conservadores de Brasil y Argentina, la actual campaña y los atentados contra el gobierno de Evo Morales reciben el rechazo total de los gobiernos de la región, particularmente de los que impulsan un proyecto de integración latinoamericana.

En este contexto, el Gobierno de Washington está aislado y con grandes dificultades para imponer enérgicamente su política de influencia e intervención. Sin embargo, en los países limítrofes con Bolivia existen grupos interesados en desarrollar estrategias geopolíticas de división del territorio nacional, en función del aprovechamiento de los recursos naturales mineros, acuíferos, hidrocarburíferas y de biodiversidad existentes en el territorio nacional.

America XXI, Año VII, No. 49, Mayo 2009.
http://www.americaxxi.com.ve/numeros/0049/index.html

https://www.alainet.org/es/active/30342?language=es
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