Las cuatro muertes en el Darién reclaman justicia
25/01/2003
- Opinión
La Constitución Política de la República señala en su artículo 17 que el
gobierno está en la obligación de proteger la vida de toda persona que reside
en el territorio nacional. En el caso de las cuatro personas que fueron
muertas violentamente en Darién estamos frente a lo que pareciera ser una
flagrante violación de ese mandato constitucional por parte del gobierno
En vez de investigar los hechos de violencia que le costó la vida a 4
panameños que residen en la frontera con Colombia, como ocurrieron y quienes
son los responsables, las autoridades gubernamentales han hecho caer todo el
peso de la justicia sobre un individuo que acusan de colaborador de los
asesinos. Sin embargo, no hay interés alguno en identificar a los asesinos
En declaraciones a la prensa, la presidenta de la República ha señalado que
desconoce como se dieron los hechos. El ministro de Gobierno y Justicia, sin
conocer la realidad de los hechos, pidió que efectivos militares
norteamericanos llegaran a la zona fronteriza con el fin de inspeccionar el
área. El director de la Policía Nacional declaró que no tiene información
sobre los acontecimientos en la frontera. Aparentemente, los estamentos más
altos del escalafón gubernamental admiten su ignorancia sobre la realidad que
caracteriza la vida en la frontera entre Panamá y Colombia
Del lado colombiano, pareciera que existe un poco más de información. El
gobierno de Bogotá minimizó la muerte de los cuatro panameños. Según las
autoridades tradicionales del altiplano, indiferentes a las muertes que causan
sus desgobiernos, sus guerras civiles siempre cobran vidas inocentes. (En este
caso, sin embargo, se pasaron de la frontera). Por otro lado, los
paramilitares (las llamadas Autodefensas Campesinas) dieron dos partes
militares explicando las muertes de Paya. El comandante Castaño señaló que en
un enfrentamiento en la frontera habían tomado bajo su custodia a un grupo de
norteamericanos que se encontraban en el área. En otras palabras, algo
tuvieron que ver los paramilitares y los norteamericanos con las muerte de los
cuatro panameños. Sin embargo, posteriormente, otro comandante paramilitar
indicó que el enfrentamiento armado había tenido lugar lejos de la frontera y
que en ese lugar habían decidido darle protección a los norteamericanos
Es obvio que las muertes en el Darién fueron causados por los paramilitares.
El gobierno panameño, sin embargo, se resiste a exigirle al gobierno de Bogotá
que entregue a los irregulares para someterlos a las autoridades judiciales
del país. La presidenta de la República tampoco le ha exigido al gobierno
colombiano que haga una investigación detallada de lo ocurrido en la frontera
con Panamá. El ministro de Relaciones Exteriores quien debería haber convocado
al embajador panameño en Bogotá, se encuentra totalmente ajeno a sus
obligaciones
Sería muy oportuno que las autoridades judiciales panameñas investiguen con un
poco más de detalle el papel que jugaron los tres norteamericanos involucrados
en este caso. Las autoridades judiciales detuvieron al guía de los tres
norteamericanos, pero no han dado a conocer las declaraciones del acusado de
"complicidad". ¿Complicidad con quién? ¿Con los paramilitares? ¿Con los
norteamericanos? Uno de los norteamericanos que salió del área con la ayuda de
las Autodefensas Campesinas (grupo irregular que apoya al Ejército de Colombia
en sus actividades represivas) es un reconocido empresario de las llamadas
"aventuras extremas" que tienen un amplio mercado en EEUU.
Califica a Panamá como un "lugarcito sucio y desagradable" y, a la vez, uno de
los lugares más peligrosos sobre el planeta. Habría que investigar si la
muerte de cuatro panameños puede ser parte de una promoción empresarial del
país para los aventureros extremos. ¡Trágico desenlace! El gobierno panameño
que cumple con el mandato constitucional debe ejecutar, a corto plazo, una
política de reconocimiento de nuestra frontera con Colombia para controlar
todos los movimientos que pueden amenazar la seguridad de nuestra ciudadanía.
Además, a mediano plazo, el ejecutivo está obligado por la Constitución a
mantener una relación diplomática con Bogotá que exija respeto y consideración
por parte de ese país para con los panameños. (Esto implica el arresto y
entrega a Panamá de los responsables de los muertos en Paya). A largo plazo,
la Presidencia de la República tiene que entender que su responsabilidad
constitucional es garantizar el desarrollo de la provincia del Darién, y de
las nuevas comarcas indígenas, con la ejecución de programas económicos y
sociales coherentes y efectivos. En las tres áreas señaladas, el gobierno
nacional ha fracasado. (Los gobiernos anteriores tampoco pueden ser bien
calificados). Panamá sabe lo que tiene que hacer. La Constitución Política le
da a los gobernantes el mandato para hacerlo. No hay excusa para seguir
fracasando y haciendo de nuestra frontera oriental con Colombia un campo de
muerte
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