Obama ante el sistema multilateral y América Latina

26/11/2008
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 438: América Latina en Movimiento No 438-439 06/02/2014

La tradición demócrata establecida a lo largo del siglo XX ha sido de un lado promover el multilateralismo y por otro entrar en todas las guerras sustantivas, la primera guerra mundial, con Wilson, la segunda con Roosevelt y la guerra fría con Truman.  Ahora como en los años 30, tras una década de unilateralismo republicano, el retorno de los demócratas en el momento de la gran crisis trae retos en su relación con el multilateralismo.  Para comenzar, frente al multilateralismo alemán que se estaba diseñando con una Europa unida bajo el manto nazi, Roosevelt y su asesor de política exterior y secretario de Estado, Cordell Hull, diseñaron un esquema multilateral para consolidar el liderazgo estadounidense en el marco de unas naciones unidas contra la tiranía y la opresión.  Los primeros pasos en esa dirección fueron económicos y estuvieron centrados en construir un fondo de estabilización monetario junto con Gran Bretaña y Francia, estando Alemania ya fuera de los acuerdos en 1936.  Ese acuerdo trilateral fue la madre de lo que más tarde dio pie a la conferencia de Bretton Woods íntegramente construido desde el departamento del Tesoro de los Estados Unidos. 

A la visión unilateralista de los republicanos en los años 20, que logró antagonizar a todos sus socios y abrió la puerta a reacciones europeas radicales de derecha e izquierda, los demócratas contrapropusieron una visión multilateral.  Si bien no regresaron en 1933 a la Liga de las Naciones, fundada a iniciativa de Wilson en 1919,  al momento del tratado de Versalles, sí dieron señales de querer construir otro sistema multilateral más complejo que contemplara ampliamente los aspectos económicos.  De allí la iniciativa de unas naciones unidas contra la tiranía que tuviera el apoyo operativo de un fondo monetario que previniera una crisis como la de 1930, un banco de desarrollo para sacar a los países de la pobreza y una organización internacional del comercio que sirviera para establecer mecanismos de intercambio justos.  Baste recordar que Harry D.  White, el funcionario del Tesoro que trabajó con Hull en la construcción de la arquitectura financiera de la pax americana murió de un infarto en 1948, siendo director ejecutivo del FMI  tras ser acusado de ser un agente soviético.  El multilateralismo,  para algunos estadounidenses, es una obra anti norteamericana.  El gobierno de Bush que termina, viene de esa cantera y los neoconservadores como Bolton, Wolfowitz, Rumsfeld, Cheney, Elliott Abrams y Richard Perle, “han sido abogados abiertos de una acción agresiva y unilateral si fuera precisa para promover la democracia, los derechos humanos, y la libertad de los mercados y mantener la primacía de los Estados Unidos alrededor del mundo”[i] , con un fuerte desprestigio como consecuencia. 

Obama y su equipo tienen que enfrentar el desprestigio de los Estados Unidos en el sistema multilateral, al que han boicoteado por décadas, y tiene además que restablecer la credibilidad del país tras la suma de actos unilaterales que lo ha caracterizado, en especial en los últimos ocho años, aunque se podría resumir que desde la administración Nixon,  fue el punto de quiebre en la política exterior de dicho país. 

La relación con América Latina parece ser de sujeción, al margen del partido de gobierno.  Es decir se aplica la doctrina Monroe de todos modos.  Durante los años 50 del republicano Eisenhower hubo el cambio de régimen en Guatemala (1954).  Luego vino Playa Girón en Cuba sembrado por la administración Eisenhower a los pocos días de llegado al gobierno Kennedy y la invasión a Republica Dominicana en 1965.  Desde la administración republicana de Nixon hubo un cambio sustantivo de postura en relación a la que tuvo Kennedy con la Alianza para el Progreso, quien invadió Cuba (1959) y República Dominicana (1965) no obstante.  Nixon desestabilizó y ayudó a dar un golpe de Estado en Chile contra Allende,  democráticamente elegido (1973).

Posteriormente permitió el asesinato en Washington DC de un ex ministro de Allende que residía en esta ciudad (1976) con la anuencia de la CIA, presidida por Bush padre en un acto de terrorismo de Estado.  Luego con Reagan se estableció una guerra contra Nicaragua (1983-1988) que fue financiada,  en parte,  con dinero del narcotráfico, operación que era llevada a cabo por la CIA, la cual colocaba la droga en Los Ángeles, la compraba en Colombia, y la intermediaba en Centroamérica y con ese dinero se compraban armas rusas que se vendían a Irán y con las utilidades se financiaba la guerra estadounidense desde Honduras.[ii] Quien hizo eso tiene hoy un programa de televisión en Canal Fox: el teniente coronel Oliver North. 

También en la era Reagan se produjo la invasión a Granada (1983), isla del Commonwealth británico acusada de ser el portaviones soviético en el Caribe y la invasión a Panamá (1989) para secuestrar al presidente Noriega, ex agente de la CIA que se había cambiado de lado durante los años de la guerra sandinista.  En la era Bush ha estado la militarización de las relaciones bilaterales, la desestabilización de Bolivia (2006-2008) y la actuación en el conflicto colombo ecuatoriano del 2008,  llevado a cabo con el apoyo del ejercito de Estados Unidos y el restablecimiento de la IV Flota, que existió entre 1943 y 1950 para prevenir la entrada de la marina alemana en el mar hemisférico.  La era Bush deja como herencia un muro construido en la frontera entre México y Estados Unidos, metáfora del espíritu de integración regional existente en el periodo –tratados de libre comercio y muro–.  O sea, libertad para el movimiento de capitales, bienes y servicios pero no de las personas ni del transporte.

El restablecimiento de la IV Flota recuerda a la política de las cañoneras del también republicano Teodoro Roosevelt de hace un siglo, quien asistió en la organización de la guerra de Cuba de 1898 como Secretario adjunto de Marina.[iii] Su establecimiento del Corolario de la Doctrina Monroe deja a Estados Unidos como el único interventor militar en el hemisferio.  Para Reagan y los republicanos el corolario se extiende a Gran Bretaña quien fuera apoyada en el conflicto en torno a las islas Malvinas en 1982.  Dice el corolario:

Si una nación demuestra que sabe cómo actuar con razonable eficiencia y decencia en los asuntos sociales y políticos, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no necesita temer ninguna injerencia de los Estados Unidos.  Las fechorías crónicas, o una incompetencia que se traduzca en descarriamiento general de los lazos de la sociedad civilizada, podría en América, como en otros lugares, en última instancia requerir la intervención por parte de alguna nación civilizada, y en el Hemisferio Occidental la adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe podría forzar a los Estados Unidos, aunque sea a regañadientes, en casos flagrantes de tales actos de fechoría, a ejercer un poder policial internacional. [iv]

Roosevelt y la nueva política en 1933

            Tras el triunfo demócrata en 1933, la nueva agenda internacional de Franklin Roosevelt tenía como objeto dar el mensaje de paz y unión a los vecinos de América Latina y sobre todo, sanar las heridas causadas por los 12 años de gobiernos republicanos además de haber generado la peor crisis económica existente hasta entonces.  De esta forma, F.D.  Roosevelt viajó a la conferencia Panamericana de Montevideo de 1933 con Cordelll Hull como su secretario de Estado donde se estableció la Convención sobre Derechos y Deberes de los Estados.  Hull decidió aceptarla, aunque con una reserva en cuanto a declaraciones y políticas del gobierno de Roosevelt.  El artículo principal de la Convención era el que disponía que “ningún Estado tiene derecho de intervención en los asuntos internos ni en los externos de otro”.[v] Con esto,  en principio,  se dio al traste con el intervencionismo de la doctrina Monroe.  Esto fue lo que cambio de forma durante el breve gobierno de Richard Nixon.

Ahora Obama no tiene ante sí a ningún equivalente de Cordell Hull que esté pensando en la creación de un nuevo multilateralismo.  Lo que más se acerca al diseño de una política exterior con relación a América Latina es la que se llevó a  cabo en la era Clinton con  la creación del ALCA en la Cumbre de las Américas en Miami de 1994 y como resultado se puso en práctica los tratados de libre comercio bilaterales que en el agregado deberían de haber resultado en el ALCA.  Esto fracasó en la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata en noviembre del 2005. 

Las palabras de Obama

El 23 de mayo del 2008, Obama habló sobre la política hacia América Latina en particular.[vi] Dijo que los vínculos que nos unen son una historia común en nuestro hemisferio que fue colonizado por imperios, compartimos “cuentos” (stories) de liberación.  Es una zona rica en recursos y hay que vencer a la pobreza mediante una unión más perfecta.  Enfatizó que lo que queremos es libertad, política, religiosa, libertad del miedo y de las necesidades remitiendo al discurso inaugural de FD Roosevelt en 1933 cuando también dijo:

En ese espíritu de mi parte y del suyo enfrentamos nuestras dificultades comunes.  Se trata, gracias a Dios, sólo de cosas materiales.  Los valores han disminuido a niveles impensables; los impuestos han subido; nuestra capacidad de pago ha disminuido; todo tipo de gobierno se enfrenta al grave decaimiento de los ingresos;  los medios de intercambio están congelados en los flujos de comercio; las hojas marchitas de empresas industriales se encuentran por todos lados; los agricultores no encuentran mercados para sus productos; los ahorros de muchos años de miles de familias se han evaporado. [vii]

La referencia constante a Roosevelt es un recuerdo de la necesidad de recuperar legitimidad en la región y en el mundo.  El culpa a la administración Bush y sus fracasos en América Latina por la influencia de Chávez en la región y está dispuesto a contrarrestarlo.  Señala que China y Europa están cumpliendo un papel en la región por el vacío dejado por la política exterior de Bush, que hay que llenar de inmediato.  Señaló que en Washington existe una visión pasada de moda de la política exterior basada en (lucha contra las) drogas y (libertad de) comercio y en la democracia y el desarrollo que no han aguantado el paso del tiempo.

Es tiempo de una nueva política para afirmar el liderazgo de Estados Unidos en el hemisferio.  La agenda de democracia, seguridad, y oportunidad debe de ser trasformada de arriba abajo para convertirla en una que surja desde abajo.  La política será que lo que es bueno para la gente de las Américas será bueno para los Estados Unidos. “Hay que terminar con la injusticia en Cuba que existe desde que se estableció la tiranía en 1959”, dijo Obama y con este fin hay que permitir el restablecimiento de los viajes de los familiares a la isla y la apertura de las remesas aunque se mantendrá el embargo para acercar a la población cubana a los Estados Unidos y alejarla de su propio gobierno.  La diferencia ahora es que ha propuesto un dialogo directo con Raúl Castro.

Reconoce que hay un problema con la democracia porque Hugo Chávez es un líder electo democráticamente pero que no gobierna democráticamente, dice.  Hay que poner una visión de la democracia que vaya más allá de las urnas y apoyar a los poderes legislativos, judiciales, la libertad de prensa, la sociedad civil y la policía, dice.

Apoyará el derecho a la seguridad.  La seguridad debe de ser un eje de la política exterior porque de una parte están los paramilitares que cometen excesos y de otro las guerrillas que amenazan a la sociedad.  Eso es en especial cierto en Colombia que tiene el derecho de atacar más allá de su fronteras para defenderse de las guerrillas que lo amenazan.  Estados Unidos apoyará estas iniciativas.  También apoyará los derechos humanos y los derechos laborales.  Para evitar la expansión de la inseguridad en la forma de pandillas hay que invertir en prevención y eso implica más policía a nivel comunitario, y un poder judicial independiente.  Se necesita, finalmente,  más seguridad en las rutas norte sur y más control en las fronteras para evitar la salida de armas y dinero y el ingreso de drogas y pandillas.  Hay que sacar de las sombras a los 12 millones de inmigrantes que están ilegales, dijo.  El problema de la disparidad de ingreso es esencial cuando hay prosperidad.  No se puede aceptar la globalización de los estómagos vacíos.  El comercio que enriquece a los ricos pero le quita el sustento a los de más abajo es inaceptable.  El comercio debe funcionar para todos y no solo para algunos, enfatizó.  Esto lo que sugiere es su creencia en el libre comercio pero quiere que los trabajadores trabajen con mejores condiciones que en la etapa fundante de los TLC bilaterales.  Por otro,  está convencido que hay que poner condiciones medioambientales en los TLC bilaterales para asegurar su cumplimiento.  Finalmente, tiene la idea que el problema de la inequidad en la distribución del ingreso hemisférico los afecta a ellos, lo que es una expresión de sensibilidad al problema que los republicanos no solo ignoraron sino que promovieron y agudizaron.

Propone una asociación energética de las Américas para ir más allá de los acuerdos bilaterales.  Esta es otra manera de aproximarse al ALCA y tener un esquema de integración hemisférico liderado por ellos y que,  al mismo tiempo, quiebre la iniciativa del anillo energético sudamericano. 

Concluyó que los gobiernos de América Latina no pueden ser tratados como socios menores sino como iguales para cumplir con la promesa de las cuatro libertades de Roosevelt.  “Todos somos americanos”, dijo, parafraseando a Kennedy en Berlín cuando dijo “soy berlinés”. 

Sobre el multilateralismo Obama no se ha pronunciado abiertamente aunque hay el marco de referencia de la postura de Joseph Biden en el Congreso durante la era Clinton sobre el particular.  Wallerstein se refiere al multilateralismo blando o de baja intensidad que caracterizó a la era Clinton[viii].  Este bien podría ser la referencia del futuro de Obama quien asume el gobierno en un contexto donde sus grados de libertad están severamente restringidos por la crisis económica que debe atender, y la reposición de buenas relaciones bilaterales, que deben de ser su prioridad.  El desprestigio de Estados Unidos por la guerra de Irak y por la legalización de la tortura en Guantánamo, tendrán que ser atendidas necesariamente en el marco multilateral, si bien la actuación que le siga puede o no serlo.  Lo más probable es que siguiendo el modelo demócrata, el discurso de Obama sea multilateralista pero el manejo de la política exterior de día a día sea realista y,  por lo tanto,  tan bilateral como sea preciso para lograr sus objetivos.  Esto puede explicar la falta de referencias a este asunto en los discursos durante la campaña presidencial aunque sí afirmó que debería de fortalecerse el sistema internacional que estaba debilitado.  Dijo:

"Hoy está de moda menospreciar a las Naciones Unidas, el Banco Mundial y otras organizaciones internacionales.  De hecho, se requiere urgentemente la reforma de estas entidades para que puedan mantenerse a la altura de las amenazas en escalada que enfrentamos.  Tales reformas reales, sin embargo, no sobrevendrán con desestimar el valor de estas instituciones, ni al intimidar a otros países para que ratifiquen cambios que hayamos redactado aisladamente.  La reforma real ocurrirá porque convenzamos a otros que ellos también tienen interés en los cambios: que tales reformas harán que su mundo, y no solo el nuestro, sea más seguro". [ix]

En suma

El tono del discurso de Obama sobre América Latina y el multilateralismo es menos unilateral que el de Bush y los republicanos.  El eje de la seguridad es una constante y una política de Estado aunque con el matiz en la creencia de que deben de tener una política homogénea para toda la región y no políticas singulares por país.  Mirarán a América Latina con ojos de iguales aunque la historia diga que su pasado marca a ambas partes en una desconfianza que tardará en irse,  tras treinta años de política agresiva de subordinación.  El libre comercio y el muro se mantendrán.

- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente  de ALAI e  integrante del Observatorio Económico de América Latina (OBELA).



[i] Max Boot, “Think Again: Neocons” en Council on Foreign Relations, New York, 2008.  http://www.cfr.org/publication/7592/think_again.html

[ii] Ver la base de datos The Iran-Contra Affair 1983-1988, http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsa/publications/irancontra/irancon.html

[v] Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina, “La Séptima Conferencia Internacional de Estados Americanos (Montevideo, diciembre de 1933)” en http://www.cema.edu.ar/ceieg/arg-rree/9/9-006.htm

[ix] http:Obama's Foreign Policy Stance” (Open Acess), 24 September, 2008, //www.stratfor.com/analysis/20080923_obamas_foreign_policy_stance_open_access (nuestra traducción).

https://www.alainet.org/es/active/30999
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