Confusión Informativa sobre la Masacre de Bagua
- Opinión
La visita urgente del Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas motivada por la masacre de Bagua concluye con una cierta confusión informativa por causa ante todo de la interferencia de
“Debería haber una investigación exhaustiva”, ha declarado el Relator Especial a la conclusión de su visita, añadiendo que la comisión encargada de la indagación debiera ser de un carácter tripartito: gubernamental, indígena e internacional. Asimismo estima que se está produciendo un “cambio positivo” desde la derogación del par de decretos que impulsaban la privatización de propiedades comunitarias, añadiendo que tal cambio debe conseguir una mejor comunicación con la parte indígena y proceder siempre para la puesta en práctica de acuerdos mediante el mecanismo de la consulta a los pueblos indígenas. Tras estas consideraciones el Relator Especial rechazó la posibilidad de que se haya cometido genocidio, pues, arguyó, “genocidio implica el exterminio de un pueblo como definición jurídica internacional”, lo que “no he visto”.
Por su parte, desde Bogotá, donde se encuentra, el Canciller hace sus declaraciones eludiendo la necesidad de la investigación exhaustiva e imparcial y el requisito del respeto a la consulta para el encauzamiento de la situación y centrándose en el descarte del genocidio: “En la entrevista que tuve yo con él (Anaya), él nos dijo a mí y a las ministras que estaban conmigo que no era posible hablar de genocidio y no se debía hablar de genocidio”. El Canciller entiende que la misma visita del Relator Especial sale al paso de “la clara y manifiesta campaña de ciertas organizaciones por exagerar y dramatizar e inventar, digamos, situaciones que no se han dado” y se muestra confiado en que James Anaya cumplirá el papel que se le asigna: “Tenemos amplia confianza en que va a decir su verdad, porque nos interesa que todo sea transparente; no tenemos nada que esconder y tenemos plena confianza”. Ni tiene el detalle diplomático de esperar a su informe, que tendrá por supuesto que elaborarse, ni entiende que haga falta mayor indagación y, aún menos, imparcial.
La indagación ya la ha comenzado la justicia peruana actuando con la parcialidad que le caracteriza. Procesa por diversos cargos a más de sesenta indígenas y a ningún mando policial, militar ni político. Bastantes de esos indígenas están en paradero desconocido y la justicia no se plantea indagar sobre su posible muerte o retención a manos de responsables públicos. Ni el Relator Especial ni el Canciller han declarado nada sobre estos particulares. Cargo de genocidio no se presenta, aunque el Código Penal peruano ofrece base. Y también lo hace desde luego el derecho internacional. “Genocidio implica el exterminio de un pueblo”, ciertamente, pero también algo más. Conforme a
Testimonia el Relator Especial que no ha visto en la masacre de Bagua “el exterminio de un pueblo”. Ni total ni parcialmente, desde luego. Pero para
¿Por qué no estima el Relator Especial que pueda haber genocidio? Adviértase bien. En el caso no es que constituya genocidio una masacre, pues no es así ciertamente. Es que puede constituirlo la política gubernamental y la actividad empresarial, todo esto que hasta ahora, en su rápida visita, no ha podido analizar el Relator Especial. Cierto es que en el ámbito internacional impera una idea restrictiva de genocidio. Empezó a gestarse con los términos de la ratificación de
Hay más explicaciones: “El objetivo del gobierno es evitar la destrucción que vienen perpetrando contra el bosque amazónico los mineros informales que contaminan con mercurio los ríos, los sembradores ilegales de coca y quienes practican la tala ilegal y el contrabando de madera”. Sobre derechos indígenas tampoco hay cuestión pues es en dicho contexto donde se comprende una serie de leyes y decretos: “Para defender este patrimonio ecológico de la humanidad, reforestar las áreas destruidas y establecer el orden, el gobierno impulsó una legislación moderna”. Si otra cosa se ha entendido en medios indígenas es porque “movimientos políticos extremistas difundieron entre los nativos que se les arrebatarían las tierras”. Con este despliegue ejercicio de transparencia todo queda cristalinamente claro. Ya se sabe ahora por qué las empresas extractivas irrumpen, concesión gubernativa mediante, en
En esta instrucción de
Bartolomé Clavero es Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas
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