calendario de la resistencia
Septiembre: Estado de México, la novena estela. (La bonanza del rico se construye, con la complicidad de los políticos, sobre el despojo a los pobres)
16/02/2003
- Opinión
En veces volando y en veces rodando, en veces nube y en veces piedra, llegan la
mano y la mirada al noveno mes del calendario: septiembre. Y, al llegar a
septiembre se llega también al estado de México. Esta es la entidad más poblada
de la República Mexicana (más de 13 millones en el año 2000), y con más
contrastes en su sociedad: unos cuantos poderosos (cuyos nombres se confunden
con los de los políticos) con una riqueza insultante; y unos muchos pobres con
una miseria que daría pena si no es por la dignidad con la que resiste.
El estado de México tiene casi un millón de indígenas. Zapotecos, totonacas,
otomís-Hñahñú, nahuas, mixtecos y mazahuas, entre otros, viven y resisten frente
uno de los mayores despojos de la historia de este país.
La nube es sincera en su desconcierto: en estas tierras, basta caminar un poco
para ver grandes centros comerciales y lujosas áreas de recreo; y, a unos
metros, comunidades sin los mínimos servicios. Si alguien quiere un ejemplo de
lo que el neoliberalismo proyecta para nuestro país, bastaría que se diera una
vuelta por el estado de México. Aquí conviven una riqueza que asquea por su
opulencia, una corrupción desenfrenada de la clase política (PAN, PRI y PRD -y
los enanos- que no sólo compiten en las elecciones, también en cuál crimen es
mejor organizado), una pobreza extrema, y una digna resistencia.
Nomás entrando a estos suelos, un volante tirado en cualquier calle señala y
acusa:
''Estado de México: Nido de Políticos Delincuentes: José Antonio Ríos Granados,
Tultitlán, PAN, robo por 90 millones de pesos; José Antonio Domínguez, Atizapán,
PAN, asesinato y robo de 300 millones; Eulalio Esparza Nieto, Chalco, PRI, robo
por 20 millones; Rigoberto Amado Quintanar, El Oro, PRI, despojo, abuso de
autoridad y daño en propiedad ajena; Juan de la Cruz Ruiz, Temascalcingo, PRI,
despojo; Rafael Pérez Martínez, Tequixquiac, PAN, despojo; Zeferino Reséndiz
Segura, Tenancingo, PRI, abuso de autoridad y difamación; Fernando Covarrubias,
Zavala, Cuautitlán Izcalli, PAN, nepotismo y robo; Edelemira Gutiérrez,
Cuautitlán, PAN, peculado; Roberto Zepeda Guadarrama, Chapa de Mota, PAN, abuso
de autoridad; Guillermo Espinoza González, Huixquilucan, PAN, fraude; Félix
Ismael Germán Olivares, Tecámac, PAN, robo y desvío; Agustín Hernández Pastrana,
Ecatepec, PAN, robo, desvío e irregularidades administrativas; Ignacio Anguiano
Martínez, Coyotepec, PRI, robo, desvío; Miguel Bautista López, Nezahuacóyotl,
PRD, robo, faltas administrativas; Julián Angulo Góngora, ex alcalde de
Cuautitlán Izcalli, PAN, robo y cohecho por 20 millones; Sergio Gamiño, ex
alcalde de Coacalco, PAN, robo y cohecho por 20 millones; Carlos Cornejo Torres,
ex alcalde de Chimalhuacán, PRI, asesino. (Fuentes: Congreso del estado de
México, Contraloría Interna y Contaduría General)''.
La nube, tal vez aún mareada por el viaje, hace un paso desordenado por los
cielos mexiquenses:
Allá está San Salvador Atenco, donde el despojo, disfrazado de aeropuerto, fue
frenado por una firmeza que sorprendió a políticos y empresarios. Pero el
aeropuerto no iba solo, incluía carreteras. Los campesinos de Atenco han
encontrado que la familia Salinas de Gortari estaba adquiriendo terrenos en las
afueras del municipio, justo en el entronque de dos carreteras, para la
construcción de un centro hotelero de cinco estrellas. El Consejo Popular
Municipal de San Salvador Atenco está siendo hostigado por los partidos
políticos para que le entren a las elecciones, como si no pesaran sobre los
campesinos hasta 300 órdenes de aprehensión.
Eso que se ve allá es Ecatepec, que no es el gallinero del obispo golfista
Cepeda, sino tierra de dignidad que resiste. Ahí el municipio pretende expropiar
terrenos destinados a vivienda para la construcción de una carretera de seis
carriles y de más de cien metros de ancho. Esta carretera irá de Ecatepec en
dirección a San Salvador Atenco y era parte de la conexión del aeropuerto de la
ciudad de México. Los intentos de desalojo siguen vigentes aun cuando el
aeropuerto se haya cancelado.
Más allá está Nezahualcoyotl, donde jóvenes estudiantes, chavos banda, punks, y
maestros de secundarias, preparatorias, normal y Cebetis ligan estudio, cultura
y resistencia. Y miren el valle de Chalco, donde el Colectivo Independiente de
Cultura Popular hace trabajo de concientización política con la gente del lugar.
Ahora lo que se ve es Atizapán. Ahí el gobierno panista mandó asesinar a la
regidora María de los Angeles Tamez Pérez, el 5 de agosto de 2001. La regidora,
de tan sólo 27 años, apoyaba la lucha de los comuneros de este municipio. Tal
vez se podría avanzar en la investigación de su asesinato si se le busca por el
lado de las inmobiliarias y las empresas Industrias Resistol y Constructora
Frisa. Y es que en Atizapán los comuneros mantienen la defensa de mil 467
hectáreas de tierras, que legítimamente les pertenecen. Un grupo de altos
funcionarios y empresarios (constructora Frisa) pretenden el despojo de esas
tierras. En la zona de Lomas de San Andrés Atizapán, la ampliación de una
avenida amenaza la vivienda de los vecinos. En el barrio norte de Atizapán hay
problemas con el suministro de electricidad, ya que la distribuidora está en
proceso de concesión a particulares, y lo mismo sucede en San Andrés. La
constructora Frisa, empresa que está en litigio con los comuneros de San Andrés,
quiere hacer un centro comercial y colonial residencial parecido a Santa Fe, que
se conecte con Chilucan y Valle Escondido; la empresa ha formado un grupo
paramilitar para enfrentar a los comuneros. Una parte de las tierras se
encuentran en la franja de bosque de Atizapán y ahí Industrias Resistol pretende
la utilización del bosque para su empresa, a lo que los comuneros se oponen e
intentan hacer un centro comunitario y una cooperativa para (sin cambiar el uso
del suelo y continuar como propiedad comunal) poder trabajar con sus familias
las tierras. La cooperativa se llama Smallyl.
Hasta un campo de futbol es ambicionado por los poderosos. Pretenden convertirlo
en jardín exclusivo de un fraccionamiento, dejando fuera a los habitantes de las
colonias El Potrero, San Lorenzo, Lázaro Cárdenas, Jardines de Atizapán y San
Andrés. En el fraccionamiento Hacienda del Pedregal los colonos fueron engañados
por dos inmobiliarias (First City y Grupo Novo) que quieren cobrarles más de lo
que estipulan sus contratos.
Aquí en Atizapán hay un grupo noble y combativo de jóvenes punks. Algunos están
agrupados en la Red Informativa de Voces Autónomas Libertarias (RIVAL), tienen
un boletín informativo y, junto con las tocadas musicales, realizan pláticas
sobre lo que pasa en México y en el mundo, y circula un fanzine con el muy claro
y sintomático nombre de Patria Amarga. Cuando alguien se refiere a Atizapán como
Atizapunk está nombrando un esfuerzo ejemplar de resistencia cultural.
En Nicolás Romero, los comuneros ven que el comisariado ejidal está haciendo
negocio con sus tierras y ya hay más de 20 casos de fraude, extorsión y despojo
de sus predios mediante engaños; además, ha estado amenazando a los ejidatarios
con golpearlos si dicen algo.,
A los colonos de Loma la Cruz y Clavo de Oro, cuarta sección de San Isidro, el
municipio quiere quitarles su pozo de agua para entregarles agua entubada de la
que viene del río Lerma. La razón de por qué quieren quitarles su pozo es porque
quieren alimentar las fábricas que de manera irregular se han apostado dentro de
la colonia. No es todo, se sabe que muchos de los habitantes de estas colonias
tienen problemas de insuficiencia renal. La razón puede encontrarse en el río La
Colmena, donde arrojan sus desperdicios las fábricas de cartón y plástico, que
contamina los pozos a través del subsuelo.
En Cuautitlán Izcalli, en la colonia San Juan Atlamilca, la avaricia de los
empresarios y autoridades arranca árboles para construir carreteras. Después de
los árboles seguirán las viviendas. En la colonia Axotlan, el gobierno municipal
está desecando una laguna para fraccionar inmediatamente después la zona; los
habitantes, al darse cuenta de la situación, investigaron cuál era la causa del
problema y descubrieron toda la intención del municipio de abrir zanjas para que
por allí saliera el agua. Los vecinos comenzaron a tapar las zanjas con lo que
tuvieron a la mano y de nuevo la laguna se llenó.
En Tlaneplantla, los colonos de San Andrés Atenco y Lomas de San Andrés
mantienen la defensa de sus casas por la amenaza de ampliación de la avenida.
Igual sucede con los colonos de la Pancho Villa, en donde además de la bronca de
la avenida se están organizando contra los partidos que tienen cargos dentro del
municipio, ya que le dan permisos a bares y cantinas cerca de las escuelas.
Ahora la nube ha visto algo. Eso que se ve es Huixquilucan. Ubicado al poniente
de la ciudad de México, junto con Cuajimalpa y la delegación Alvaro Obregón,
alojan a Santa Fe, la ciudad modelo del neoliberalismo. Sin embargo, a sus
alrededores sólo hay pobreza, problemas de embotellamientos, crecimiento urbano
irregular, la gente habita en barrancas con pésimos servicios de agua, drenaje y
alcantarillado.
Huixquilucan, por ser colindante con esa copia mala del Houston norteamericano
que es Santa Fe, ha sufrido dos procesos importantes; por un lado, una expansión
y crecimiento de nuevas ciudades amuralladas exclusivas para los ricos de la
ciudad de México: La Herradura, Interlomas y Bosque Real. Estas dos últimas ya
cuentan con todos los servicios; carreteras perfectamente asfaltadas, drenaje,
agua potable (que no provienen del sistema Cutzamala, sino de manantiales que
hay en la zona), hospitales de primer mundo, escuelas de educación básica media
y universidades ''de gran prestigio''.
Sin embargo, los habitantes de Huixquilucan que viven en las llamadas zonas
populares y rurales ven pasar presidentes municipales de todos los partidos sin
que nadie haga nada por mejorar los servicios de carreteras, drenaje,
alcantarillado, servicios de salud, escuelas etcétera. En todo Huixquilucan sólo
hay una universidad tecnológica; se cuenta con los dedos de una sola mano el
número de preparatorias.
Los presidentes municipales del PRI y del PAN aprovecharon muy bien las reformas
al artículo 27 constitucional, pues desde inicios de los 90 se han aliado a las
constructoras para presionar a los campesinos para que cambien su uso del suelo.
De alrededor de 25 pueblos de la zona rural que tiene Huixquilucan, sólo tres
mantienen una tenencia comunal de la tierra. Dos de ellos, San Francisco
Ayotusco y Santa Cruz Ayotusco, llevan más de cinco años en un juicio agrario
por el reconocimiento de todo su territorio comunal. En este juicio sólo les han
reconocido 120 hectáreas, cuando están en juego alrededor de 5 mil. Mientras,
Santiago Yancuitlapan y oros pueblos de aquí luchan por defender el agua.
De la vanidosa Santa Fe vuela la nube hasta La Marquesa. Hay ahí una historia de
la cual aprender. Una historia de dignidad que resiste, que no se deja.
Y, como siempre pasa en este tipo de acontecimientos, una historia donde las
mujeres dan el ejemplo.
En el mes de octubre de 2002, los habitantes de La Marquesa se enteraron de que
un grupo de empresarios nacionales y extranjeros, apoyados por el gobierno de
Montiel y con la anuencia de las autoridades ejidales y comunales, tenían sus
ojos puestos sobre estas tierras. El proyecto lo difundieron por todos sus
medios dentro de los círculos del sector privado, pero ni una palabra a la
población. La reacción no se hizo esperar: comuneros, ejidatarios y avecindados
organizaron diversas reuniones para discutir el asunto y mostraron su rechazo
absoluto a los que calificaron como una venta disfrazada de sus tierras y
bosques. Según la información obtenida por la población sobre tierras ejidales
de Acazulco, en la zona denominada La Marquesa, se pretende construir un parque
temático. A los ejidatarios les pagarían una cantidad de dinero por rentar la
tierra durante tres años. Con el lema ''Todo México a La Marquesa'', el proyecto
tiene como objetivo aprovechar el turismo urbano de la ciudad de México.
La Marquesa -con sus mil 580 hectáreas- fue declarado parque nacional en 1938 y
quedó en manos de la comunidad otomí de Acazulco. A la fecha, el gobierno
federal les ha expropiado diversas propiedades, entre las que se encuentran
terrenos para la Comisión Federal de Electricidad, el gasoducto de Pemex, el
Instituto de Investigaciones Nucleares, la ampliación de la vieja carretera
México-Toluca, la autopista México-Toluca, entre otras. De dichas expropiaciones
sólo se les ha indemnizado con un centro de venta de artesanía -que nunca pueden
utilizar-, un par de columpios y una resbaladilla. Nunca les han pagado las
expropiaciones sufridas. Ahora pretenden expropiarles las tierras en las que se
encuentra el caserío de La Marquesa, en donde viven 380 familias. Tanto las
autoridades federales como estatales pretenden que se regularice el uso del
suelo para terminar con la propiedad ejidal y venderlas a 57 grandes empresas -
que conforman un patronato y en donde no aparece la comunidad de Acazulco.
Entre las empresas que están en el jugoso negocio se encuentran las siguientes:
Tribasa, Bayer, Televisa, Tv Azteca, Kaufman & Broth, Mercedes Benz, Bancomer,
Volkswagen, Crisa, Club de Golf Los Encinos, Nissan, Fraccionamiento San Martín,
Herberts, Sacsa, BMW, Bernardo Quintana, Hoteles Fiesta Americana, Clemente
Serna, Coca Cola, Pepsicola, Cervecería Modelo, Hotel Holiday Inn, Cervecería
Cuauhtémoc, Bimbo-Barcel, Nestlé.
En mayo-septiembre de 1999, a los habitantes de la zona el gobierno del estado y
un grupo de particulares les ofrecieron una serie de cursos de hotelería y
gastronomía. Los habitantes les preguntaron para qué eran dichos cursos, y las
autoridades nunca contestaron. Actualmente los habitantes de La Marquesa están
viendo cómo enfrentar la nueva expropiación (en la que pretenden pagarles $1.70
por metro cuadrado) de manera organizada y legal. Las autoridades del estado de
México intentan presionar para sacarlos de la zona comercial de La Marquesa.
Vuelta piedra de nuevo, la nube se cuela a la iglesia de San Jerónimo, en el
pueblo de Acazulco. Hay una asamblea y más de 300 indígenas otomíes discuten
acalorados el asunto del proyecto turístico del que sólo sabían por rumores. Un
grupo de jóvenes del ejido presentan el proyecto que se intenta imponer y dan
información sobre los proyectos de inversión privada en la región que amenazan
sus derechos sobre tierras y aguas. ''Nos dijeron que iban a hacer un parque que
iba a ser de beneficio para la comunidad. Que se iba a invertir un millón de
dólares y que iban a rentar las tierras'', informa un joven acazulqueño que
cuenta con estudios universitarios. Una señora replica: ''¿De qué vamos a vivir
si nos quieren quitar la tierra?'' Mujeres mayores asienten con la cabeza y
comentan entre sí en otomí. La indignación crece. Hace apenas un año les
expropiaron 13.5 hectáreas del caserío de La Marquesa y como indemnización les
quieren pagar 120 pesos. Hoy el comisariado ejidal dice que es posible vender
pero con un poquito más de dinero por metro cuadrado, ''lo que es una
grosería'', dice Antonio, viejo ejidatario que ahora vende quesadillas a la
orilla de la autopista México-Toluca, ''la más cara de México'', añade. Uno de
los ejidatarios, de nombre José, propone que comparezcan las autoridades
ejidales y comunales para aclarar su posición. Sigue la palabra entre estos
otomís: ''La única solución es organizarnos. No podemos quedar pasivos. Tenemos
que defender nuestra forma de vida, nuestra tierra, muestra cultura. Nos quieren
engañar. Nos dicen que nos van a dar trabajo, pero como pueblos y comunidades
indígenas nos quieren exterminar. Ellos lo ven como negocio, nosotros lo vemos
como rescate de nuestros pueblos. La dignidad del pueblo no se compra con
migajas''. Anochece y la gente espera, muy molesta, la llegada de las
autoridades de la comunidad y el ejido. Al final de la reunión, ninguno de los
representantes se aparece por miedo a la gente. Entre todos acuerdan convocar a
una asamblea de ejidatarios para tomar una decisión junto con todo el pueblo.
Como agua que baja del cerro, la información sobre el proyecto turístico se
riega por todo el pueblo; circulan fotocopias con la propuesta de inversión,
pero los representantes ejidales y comunales niegan que sea verdad. Una semana
después, ante la presión de los habitantes de Acazulco que demandan información,
el comisariado de bienes ejidales decide convocar a los 370 ejidatarios para
presentarles el proyecto del parque temático. La idea es dejar al resto del
pueblo fuera de la decisión. Como las tierras son ejidales, la decisión legal
corresponde a los ejidatarios, así que los representantes agrarios pretenden
convencerlo del proyecto, que serán socios y les pagarán una buena suma si
aceptan rentar la tierra.
La reunión es convocada en el auditorio ejidal, en plena Marquesa. Y hasta allá
va la piedra. Además de los convocados, llegan decenas de avecindados de
Acazulco, la mayor parte mujeres. El grupo que apoya a las autoridades niega el
paso al lugar a todos los que no sean ejidatarios. Las mujeres y los jóvenes se
indignan y comienzan el forcejeo por entrar. ''No nos dejan pasar porque los
ricos quieren pasar por encima de los pobres, quieren decir a espaldas de la
gente pero la decisión es del pueblo. Aquí no mandan los ejidatarios sino todo
el pueblo'', grita doña Cleotilde, de unos 60 años. La gente está muy enojada.
En los últimos días, las autoridades de la Comisión Nacional del Agua vaciaron
la laguna de Salazar (que formaría parte del proyecto turístico), sin avisar a
ninguna autoridad del pueblo. Además, los mismos comisariados pasaron unas hojas
entre los vendedores de quesadillas, una especie de encuesta en la que preguntan
a la gente en qué le gustaría trabajar. Las mujeres patean la puerta de cristal:
''Queremos enterarnos, déjennos pasar, queremos saber del proyecto que se traen.
Quieren hacer su reunión a escondidas. La tierra es de todo el pueblo'', gritan
molestas.
Isabel Marcial Cesáreo les responde que él no sabe de lo que están hablando,
''es una falsa alarma'', alcanza a decir antes de ser acallado por las
indignadas mujeres que le reviran: ''Pase lo que pase vamos a defendernos''. A
la fuerza se mete un grupo de señoras. Están bravas, ya nadie intenta
desalojarlas: ''Queremos información, que digan la verdad. Somos campesinos y
defendemos nuestros derechos, ya estuvo suave de engaños. A veces nos quedamos
calladas y tenemos miedo, pero ya no queremos eso. Tenemos derecho a entrar''.
Ante la presión y en medio de gritos, los ejidatarios deciden permitir el paso
de todos. Después que entran se da una discusión confusa, todos hablan, hay
reclamos de las mujeres y los jóvenes. El comisariado Guadalupe Espinoza Salinas
informa que la Comisión Nacional del Agua vació la presa para realizar trabajos
de rehabilitación de la cortina. Después dice que todo lo del proyecto turístico
''es puro rumor, que si alguien tiene información que lo diga, porque es falso
todo lo que se dice''. Se arma la gritadera y el debate. ''¿Quién ordenó vaciar
la presa? Eso es criminal'', se alcanza a oír. En ese momento llegan los
representantes de la Confederación Agraria del estado de México, ligados al
gobierno local, quienes son los promotores del proyecto de inversión. Cuando los
presentan para explicar el asunto, la gente los corre porque no quiere ni
oírlos. ''No queremos nada de ustedes, no venderemos la tierra, ni la rentaremos
ni nada'', les gritan las mujeres. Un joven de La Marquesa que estudia en la
UNAM interviene. Aclara que lo único que quiere la gente es información, porque
siempre los quieren despojar de sus tierras. ''Por nuestra tierra pasa la
autopista más cara de México y no podemos usarla libremente.'' Aclara que ''hay
muchas empresas que quieren invertir en la zona; para convencer a la gente le
dicen que van a ser socios, pero luego quién los puede sacar cuando no
cumplan''. El comisariado, en un tono más conciliador, insiste: ''Tenemos que
defender la tierra, nosotros vimos el proyecto y nos parece bien, queremos que
lo vean''.
La respuesta no se hace esperar, al unísono, mujeres y hombres lo callan con un
solo grito: ''La tierra no se vende ni se renta, que les quede claro''.
En medio de la asamblea toma la palabra Javier Peña y se presenta como dirigente
de la Alianza de Pueblos Indígenas de la Sierra Oriente del estado de México y
miembro de la ANIPA, quien se queja de que quieren vender las tierras del ejido.
Habla de cómo se han vendido en forma ilegal algunas partes del ejido como la
gasolinera, una cabaña y un tramo del bosque.
El comisariado revira: ''Sabemos que Peña y su gente azuzan a la gente con lo
del Plan Puebla Panamá, pero lo que quieren es ser diputados o regidores y
conseguir viajes al extranjero''. Otros integrantes del comisariado y algunas
mujeres le recuerdan que no tiene autoridad moral para denunciar nada, ya que él
había defraudado a un valle con 20 mil pesos y que incluso lo habían metido
preso por esa razón. El ex comisariado recordó que cuando Javier Peña estuvo en
ese cargo ejidal hace seis años se ejecutó la expropiación del casco urbano de
La Marquesa y que no hizo nada para impedirlo ni metió ningún recurso legal. Es
más, se dice que quiso negociar el pago de 5 millones de pesos como
indemnización, cuando a la gente le decía que pedían 2 millones. ''Y ahora dice
que defiende al ejido. Eso es defraudar a la gente.'' El hermano de Javier Peña
justifica a su familiar: ''Todos cometemos errores'', dice. En su relato,
recuerda que un grupo encabezado por Javier Peña fue a los Pinos, ''nos reunimos
con Xóchitl Gálvez, que es amiga de Javier (Peña), nos dijo que Fox no aceptó lo
de Atenco porque no va a pasar por encima de la gente''. Se escuchan voces
denunciando que Peña con ello busca ''negociar a espaldas del pueblo''. Alguno
más le dijo que lo que buscaba era una candidatura a diputado por un partido.
Javier Peña intentó defenderse pero todo fue inútil. La gente no lo escuchó, a
pesar de presentarse como dirigente de la Alianza de Pueblos-ANIPA.
La asamblea continuó y al final votó rechazar el proyecto y no permitir que se
apoderen de sus tierras y bosques. Las autoridades amagaron con renunciar, pues
habían sido derrotados.
La gente les tomó la palabra, pero lo importante no era eso, sino echar para
atrás cualquier intento de vender la tierra y lo había logrado. Por esa razón,
la principal vergüenza de las autoridades fue rendir cuentas ante el pueblo y
ser evidenciados por todos, el principal castigo fue ése, y los dejaron
continuar con la advertencia de que estaba claro que no podían firmar ningún
papel ni hacer negocios con nadie si no lo aprobaba el pueblo. "Entre todos
tenemos que defender la tierra, para qué nos peleamos entre nosotros. El día que
perdamos el ejido ya no tendremos con quién pelearnos. Por eso todo el pueblo
tiene que rechazar el proyecto turístico de los extranjeros", dice el joven
otomí que estudia en la UNAM.
Al final, la asamblea se disuelve y la gente se va a ver la prensa para
comprobar si es cierto, como dicen que ya la están volviendo a llenar. Al mirar
el espejo de agua que va creciendo y subiendo de nivel, todos voltean a verse
entre sí y orgullosos sonríen, ciertos de que esta vez los hombres y mujeres de
Acazulco se opusieron a los planes empresariales de quienes codician su tierra
para convertirla en un negocio.
También sonriendo la piedra vuelve a ser nube y se va recordando lo que dijo una
señora de más de 60 años, orgullosa de decirlo en otomí: "en las tierras de
nuestros ancestros que la defendieron con su sangre, tenemos que saber guardar
la tierra que nos heredaron. Por eso no vamos a vender nada ni nos vamos a
dejar".
En los días posteriores del calendario: Montiel hace público su apoyo al
proyecto de reordenamiento de La Marquesa y que actuará contra quienes no estén
de acuerdo. Javier Peña se presenta en cuanto lugar puede para decir que
"defendió" La Marquesa y es candidato suplente por el PT para el cuarto
distrito. Los comisarios ejidales tratan, junto con la CNC y el gobierno del
estado (directamente con Montiel), de imponer nuevamente su proyecto.
Vuela la nueve hasta Atlapulco. Para los pueblos limítrofes con el valle de
Anáhuac como Atlapulco, en la parte más alta del valle de Toluca y del valle de
México, su calidad de tributarios de ciudades como Huixquilucan, Lerma y el
Distrito Federal, los tiene levantados en resistencia pacífica desde hace varios
años, pues sus bosques son los que recargan de oxígeno a las urbes, mientras la
falta de agua seca sus tierras para irse a las grandes industrias y lujosos
centros vacacionales.
Atlapulco tiene una historia digna de recuperarse. Hasta hace unos años era una
de tantas poblaciones que había perdido los rastros de su pasado indígena, que
no conocía que su posición geográfica lo vinculaba con Chalma y Malinalco antes
de la Conquista. Pero resultó que, haciendo unas excavaciones, se hallaron
primero un glifo ñahñú y después los restos de un templo teotihuacano, lo que de
inmediato despertó entre sus habitantes la inquietud por recuperar su historia y
reivindicar su origen. San Pedro Atlapulco está a medio camino entre Toluca y el
DF, enclavado en pleno bosque de oyameles y en su territorio se halla el famoso
Valle del Silencio. Su posición geográfica y estratégica era inmejorable. Le
llamaban con justa razón el gran mirador por situarse en el vértice más alto del
valle de México y del valle de Toluca. Hoy, como muchos otros enclaves indígenas
en el estado de México, Atlapulco, perteneciente al municipio de Ocoyoacac,
emprende una resistencia en defensa de su territorio, su historia y su cultura a
orillas de la ciudad más grande del mundo.
Así hablan Mario Flores Juárez, presidente del comisariado de bienes comunales
de San Pedro Atlapulco, y Juan Dionicio:
"Somos una comunidad que está a 45 minutos de la ciudad (de México) si te vienes
por la libre, pero a una media hora, si viajas por la de cuota. Estamos cerca de
otra gran ciudad, Toluca, cuyo cinturón urbano, incipiente, se acerca, como
también lo hace el municipio de Lerma, un área industrial que viene en
crecimiento acelerado. El 14 de agosto de 1946 el gobierno federal le reconoció
y tituló a nuestra comunidad 7 mil 110 hectáreas, 3 mil 800 de las cuales son de
bosque comunal. La otra parte son de asentamiento o parcelas. Nuestra comunidad
fue titulada de manera conjunta con otros dos núcleos agrarios: San Miguel
Almaya y Santa María Coaxusco, en el municipio de Capuluac. Por ser comunidad
somos un freno real al crecimiento de la mancha urbana, pero también aportamos
servicios ambientales a Lerma, a Toluca, a Huixquilucan y al Distrito Federal,
por el bosque que poseemos. Por eso es vital que defendamos nuestro territorio.
Eso nos orilla a difundir nuestra situación y que la opinión pública considere
la importancia que tiene nuestra comunidad. Defender el bosque es una medida
tomada por la asamblea. Son bosques invaluables de oyamel que surten o mantienen
la recarga de acuíferos. En estos bosques existen manantiales que surten al
municipio de Huixquilucan, al municipio de Lerma, e incluso al DF.
Como comunidad nos preocupamos en mantener proyectos de vigilancia en tiempos de
estiaje, entre febrero y mayo, cuando los incendios están a la orden del día.
Tenemos programas comunitarios de brigadas contra incendios. Los comuneros, en
brigadas de prevención, hacen brechas contra el fuego. Es un trabajo común que
no es ni reconocido ni remunerado. Los planteamientos culturales son la base
para la conservación, porque mediante el trabajo comunal se implementan
trabajos. En cambio, una vez dándose el proceso de urbanización, se desarraiga
el tipo de organización que permite entender los bosques, la tierra, el
territorio, y los otros elementos que permiten entender la comunidad.
Para nuestra comunidad el bosque, y todo lo que en él nace, es sagrado. La
milenaria relación de nuestro pueblo con sus montes y con sus aguas ha permitido
la persistencia de nuestra cultura y la conservación de la ecología y gran parte
de nuestras actividades religiosas y creencias se encuentran ligadas al bosque,
por lo tanto la destrucción de nuestros territorios implica la destrucción de
nuestra cultura.
De Atlapulco, la nube vuela a San Pedro Tlanixco, municipio de Tenango del
Valle. También su problema principal es el agua, pues el gobierno del estado
concesionó a los floricultores de Villa Guerrero el río de Tlanixco. Los
ejidatarios no se quieren dejar. El comisariado de San Pedro declara: "No nos
vamos a dejar despojar del agua de nuestra comunidad. El gobierno concesionó
todo un río a los floricultores de Villa Guerrero, pero esa agua es nuestra.
Estamos a punto de que no nos exterminen".
Mas allá, en Xalatlaco la comunidad defiende sus tierras, bosques y agua, frente
a la avaricia de la Mercedes Benz.
Esta es la historia que se repite en las comunidades indígenas del estado de
México. Es la misma historia de despojos, engaños, corrupción, represión. Pero
la resistencia ya empieza también a ser historia común para todos estos pueblos.
"Para todos" se repite la nube y, así como al entrar a estos suelos encontró un
volante, al abandonar sus cielos un aire agita otro volante. En él se lee:
"Para todos todo.
Caciques y políticos de los tres partidos políticos (PRI, PAN Y PRD) nos quieren
despojar de nuestras tierras. Para nosotros y el futuro de nuestros hijos la
defensa de la propiedad comunal es importante porque:
1. Si conservamos nuestras tierras de ella podremos seguir comiendo.
2. Con la tierra comunal nuestros hijos y nuestros nietos tendrán vivienda.
3. Si permitimos la pequeña propiedad, el municipio nos cobrará el impuesto
predial y el consumo de agua haciéndonos más pobres y expulsando a quienes no
paguen. Por si no lo sabías el impuesto predial en Huixquilucan es el más alto
de América Latina.
4. Ya sabemos que del municipio nunca hemos recibido nada, ya que se lo entregan
a los grandes inversionistas. Las avenidas, las calles y el entubamiento del
agua son producto del trabajo de nuestra comunidad. El impuesto predial sería un
botín más para los políticos que se enriquecen con nuestro trabajo diario.
5. La expansión urbana de multimillonarios (Bosque Real) se acerca a nuestras
tierras. ¿Qué han ganado los pueblos que han vendido su tierra? ¿Viven en
mejores condiciones? ¿Tienen más escuelas, hospitales, centros culturales? Por
el contrario, estos proyectos nos quitan nuestra tierra, talan bosques,
derrochan cantidades inmensas de agua y nos condenan a la miseria. Ni siquiera
tenemos un centro de salud y nuestras pocas escuelas se encuentran en muy mal
estado. Los políticos de todos los partidos políticos gobiernan para los ricos y
contra nosotros ¡YA BASTA! Ya no creamos en los políticos, sino en lo que
nosotros podemos hacer. ¡Defendamos nuestras tierras y nuestra comunidad!"
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
https://www.alainet.org/es/active/3164
Del mismo autor
- Rebobinar 3 17/11/2013
- 30 años del Ejército Zapatista de Liberación Nacional 17/11/2013
- El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional anuncia sus siguientes pasos 30/12/2012
- ¿No los conocemos? 29/12/2012
- Al pueblo rebelde de Chile 05/10/2011
- Carta al Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio 07/06/2011
- Sobre las guerras 15/02/2011
- “Cuba es algo más que el extendido y verde caimán del Caribe” 22/12/2007
- Entre el árbol y el bosque 17/07/2007
- La guerra de conquista: el nuevo despojo... 5 siglos después 27/03/2007