Golpe: Arias mediador

09/07/2009
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Bajo intensas presiones gobierno golpista se prepara a dialogar

Al cierre de esta edición, el derrocado presidente Manuel Zelaya se disponía a entablar un diálogo en Costa Rica con el gobernante golpista Roberto Micheletti, bajo los auspicios del mediador el mandatario costarricense, Oscar Arias.  Con el respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA), que suspendió a Honduras de dicho organismo, y del gobierno de Estados Unidos, ambas partes se sentarían a buscar una salida, pero bajo posturas inflexibles.  Zelaya, con el pleno respaldo internacional exige la destitución del “gobierno usurpador” y Micheletti con el apoyo institucional y de sectores religiosos, empresariales y civiles de derecha, así como de los sectores conservadores latinoamericanos y estadounidenses, deja claro que no negociará el retorno de Zelaya al poder.  La aceptación de Arias como mediador, surgió luego de las conversaciones sostenidas esta semana entre Zelaya y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en la que la ex primera dama solicitó la mediación de Arias.  Igualmente, ocurrieron pláticas entre una delegación pro gobierno interino con funcionarios del gobierno y congresistas estadounidenses.  En ese marco, Zelaya obtuvo un nuevo triunfo luego que el gobierno de EEUU confirmó la suspensión de la ayuda militar y de parte de la ayuda económica, y amenazó con suspender el total de la ayuda para el desarrollo al gobierno de facto.

M icheletti llegó a Costa Rica, en un escenario marcado por la violencia y represión ejercida contra miles de partidarios del gobernante defenestrado, Manuel Zelaya, quienes vieron frustradas sus expectativas de recibirlo el domingo 5 de julio, luego que el gobierno de facto le obstaculizara su arribo a Tegucigalpa.  De acuerdo con la Delegación por la Democracia y los Derechos Humanos, han ocurrido múltiples violaciones a los derechos fundamentales, tras el golpe de Estado.  Esa instancia, en donde aparece la guatemalteca Rigoberta Menchú, denunció cinco ejecuciones extrajudiciales, más de 120 detenciones de manifestantes, 180 detenidos por el toque de queda, 18 personas procesadas por asociación ilícita, sedición y cierre de medios de comunicación, entre otros abusos.

Paralelamente, las principales fuerzas internacionales pusieron contra la pared al régimen de Micheletti.  Por un lado, la resolución de la OEA suspendió a Honduras, en asamblea extraordinaria celebrada el 4 de julio, lo que se agregó a la decisión tomada días antes por ese organismo, de no reconocer gobierno alguno que resulte electo en el evento electoral de noviembre, o antes, y que esté bajo la égida del gobierno de facto.  Esto fue un nuevo revés para el mandatario golpista.

El 7 de julio, el escenario se le complicó aún más a Micheletti, luego que la Embajada de EEUU en Honduras y el Departamento de Estado, confirmaron la suspensión de la ayuda militar y de una parte de la ayuda para el desarrollo, no así la ayuda humanitaria.  La confirmación incluyó la amenaza de interrumpir el total de la ayuda económica, y la razón para la decisión, según un portavoz del Departamento de Estado, se debió “a la alteración del orden constitucional en ese país”.  Señaló que el monto de la asistencia militar suspendida es de alrededor de US$16.5 millones, y agregó que “Estamos suspendiendo actividades vinculadas a educación básica y algunos programas ambientales y de planificación familiar, así como el apoyo para que el Gobierno de Honduras cumpla las disposiciones (del Tratado de Libre Comercio) CAFTA-RD” (EFE, 7/7/09).

En tanto, la Embajada fue aún más lejos al informar que además de esa suspensión, podría cancelar hasta US$180 millones en otros fondos al gobierno interino, debido al golpe de Estado (Reuters, 7/7/09).  Esa cifra corresponde a fondos de asistencia de los cuales US$50 millones corresponden a 2009, y US$130 millones para cumplir con el programa Metas del Milenio.  En un comunicado de prensa de la instancia diplomática, se señala que “Cartas de la suspensión han sido o están siendo enviadas a las agencias para su implementación”.

EEUU con rol clave

La noticia de la suspensión ocurrió el mismo día en que Zelaya conversó con Clinton y al mismo tiempo que el ex presidente Ricardo Maduro realizó contactos en EEUU con la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, cubana-americana, y férrea crítica de Obama.  La congresista, por cierto, se congratuló de la decisión de Clinton de solicitar la mediación de Arias: “Creo que es la posición correcta que tiene que adoptar el Departamento de Estado”, declaró.

De línea conservadora y con fuertes nexos con la comunidad cubana de Miami, la congresista aparentemente era un vínculo clave a contactar por Maduro, en el entendido que ella representa a sectores conservadores estadounidenses y cubanos que respaldan el golpe de Estado (ver recuadro).  Maduro también se reunió con el secretario de Estado adjunto de EEUU para Latinoamérica, Thomas Shannon, y algunos funcionarios cuyos nombres no se revelaron.

Maduro
es una de las figuras empresariales citada por Radio Globo de Honduras (pro Zelaya ), que informó el 5 de julio, que en horas de la madrugada de ese día habría participado en una reunión con Micheletti, en la que junto a poderosos empresarios como Rafael Villeda Ferrari (telecomunicaciones), Shucry Kaffie (electricidad), Jorge Ramón Hernández Alcerro (abogado y ex secretario de Gobernación y Justicia), Camilo Atala Faraj (banca) y Carlos Flores Facussé le habrían pedido a Micheletti una salida negociada, a lo cual se opuso el golpista.

Según ese medio, estos empresarios, que están entre los principales financistas y promotores del golpe de Estado, le habrían retirado su apoyo (ver nota en esta edición ).  Por esa razón tanto Maduro como Flores Facussé viajaron a EEUU para sostener pláticas en EEUU y poner mayores presiones para buscar una salida a la crisis política.

Trascendió también que esta semana viajó a EEUU, una delegación de políticos y empresarios partidarios de Micheletti, que defendieron el derrocamiento de Zelaya y que aseguran haberse amparado en la Constitución para defenestrarlo, aunque mostraron su disposición a iniciar un diálogo (EFE, 7/7/09).  La delegación compuesta por congresistas hondureños, empresarios y representantes sindicales contó con la presencia del congresista Enrique Rodríguez, del Partido Liberal, el ex secretario de Exteriores, Leonidas Rosa y el ex embajador de Honduras en EEUU del gobierno de Zelaya, Roberto Flores (quien apoyó el golpe) y hoy canciller, el objetivo era que se escuchara “a todas las partes”.  * El gobierno de Obama se negó a dialogar con esta delegación.

Pero según explicó el ex embajador Flores a la prensa, la delegación estuvo toda esta semana en Washington, para buscar apoyos.  Se habría reunido con algunos legisladores como el líder demócrata Eliot Engel, el congresista republicano Lincoln Díaz-Balart (cubano-americano) y la congresista demócrata Gabrielle Gifford.

Pareciera entonces que es en el gobierno de EEUU y en las fuerzas conservadoras opuestas a Obama (por ejemplo, Heritage Foundation, en parte por su capacidad de cabildeo en las altas esferas) que descansa la salida política a la crisis.  Pero por el momento será la larga experiencia mediadora de Arias, y las fuerzas enfrentadas en Honduras, que tendrán que encontrar las vías para el retorno a la institucionalidad.  Por ahora, se encuentra una propuesta del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera, aunque desfavorable para Zelaya, de ofrecerle una amnistía política que eliminaría los cargos exclusivamente políticos, no así los legales, que se le imputan.  Algo que seguramente será rechazado por el aún Presidente, reconocido por la OEA y EEUU.

Durante la conferencia de prensa brindada por Clinton, tras las conversaciones sostenidas con Zelaya el 7 de julio, la secretaria de Estado a pesar de dejar claro que su gobierno apoya el restablecimiento del orden constitucional democrático en Honduras y de respaldar la Carta Democrática de la OEA (que sirvió de apoyo para la suspensión de Honduras), no quiso aclarar la pregunta que lanzó un periodista de si por ese orden constitucional se debía entender el retorno de Zelaya al poder.  Pero aunque dejó en manos de Arias, Zelaya y Micheletti resolver la situación, continuamente se refirió a Zelaya como “el presidente Zelaya”.

En todo caso a Arias se le presenta un escenario cuesta arriba.  Tanto Micheletti como Zelaya saben cuál es la situación de la correlación de fuerzas y las limitaciones que tienen en este pulso político.  Zelaya ha manifestado que no llega al diálogo a Costa Rica a negociar, posición de fuerza que ha ganado por el gran respaldo popular y las continuas protestas que se mantienen en el país a favor de su retorno, y las que hoy encabeza su esposa Xiomara Castro.  Ese apoyo popular ha sido puntal para el espaldarazo internacional y de EEUU sobre todo, para Zelaya, quien ha reiterado que su regreso al poder y la destitución del “Gobierno usurpador” es innegociable.  Exige su restitución inmediata e incondicional y que los responsables del golpe sean juzgados por romper el orden constitucional.

En el otro extremo, Micheletti dice que todo es discutible menos el retorno de Zelaya como presidente y ratificó que de volver al país será arrestado por traición a la patria, abuso de poder y actos de corrupción.  Incluso aseguró que las conversaciones con Arias serán exclusivamente con él y no estará presente Zelaya, en claro rechazo a dialogar en lo mínimo con el derrocado presidente.

Micheletti
llegó al poder gracias a que en enero se dio la renuncia del vicepresidente de la República, Elvin Santos, hoy candidato presidencial del Partido Liberal, lo cual a Micheletti le abrió las puertas para que con el golpe fuera nombrado presidente de la República, cargo que con la asonada le correspondía asumir a Santos si hubiera estado ocupando todavía el cargo de vicepresidente.  Y fue el pleno respaldo otorgado por las organizaciones de derecha “Paz y Democracia” y la Unión Cívica Democrática de Honduras (UCDH), que Micheletti logró el apoyo suficiente para que las Fuerzas Armadas (FFAA) depusieran a Zelaya.**

Sin embargo, es el abierto respaldo de las FFAA y su discurso ideologizado en el cual descansa la fortaleza de Micheletti.  El golpista, quien aparentemente no busca prolongar su período gobernante, habría ya logrado con el golpe el objetivo propuesto: interrumpir los avances del proyecto que llevaba a Honduras a consolidar las bases de un modelo parecido al de los países que integran la ALBA.

Eso fue explicado claramente en una larga entrevista concedida por el coronel Herbert Bayardo Inestroza, asesor jurídico de las FFAA, a la revista electrónica El Faro y al diario Miami Herald (El Faro, 2/7/09).  Bayardo Inestroza, quien reconoce que “Cometimos (las FFAA) un delito al sacar a Zelaya, pero había que hacerlo”, asegura que el ejército de Honduras no podría convivir con un gobierno de izquierda.  “Si Zelaya vuelve, sería el final del Estado de derecho en Honduras”, asegura.

A la pregunta “¿Aceptarían un acuerdo político para que regrese Zelaya?”, el asesor respondió “No sabría contestarle, porque no me corresponde tomar esa decisión.  Sinceramente...  no sé qué se haría.  Si eso llega a suceder eso va a ser el principio del fin del Estado de Derecho en Honduras.  Porque él (Zelaya) no va a cambiar, va a seguir con sus ideas izquierdistas.  Él lo tiene claro.  Si esa encuesta de opinión se hubiera realizado el domingo, con el resultado ellos legitimaban el proceso, y a las 18 horas del mismo domingo 28 instalaban la Constituyente.  Y una vez instalada disolvían el Congreso y la Corte Suprema, destituían al Fiscal General y descabezaban los mandos de las Fuerzas Armadas.  Lo mismo se ha hecho en otros lados.”

A la última pregunta, “¿Y si al final se dan las condiciones para que Zelaya regrese a la presidencia?”, el asesor respondió: “Yo pido la baja y me voy del país, porque nos van a perseguir igual que los políticos que han estado involucrados en esto.”

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I.  Golpe de Estado en Honduras, golpe al istmo

Diversas reacciones contrarias al golpe de Estado en Honduras, dejan ver los temores expresos de que esa situación no sólo “entusiasma a la derecha” centroamericana, sino que puede repetirse en el istmo.  Incluso, los países sudamericanos, que ya padecieron las dictaduras militares y golpes, han respaldado al gobierno de Zelaya, más en función de sus propios intereses como advirtió la mandataria Cristina Fernández, quien le dijo a Zelaya que lo respaldaba “sólo porque no quería que a ella le pasara algo igual”.  El golpe es “un hecho que nos remonta a la peor barbarie de la historia de América Latina”, aseguró Fernández.

En ese sentido, el gerente de la Presidencia de Guatemala, Fernando Fuentes Mohr, manifestó en una entrevista al diario español Público (3/7/09), que la asonada en Honduras se produjo “Por las características del Ejército hondureño que, creo, aún tiene en sus filas a bastantes de aquellos resabios que trajeron tantos muertos al continente.  También me parece preocupante que el Organismo Judicial de Honduras asuma papeles que no le corresponden, por ejemplo, inmiscuirse en temas políticos.  Me parece inadmisible que la Corte de Justicia haya validado la legalidad de un golpe de Estado que revierte el poder legal”.

Según Fuentes Mohr, “Los golpistas dicen que fue para evitar que el presidente pudiera optar a una reelección.  Pero es un pretexto débil.  En el fondo hay clases sociales que temen una evolución más democrática y popular del país, hacia Hugo Chávez.  Los sectores más reaccionarios que existen en América Latina ven que este camino complica su panorama.  Es el mismo miedo que existía en Guatemala cuando fue elegido Álvaro Colom.”

Para el ministro de Cultura del depuesto presidente Zelaya, Rodolfo Pastor, el golpe fue dado al “eslabón más débil de Centroamérica”, no ha sido “casual o accidental, hay una conspiración (internacional) para dar el golpe”.  Pastor afirma que “hay una derecha internacional y latinoamericana que está alarmada con el prospecto de una América Latina en la que hay cada vez más gobiernos progresistas de diferentes tintes” (EFE 8/7/09).

Esa misma fuente agrega que para Pastor, Centroamérica es una serie de eslabones débiles dentro de la cadena de América Latina, caracterizada por la pobreza y los bajos índices de desarrollo.  La crisis económica está debilitando aún más esas economías, y en el caso de Honduras, la crisis política ha agudizado las perspectivas económicas.

Según Pastor, la “derecha estaría buscando reactivar” a la oficialidad castrense formada durante la época de la Guerra Fría bajo la visión ideológica de derecha “para frenar los proyectos políticos de desarrollo social”.

Para Rebeca Patricia Santos, ministra de Finanzas de Zelaya, hay un alerta sobre el “contagio” que podría producir el caso hondureño en sus vecinos centroamericanos.

Explicó que así como la crisis financiera y económica originada en EEUU repercutió en el mundo, un rompimiento de la gobernabilidad puede también transmitirse a otros países.  “Probablemente el contagio va a ser más pronto en el entorno de la región centroamericana, que aparenta todavía tener muchas vulnerabilidades en términos políticos”, dijo.

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Notas:
*La comisión la completaron, entre otros, el candidato presidencial en las elecciones de noviembre del Partido Cristiano, Felícito Ávila, el congresista Rolando Dubón del partido Nacional; el congresista del partido Liberal, Enrique Rodríguez Buchard ; el empresario Jacobo Kattan y el representante de la Asociación de Manufactureros hondureños, Daniel Facussé.
**La UCDH está integrada por diferentes cámaras empresariales y organizaciones civiles que, según la periodista Eva Golinger, reciben fondos del gobierno de EEUU, de instituciones estadounidenses conservadoras y del Partido Republicano, que en el pasado y en otros países se han involucrado en el financiamiento de grupos golpistas.  Entre esas organizaciones se encuentran el Instituto Republicano Internacional (IRI ) y la National Endowment for Democracy (NED, Fundación Nacional para la Democracia) e incluso de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID ).

https://www.alainet.org/es/active/31713
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