Octubre: guerrero, la décima estela. (Los presos y desaparecidos políticos: la memoria rebelde)
18/02/2003
- Opinión
Hay algo de dolor y de coraje cuando la mano y la mirada llegan a octubre y
a Guerrero. Pero no hay rencor estéril ni derrota resignada en la mano
cuando se hace nube, ni en la mirada cuando se hace piedra. Porque este es
el estado de Guerrero, nombre e historia que sintetizan muchos dolores y
corajes, pero también muchas memorias y no pocas rebeldías.
Guerrero. Más de 3 millones de habitantes y más de medio millón de
indígenas amuzgos, mixtecos, nahuas, tlapanecos.
Vuela la nube azul. Eso que se ve allá al oriente, cerca de Puebla y
Oaxaca, es la Montaña. Tiene su parte alta y su parte baja. La mayoría de
los pobladores son tlapanecos, nahuas y mixtecos. A su solicitud de
alimento, proyectos productivos y de salud, infraestructura para
desarrollarse, el gobierno de Fox respondió con... ¡maquiladoras! Sí, como
en todo el campo mexicano que está siendo destruido por las políticas
neoliberales, en la Montaña de Guerrero abundan la mano de obra barata y
las tierras. Ambas son un botín para empresarios y gobernantes. Y como en
muchas partes del campo mexicano, el principal producto de esta zona lo
constituyen los migrantes. De las zonas cañera y ejotera de Cuautla, hasta
la ciudad de Nueva York, pasando por los campos de cultivo del noroeste de
México, los campesinos guerrerenses emigran en busca del sostén para su
familia. Cuando menos 30 mil migrantes dejan sus campos y casa en cada
ciclo agrícola.
Pero las maquiladoras del plan foxista Marcha Hacia el Sur (nombre de
innegable sentido de conquista) no van solas. El ejército federal y la
policía las acompañan. Sí, con las maquiladoras llegaron más cuarteles del
ejército y de la policía, los retenes, los abusos, la represión. Y con los
soldados llegaron la prostitución, el alcoholismo, el tráfico de drogas. A
los campesinos les expropian las tierras para construir cuarteles y pistas
militares. Y en forma paralela crecen los conflictos entre comunidades. "Lo
que une la historia, que lo divida el capital", parece ser el lema de los
gobernantes neoliberales.
El Centro de Derechos Humanos Tlachinollan denuncia que hay un verdadero
aseguramiento militar en Guerrero, "como una manera de contener el
movimiento social". "En este contexto, existen muchos conflictos
comunitarios, se ha acrecentado la militarización en la zona, pensamos que
para resguardar los espacios de la maquila o para crear las condiciones que
aseguren las inversiones de capitales maquiladores".
En Tlapa, según afirma el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, "un
punto que nos sigue preocupando es precisamente esta tendencia a
militarizar esta región indígena. Como que las salidas del diálogo, de la
concertación social, del desarrollo comunitario, están supeditadas a una
estrategia militar. (Se está) justificando la militarización como una
manera de garantizar la estabilidad en las regiones sin atacar las causas
de la pobreza extrema, de la miseria, de la migración masiva (...)"
Y remata:
"El hecho de que no fuera aprobada la iniciativa de ley en materia de
derechos y cultura indígenas dejó muy claro para las organizaciones
indígenas de Guerrero que es un trabajo bien planeado en el sentido de
tener una ley indígena muy acorde a las necesidades del capital
trasnacional. Las comunidades no van a ser capaces de poder decidir al
interior de sus propios territorios y sobre todo de poder diseñar planes
que tengan que ver más con el etnodesarrollo y donde sean las comunidades
las que decidan."
Y la tajada de la destrucción del campo es tan jugosa que el gobernador de
Guerrero, René Juárez (alias "el negro consentido de ZedilloL"), está
buscando acuerdos comerciales y de inversiones al margen de la Federación,
sobre todo en el ámbito minero, con Canadá y Japón. Y es que se sabe que en
la Montaña de Guerrero hay muchos minerales nuevos que serán útiles para la
tecnología futura. "En Guerrero existen cuatro zonas de minerales metálicos
ricas en oro, plata, cobre, plomo, hierro, zinc, mercurio, antimonio y
tungsteno, de las que sólo se encuentran en explotación Taxco y Mezcala.
Existen también tres regiones con potencial no metálico en barito,
fluorespato, grafito, cuarzo, calcita, dolomita, puzol, toba, mármol, yeso,
amatista, caliza, granito y titanio, así como cobalto, níquel, cromo,
potasio y sal. Estas riquezas se extienden sobre 38 por ciento del
territorio guerrerense. Hoy los gobiernos federal y estatal, y diversas
compañías trasnacionales, consideran a Guerrero una de las entidades con
mayor potencial para el desarrollo minero en México. En foros y
publicaciones, el gobierno estatal anuncia con bombo que planea hacer de
Guerrero una potencia minera nacional, cuyos ingresos superen a los de la
tradicional actividad turística. Actualmente, al menos 11 empresas mineras
de capital japonés, estadunidenses y canadiense realizan en Guerrero
actividades exploratorias." (Rolando Espinosa y Verónica Villa en
hojarasca, 2002.)
De Guerrero es el señor Florencio Salazar, ex encargado del Plan Puebla-
Panamá, y que, para que no hubiera duda de lo que está detrás de ese plan,
pasó a la Secretaría de Gobernación en la llamada "Area de Atención a
Protestas y Movimientos Sociales" (es decir "área de cooptación y represión
de los movimientos sociales").
Pero hay quien no se deja cooptar y resiste a la represión.
Una comunidad situada al pie de la Montaña es Xochistlahuaca. Este
municipio es también llamado Suljaá, que en lengua ñomndaa (amuzga)
significa un lugar llano con flores. En él habitan fundamentalmente
miembros del pueblo amuzgo, junto a comunidades mixtecas y nahuas. Su
historia de resistencia no es nueva; se resistieron al conquistador azteca,
al invasor español, al liberal criollo, al cacique indígena o mestizo. Como
no se rendían, los trataron de exterminar... y fracasaron. Según cifras
oficiales, aquí las dos terceras partes de la población es analfabeta, casi
ciento por ciento no tiene servicios de salud, la mitad no tiene ingresos,
80 por ciento de las viviendas no tienen drenaje y la mitad carece de luz
eléctrica.
"Harto de imposiciones, cacicazgos y miseria, el pasado 20 de noviembre de
2002 el pueblo de Suljaá resolvió elegir a sus propias autoridades
municipales, de acuerdo con el derecho consuetudinario amuzgo, por su
cuenta y a contrapelo de los caciques, los partidos políticos y la ley
electoral vigente en el estado.
"De este modo más de 70 calandyo (principales), ancianos y ejidatarios,
propusieron a la asamblea general comunitaria el nombramiento de siete
nanman'iaan (literalmente, 'los que están sucios porque trabajan') o
autoridades tradicionales. A partir de ese día las autoridades electas
tomaron el difícil encargo de gobernar bajo el principio de 'servir
obedeciendo al mandato del pueblo y no servirse de él', y ocuparon la
wats'iaan ndaatyuaa Suljaa' (casa de trabajo del municipio de Suljaa'),
antes palacio municipal de Xochistlahuaca y sede del ayuntamiento y de
todas las estructuras de gobierno impuestas desde hace siglos y reforzadas
por la 'democracia' electoral en vigor." "Los nanncue ñomndaa retoman su
propio camino". Carlos González García. Ojarasca.)
La lucha de los indígenas de Suljaá mantiene una distancia del poder, no
exige ni reconocimiento ni subsidios, sino respeto, y se mantiene al margen
de la política tradicional y sus formas electorales. Así dicen sus
palabras:
"Hoy retomamos nuestro propio camino, recorriendo el camino nuestro sabemos
hacia dónde vamos, el camino de abajo, el que hemos aprendido, el que nos
enseñaron, el que por siglos recorrieron los abuelos de nuestros abuelos,
el que no se hace de mentiras sino el que se construye a pasos verdaderos,
entre todos y todas, unidos, como el día en que nacimos de esta tierra.
"(...) la conformación de un gobierno autónomo en el importante municipio
de Suljaá (Xochistlahuaca), corazón de la cultura del pueblo nancue
ñomndaa, después de más de 500 años de dominación externa, abre la
posibilidad de la reconstitución de las comunidades y pueblos indígenas de
la región, en particular posibilita la reorganización del pueblo nanncue
ñomndaa, otorgando a nuestras poblaciones una vía para su desarrollo propio
y para la resolución de sus necesidades políticas, económicas, sociales y
culturales, después de años de miseria y marginación."
Sigue la nube por la Montaña de Guerrero. Allá se ven unos policías. La
nube se esconde y mira atenta. Llega esta policía a una comunidad. Pero,
lejos de esconderse o desconfiar, la gente sale con camaritas fotográficas
y les pide a esos policías tomarse una foto con ellos. La nube, extrañada,
pregunta. "Son los comunitarios", es la respuesta. Es desde octubre de 1995
que "los comunitarios", como cariñosamente les llama la gente, son
responsables de la seguridad pública en comunidades de las regiones Costa y
Montaña de Guerrero. Fueron principalmente las comunidades yopes (o
tlapanecas) pero también mixtecas, sin financiamiento gubernamental o
externo, y con la fuerza moral de reducir dramáticamente la delincuencia de
esta zona violenta, las que impulsaron la policía comuntaria. Obviamente el
gobierno de Guerrero no los quiere ni tantito, y el ejército mexicano ha
exigido en varias ocasiones que los comunitarios entreguen las armas, se
asimilen a las policías municipales y estatales, amenazando con ejecutar
las órdenes de aprehensión en su contra.
En la Declaración por seis años de lucha contra la delincuencia y por el
derecho de los pueblos indígenas a la justicia se explica la razón de ser
de la policía comunitaria: "La falta de respuesta eficaz, comprometida y
responsable de nuestras autoridades oficiales nos obligó a los pueblos
indígenas de la región a hacer uso de nuestros derechos fundamentales
consagrados en las leyes de nuestro país, retomando nuestras propias formas
de darnos la justicia de nuestros pueblos (...) Nuestra propia tragedia y
la desatención del gobierno es lo que nos ha constituido y nos ha
enseñado".
Se va la nube y llega a la zona donde trabaja la Organización de Campesinos
Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán (OCESP), nacida
con el objetivo de preservar el medio ambiente. Y para el gobierno no hay
nada tan subversivo como detener la tala de árboles.
El 2 de mayo de 1999 se les declaró formal prisión a Teodoro Cabrera y
Rodolfo Montiel (Premio Goldman Ambiental), quienes fueron detenidos y
torturados por el ejército, procesados y condenados por la justicia
mexicana, y declarados presos de conciencia por Amnistía Internacional. Su
delito: oponerse organizadamente a la destrucción de los bosques.
¡Un momento! ¿Presos de conciencia? ¿Quiere decir "presos políticos"? Pero,
¿y el gobierno del cambio?
Para obtener la respuesta, la nube debe hacerse piedra y buscar a Mamá
Piedra y a las Doñas del Comité Eureka.
Pero, ¿quiénes son estas guardianes de la memoria rebelde?
Ayer, cuando vivíamos bajo la dictadura priísta, en especial en los
sexenios de los nefastos Luis Echeverría Alvarez y José López Portillo, se
utilizó la política exterior como tapadera de una política de te-rror
interna. Se reconocía la lucha de Salvador Allende, en Chile, para esconder
la guerra sucia que se estaba librando en México; se declaraba al Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional, de El Salvador, como fuerza
beligerante para que nadie preguntara sobre los detenidos desaparecidos de
México. Estos son solamente algunos ejemplos de esa política. En esa época
las Doñas del Comité Eureka, familiares de los desaparecidos, tuvieron que
sufrir la incomprensión y muchas veces la ausencia de solidaridad de la
izquierda latinoamericana, porque los representantes de esa izquierda eran
recibidos en Los Pinos o en la Secretaría de Gobernación y se les otorgaba
apoyos nada despreciables, mientras sus compañeros mexicanos se encontraban
en las mazmorras del Campo Militar Número Uno. Desde luego, poco les
importaba la suerte de los mexicanos que se habían levantado en armas,
algunos bajo el influjo de su mismo ejemplo.
Hoy, cuando vivimos bajo el gobierno en el que "todo cambia para que todo
siga igual", los vientos de la globalización le obligan a promover otro
tipo de política. Ahora lo fundamental no es tanto la estabilidad interna,
sino insertarse como socio menor y subordinado a lo que se conoce como
globalización, que no es otra cosa que una nueva distribución del mundo por
los centros de poder financiero-militar, una guerra contra la humanidad.
Pero como muchos de los principales socios mayores de México han planteado
"cláusulas democráticas" para firmar acuerdos comerciales, entonces es
indispensable utilizar la bandera de los derechos humanos para tenerlos
tranquilos. Pero todo esto no significa más que ponerse a tono con lo que
hoy es la política hegemónica del superpoder norteamericano, el cual lleva
a cabo invasiones, masacres y restricciones civiles solamente comparables a
las que se dieron bajo el nazismo. Y todo esto realizado, en el colmo del
cinismo, bajo el manto de los derechos humanos. Y ahí está de ejemplo la
futura guerra contra Irak.
Igualmente en México se siguen violando las garantías individuales
(simplemente hay que ver lo que sucedió en Morelos hace algunos meses con
los ecologistas que pacíficamente se oponían a la destrucción de nuestro
acervo cultural): se siguen cometiendo asesinatos cuyas víctimas son
líderes sociales, siguen las cárceles llenas de presos políticos (tal es el
caso de nuestros compañeros zapatistas en Querétaro, Tabasco y Chiapas, o
los hermanos Cerezo, o los presos del ERPI o del EPR), y sigue sin
resolverse el caso de los detenidos- desaparecidos; más aún, hay nuevos
detenidos desaparecidos políticos producto de este gobierno.
El gran cambio es que ahora no se plantea una política internacional que
sirva como coartada para estas prácticas, la cuestión ya no es ser
tercermundista, ahora solamente hay que estar atentos a lo que diga la voz
del amo, creando la apariencia de que se protegen los derechos humanos,
independientemente de que todo esto se hace pisoteando la ley.
La liberación del general Francisco Gallardo no se hizo reconociendo su
inocencia sino retorciendo la ley con tal de satisfacer a los organismos
internacionales y no molestar a la jerarquía del ejército. Se liberó a
Ericka Zamora porque era insostenible su encarcelamiento, pero si ella es
inocente (que lo es), ¿cuál fue la responsabilidad del ejército que atacó y
masacró a mansalva a los campesinos que estaban reunidos en El Charco, en
Guerrero? Se libera a los campesinos ecologistas de la sierra (Montiel y
Cabrera), pero no se reconoce su inocencia, incluso en una sentencia
posterior se confirma su culpabilidad y si se les mantiene en libertad es
por la presión internacional; más aún, los caciques talamontes y su jefe y
protector, Rubén Figueroa, siguen sin ser siquiera citados para declarar
(muy posiblemente lo sean cuando ya haya finiquitado la posibilidad de ser
enjuiciados).
En especial es indispensable destacar el significado de la lucha del Comité
Eureka por la presentación con vida de todos los detenidos-desaparecidos
(538 documentados por las Doñas, de los cuales 214 casos son de Guerrero, y
de éstos, 172 se realizaron en 1974). En diciembre de 2001, por fin, el
Senado decidió ratificar la Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas, adoptada en la ciudad de Belem, Brasil, el 9 de junio
de 1994. Parecería que con esto se estaba dando un paso fundamental hacia
la solución de este terrible problema, pero al mismo tiempo formuló una
reserva y una declaración interpretativa. Al hacer esto se está violando el
contenido fundamental de la convención y, sobre todo, se comete una nueva
burla contra las víctimas (y sus familiares) de esa terrible práctica de la
desaparición forzada, caracterizada por la resolución 47/133 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas como un crimen de lesa humanidad.
La reserva del Senado de la República de los Estados Unidos Mexicanos se
refiere al reconocimiento del fuero de guerra de los militares que
cometieron el delito de la detención- desaparición, con lo cual se les
garantiza que no serán juzgados por tribunales civiles.
Y, por otro lado, en la declaración interpretativa se plantea que las
disposiciones de dicha convención se aplicarán a los hechos que se ordenen,
ejecuten o cometan con posterioridad a la entrada en vigor de lo aprobado
por el Senado. Es decir, impunidad para el pasado.
Con estos dos puntos se viola el artículo IX de la convención, en el cual
se plantea lo siguiente: "El delito de desaparición forzada de personas
sólo podrá ser juzgado por las jurisdicciones de derecho común competentes
de cada Estado, con exclusión de toda jurisdicción especial, en particular
militar. Los hechos constitutivos de la desaparición forzada no podrán
considerarse como cometidos en el ejercicio de las funciones militares". Y
el artículo III: "Dicho delito será considerado como continuado o
permanente mientras no se establezca el destino o paradero de la víctima".
Lo cual nos permite concluir que se está violando el artículo XIX de la
misma, que a la letra dice: "Los Estados podrán formular reservas a la
presente convención en el momento de firmarla, ratificarla o adherirse a
ella, siempre que no sean incompatibles con el objeto y propósito de la
convención".
Con la reserva y con la declaración interpretativa, el Estado mexicano está
garantizando la total impunidad para los que cometieron y ordenaron la
desaparición de cientos de mexicanos.
Por todo eso el Comité Eureka tiene totalmente la razón, ya que pone el
dedo en la llaga al señalar que no sirve para nada una fiscalía especial,
que supuestamente va a investigar las desapariciones, si desde antes de que
presentara su plan de trabajo, desde antes que les pidiera muestras de
sangre a las madres de los desaparecidos de Sinaloa, desde antes que
abriera pomposamente sus oficinas en Guerrero, ya no tenía materia de
trabajo.
¿O será que realmente de lo que se trataba era de crear una parafernalia
que sirviera para tener algo que responder, cuando en sus constantes giras
por el mundo el señor Fox es cuestionado sobre la violación de los derechos
humanos en México?
Cuando en Argentina se decidió llevar a cabo la investigación sobre la
guerra sucia, se nombró una comisión especial, encabezada por el gran
escritor Ernesto Sábato -no por un gris burócrata-, la cual realizó un
trabajo impecable. Los criminales y torturados directos, junto con sus
jefes, fueron sentados en el banquillo de los acusados. Al final, de manera
impúdica, el jefe de Estado decidió perdonar a todos, y elaboró la Ley de
Punto Final.
Claro que nos da gusto ver a Luis Echeverría Alvarez como indiciado para
investigar las masacres del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971,
pero ese gusto se desvanece cuando sabemos que se han retorcido de tal
manera las leyes que no será tocado, y así como él, todos los funcionarios
involucrados.
El show está perfectamente montado y ahí incluimos la supuesta indignación
del fiscal especial, el cual por cierto era funcionario de Luis Echeverría,
en la misma Secretaría de Gobernación, dependencia en la que se planeó y
realizó la guerra sucia contra miles de mexicanos.
Ahora, para lavar la cara del Estado mexicano, se quiere reducir la
responsabilidad de la guerra sucia en un puñado de sicarios del poder:
Francisco Quirós Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro y Miguel Nazar
Haro. Lo que se oculta es que se trató de una política de Estado, política
que no se ha abandonado: en lo que va del sexenio del "cambio" ya existen
22 nuevos detenidos-desaparecidos.
Esa política de Estado no se puede ocultar con la demagogia del señor
fiscal, que se la pasa hablando de su prima, Deni Prieto, tratando de
esconderse detrás de la figura de la rebelde asesinada el 14 de febrero de
1974 en San Miguel Nepantla, estado de México.
Lo que estamos presenciado es una nueva trampa conjunta del Poder
Legislativo con el Poder Ejecutivo (como cuando la contrarreforma
indígena). Por un lado se desvirtúa totalmente la Convención Internacional
sobre las Desapariciones, por otro se busca lavar la cara del poder en el
ámbito internacional con sentar a unos sicarios para responder una serie de
preguntas y, finalmente, no se está trabajando para la presentación de los
detenidos-desaparecidos, sino que se les está declarando muertos sin ningún
elemento probatorio. Una nueva mascarada para entretener a algunos ingenuos
o para darle trabajo a algunos políticos profesionales con pasado de
izquierda.
Frente a esa mascarada se levanta la dignidad de las madres del Comité
Eureka, que han decidido no prestarse a legitimar una nueva burla. Ellos,
los que son poder y gobierno, pueden cerrar el "caso" y declarar muertos a
cientos de mexicanos, podrán llevar a cabo una supuesta condena moral sobre
estos métodos (al mismo tiempo que los siguen aplicando), podrán comprar
algunas conciencias y ofrecer dinero a cambio de dignidad. Pero mientras el
Comité Eureka, las Doñas, siga manteniendo su postura intransigentemente
digna, toda esa maniobra será inútil. El grito del México digno seguirá
siendo: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
"¡Sí!", dice y se dice la piedra, "porque la memoria de todos esos hombres
y mujeres sigue viva, y seguirá mientras haya mujeres como las Doñas".
Vuelta nube de nuevo, la piedra vuela ya a Morelos. Seguramente va a poner
una flor de memoria y rebeldía en la tumba del general Emiliano Zapata
Salazar, jefe del Ejército Libertador del Sur y comandante supremo del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
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