El espejo de Honduras

19/07/2009
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Si El Salvador en las elecciones pasadas dio un salto de calidad en la búsqueda del humanismo, de las libertad como pueblo, de la calidad de vida, de la justicia, entre otras virtudes a rescatar, Honduras, con el golpe de Estado, retrocede a los años 60 y 70, y ya sabemos lo que le va a pasar a nuestro país vecino.
 
Un golpe de ese tipo significa que la corrupción y los intereses de la clase dominante, es decir de la oligarquía hondureña, se anteponen a las aspiraciones del pueblo, tal como sucedió en aquellos años en Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Lo que viene, ya lo vivimos.
 
Por el lado del pueblo: la organización popular, las luchas de los trabajadores, obreros, campesinos y universitarios, la lucha de uno que otro político, de uno que otro intelectual, la suma de esfuerzos, las discusiones clandestinas acerca de la situación política y social, el desarrollo de la propia visión del pueblo, la organización política y al final la guerra de guerrillas.
 
Por el lado de la fuerzas armada y la oligarquía, refugiada en solo dos partidos, lo que sigue es lo siguiente: represión en todos los niveles, secuestro, desaparición y asesinato de los dirigentes, corrupción de la dirigencia popular, altos niveles de corrupción estatal, medios de comunicación mintiendo a diestra y siniestra como aplacadores del descontento popular, falsas medidas “a favor del pueblo”, falacias de discursos en los que abundarán las palabras “democracia”, “libertad”, “desarrollo”, “voluntad popular”, entre otras lindezas con promesas de un futuro mejor, las iglesias harán lo propio, profundizará la corrupción e ideologización del ejército para someterlo más a su servicio, aumentará el narcotráfico, aumentarán las iglesias protestantes.
 
Resultado: Honduras seguirá hundida en la miseria, la lucha de clases se intensificará, la oligarquía, como es su costumbre, culpará de sus errores al terrorismo, a Chávez (ya pasó de moda Fidel Castro), atacará a sus países vecinos, los culpará de “alentar el terrorismo”, de “ser bases para los terroristas”, se inventará conspiraciones, levantará cortinas de humo para distraer al pueblo de sus luchas, intentará llevar la guerra a sus vecinos con el apoyo de los Estados Unidos, y luego se dirá que Honduras está polarizada, lo que es cierto, entre la oligarquía atrasada y corrupta y las aspiraciones verdaderas del pueblo.
 
Los comparsas de los vendidos medios de comunicación, por ejemplo, están difundiendo que en Honduras ha vuelto a la normalidad, tal como lo dijo la dizque periodista María Celeste, en su programa al Rojo Vivo, otras agencias internacionales, y como lo lanzan a los cuatro vientos los medios hondureños. Pero la realidad es otra: la fuerza armada está persiguiendo, capturando y desapareciendo, a los líderes auténticos del pueblo, el toque de queda sigue, la base de los Estados Unidos es una realidad, la conspiración del atraso ya está dando sus podridos frutos.
 
No es cierto como dijo el atrasado diputado de Arena, Donato Vaquerano, que nuestro Presidente, Mauricio Funes debe verse en el espejo de Honduras, por el contrario, es Honduras la que debe verse en el espejo de sus países vecinos: no es bueno jugar ni burlar las aspiraciones de los pueblos.
 
Aún es tiempo de que los golpistas dejen de lado sus intereses mezquinos, de lo contrario se hará la realidad la profecía de nuestro máximo poeta, Roque Dalton: “A Honduras le urge una guerrilla”, y eso no se lo deseamos ni a la oligarquía ni al pueblo, ya sabemos que ambos perderán a sus mejores hijos, para que al final entren en razón, a la que pueden entrar en este momento.
 
- Néstor Martínez es periodista y escritor
https://www.alainet.org/es/active/31791

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