Medios al margen del Estado

La tentación del golpismo

19/07/2009
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  • Opinión
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Golpes a la antigua conviven con más o menos veladas estrategias de desestabilización, que tienen en común -invariablemente- el rol activo de los medios de comunicación privados, concentrados.
 
En las últimas semanas como pocas veces antes en el devenir reciente de América Latina han quedado en el centro de la escena las estrategias de desestabilización que se ciernen sobre los gobiernos de izquierda y/o progresistas de América Latina. El golpe de Estado en Honduras, aunque a la cabeza de la lista por la obscena aplicación de métodos que parecían archivados, no es ni por lejos la única estrategia.

En Venezuela se ha detectado un intento de magnicidio contra el presidente Hugo Chávez, menos difuso esta vez que en denuncias anteriores. En Bolivia, la derecha usa todos los recursos. Los políticos, ralentizando la refundación impulsada por el presidente Evo Morales en la cámara de Senadores y hasta los paramilitares, como lo demuestra la célula mercenaria desmantelada en Santa Cruz de la Sierra, y la posterior investigación judicial que hecha luz sobre lo que todo el mundo sabía: la estrategia del terrorismo la financian los capitales oligárquicos del oriente boliviano.

Así, varias estrategias, desde las “legales” hasta las golpistas al viejo modo, conviven y se potencian sin remordimientos por parte de sus ejecutores, con la oportunidad y la conveniencia táctica como única condición de ejecución. Si sólo se puede por la vía pseudolegal, por allí intentan. Si, en cambio, la coyuntura permite “cortar por lo sano”, con un golpe de Estado cívico militar, adelante. Como ahora en Honduras, como el año pasado en Bolivia, como en 2002 en Venezuela.

En todas las estrategias se recorta un factor común: el rol activo, necesario y decisivo de los medios de comunicación privados, americanos y europeos.

“El grupo Prisa de España junto con Clarín de Argentina, junto con Televisa de Mexíco, Globo de Brasil, junto con Globovisión en Venezuela están haciendo un trabajo de reorganización”, alerta el filósofo mexicano Fernando Buen Abad. “Es la punta de iceberg y merece ser analizada porque tiene sus propias iniciativas locales, tiene sus propias mafias editoriales con la tarea de descarrilar los procesos de cambio. No hay uno de estos medios que no tenga la tentación en teoría y en práctica de propiciar un golpe de Estado”, indica el especialista.

Para convencerse de que la tentación golpista está a la orden del día, basta con repasar, por ejemplo, la programación del canal venezolano Globovisión a propósito del golpe de Estado en Honduras. Por un lado, se ocuparon de ocultar todas las imágenes de la represión policial y militar a la reacción de sectores del pueblo hondureño, que salieron a la calle a enfrentar a las botas. Cuando un oyente indignado le preguntó vía telefónica a uno de los animadores de Globovisión por qué tal escamoteo deliberado de la realidad, este se limitó a contestar: “tenemos prohibido usar las imágenes de Telesur”, en referencia al canal interestatal con base en la misma Caracas, que transmitía en vivo. No aclaró el conductor si la prohibición era de Telesur o de la dirección de Globovisión.

Una muestra de maniobras manipuladoras tienen una profunda raíz ideológica, según asegura el viceministro de Estrategia Comunicacional del venezolano ministerio de Comunicación e Información, Mauricio Rodríguez. “El proceso de transformación social que vive Venezuela hace que se aceleren muchas de las contradicciones y muchos de los ataques”.

“A través de estos medios se inventan acontecimientos se dicen mentiras, no sólo a través de la opinión, sino a través de la noticia que se supone debe estar mas o menos apegada al hecho”, indica Rodríguez. La reciente presencia del escritor Mario Vargas Llosa en Caracas, para participar de un seminario convocado por un grupo de derecha travestido en fundación, que cuenta con el apoyo de la agencia de cooperación de Estados Unidos, USAID, es un ejemplo concreto de esa manipulación.

El canal Globovisión se encargó de difundir la información falsa de que Vargas Llosa había sido detenido en el aeropuerto de Caracas y que sería escoltado a la ciudad por efectivos policiales, para evitar el contacto con la prensa. La noticia dio la vuelta al mundo en minutos, gracias a la labor poco rigurosa de las agencias de comunicación internacionales como EFE y AFP, que citando “medios locales” dieron por cierta la versión.

Cuando el operativo desinformador ya estaba en marcha, Vargas Llosa salió caminando del área de aduanas del aeropuerto y conversó libremente con la prensa. EFE y AFP levantaron las declaraciones del ex candidato presidencial de derecha del Perú sin aclarar que las cosas no habían ocurrido, finalmente, como habían indicado antes en su servicio de noticias.

“Asumen que la información o la noticia es el episodio para construir su discurso”, explica el sociólogo y especialista en medios Alejandro Boscán. Ellos toman un fragmento, lo descontextualizan, lo fragmentan, lo reiteran y convierten de allí un discurso altamente politizado, ideologizado y claramente intencionado, para edificar un discurso que termina legitimando una acción política.

Para el periodista venezolano Eleazar Díaz Rangel, director del diario Últimas Noticias, el rol de medios como Globovisión se extiende a áreas antes reservadas a otros factores políticos. “Evidentemente juega un papel político opositor activo desde hace muchos años y además contribuye a orientar lo que es la acción de los partidos en la calle. Es imposible desvincular las políticas opositoras de la línea editorial de Globovisión”, asegura el veterano periodista.

“Dramatizan al máximo porque ellos están haciendo su trabajo para el exterior”, advierte Cristina González, directora de la radio estatal YVKE Mundial, con base en Caracas. “Diariamente y constantemente ellos tienen que mostrar una cara alarmante, ellos siempre tienen un suceso horrible y cuando no lo tiene lo montan”, aclara la veterana periodista. Para ella “Globovisión es terrorismo puro. Es aquello que nos contaba Ramonet en su libro ‘La tiranía de la comunicación’. Montan Reality Show para presentarle a la gente un país que no existe. Nosotros somos el show de Truman y simplemente Globovisión es quien toma la vida de Truman. Así de sencillo”.

Boscán por su parte remarca que “los medios son parte o extensión de corporaciones económicas o de grupos económicos, con un mapa de intereses, un mapa de actores y un mapa de sujetos políticos construyendo una realidad alrededor de un discurso de poder, construyendo poder en términos reales no sólo generando un discurso sino siendo un poder”. Para este analista venezolano “nos encontramos con medios de comunicación desnudos: cada mensaje forma parte de una intencionalidad política y cada mensaje no es ingenuo. Todo corresponde a una línea programática de trabajo”.

Para este especialista en discurso mediático, la labor a conciencia de medios como Globovisión y sus socios y similares en todo el continente “es descarnada”. Asegura que “no obedece a un manejo ético, responsable, de la comunicación. Obedece más bien a la necesidad de generar un quiebre histórico así sea progresivo. Generar los elementos que permitan resquebrajar”, el proceso de cambio en Venezuela y en el continente.

Necesariamente, el golpe de Estado en Honduras no hubiera podido configurarse inicialmente sin la labor de los medios de comunicación privados locales. Que tendieron un cerco para alejar la realidad de los hondureños y las hondureñas. La comunicación telefónica de Telesur con el presidente Manuel Zelaya, quien todavía no salía de su asombro, en pijamas en el aeropuerto de San José de Costa Rica, fue replicada, a su modo, por medios como la CNN norteamericana, pero apenas conocida dentro de Honduras,

Los diarios de la oligarquía de la región se apresuraron para presentar como asunto concluido a la crisis, con la jura del titular del Congreso como “nuevo presidente”. Los canales locales, por su parte, transmitieron dibujos animados mientras miles se volcaban a las calles para repudiar el golpe y volvieron a transmitir en vivo recién cuando los golpistas lograron montar, el martes, una manifestación en su favor. Mientras que las imágenes de la represión apenas circularon por canales como Telesur, cuya pantalla en el continente no deja de ser limitada.

¿Esta estrategia comunicacional de la derecha, de tan extendida y apabullante es invencible? El veterano periodista uruguayo residente en Caracas, Aram Aharonian, dice que no hay que desanimarse. En lugar de cruzarse de brazos, pide verificar qué están haciendo los gobiernos de izquierda y movimientos sociales en materia de comunicación. Le preocupa la ausencia de políticas comunicacionales en los medios que hoy “se hacen llamar alternativos, progresistas o de izquierda”.

Aharonian sugiere, en principio, “fomentar el modelo de trabajo colectivo en lugar de seguir el modelo norteamericano, crear alternativas a este modelo hegemónico en lo comunicacional. La derecha no se retira y nosotros de este lado estamos rengos”, alertó.

“¿Para qué quiero medios si van a seguir la agenda de los medios hegemónicos?”, se pregunta Aharonian y en seguida se contesta: “lo que estamos haciendo es una repetición y no proactiva sino reactiva a lo que hacen los medios hegemónicos. Nosotros nos olvidamos que nuestros pueblos necesitan información, necesitan saber de qué se tratan los procesos que están viviendo, nuestros países necesitan reencontrarse con su historia para saber de dónde vienen y poder saber a dónde van porque sino el destino siempre lo van a imponer desde afuera, desde el norte”.

En la reunión de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) en Managua, Nicaragua, convocada de emergencia para respaldar al presidente hondureño Manuel Zelaya, el presidente venezolano, Hugo Chávez, dedicó una parte de su intervención a explicar y convencer a los mandatarios presentes que, lo que sucede en Honduras bien podría pasar también, como ya ocurrió, en otros países de la región y los medios juegan en esta estrategia a todo o nada del golpismo un rol central.

Un filósofo español aseguró hace algunas meses -un poco en broma pero mucho en serio- que se debían “nacionalizar” los medios de comunicación. A la luz de los hechos recientes y repetidos, hay quienes comienzan a pensarlo en serio.

- Marcos Salgado cursó el Seminario Virtual de Postgrado “Periodismo en Escenarios Latinoamericanos”, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.
 
Fuente: APM | Agencia Periodística del Mercosur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
https://www.alainet.org/es/active/31824
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