El poder no quiere entender esa otra Bolivia...

20/02/2003
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Uno de los directores cinematográficos latinoamericanos contemporáneos más destacados, el boliviano Jorge Sanjinés, es un agudo testigo crítico de su país. Para él, cine y compromiso social siguen siendo un binomio inseparable. Entrevista exclusiva durante una reciente visita a la sede del Festival Internacional de Films de Friburgo (FIFF), en Suiza. P: Más de 30 muertos como resultado de las recientes movilizaciones sociales de febrero... otro tanto en las de enero. ¿Qué está pasando en Bolivia? R: Estamos viviendo una verdadera insurgencia social, colectiva. Un fenómeno histórico sin precedentes en el mundo y por lo tanto de un significado trascendente. Por primera vez los indios han accedido a una parte importante del poder político. A partir de las últimas elecciones una tercera parte del parlamento, es decir 40 diputados, son indígenas. Hablamos de actores sociales que no abandonan la lucha callejera, los bloqueos de rutas, la movilización en defensa de sus reivindicaciones. Frente a este fenómeno ascendente, se constata la incomprensión estúpida del segmento dominante del poder y de los partidos tradicionales. No quieren ver ese cambio, esa nueva realidad, porque están acostumbrados, desde siempre, a excluir. El poder desprecia a los indios P: ¿Una especie de ceguera étnica? R: Etnico-cultural. No entienden o no quieren entender esa otra Bolivia. No conocen la cultura histórica indígena. La desprecian. Les sigue pareciendo poco importante. No llegan a visualizar que los indígenas funcionan con otra lógica diferente a la occidental: colectivista, no piramidal, de no respeto a la relación *orden-obediencia*, que nace, emerge y actúa en la base del pueblo. Un dirigente campesino nunca decide solo. Esa hermenéutica de la consulta marca los sindicatos, influyó a la Central Obrera Boliviana, define toda esta dinámica social. Es, sin duda, otra cultura política. P: ¿Se trata, entonces, de la confrontación de dos cosmovisiones antagónicas? R: En efecto. Con un componente esencial en esta nueva forma de hacer política desde abajo: la vigencia de otra ética política. Algo esencial que estaba faltando en Bolivia -y que escasea en muchas naciones latinoamericanas-, asfixiada por altos niveles de corrupción. Hoy los indios le muestran a la sociedad que tienen otra ética. Me permito dar dos ejemplos. Los partidos reciben por ley un financiamiento oficial para la campaña electoral. El Movimiento al Socialismo (MAS), dirigido por Evo Morales, luego de la votación, devolvió al Estado el sobrante que no utilizó. ¡Jamás visto! Se daba por hecho siempre que los partidos se llevaban todo al bolsillo. Otro fenómeno interesante: varios de los diputados indígenas no disponen de su dieta (salario) que es relativamente grande ya que llega a los 4 mil dólares mensuales. La entregan a sus comunidades y la región dispone el uso colectivo que le dará a ese dinero. Futuro imprevisible P: Regresando a esas visiones tan opuestas de sociedad, ¿hacia dónde va Bolivia, cuál es su futuro? R: Puede ser muy peligroso. En la medida en que se mantenga vigente esa incomprensión de parte del poder seguiremos sufriendo masacres, muertos, alto costo social. No quiero ser tremendista pero el escenario de la confrontación social es marcante en tanto la clase blanco-mestiza no acepte que Bolivia puede ser gobernada por indios. Y es una cuestión de poco tiempo. Es muy posible que en cuatro años, después de las próximas elecciones -siempre y cuando el presidente Sánchez de Lozada aguante todo su período- haya un gobernante indígena en mi país. Sin embargo no podemos anticipar todo. ¿Quién hubiera imaginado hace sólo cinco años que hoy los indígenas, los campesinos, los partidos por ellos creados, jugarían un rol tan protagónico? Y si el sector dominante no quiere ver la nueva realidad ni aceptará la presencia dominante de los indios en el Estado, los nuevos actores sociales bolivianos tampoco van a renunciar a sus derechos y reivindicaciones. Lo están demostrando cada día... P: Una mirada retrospectiva nos indica, además, que las luchas sociales que se vienen dando en los últimos dos años en Bolivia tocan ejes muy sensibles del poder: la revuelta de los productores de coca; las luchas masivas contra la privatización del agua y contra el ajuste neoliberal... R: En efecto. La movilización indígena-campesina expresa una alta conciencia y claridad propositiva. Los dos partidos que representan esos sectores impulsan propuestas de una gran claridad programática. El resto del parlamento no les escucha. Y ahí está la gente en la calle. Y no sólo por sus reivindicaciones más inmediatas. También con banderas muy claras como el rechazo categórico al ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas). Las dos bolivias que no se entienden P: De la realidad social a su compromiso personal...¿Cómo sintetiza su vida de realizador cinematográfico ligado desde años al movimiento popular? R: Doce films, nueve de ellos largometrajes. Dos etapas bien marcadas. Una, hasta 1978 - momento cuando se reinstala la democracia en Bolivia-, tuvo como eje la denuncia. *Sangre de Cóndor*, *El Coraje del Pueblo*; *Fuera de Aquí*, *El Enemigo Principal*; entre otras producciones, se situaban en ese marco, en un momento en que los espacios de crítica estaban muy cerrados y eran casi inexistentes. Después pude dedicarme a tratar temáticas desde una perspectiva más de reflexión. *La Nación Clandestina* para analizar, por ejemplo, el tema de la identidad cultural. *El Canto de los Pájaros*, para tocar el complejo problema del racismo y la discriminación... P: ¿ Cuál es el rol/desafío actual de los intelectuales comprometidos, en concreto de Usted como figura cinematográfica relevante? R: Debemos apoyar el proceso de autoreflexión de la sociedad. Me propongo hacer lo antes posible mi próxima película para aportar a ese esfuerzo reflexivo. Quiero tratar ese choque de dos concepciones de vida del que hablaba antes. De las dos Bolivias que no llegan a entenderse, de la exclusión de la mayorías indígenas ansiosas por recuperar su presencia activa en la construcción de la Nación. P: Se siente una cierta preocupación por apurar los ritmos de producción...¿ Una cierta ansiedad? R: ¡Sí! Un poco. Hemos destinado bastante tiempo en instalar la Fundación Grupo Ukamau -sin fines de lucro- y la Escuela Andina de Cinematografía. Pasé casi seis años sin filmar. Y quiero trabajar rápido , aprovechando el espacio democrático actual, sin censura. Me abruma pensar, por ejemplo, que una de mis películas circuló durante la dictadura siete años en el exterior sin lograr el permiso para ser presentada al interior. Debo reconocer, sin embargo, que vivo toda esta etapa con mucha efervescencia, con enorme entusiasmo y alegría por ver al pueblo indígena recobrar sus fuerzas y encaminarse hacia su auto-gestión. Asumiendo a fondo el derecho de gobernar incluso su propio país. Ping Pong con Sanjinés ¿Evo Morales?: «un notable joven dirigente con una responsabilidad gigantesca. Lo está haciendo muy bien. Un referente con enorme futuro» ¿Porto Alegre?: «la respuesta que recibe el imperio al imponer políticas extremadamente dañinas para la sociedad humana» ¿Guerra contra Irak?: «cínica y desmesurada ambición norteamericana para apoderarse del petróleo y controlar toda esa sensitiva región del planeta» ¿Europa hoy?: «me alegra la conducta de algunos países como Alemania y Francia pero no estoy muy seguro si están realmente contra la guerra o corren detrás de otros intereses» ¿Nuevo Cine Latinoamericano?: «una explosión de participación. El abaratamiento de la producción -debido a las nuevas tecnologías- pone al alcance de muchos jóvenes posibilidades enormes. Hoy, talentos emergentes, pueden aportar sensitivamente a la cinematografía. Realidad inimaginable hace un tiempo.» ¿Sanjinés hoy?: «El mismo de siempre»
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