¡No hay indígenas...!

17/08/2009
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A principios de este mes, el secretario general de la prefectura de Chuquisaca, amaneció de mala leche y declaró que “no hay indígenas en Bolivia y los que así se presentan son disfrazados”, y eso que, quien le dio empleo es claramente una aborigen, cuyos balbuceos del idioma ibérico recién comienzan, con grandes dificultades.
 
De acuerdo al “Secretario”, desde que los españoles llegaron a inseminar a las indígenas, se acabaron los “indios”, que así nos llamaron los despistados conquistadores quienes pensaban haber arribado a las indias en sus andanzas buscando unas yerbas llamadas especias.
 
No está bien, echarse tremendas borracheras en esos lugares donde se anuncia “A la buena chicha” y menos si es con la plata de la prefectura, pues éstos son los resultados. Si quiere ver algún indígena en nuestra culta Chuquisaca, tendría que comenzar por mirarse en un espejo. ¿Tendrá espejo el secretario?
 
Mi paisano y buen amigo, el chuquisaqueño Jorge Echazú Alvarado, escribió uno de los libros más esclarecedores sobre las naciones y las nacionalidades oprimidas en Bolivia. Contenido en 300 páginas “El Desafío de las Naciones”, explica la existencia de las harto discutidas 36 naciones y nacionalidades de Bolivia.
 
Pero ahora, el “señor Secretario” acaba de hacernos desaparecer con un “ya no hay indígenas, todos somos mestizos”. Pues no, en este país sí existimos y todavía somos mayoría, según el último censo nacional. ¿Qué hay mestizos?, sí los hay, y muchos lo niegan, porque prefieren inscribirse entre los de “culo blanco”.
 
Nuestros apellidos no dicen nada, pese a su alcurnia, su prosapia y sus escudos familiares. Desde la llegada de los españoles depredadores, que eso eran nuestros antepasados, muchas veces se ha mezclado nuestra sangre, pero no es cuestión de “blanquearse” un poco, es cuestión de identificarse y de ser. Gran mayoría de chuquisaqueños de verdad, somos también bolivianos hasta los tuétanos, hablamos el “runa simi” con facilidad, pero sobre todo con gusto. No nos negamos.
 
Racismo enclavado en la Prefectura
 
El 24 de mayo del pasado año, se produjo la demostración de racismo más descarada. Allí estuvieron los indígenas de rodillas, algunos con la boca besando el suelo porque gente como el “Secretario” les empujaban la cabeza. ¿Cómo es que no vio indígenas?
 
Es lamentable que aún exista gente que se creyó las teorías de ese zoólogo Johann Friedrich Blumenbach, quien creía que el Cáucaso era la cuna de la humanidad y de allí provenían la inteligencia y la belleza. El término “caucásico” aún se usa hoy contra toda evidencia.
 
Los nuevos teóricos, dicen que el viaje de los humanos para conquistar el planeta comenzó en África y si eso es así, Adán y Eva fueron negros. Cada quien tomó su camino y el sol se ocupó de repartir los colores en la piel. De manera que hasta los “blanquísimos” vienen del Africa. Pero el racismo provoca amnesia. Todos venimos del mismo lugar y llegamos con el único pasaporte que son nuestros pies.
 
Si la prefecta hubiera obrado con dignidad, a estas fechas el “Secretario” estaría de patitas en la calle, pero no fue así. El racismo también le llegó. Desde que traicionó a su partido que la nominó delegada constitucional, esta señora está repudiada por indios e indígenas y los gamonales la utilizan únicamente para enfrentarse al presidente aymara.
 
La prefecta ya no pertenece a la clase de los indios y los indígenas tampoco la aceptan y como no puede pasarse a los de nalgas blanquísimas, ha quedado desclasada, en esa especie de limbo donde se encuentran los “indiacos”.
 
Menos mal que frente al “Secretario”, el director de la Unidad de Comunidades y Pueblos Originarios de Chuquisaca, dejó en claro que las del “Secretario” son criterios personales, porque la prefectura trabaja con los pueblos indígenas y que éstos están reconocidos por la Constitución, las leyes y los convenios internacionales.
 
Las conexiones del “secretario”
 
 El lenguaje del “Secretario”, comienza a recordarnos el empleado por los miembros del tristemente famoso Comité Interinstitucional, conformado por el karateca, el campeón de judo, la desclasada alcaldesa y el repudiado rector, todos militantes de la derecha más reaccionaria y fascista de Sucre.
 
Menos mal, quedan pocos meses para que esta banda de racistas sean reemplazados por representantes de la verdadera Chuquisaca. Cuando terminen su mandato, tendrán que ser investigados por sus conexiones con los terroristas encabezados por Eduardo Rozsa Flores, quien estuvo en Sucre durante los sucesos de mayo del pasado año.
 
No sería nada raro que los campesinos ultimados en “La Calancha”, cayeran por disparos con mira telescópica manejados por francotiradores de Rozsa llegados a Sucre junto con unionistas cruceños para causar malestar, mientras preparaban la guerra separatista que fracasó a partir de la desarticulación de los terroristas del Hotel Las Américas.
 
¿Hay racistas en Sucre?, claro que los hay. Después de Barrón, Nava, Caba y Herrera, surge este otro llamado Juan Salinas. A todos ellos, es preciso investigarlos a fondo, porque dinero sí les cayó en cantidades suficientes para fascitizarlos. El “Grupo La Torre”, recaudó, según dicen, por los menos 40 millones de dólares, suficientes para comprar almas y conciencias a favor del separatismo cruceño.
 
Frente a estos resabios ultraconservadores, que sólo le ofrecieron fracasos y más atraso a Chuquisaca, están los bolivianos que se preparan para presentar las batallas definitivas de liberación nacional y social que desembocarán en un poderoso Estado multinacional socialista. Ese es también nuestro horizonte.
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