“Hay intereses oscuros que presionan mi renuncia”: Jorge Ceballos

27/08/2009
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Medellín.- “Intereses oscuros” de sectores de la ciudad están detrás de la renuncia de Jorge Ceballos, Personero Delegado para los derechos humanos de Medellín. La expresión es del propio funcionario, quien aún no encuentra el origen de las presiones que lo llevaron a tomar esa decisión.
 
“Recuerde que estamos en Macondo. Y en Macondo cualquier cosa puede ocurrir”, dice Ceballos, al tratar de explicar la paradoja que significa su renuncia justo en momentos en que la ciudad está agobiada por el incremento de expresiones de violencia que comprometen a amplios sectores de la población en barrios y comunas.
 
Sus palabras tienen un sabor agridulce cuando trata de explicar los motivos que lo condujeron a tomar esa decisión. En ellas hay evidencias de la presión que se viene haciendo desde algunos sectores de la ciudad para que abandone su cargo, a través del cual coordina la Unidad Permanente de Derechos Humanos de la Personería de Medellín, una experiencia que arrancó en el 2004, durante la administración del alcalde Sergio Fajardo, y a la cual se le dio continuidad durante la actual.
 
“Hay intereses oscuros detrás de todo esto, que presionan mi renuncia, y no he podido saber de dónde vienen”, afirma este funcionario, que logró consolidar un trabajo de derechos humanos que hoy tiene reconocimiento nacional e internacional.
 
Si bien no tiene una explicación concreta, sus declaraciones permiten por lo menos preguntarse si detrás de todo esto hay sectores políticos con “ganas” de apropiarse de esa Unidad, consolidada por Ceballos y un amplio equipo de trabajo durante los últimos cinco años y medio de labores, para buscar figuración política de cara a las próximas elecciones o quizás incomodidad en algún sector por el enfoque garantista de defensa de los derechos humanos que se impulsa desde esta dependencia.
 
En entrevista con la Agencia de Prensa IPC, el Personero Delegado para los Derechos Humanos habló de presiones, logros y frustraciones, en momentos en que espera que el Personero de Medellín defina si le acepta o no su renuncia.
 
¿Por qué renuncia Jorge Ceballos al cargo de Personero Delegado para los Derechos Humanos de la Personería de Medellín?
Renuncio a partir del 20 de agosto porque he sentido una serie de presiones en el ambiente que no sé de donde vienen. Ha habido también una serie de comportamientos y de correos por Internet que atacan mi nombre, mi honra, inmiscuyéndose en mi intimidad como ser humano.
 
¿Ha identificado ya el origen de esas presiones?
No las tengo identificadas. Lo único que sé es que las aguas están turbias. Hay que esperar a qué entren en estado de reposo, que se decanten y veremos cuál es la sedimentación. Ha habido, eso sí, manifestaciones externas, como por ejemplo, lo ocurrido en un consejo de seguridad que hubo en la comuna 13 hace por lo menos 15 días. Allá, algunas personas que posan como líderes comunitarios atacaron fuertemente a la Unidad porque, según ellas, no permitíamos el trabajo de la Policía. Igualmente, en un consejo de seguridad en la Gobernación de Antioquia, se criticó el trabajo de los defensores de derechos humanos y se dijo que entorpecían el trabajo en seguridad. Además, en el año 2006, un General de la República me acusó de ser integrante del Ejército de Liberación Nacional (Eln) y de hacer desde la Unidad y desde los organismos de derechos humanos una guerra jurídica por denunciar las ejecuciones extrajudiciales.
 
¿Esas presiones recaen sobre usted o sobre toda la Unidad?
Sobre mí, y como he dicho, no las tengo decantadas. Noto un ambiente pesado, pero no lo he podido aprehender. Sé que es un ambiente en donde noto un interés por desconocer el trabajo la Unidad, de un lado; y de otro lado, sembrar alguna confusión dentro de la Unidad.
 
¿Ese tipo de presiones no son naturales en una ciudad como Medellín, donde confluye la única Unidad Permanente de Derechos Humanos en el país y altos grados de violencia?
Alguien decía por ahí que yo renuncio por amenazas. Pero nada más alejado de la realidad. Si algo tengo claro es que en Colombia ser defensor de derechos humanos es una actividad riesgosa, pero yo la ejerzo por convicción, sino fuera así me hubiera dedicado al deporte desde muy joven.
 
Lo que no es normal es que este tipo de presiones se den en estos momentos cuando la ciudad está convulsionada y frente a la cual hemos fijado posiciones alrededor de determinados temas, como rechazar el toque de queda. Como he dicho, no sé de dónde provienen las presiones. Hay algunos que se la endilgan a algunos concejales de la ciudad, pero yo aclaro que con los concejales de Medellín tengo una buena relación, en su mayoría. Alguno de ellos, y no me pregunten el nombre porque no lo voy a decir, le solicitó al Personero, terminando el periodo anterior, que no me ratificara a mí para darle el respaldo a una posible reelección, pero ese concejal no tiene nada que ver con las presiones.
 
La Personería es el resultado de una coalición en el Concejo y, por tanto, si hay presiones políticas son para el Personero, no para mí, yo no soy el resultado de ninguna coalición.
 
Es un poco extraño que en medio de la crisis de violencia que vive la ciudad, se intente debilitar un mecanismo que atiende la violación de derechos humanos…
Las circunstancias que vive la ciudad llevan a pensar que esta Unidad debe tener más personal, unas instalaciones más adecuadas para la atención de la población que cotidianamente viene aquí día y noche. Todo ello hace que la Unidad merezca mayor atención y que no nos debiéramos desgastar en cuestiones administrativas o políticas. Infortunadamente ello ocurre, y es más, hay sectores que me generaron división entre la Unidad, que se volvió, como dicen algunos, la Joya de la Corona. Es una dependencia que quisiera manejar algún sector político.
 
¿Con qué interés?
Tenemos 55 puestos de trabajo, clasificados en 30 profesionales y 25 auxiliares; además, tenemos una fuerte presencia en la ciudad; y trabajamos las 24 horas del día.
 
¿Una apropiación de la Unidad para fines políticos?
Es posible.
 
¿No ha identificado el sector que está detrás de su cargo y de la Unidad?
No. Y debo resaltar que esta Unidad no puede manejarse como una dependencia política donde se prefiere a los amigos políticos. Al contrario, tiene que ser una dependencia con vocación de atender a la población vulnerable, discriminada, violentada.
 
¿Se está enfrentando usted y esta Unidad a un problema de protagonismo político, que algunos envidian?
Es un asunto que en caso de que fuera así no tiene por qué dolerle a nadie. Hagamos un paralelo: ¿cuál es el Secretario de Despacho que más protagonismo tiene en la administración municipal? Es el de Gobierno. ¿Por qué él? Porque es el que, día a día, enfrenta los problemas de esta ciudad. Otros Secretarios poco aparecen. Igual, en la Personería somos ocho personeros delegados, pero no hay sino uno para los derechos humanos y esta es una ciudad donde, desafortunadamente, la vulneración de derechos humanos está creciendo. Entonces si yo soy el que está en contacto de manera cotidiana con ese fenómeno, soy yo el que tiene que estar haciéndole frente a los problemas, porque, además, trabajo con convicción y entregado de tiempo completo a esta dependencia.
 
¿Esas presiones vienen afectando también a su equipo de trabajo?
Obvio que lo afecta, negarlo sería torpe. Ha afectado nuestra percepción, nuestra movilidad, el entusiasmo con que se debe emprender el día a día.
 
¿No la parece paradójico que su trabajo y el de Unidad sea de alguna manera amenazado no desde sectores ilegales armados, sino desde el mismo Estado, desde organizaciones políticas, desde la legalidad?
Se han equivocado quienes pretendieron hacerle mal a Jorge Ceballos. Se equivocaron porque lo que se está atacando es una Unidad que le presta un gran servicio a la comunidad, que es una experiencia piloto yo diría que en Latinoamérica.
 
Haciendo la salvedad de que no le han aceptado aún la renuncia, pero que puede ser posible dadas las presiones de las que usted habla, quisiéramos que nos hiciera un balance de sus 5 años y medio de trabajo al frente de la Unidad, empezando por los logros…
El logro más importante es que un gran porcentaje de la población de Medellín sabe que existen los derechos humanos y que esos derechos humanos son responsabilidad del Estado. Mucha gente nos llama, viene en horas de la noche o a cualquier hora del día a denunciar que no la atendieron en una clínica, por ejemplo.
 
Cuando un ciudadano o una ciudadana son víctimas de un exceso de fuerza por parte de la Fuerza Pública aquí aparece, y aquí se formula la queja. Y toda la población desplazada de los barrios y de las diferentes regiones del país llega a esta Unidad. Casi que esta Unidad se ha vuelto una Unidad de derechos humanos del departamento. Incluso, muchos personeros tienen como referencia esta Unidad para que les ayudemos a tramitar asuntos de sus pueblos.
 
Fue desde esta Unidad y con la participación del Comité Interinstitucional de Derechos Humanos de la Gobernación de la anterior administración (Aníbal Gaviria 2004-2007) donde se empezaron a ventilar los casos de las ejecuciones extrajudiciales, unos casos de tortura de la Fuerza Pública, en virtud de lo cual resultaron condenados ocho o nueve soldados este año.
 
Pero lo más importante: monitoreamos el proceso de reinserción de los grupos paramilitares. Fuimos unos observadores constantes del proceso y alertamos a la administración sobre qué estaba ocurriendo en ello, la forma cómo esos presuntos desmovilizados continuaban delinquiendo. Fuimos nosotros los que decíamos que el índice de homicidios, que rebajó ostensiblemente entre 2002 y 2007, no tiene una reacción inmediata con el proceso de reinserción, son dos fenómenos totalmente diferentes. Sobre eso alertamos.
 
Hoy tenemos una situación muy grave con las instituciones educativas, pero gracias al contacto que nosotros tenemos con la comunidad educativa pudimos alertar a tiempo a la administración sobre el fenómeno que allí se estaba presentando.
 
Si usted hoy en día ve que hay menos atropellos de la Fuerza Pública sobre la comunidad es gracias al accionar de la Unidad Permanente de Derechos Humanos.
 
Pero lo esencial es que logramos hacer un trabajo conjunto entre las organizaciones sociales de derechos humanos, las organizaciones no gubernamentales y esta Unidad. Hicimos una simbiosis entre el trabajo derechos humanos estatal de esta ciudad y el trabajo de la sociedad, de donde surge la Mesa Municipal de Derechos Humanos.
 
¿Y qué frustraciones se va a llevar?
Me frustra que una entidad como esta tenga tanta demanda cuando debería decrecer; me frustra el número de homicidios que tenemos hoy en Medellín; que tengamos la cantidad de desplazamiento forzado; que esta ciudad y que este Estado sea cada vez más discriminatorio y que la sociedad civil no entienda que también es responsabilidad de ella la defensa de derechos humanos; y que alguna vez se nos vengan con epítetos y nos digan “los izquierdosos humanos”; que no se entienda que los derechos humanos existen porque existe la persona; esas son las cosas que me dejan frustrado.
 
Y de otro lado, me frustra que aún cueste entender que construir una sociedad donde se respeten los derechos es construir civilidad, que al Estado le hace más daño violar los derechos que respetarlos y reconocerlos.
 
¿Qué hará si no le aceptan la renuncia?
Esperaré unos 20 días y luego me sentaré con el Personero a fijar unas condiciones claras de continuidad en mi cargo y del futuro de la Unidad Permanente para los Derechos Humanos.
 
Agencia de Prensa IPC
Medellín, Colombia
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