Es dramática la crisis humanitaria en Medellín”: Patricia Aristizábal

01/10/2009
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Lo que está pasando en algunas comunas de Medellín es dramático y se acerca ya a una real crisis humanitaria. Así lo conceptúa la abogada Patricia Aristizábal Gómez, la recién posesionada coordinadora de la Unidad Permanente para los Derechos Humanos (Updh) de la Personería de Medellín, quien ha debido adaptarse rápidamente a las exigencias que demanda su cargo.
 
Incremento de homicidios, desplazamientos forzados intraurbanos, confrontaciones entre bandas armadas ilegales que afectan el sistema educativo y graves fallas en el sistema de atención en salud son algunos de los factores que vienen alterando la vida cotidiana en la capital antioqueña.
 
“Lo que está pasando es grave, muy grave, especialmente en algunos sectores. Allí la situación es dramática, realmente de crisis humanitaria. Claro, la ciudad es muy grande y hay una población que no vive esto y ellos están viviendo muy bien. Pero en la otra Medellín, la cosa realmente es muy grave”, señala la Personera Delegada.
 
En tan sólo 15 de días de funciones ha tenido que sortear situaciones complejas como el desplazamiento masivo de 23 familias de la comuna 1 de la ciudad, así como duros enfrentamientos armados entre bandas de la comuna 2 que han sembrado el miedo entre la comunidad.
 
Lo anterior, sumado a las cientos de acciones de tutela contra el sistema de salud que diariamente asesora la Unidad, la recepción de población desplazada de otros municipios y la problemática que afronta hoy día el sector educativo por cuenta de la guerra entre bandas delincuenciales, le ha servido a la Personera Delegada para elaborar un diagnóstico de la ciudad nada alentador.
 
Esta delicada situación es la que impulsa a Aristizábal Gómez a agregarle un componente adicional a todo el trabajo que heredó de su antecesor Jorge Ceballos: “Apoyar a la gente a que sus derechos sean garantizados es una labor que seguiremos haciendo. Ahora, yo si quisiera que esta Unidad entregue como aporte de los investigadores tan cualificados que tenemos, elementos que nos ayuden, junto a todas las fuerzas vivas de esta ciudad, a pensar como cambiar esto”.
 
Su experiencia en el Oriente antioqueño le confiere autoridad para plantear este tipo de apuestas. En 2002 conformó la Asamblea Provincial Constituyente que entró a avalar la gestión de los alcaldes amenazados. Desde entonces y hasta la fecha,  es presidenta colegiada de esta organización. Asimismo, ha liderado procesos de defensa de los derechos de las víctimas.
 
Fue Personera del municipio de Marinilla y allí vivió todo el recrudecimiento del conflicto armado. Del mismo modo, lideró acercamientos con los actores armados, buscando disminuir los golpes de la violencia y la protección de los Derechos Humanos de la Población en la región.
 
La Funcionaria dialogó con la Agencia de Prensa IPC sobre el nuevo reto que asume y sus perspectivas al frente de una de las dependencias municipales que más reconocimiento se ha ganado entre la comunidad local, nacional e internacional.
 
Distintos escenarios, problemas similares
Personera Delegada, usted tiene una amplia y reconocida trayectoria de trabajo en el Oriente antioqueño. Sin embargo, la dinámica de Medellín es distinta y compleja ¿Cree que le tomará tiempo comprender lo que pasa en la ciudad?
 
“A mí me tocó un momento histórico del Oriente antioqueño con disputas territoriales entre guerrillas y paramilitares, y lo que eso genera: muerte, desplazamiento, amenazas, torturas. También conocí problemáticas como el incesto, menores violadas. Todo eso se ve igual allá y aquí. Son dinámicas similares. Igual con las violaciones al derecho a la salud, la educación y la vivienda Hay una vulneración constante allá y aquí”.
 
¿Espera aplicar algo de esa experiencia alcanzada en el Oriente antioqueño en el trabajo de la Unidad?
 
“Por mi experiencia espero agregarle un plus, pero el trabajo que aquí se venía trabajando se seguirá haciendo”.
 
¿Y cuál es ese plus del que usted habla?
 
“La Unidad ha tenido un papel muy preponderante en la ciudad y eso es innegable. Lo que dejó montado y lo que realizó el doctor Jorge Ceballos es un trabajo maravilloso y lo siento en un equipo de trabajo bastante comprometido y competente. Pero yo sí quisiera que esta Unidad entregue como un aporte de esos investigadores tan cualificados, elementos que nos ayuden a pensar cómo podemos cambiar esto. Ese es un plus que necesariamente le tenemos que dar, pero no solamente desde la Updh, sino desde todas las fuerzas vivas de la cuidad.
 
En materia de derechos humanos, ¿qué ciudad recibe?
 
“Hay unos derechos sociales, económicos y culturales que están siendo violados. El número de tutelas que asesora esta Unidad dan cuenta de cómo al ciudadano de a pie le vulneran sus derechos a la salud, la educación, la vivienda y hasta la recreación.
 
Además, la gente está siendo desplazada por el accionar de los combos. Eso es una violación de derechos absoluta, un estado de cosas inconstitucionales como dice la Corte Constitucional. Una persona que tiene que salir de su casa, dejando su ropa, su comida, sus enseres expuestos a que se los lleven, se le está violando el derecho a la libertad, a la vivienda, a la educación, porque sus niños ya no pueden estar en esos centros educativos. Las amenazas son permanentes. La vida no está siendo respetada. Tenemos que hacer algo para que en esta ciudad no se mate a nadie”.
 
¿Cómo enfrentar todo esto?
 
“No puede ser con una propuesta mesiánica de alguien que llegó y dijo ‘esta es la solución’. Yo creo que la solución es colectiva, bastante colectiva. También soy una convencida de que la salida no es la fuerza. Lo que está pasando hoy en Medellín lo está comprobando. Tenemos que pensar las causas, buscar otras salidas más estructurales que yo sé que son a largo plazo, que son complejas, que los recursos no existen. Insisto, tenemos que buscar otro tipo de salidas más creativas, más audaces, esas que nosotros en el Oriente antioqueño hemos utilizado y que nos han dado resultados, a mi modo de ver, muy positivos”.
 
Generar una gran movilización en torno a la defensa de los derechos humanos, tal como sucedió en el Oriente….
 
“Ya lo he dicho en diferentes escenarios y voy a ir configurando un discurso en este sentido: están matando nuestros jóvenes. ¿Qué vamos a hacer todos? No sólo el Alcalde, no sólo la Personería. Yo le pregunto a la sociedad de Medellín qué va a hacer para detener esto que parece un problema histórico de la ciudad; cómo nos va a acompañar la Iglesia, el empresariado, las organizaciones no gubernamentales, la academia, el ciudadano de a pie que desconoce esta realidad. Esto es un asunto de análisis y reflexión profunda”.
 
¿Eso incluye a la Fuerza Pública?
 
“Nos interesa tener una Fuerza Pública legítima y, en ese sentido, las puertas de la Unidad están abiertas para formación, capacitación, concientización. Eso sí, no vamos a cohonestar con la violación de los derechos por parte de la Fuerza Pública”.
 
Ese es un tema sensible ahora en la cuidad, máxime cuando vienen aumentando las quejas por abusos de la autoridad policial…
 
“Nuestro papel es el defender los derechos humanos y ahí donde se violan por parte de la Fuerza Pública no nos pueden pedir que cohonestemos con eso ni solicitar que nos callemos. Porque nuestro trabajo como defensores de derechos es eso, y eso le tiene que servir a la Fuerza Pública par depurar, para mejorar, para crecer, para impulsar un trabajo en derechos humanos que nosotros, como Unidad, estamos dispuestos a colaborar”.
 
¿Siente que recibió el cargo en momentos de alta tensión política?
 
“Pudo haber un momento de tensión, como sucede tantas veces, pero no puedo aventurarme a opinar mucho sobre la ciudad. No sé porque renunció el Secretario de Gobierno, algunos dicen que por la situación de la ciudad, otros dicen que fueran otras razones, pero no me atrevo a opinar al respecto”.
 
¿Su visión sobre la situación de la ciudad difiere de la mirada de la Administración Municipal? 
 
“Yo me quisiera salir de esa discusión. Desde mi papel de defensora de derechos, una sola vida para mí es fundamental, dos vidas, cinco vidas, diez vidas. Es decir, a mí personalmente no me pueden decir que tenemos que bajar la guardia, porque el porcentaje de personas que matan comparativamente en la cuidad es bajo. Yo me saldría de esa discusión y diría: lo que está pasando es grave, muy grave, en algunos sectores”.
 

Agencia de Prensa IPC, Medellín, Colombia. www.ipc.org.co/agenciadeprensa

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